Notas de la autora: Hola a todos y todas. Antes de empezar con lo que será el último capítulo de la petición, debo decir que publiqué hace un par de días (si no lo han leído, cuidado, vayan atrás, jajajaja) y me sorprendió mucho la interpretación del viaje astral de Sakura. Al parecer, me pasé de intensa y se entendió como algo "romántico" o "sensual" y juro por dios que no era para nada mi intención. Yo quería que Sakura se pusiera nerviosa al ver una versión más adulta de Shaoran, con un carácter más fuerte y frío. Más… Yue. Jajajaja, de hecho, mientras creaba a Hien Li, pensaba en que sería físicamente como Shao, pero de carácter fuerte como Yue, firme por fuera, super cariñoso y atento por dentro. Jajajaja. Pero gracias a sus comentarios he visto que no llegó de esa manera y voy a intentar arreglarlo un poco. ?A ver si queda bien...

Ahora sí, tras el pequeño apunte, les dejo el capítulo final (por fin…) de "La petición". Quiero agradecerles de todo corazón su paciencia y apoyo, pero lo haré al final. Así que disfruten. Un beso.

*Dedico a todas ustedes el capítulo final, pero en especial a mi amiga "Amatista" (tú siempre serás amatista para mí, jajaja) porqué, a pesar del cambio horario y la distancia que nos separa, sin ti esto jamás habría sido posible. Te quiero "diosa" y no dejes de enviar de vez en cuando un Yue para mí.

Capítulo Final

El principio de algo más

Shaoran no podía concentrarse en la perorata que estaba recitando su tío abuelo. Su mente no podía dejar de visitar una y otra vez los recuerdos de esos últimos días. El quince de agosto había terminado mejor de lo esperado, sin bajas ni daños estructurales grabes. Shen Wang había sido apresado y permanecía pendiente de juicio, y gracias a los dioses Sakura se había recuperado completamente.

También habían encontrado los cadáveres de los traidores tras el conjuro fallido. La magia convocada y que debía ser pagada con los sentimientos de toda china, había sido demasiado para ellos y muy pocos sobrevivieron cuando esta se volvió en su contra. Por lo que ahora tenían una lista de todos los clanes implicados y muchas razones para llevarlos a juicio.

También habían hallado muchas pruebas físicas en los talleres y fábricas de los Wang ahora que tenían una causa abierta y podían hurgar libremente entre sus finanzas, papeles y contratos con proveedores. Así que en cuestión de días anunciarían a toda china que el atentado "terrorista" había sido dirigido y orquestado por empresas Wang. De esa manera se aseguraban de hundir definitivamente en la miseria a todo el maldito clan y a sus futuros herederos.

Sí… Para ojos de cualquiera, el plan había sido todo un éxito. Pero para él, y aquellos que lo vivieron en carne propia, todo había estado demasiado cerca del fracaso. Habían confiado en la intuición de Eriol, en la fuerza del clan Li y en la de él mismo. Se dejaron llevar por su prepotencia y arrogancia, escudados en la dichosa profecía de las cartas Sakura… ¡Y joder! Estuvieron demasiado cerca de las brasas hasta el punto de que casi podía oler las cenizas en su maldita piel. ¿Así olía el infierno? Porqué si Sakura hubiera muerto esa tarde… es dónde estaría él ahora.

¿Y si Shen no hubiera querido viva a Sakura? ¿Y si el cuerpo de la castaña no hubiera resistido? ¿Y si Shaoran no hubiera podido absorber la fuerza oscura de la maestra de cartas con éxito? Podía estar nombrando "Y si" por al menos una hora. No… a pesar del éxito, Shaoran era consciente de los fallos y de lo temerario que había sido. Y ese, sería un error que nunca más cometería.

Pero para los miembros del concilio allí reunidos, todo había salido a pedir de boca. Y, a pesar de que no habían participado en nada, ahora se regocijaban de la fuerza del clan Li y lo poderosos que eran para arremeter contra más de treinta magos oscuros y acabar por el camino con el clan Wang. ¡Malditos viejos lameculos y chupatintas! Todo el respeto que les había tenido durante años se había quedado en nada.

