Dicen que la adolescencia es la etapa más difícil por la cual todo mundo tiene que pasar; Donde los cambios físicos y mentales llegan a uno de manera abrupta y que de cierta manera logra desequilibrar a la persona en cuestión entre sus problemas emocionales y sociales, en conjunto con el repentino cambio que ocurre en el cuerpo.

En algunas ocasiones, los adolescentes no soportan a las personas de su alrededor, e incluso no se soportan a sí mismos.

Para su fortuna, esto último no era su caso; Para su desgracia, la adolescencia se habia vuelto más complicada de lo que habia esperado.

El divorcio era considerado algo tabú durante esta etapa para la mayoría de los especialistas, pero sus padres aseguraban que era lo mejor para todos, e incluso para ella.

Las discusiones se habían vuelto habituales entre ellos, aunque ahora que lo recordaba, siempre ambos discutían sobre cierto tema en específico, pero ahora parecían llegar a su límite.

No eran peleas como tal, pues ella adivinaba que intentaban no armar tanto alboroto para no dañarla, además de que no se querían lastimar mutuamente.

Ella solo se limitaba a escuchar desde el otro lado del pasillo, pegando su oreja a la puerta para poder escuchar un poco más.

Siempre estaba de por medio el "¿Dónde rayos estuviste anoche, Marinette?" o el "¡Sé que no pasaste la noche en casa, Adrien!".

Quizás habia sido una mala idea que el divorcio entre ellos hubiera ocurrido en una época difícil para su hija, pero ellos pensaban que si la situación seguía así, las cosas podían salir de manera perjudicial para ella.

Ambos tenían sus secretos que no estaban dispuestos a compartir, dudas que no pensaban revelar.

Y claro, a la larga ellos encontraron consuelo con un amor que, durante su adolescencia, habia estado presente, pero las cosas no se habían dado por sus deberes.

Para Emma aquello era difícil, pues el ir cambiando de casa constantemente durante las semanas, pasar tiempo por separado con sus padres era algo difícil. Aunque claro, no insufrible, pues el trato cordial entre ellos aún existía.

Pero le frustraba de sobremanera como se miraban, pues aún podía notar rastros de amor. Pero no entendía como era que ellos se negaban a ello. Le molestaba que se comportaran como desconocidos en ocasiones, le molestaba que negaran que existía algo.

Le molestaba la desconfianza que ambos habían generado con cosas estúpidas que no entendía, y que estaba segura que ni ellos lo hacían.

Por lo tanto, le molestaban sus propios padres. Algo usual en la etapa por la que pasaba, claro, pero llevado a otro nivel.

Las cosas hubieran seguido por su propio rumbo, ella creciendo e intentando lidiar con tener que vivir en dos hogares a la vez, intentando dividir su vida entre sus padres y su escuela o vida social.

No se hubiera preocupado por nada más, no hubiera indagado en el porqué de una separación que habia ocurrido hacía ya unos años. Simplemente viviría la adolescencia.

Pero, regresando a palabras dichas un poco más arriba, sobre la desgracia de Emma y de cómo su adolescencia se habia complicado un poco más por ese maldito divorcio.

Lo entendió todo cuando vio a una figura felina entrar por la ventana de la sala de estar.

Ella se habia quedado dormida mientras veía una película en la televisión, o eso era lo que él pensó al entrar.

Pues Emma habia despertado momentos antes de su sigilosa entrada, logrando que lo reconociera.

Había salido a patrullar, como usualmente lo hacía durante las noches, y para encontrarse con Ladybug. La luz que la pantalla de plasma emitía revelaba sus rasgos a la perfección, pues aún se encontraba con el mando de héroe sobre él.

― Plagg, garras fuera ― Susurro lo más bajo que pudo, para después ser cubierto por aquel clásico brillo y volver a la normalidad.

Emma entrecerró los ojos aún más cuando aquella luz lastimo sus ojos por un instante, y para asegurarse que aquel que, al principio consideraba un intruso, no descubriera que habia espectado todo aquello.

