El otoño era la época favorita de Milo. Disfrutaba cómo los días se acortaban y el modo en el que el calor y la lluvia se transformaban lentamente en frío y viento. Le encantaba la forma en la que los chirriantes colores del verano eran sustituidos por los tenues amarillos de los atardeceres y las hojas secas. Como si eso no fuera suficiente, su cumpleaños caía en esa estación, así como su día feriado favorito.

Milo amaba la noche de brujas no solo por las divertidas decoraciones y las emocionantes películas de terror, sino también porque sus noches de cacería se hacían mucho más divertidas. Con tanta gente disfrazada en las calles, era la única época del año en la que podía acercarse a su presa con una apariencia cercana la real. Pocas cosas eran tan graciosas como ver la reacción de los humanos cuando descubrían que sus cuernos no eran falsos o, mejor aún, cuando cambiaba de forma justo frente a sus ojos. Milo sabía que su juego era arriesgado y solo en octubre podía confiar en que las personas se convencerían a sí mismas de que su espeluznante visión nocturna era solo una consecuencia de ver demasiadas películas de terror y, probablemente, del par de copas que habían tomado antes de salir a la calle.

Las personas normales, claro; porque del otro lado se encontraba Kanon.

A sus veintiún años de vida, Milo había conocido a muchos humanos extraños, pero jamás a uno tan feliz de haberse encontrado a un ser con cuernos, cola y la capacidad de cambiar de forma a placer. Y hablando de placer, su resistencia resultó ser mucho más de lo que esperaba. Milo no solía quedarse con un mismo amante por más de dos o tres días. A los humanos se les dificultaba seguir su ritmo y, con el fin de no causarles problemas de salud, solía alejarse de ellos con una u otra boba excusa que casi nunca era refutada. Kanon, por el contrario, tenía un excelente control de sí mismo y era capaz de rechazar a Milo una vez que la energía de su cuerpo había sido drenada. Ahora que lo pensaba, quizá se debía a que sabía que Milo no era humano. Es más fácil ignorar el afrodisiaco que emana tu pareja cuando sabes que la alternativa es quedar como un despojo al borde de la muerte.

A pesar de que muchos no lo considerarían algo especial, tres semanas de relación eran un récord para Milo. Kanon era un amante divertido, generoso y sin planes de escapar de él. Milo haría lo posible para mantener la felicidad de su compañero, incluso si eso significaba tener que pasar hambre ocasionalmente.

Cierta mañana Milo amaneció especialmente inquieto. Muy a su pesar, Kanon había salido por un viaje de trabajo y regresaría hasta la noche. Era sábado y, por más que Milo hubiese preferido quedarse en casa a la espera de su amante, prefirió salir de compras para distraerse de sus propios pensamientos.

Gracias al cielo encontró la distracción perfecta en un oculto rincón de su tienda departamental favorita. Detrás de todos los árboles de navidad encontró un anaquel repleto de decoraciones de noche de brujas al 70% de descuento. Emocionado, comenzó a elegir lo que se llevaría y sonrió con gusto cuando se imaginó la cara que pondría su amigo Afrodita cuando llegase al departamento con el esqueleto de un unicornio. ¡Seguro que lo corría de casa y tendría que irse a vivir con Kanon!

—Disculpa…

Una voz sumamente grave sacó a Milo de su ensimismamiento y, cuando alzó la mirada para ver quién le había interrumpido tan groseramente, casi dejó caer el esqueleto y la lámpara de calabaza que tenía en sus manos.

El hombre frente a él era Kanon, pero no realmente. Aunque físicamente eran idénticos, el recién llegado portaba un fino traje que en nada se parecía a la ropa casual que solía llevar Kanon. Además, su voz era mucho más gruesa y su rostro bastante más severo.

—¿Sí? —balbuceó con torpeza.

Los labios del hombre se curvearon en una sonrisa casi imperceptible y Milo sintió que su cuerpo cambiaba para hacerse más atractivo para él. Demasiado sorprendido como para controlarse, su cabello creció cinco centímetros y su rostro se afinó. Le tomó toda su fuerza de voluntad evitar que su cintura se estrechara y sus músculos se suavizaran.

—¿Vienes solo?

El desconocido cerró la distancia entre ellos y Milo descubrió que no solo se parecía a Kanon físicamente, sino que también tenía un aroma muy parecido. Cerró los ojos y trató de contener su ansiedad. Apenas iniciaba su relación con Kanon y no quería echarlo todo por la borda solo porque se había encontrado con uno de sus dobles. Para todo esto, ¿cómo era posible que se parecieran tanto? Mientras el hombre esperaba una respuesta, Milo comenzó a hacer conexiones en su cabeza hasta que, finalmente, dio en el blanco.