Por suerte Tai Fa tenía claro los verdaderos responsables de la victoria y se ocuparía de mostrárselo al mundo mágico. Si… los nombres de Eriol, Sakura y Shaoran Li resonaban en las bocas de todos los magos esos días. Lógico, pero… no por eso menos irritante. Al menos ahora podía confiar en su ascenso a cabeza de concilio sin temor alguno. También imaginaba que no pondrían ninguna pega a que Sakura se uniera y bueno… Hiraguisawa era otro asunto… dependía más de él que del concilio si se unía finalmente o no.

Pero fuere como fuere, al menos la magia blanca seguía intacta y tenían a treinta magos oscuros menos de los que preocuparse, el clan enemigo más poderoso había caído y además había servido de advertencia para todo aquel que quisiera desafiarles. Eso les daba al menos un respiro. ¿no?

Puede que así fuera, pero a pesar de todo Shaoran no podía sentirse tranquilo ni satisfecho. ¿Por qué? Ni él mismo lo sabía… Puede que fuera la tensión acumulada de todos esos días, o el miedo a que quedaran secuelas en Sakura tras las heridas sufridas por la absorción de tanta energía negativa. Tal vez sólo era un idiota fatalista que siempre estaba preparándose para que llegara lo peor sin esperar que nada bueno pudiera pasarle. Puede… quizás… Pero entre tanta euforia, parecía la única alma en pena de toda la jodida mansión Li.

Los agentes infiltrados dentro de la policía de élite china estaban ahora dando parte de sus nuevos informes y no podía importarle menos. Vio como su tío le miraba reprobadoramente y ni siquiera fingió estar arrepentido. Era absurdo asistir a todas esas reuniones repitiendo lo mismo una y otra vez. ¿No podían simplemente pasar las novedades por e-mail? La tecnología había avanzado para el resto del mundo… ¿por qué en esa maldita casa todo seguía lleno de tradiciones y protocolos pasados de moda? Sin duda, cuando ocupara el puesto, se encargaría de añadir clases de informática para principiantes para todo el jodido consejo.

Sintió una opresión en el pecho al pensar en esas palabras y lo que en verdad significaban. Cuando ocupara el puesto… joder, se había preparado toda una vida para ello y ahora que llegaba el momento de la verdad, no sabía por dónde empezar ni como asumir sus responsabilidades sin parecer un niñato engreído más.

Así que cuando Tai Fa anunció el fin de la reunión, sus piernas tomaron vida propia y salieron corriendo a toda prisa antes de que alguien pudiera detenerle. En teoría debería correr a su despacho dónde un montón de papeles e informes esperaban por su revisión y aprobación, pero ahora mismo ni siquiera podía imaginarse ponerse a ello. Tenía demasiado en lo que pensar y la concentración de viaje. Así que, por primera vez en años, se dijo a si mismo que se merecía un descanso.

Llamó a la puerta de su habitación esperando ver a Sakura tumbada en la cama, pero sólo le recibió su camisón perfectamente doblado encima de las sabanas. ¿Dónde se había metido la muy traviesa? A penas llevaba unas horas levantada y ya había liado a alguien para que la sacara de su encierro. Sólo esperaba que no estuviera con Eriol o ese inglés sufriría otro atentado. Aún le debía un entrenamiento extra por su intrusión al baño de Sakura. El muy rufián había huido como el cobarde que era ese día. Pero que no creyera que se había quedado en el olvido. Antes de que ese mamón se fuera de vuelta a Inglaterra, se lo cobraría. Puede que hasta pidiera el apoyo de Touya Kinomoto para tan grata tarea. No es que fuera santo de su devoción, pero siempre podía sacarle la gran frase. "Me lo debes. A fin de cuentas, gracias a mí estas vivo, cuñadito".