Chat Noir habia entrado, y ahora solo se encontraba en su lugar su padre.

¡Eso tenía que ser una maldita broma!

― Tú cachorra no es tan molesta cuando está dormida, Adrien, deberías dejarla dormir más ― Ella no supo identificar aquel bicho que se encontraba junto a su padre, pero aquel comentario hizo que su ceño se frunciera.

― Shh, Plagg, vas a despertarla ― Él le silenció, acercándose hasta donde estaba ella para tomarla en brazos, dirigiéndose hacia la habitación de ella.

― Es una lástima que tenga un carácter tan nefasto, cuando era niña me agradaba más ― Agregó Plagg, Emma se tuvo que contener a responder ante aquello.

Adrien rió con pesadez, dándole la razón.

― Es la adolescencia, supongo ―.

Emma tuvo que morder su lengua para no contestarle a su propio padre, e incluso reclamarle.

Cuando él la dejo en su habitación aquella noche, ella no pudo evitar agarrar a golpes su propia almohada de la frustración que sentía dentro de ella.

¿Cómo no sentirse frustrada o engañada? Su padre era Chat Noir.

Su padre desaparecía de manera esporádica porque era el súper héroe icónico de París.

Y, lo que le hizo hervir la sangre.

¡Su padre tenía una relación con Ladybug! ¡Esa habia sido la maldita razón por la que sus padres se habían separado!

Y mientras ella intentaba sacar su frustración con su almohada, al otro lado del lugar, Plagg sonrió triunfante y con satisfacción.

Si bien nunca habia tratado directamente con la niña, le tenía un cariño especial, pues tenía una conexión innata con ella al ser hija de su portador y, claro, por ser hija de la portadora de Tikki.

Y por eso esa situación entre ambos adultos le sacaba de quicio. Eran unos idiotas que no podían ver lo que tenían frente a ellos.

Él no podía decirlo, era algo tabú para los Kwamis pues era asunto de sus portadores. Pero aquello habia afectado a la hija que habían procreado, y a ellos, formando una barrera entre ellos.

Por eso mismo, sabiendo que la hija de Adrien pasaría la noche en la sala de estar viendo películas de terror, tuvo la brillante idea de dejar inservible la ventana de la habitación de Adrien antes de que partieran a ver a Ladybug, irónicamente, su ex esposa, para que él tuviese que entrar por donde ella se encontraba, rogando por que el sueño de Emma fuese ligero al sentir una presencia extraña.

Tanto él como Tikki pensaron que ellos eventualmente se darían cuenta de sus identidades, pues de alguna manera habían terminado enamorados el uno del otro en su forma civil. No pensaron que lo que ocurriría, sería una ola de desconfianza por la misma razón de que ambos debían cumplir su deber como héroes.

Adrien habitualmente se quejaba de la actitud que la adolescencia estaba dejando mella en su hija, ¡Pero como deseaba darle una bofetada por aquello! Pues los adolescentes de la familia eran otras personas.

Tanto él como Tikki confiaban en que Emma pudiese descubrir las cosas, y les pusiera un alto.

Después de todo, debía admitir que los adolescentes eran peligrosos enojados.

[...]

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Debo admitir que esto iniciaria como pequeños drabbles. Pero, la situación quedó en 3 capitulos con alrededor de 1000 palabras. Todo esto de unas notas que encontre por aqui guardadas en mi computadora.

Algo bobo, a decir verdad. Siento que Emma en este fanfic es el reflejo de medio fandom (al final veran por qué)

No habrá mucho romance, mas que lo que Emma figura en su mente. Pero supongo que eso es lo divertido.

¡Lo bueno de esto es que ya esta terminado! Alex-Sol me dio la mano al incitarme a hacer esta boberia. Me dio curiosidad como lo termine. Así que espero que les guste. Las siguientes partes se actualizaran esta semana :)

¡Un besote!

Y disculpen. Espero pronto traer mucho fluff y diabetes. Últimamente salen estas cosas.