—Sí y no —dijo mientras le ofrecía la mano—. Soy Milo. Conocí a Kanon hace unas semanas. Tú eres Saga, ¿no es así? No me dijo que su hermano mayor fuese tan parecido a él.

Saga frunció ceño y Milo hizo una anotación mental para irritar a Kanon la próxima vez que se vieran. Le encantaría que se lo follara con tan sensual expresión en el rostro.

—Milo —su nombre se escuchaba tan sensual en los labios de Saga que reavivó el fuego que sentía desde la mañana—. Sí, me ha hablado mucho de ti —en lugar de corresponder al apretón de manos, los dedos de Saga se enredaron en el cabello de Milo—. Veo que no estaba exagerando…

Milo siseó quedamente y se obligó a sí mismo a dar un paso hacia atrás. Su respiración comenzó a hacerse más rápida y cada vez fue más difícil detener los cambios en su cuerpo.

—Es bueno saberlo —tartamudeó.

Saga sonrió de medio lado y colocó la palma de su mano sobre su espalda baja.

—Si estás desocupado, ¿por qué no me permites llevarte a almorzar? Me gustaría conocerte más.

A sabiendas de que no aguantaría por más tiempo, Milo regresó las decoraciones al anaquel y leyó la hora en su celular.

—Lo siento; quedé de almorzar con mi compañero de piso.

Saga no se desanimó por el rechazo. Al contrario, le mostró una sonrisa inquietantemente amenazante y deslizó su mano hacia su nuca, donde enredó sus dedos con la naciente de su cabello.

—Lamento escuchar eso.

—Le diré a Kanon que organice una cena entre los tres —soltó de golpe antes de que Saga tuviese oportunidad de proponer otra cosa—. Ahora tengo que irme. ¡Mucho gusto!

Le dio un par de palmadas en el hombro y prácticamente salió corriendo de la tienda departamental. Mientras caminaba hacia la parada de autobús, no podía dejar de pensar en la deliciosa voz de Saga ni en la pesadez de su mano sobre su espalda.

¡En qué lío se había metido!


Milo no tuvo oportunidad de hablarle de Saga a Kanon. Esa misma noche le mandó un mensaje en el que le invitaba a almorzar con su hermano mayor. Milo supo que lo mejor sería aceptar la invitación y esperar que la presencia de Kanon le ayudase a mantenerse tranquilo.

Al día siguiente se dirigió a casa de Kanon y se sorprendió al ver que Saga también le esperaba en el sofá de la sala de estar. Milo procuró no pensar en todo lo que había pasado en ese sofá tres días atrás.

Kanon le recibió con efusividad, abrazándolo fuertemente y dándole un beso que, Milo pensaba, no era apropiado para todo público ni mucho menos para sus familiares. Después lo condujo del brazo hacia el sillón y le sentó a su lado mientras le sujetaba con fuerza de la cintura.

—Me parece que ya conoces a Saga, ¿no es así?

Milo asintió sin dirigirle la mirada a su cuñado. Prefirió cerrar los ojos y recargar su cabeza en el pecho de Kanon. Le había echado de menos.

—Admito que es todo lo que dijiste, hermano.

Milo suspiró, cerró los ojos con más fuerza y no se relajó hasta que Kanon comenzó a jugar con los rizos de su cabello.

—Es todo lo que dije y más —gentilmente tomó a Milo de los hombros y le obligó a separarse—. ¿Por qué no le enseñas tu truco? ¿Por qué no le muestras a Saga lo que quiere ver?

Milo no podía creer lo que escuchaba. No tenía problemas con que Kanon supiera que no era humano, pero ¿Saga? ¿Qué sabía Milo de él? (Además de que era terriblemente sexy, claro). ¿Qué le aseguraba que no utilizaría sus poderes para el mal? ¿Que no lo vendería a un laboratorio lleno de científicos locos?

—Suficiente, Kanon —Milo se petrificó al descubrir que Saga se había puesto de pie y que ahora se encontraba sentado a su lado—. Deja al niño en paz. Dudo mucho que me quiera incluir en sus juegos.

—Está bien, Milo —Kanon ignoró a Saga por completo—. No me molesta compartir con mi hermano. Cuidará bien de ti cuando yo esté cansado u ocupado, ¿no te parece una gran idea?

¡Por supuesto que no era una gran idea! ¡Aunque Milo fuese una criatura que se alimentaba de energía sexual, Kanon no tenía el derecho de ofrecerlo a alguien más! ¡Se rehusaba a convertirse en el juguete sexual de esos gemelos pervertidos!