Y es que la cara de Touya el día que se enteró de quién curó su brazo, fue para grabarla en los muros de la historia. ¡Que gozo ver como se desfiguraba su rostro! Incluso dejó de llamarle mocoso por unos… ¿minutos? Claro que luego le atribuyó el mérito de todo a la carta The heal y a su pequeña hermana por haberla creado. ¡Ja! Estúpido grandullón orgulloso… jamás aceptaría que le había salvado la maldita vida.

Una sonrisa ladeada se dibujó en su rostro al pensar en su nueva familia. Ahora que se casaría oficialmente con Sakura, Touya, Yukito y Fujitaka serían de alguna forma parte del clan Li y debía admitir que le gustaba la idea. Aunque agradecería que ese peluche amarillo hubiera quedado fuera del acuerdo… pero no todo podía ser perfecto.

Shaoran entró al baño aun perdido en sus divagaciones y se desnudó con calma. Normalmente se tomaba una ducha fría tras sus entrenamientos para despejar la mente y el cuerpo, pero esa mañana se dejaría mimar por un poco de agua caliente. El vapor empezó a inundar el cuarto lentamente mientras dejaba que el bendito liquido cayera como lluvia sobre su cabeza. Era una sensación demasiado agradable para ignorarla. Así que se prometió a sí mismo darse ese lujo más a menudo.

- Me estoy volviendo un niño caprichoso…

Se secó con calma y paciencia y miró su propio reflejo en el espejo. La imagen aniñada de Hien Li le devolvió una sonrisa triste. Su padre… jamás pensó tener más que fotografías y un recuerdo difuso, pero gracias a la magia de su futura esposa, había podido verle como si aún estuviera entre ellos. Y debía admitir que su madre se había quedado corta con la descripción de su presencia. ¡Era arrolladora! Incluso tras la muerte, el aura de su padre era como un imán para los demás.

Ieran Li siempre hablaba de cómo la gente se arremolinaba alrededor de Hien Li. Les atraía su apellido y poder, por supuesto, pero era mucho más que eso. Algo en el aura de su padre era distinto. Emanaba una fuerza cautivadora que te atraía como un imán. ¡Hasta sintió celos cuando vio el sonrojo de Sakura al estar a su lado! La muy desvergonzada… sonrojándose como una colegiala frente a su padre. Pero no podía culparla… hasta él se sonrojó. Sólo había sentido esa atracción por una presencia antes, y fue cuando conoció a Yukito. Sólo que el guardián tenía la magia de la Luna, y la de Hien Li se basaba en el fuego y el sol. ¿Sería eso? La combinación de ambas fuerzas era lo que hacía a su padre tan… ¿abrumador? Era muy posible…

El hijo menor de los Li miró a un lado atando una de las toallas a su cintura y se sintió avergonzado por el hilo de sus pensamientos. De repente comprendió el verdadero motivo de su mal humor y quiso morirse por ser tan infantil. Y es que, a pesar de lo hermoso y entrañable que fue ese momento, no pudo evitar sentirse pequeño ante la imagen de Hien Li. Siempre pensó en lo qué pensaría su padre de él si pudiera observarle desde el cielo… y al verle tan imponente y fuerte, al sentir su aura y el poder que había poseído… en vez de hacer que su pecho se hinchara de orgullo por el que era su progenitor, le causó desasosiego.

Shaoran se maldijo en voz baja por atreverse a competir con el recuerdo de su padre, pero no podía evitarlo. Comparado con Hien Li no era más que una pobre sombra. ¿Verdad? Puede que fuera mejor en la lucha, o más hábil con algunos hechizos, pero… la sabiduría que ese hombre poseía y transmitía… no la alcanzaría ni el mil años. Y es que puede que el único error que había cometido su padre en vida fue el de… salvarle.

- ¿Shaoran?

