Los personajes de "Angels Of Death" NO me pertenecen, son propiedad de sus respectivos autores.


–Oye, ¡Ray!

Zack caminaba por los pasillos de la casa en la que vivían en busca de la niña. Pasó por la cocina, pero estaba completamente vacía, después echó un vistazo en la sala pero tampoco se encontraba ahí.

–Tch, ¿En dónde se metió esa mocosa?

Repentinamente una idea brillante iluminó su nublada mente.

–¡Cierto! – colocó una mano en su frente, reprochándose a sí mismo mentalmente. –, ¿Cómo no se me ocurrió buscarla ahí?

Su rumbo cambió al único lugar que no había revisado de la casa: la habitación de Rachel.

Al llegar, se posicionó frente a la puerta y la miró con la intención de destrozarla de una patada. Esa era su intención, al menos hasta que recordó las palabras de Ray.

"No destroces las puertas de la casa ni nada dentro de ella, después de todo no se te da bien arreglar las cosas, ¿cierto?"

Una venita palpitando surgió en la sien de Zack al recordarlo, pero no podía hacer otra cosa más que admitirlo… para él mismo, claro.

–Estúpida mocosa.

Sacudió su cabeza en un intento de relajarse y tocó la puerta.

–¡Ray!, ¿Estás ahí?

No hubo respuesta, de nuevo tocó la puerta pero con más fuerza.

–¡RAY!

Silencio, era tan profundo que a cualquier otra persona le asustaría, pero para Zack, ese silencio sólo le traía ganas de hacer mierda todo.

–¡MALDICIÓN! –exclamó, abriendo la puerta de una patada. Se adentró en los aposentos de la niña sólo para percatarse que tampoco se hallaba ahí.

–¿Qué demonios?

Observó toda la habitación pero no había nada, tan solo la cama en dónde ella dormía, una mesita de noche al lado de esta y un pequeño guarda ropa.

–Vaya mierda –observó el mal estado de la puerta y suspiró. –, Ella se va a enojar.

Estaba por retirarse, cuando un objeto muy peculiar en la mesita de noche captó su atención. Sin pensarlo mucho, se acercó al objeto y lo tomó.

–¿Y esto?

En sus manos sostenía una diadema con orejas de gato en color negro, su mente no lograba descifrar para qué las querría Rachel.

–Esa niña tiene gustos muy extraños…

Su mirada se mantuvo fija en aquel objeto por unos momentos, hasta que una idea surcó sus pensamientos.

Zack observó sus alrededores rápidamente, y tras confirmar que no había absolutamente nadie, se quitó la capucha de su sudadera y se colocó las orejas de gato.

–… –se sentía extraño, no había nada de extraordinario en usarlas. –¿Qué MIERDA?

De pronto, escuchó pasos tras de él, y después…

–Zack, ¿Por qué rompiste la puer…?

Rachel lo miraba con su aburrida expresión, pero a pesar de ello denotaba que estaba sorprendida. Zack estaba en shock con las orejas de gato puestas, sintió como la sangre se le subía a la cara para después arderle como los mil infiernos. Ella lo había atrapado en un momento de debilidad.

Sin articular palabra, Rachel sacó lentamente su teléfono y le sacó múltiples fotografías a Zack para después huir del lugar.

–¿QUÉ DIABLOS ESTÁS HACIENDO?

Y tras decir esas palabras, fue por la niña con la intención de hacer trizas el celular. Sin embargo, olvidó quitarse las orejas de gato.