—¿Qué dices, Milo? —la cálida mano de Kanon sobre su mejilla le hizo olvidar su convicción—. Sé que a veces te dejo con hambre. Incluso ahora, ¿no es así? No nos hemos visto en dos días. Debes estar muy inquieto.

¡Por supuesto que estaba inquieto! ¡Hacía dos días que su amante no le tocaba! Era algo natural y definitivamente no quería decir que quisiera acostarse con su hermano. Para nada. Ni siquiera si ese hermano era idéntico a Kanon ni mucho menos si dicho hermano tenía la voz más sexy del planeta.

—Está bien, Milo —decidido a entrometerse, Saga le tomó de la muñeca. El hombre era fuerte y por unos segundos Milo se imaginó a sí mismo apresado de esa forma contra del sillón—. Mi hermano fue un idiota por proponer algo así. No volveremos a mencionarlo.

—Lo propuse porque estoy seguro que le encantará —espetó Kanon con indolencia.

Saga suspiró y acarició la mejilla de Milo con su mano libre.

—Ignóralo, es un… —repentinamente, los ojos de Saga se abrieron de par en par y le soltó bruscamente—. ¡¿Qué es esto?!

Milo arqueó la ceja y se miró a sí mismo. Como suponía, con tanto estrés había perdido el control de su cuerpo, el cual había adoptado una fisionomía más agradable para Saga. Los cambios no eran drásticos y le sorprendió que el hombre se hubiese percatado con tanta rapidez.

Al menos eso pensaba hasta que movió un poco su cabeza y descubrió que su cabello oscuro se había vuelto completamente rubio.

—Mierda —murmuró mientras examinaba un mechón de su cabello.

—¿Ves? Te dije que era un súcubo.

—¡Pensaba que lo decías metafóricamente!

Más irritado que nunca, Milo se cruzó de brazos y miró a Kanon acusadoramente.

—¡No soy un súcubo y bien que lo sabes!

—De acuerdo, de acuerdo. Es un súcubo y un íncubo a la vez. O algo así, no me he puesto pensar demasiado en eso…

La situación se había salido de control, pero al menos ahora Saga se asustaría y saldría corriendo de la casa y al fin podría estar a solas con su…

—¿Tienes alas? —Saga preguntó con más emoción de la que debería.

Kanon soltó una carcajada y Milo cubrió su rostro con ambas manos. ¡Él no era el único demonio en esa casa! ¡Esos gemelos eran muchísimo peores que él! Por otro lado, tenía que admitir que por eso le había gustado tanto Kanon.

—¿Qué dices, Milo? ¿No te parece que sería una situación ganar-ganar?

—Follar-follar, dirás.

—¡Mejor aún!

Milo estuvo a punto de darle a Kanon un puñetazo en la nariz, mas se detuvo al sentir el cuerpo de Saga a sus espaldas. El hombre le tomó impúdicamente de la cintura y comenzó a aspirar el aroma de su cuello para luego dejar húmedos besos por toda su extensión. Milo, quien a esas alturas apenas podía contenerse a sí mismo, dejó que un largo gemido saliera de sus labios.

—¿Ves? Te dije que te encantaría —dijo Kanon mientras abrazaba a Milo con fuerza.

Atrapado como estaba, no pasó mucho tiempo antes de que Milo se rindiera y se dejara hacer por esos malditos gemelos. Sin embargo, juró vengarse en cuanto su energía estuviese completamente repleta.

Se encargaría de enseñarle a esos dos que el que juega con fuego, no tarda en quemarse.

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Comentario de la Autora: ¡YAY! ¡Inicia el MiloShipFest 2019! ¿No es emocionante? Si aman que amen a Milo todavía están a tiempo de participar. Pueden leer las reglas en el tumblr: miloshipfest (punto) tumblr (punto) com. Mi primer entrada es para el prompt Otoño.

Y ahora, una disculpa. Tuve un problema en los ojos y requerí una pequeña cirugía que me quitó tiempo de computadora y, por lo tanto, de escritura. Esto quiere decir que no hice tantos fiquis como hubiese querido (eso no quiere decir que hiciera pocos) y, además, no los revisé tan bien como hubiese querido. Así que espero que no vean errores muy intensos. Dicho sea de paso, este es el motivo porque me he tardado en publicar la conti de Guardias Reales. Pero ahí vamos, ahí vamos.

Realmente no recuerdo de dónde salió esta idea de continuar este fic. Siempre se mantuvo en mi mente, pero creo que cuando metí a Saga a la ecuación como que todo tomó forma por sí mismo. Ni hablar. Sorry not sorry. Pobre Milo, no sabe en la que se ha metido.

¡Espero hayan disfrutado este aporte y que se animen a participar! ¡Chuu!