La voz dulce de Sakura le sacó de su trance y se miró una última vez antes de dejar atrás sus divagaciones. No serviría de nada decirse a sí mismo que no era tan sabio o imponente como Hien… en vez de eso, debía pensar en cómo llegar a serlo. Ese había sido el mensaje de su padre para Sakura y se lo tomaba como una meta personal para él mismo. Aunque no le gustó del todo lo que le dijo a su prometida, debía admitir que tenía mucho sentido. "Sé digno de tu poder y demuestra que te lo has ganado" Gran verdad. Pero como siempre eso dejaba a Sakura en una posición peligrosa y vulnerable. Abrir las puertas… hacerse más poderosa y luchar para que esa visión que presagió Yujïn no se cumpliera. No quería que Sakura tuviera que esforzarse tanto ni que llevara esa vida… Y por otro lado estaba la profecía…

- ¡Shaoran! Llevo llamándote un buen rato… ¿estás bien? – Rodó los ojos, incómodo. Mierda, se había perdido en sí mismo de nuevo.

- Lo siento Sak… sólo pensaba. – los brazos de la joven castaña le rodearon por la espalda y sintió su pequeña cabeza recargarse en su hombro derecho.

- ¿Sigues perturbado por lo que me dijo tu padre?

- Un poco… - Sakura le obligó a girarse con cuidado, mirando con cariño ese par de orbes ámbar.

- Sabes que tu padre sólo nos desea lo mejor. No puedes enfadarte con él por eso…

- No estoy enfadado… es que… - ¿Debía decirle a Sakura en verdad lo que sentía ahora que lo había descubierto? Parecería un maldito crío buscando una palmadita en la espalda.

- Shao… no voy a juzgarte… dime que te tiene tan abatido… ¡Creí que ver a Hien te encantaría!

- ¡Y fue maravilloso! Sentir el aura protectora de mi padre tras tantos años fue… fue…

- ¿Mágico? – Shaoran asintió desviando la vista totalmente sonrojado y Sakura no pudo evitar reír por lo tierno que se veía. En eso era totalmente distinto a Hien Li. Sus facciones puede que fueran iguales, ¿pero sus gestos? Nada que ver… Shaoran era infinitamente más adorable. - ¿Entonces?

- Vas a pensar que soy un niño consentido y mimado… - Ahora sí que Sakura sentía una curiosidad insana. ¿Shaoran Li un niño mimado? El mundo se iba al infierno de cabeza. ¡Sí que se sentía inseguro para decir algo como eso!

- No voy a pensar nada parecido… Suéltalo de una vez, por favor.

- Es que… no puedo evitar pensar que, comparado con él yo no soy… digno. – Sakura se habría reído a carcajada batiente de no ser por la gran sorpresa que se llevó. Debía tener los ojos abiertos como platos, al menos se sentía totalmente pasmada. – No me mires así… te dije que era una bobada…

- ¿Poco digno? ¿Digno de qué?

- Yo… da lo mismo… - Sakura no le dejó ni siquiera hacer el ademán de alejarse, le tomó el mentón con fuerza y clavó sus esmeraldas en esos ojos inseguros.

- Shaoran…

- ¡Es que jamás pensé que sería tan poderoso! Y no me refiero solo a su magia… su aura era… era…

- Imponente… - Shaoran levantó una ceja y abrió la boca mientras la señalaba indignado.

- ¡¿Lo ves?! Hasta mi prometida ha caído a sus pies como una maldita colegiala… - Sakura tuvo que tragarse las ganas de reírse. ¡Y cuanto le costó hacerlo!

- No puedes estar hablando en serio…

- ¡Sé que soy idiota!

- Sí… lo eres. – Ahora sí que no pudo evitar soltar una risa alegre que provocó un mohín en los labios seductores del que ahora era su prometido. – Yo que venía preocupada porque Tai Fa me había dicho que habías salido corriendo de la reunión y desde entonces nadie te había visto y se trataba de esto… ¿Todo este mal humor viene por tu miedo a no estar a la altura de Hien Li? – Shaoran giró el rostro molesto y negó con la cabeza, pero no podía engañar a nadie. Menos a ella. - ¡Shaoran! ¿Acaso no recuerdas sus palabras? ¿El mensaje que dejó para ti?

- Claro que lo recuerdo… pero es su obligación como padre decirlo… ¿no?

Sakura no pudo evitar rodar los ojos. El mundo estaba boca arriba esa mañana y Shaoran Li se había vuelto loco. Pero, por otro lado, verle así de inseguro le causó mucha ternura. Se abrazó a él con una sonrisa y ambos recordaron la visión de las cartas donde pudieron ver el instante en el que Sakura se encontró con Hien Li.

Y es que antes de que la joven castaña volviera a la dimensión que le tocaba, Hien Li había tomado su mano y le había pedido que le diera un mensaje a su familia. Obviamente su padre no imaginaba que en realidad no haría falta, ya que el mismo Shaoran sería testigo gracias a los poderes asombrosos de su futura esposa y la carta The dream.

**FLASH BACK**

- Debo pedirte un favor antes de que vuelvas, maestra de cartas. – Sakura parpadeó un par de veces antes de comprender que Hien Li seguía con ella, reteniéndola en esa dimensión sofocante.

- Lo que necesite…

- ¿Podrías darle a mi familia un mensaje de mi parte? – la castaña abrió los ojos sorprendida, pero se dijo que había sido una idiota por no pensar en ello. Claro que Hien Li querría decirle algo a los seres que amaba.

- ¡Por supuesto! – una vez más se sonrojo ante la sonrisa de ese hombre y tuvo que darse de cachetes en las mejillas. Maldita aura mágica. ¡Odiaba esa parte de las auras! ¿Por qué tenía que ser tan parecida a la de Shaoran? Eso no estaba bien… ¡para nada!

- Diles a mis hijas que son todo lo que una vez soñé que serían… diles que… las echo de menos… y en concreto a mi pequeña Shiefa… dile… que no me importa que no se le dé bien la espada. Es mucho mejor su hechizo acuático. Y dile a Fanren que siempre supe que sería una gran madre… y a Feimei… que es tan hermosa como Ieran. – Sakura se sorprendió. Jamás imaginó que palabras tan dulces podrían salir de un rostro tan firme y estoico.

- Lo haré…

- Oh… y a Fuutie dile que hay un baúl en el desván de nuestra casa de verano con todos los dibujos que me hizo. Los guardé allí como mi gran tesoro y estoy seguro de que querrá recuperarlos. La combinación es la fecha de su cumpleaños. – Sakura tuvo que contener las lágrimas. ¡No podía con tanta nostalgia acumulada! – A Ieran… dile que su mensaje mejor se lo digo yo en persona cuando la vea en esta otra vida… no es apto para tus inocentes oídos… - la castaña se ruborizó de la cabeza a los pies y descubrió que Shaoran y su padre tenían algo más en común a parte del rostro. Ambos eran un par de picarones traviesos. – Y a Xiao Lang… a él dile… dile….

- Puede tomarse su tiempo señor Li… - Hien negó con la cabeza y cogió aire. – Dile que no hay persona en el mundo que me inspire mayor orgullo. Dile que sea fuerte y que luche por lo que ama y que nunca, nunca, se deje vencer por el miedo. Ha heredado un camino largo y duro sólo por ser mi hijo, pero sé que el mundo lo recordará por quién es y no por su apellido. – para ese entonces las lágrimas de la castaña ya no podían contenerse más y agachó la cabeza para disimularlas dignamente. – Creo que no podrás recordarlo todo…

- No será necesario… la carta The dream lo recordará por mí. – Ambos se miraron una última vez, transmitiéndose todo lo que necesitaban con ese contacto.

- Gracias Sakura, por darme la oportunidad de despedirme.

- Yo… - la castaña intentaba pensar en algo que decir para decirle adiós, pero su cabeza no podía estar más en blanco. – Yo… - Hien sonrió una última vez y le hizo una reverencia pausada.

- Adiós, maestra de cartas.

**FIN DEL FLASH BACK**

Shaoran se sintió de nuevo un idiota al recordarlo. Su padre tenía una mirada completamente orgullosa y sincera cuando decía esas palabras. Además… ¿qué padre no se sentía orgulloso de sus hijos? Venía casi con el título… Pero, aun así, su cabeza no podía dejar de darle vueltas a todos los errores que había cometido.

Dejar a Sakura cuando tenía quince años, dejarse hechizar por Yujïn, no anticiparse a los planes hurgados contra su familia y la propia Sakura, haber causado la muerte de su exnovia por su arrogancia… arriesgar la vida de la mujer que amaba y estar a punto de perderla en la oscuridad… eran tantos errores y tan grandes que… ¿cómo podía sentirse digno? ¿Cómo podía creer en las palabras de su difunto padre?

- Shao… dime en que piensas ahora…

- No es nada…

- ¿Por favor? – un suspiro escapó de sus labios y dejó que su frente descansara en la de ella.

- Sólo pensaba en todas mis faltas como heredero… - Sakura chasqueó la lengua molesta y desvió la mirada.

- Te exiges demasiado.

- No es cierto.

- Sí lo es. Siempre pensando en tu clan, en tu familia y en tu deber. En cómo ser el hombre que ellos quieren que seas, pero… sólo ves lo que haces mal y te olvidas de todo aquello que has logrado. Nadie es perfecto, mucho menos a los veinte años, Shaoran.

- Soy consciente de ello, pero…

- ¿Pero qué?

- Es que no puedo dejar de pensar en que quizá… todo habría sido mejor si mi padre hubiera sobrevivido en vez de…

- ¡Calla! – los brazos de Sakura le tomaron con fuerza y casi perdió el equilibrio. – Ni se te ocurra… ni siquiera te permito pensarlo…

- Sakura… - sintió el temblor en el cuerpo de la mujer que amaba y se maldijo por haber sucumbido a sus inseguridades. Debía aprender un poco más de ese idiota inglés y callarse las cosas. ¡De niño era más sensato!

- No, Shaoran… no tienes ni idea del daño que me causan tus palabras… una vida sin ti… sin haberte conocido… ¡no! – el castaño la abrazó con fuerza susurrándole disculpas al oído, pero Sakura no se calmaba.

- Lo siento… solo son pensamientos vagos… - Sakura se separó encarándole y Shaoran vio la tristeza en esas esmeraldas.

- No te creo… eso es lo más triste de todo Shao… que lo piensas de verdad… crees que todos estaríamos mejor sin ti. Piensas que, de todas formas, no debías estar en la captura de cartas y crees que eres un error del maldito destino. ¿no? – Quería decirle que estaba equivocada, pero no podía sin ser un hipócrita.

- No puedo evitar pensar que sólo yo no encajo en todo lo que vio Clow Reed…

- ¡A la mierda lo que vio Clow Reed! Todos lo tratáis como si fuera un maldito dios y dais por buenas sus estúpidas visiones. – Shaoran abrió los ojos sorprendido – Clow Reed fue un humano más, como tú y cómo yo. Con sus virtudes y sus defectos. Alguien que heredó un poder inmenso y que creó algo grande, pero… ¿por qué el destino que él vio debe ser el correcto? Las visiones que tuvo del futuro… de mí… ¿por qué deben ser grabadas en piedra?

- Porqué era el mago más poderoso Sakura… él…

- ¿Y qué? Yo confío en lo que me dijo tu padre Shao… la magia no elige dónde nace. ¿Qué importa que fuera Clow el heredero de tanto poder? ¿Eso le hace mejor que tú o que yo? No… es el modo en el que usamos nuestra magia lo que nos hace grandes. Y Eriol siempre dice que Clow cometió muchos errores… y sé que no nos ha contado ni la mitad de sus remordimientos pasados… deja de torturarte por si eras o no el destinado a sobrevivir. Deja de pensar en la profecía y en las visiones de Yujïn. ¿No hemos aprendido nada de todo esto?

- Sakura… - la castaña tomó su mano con fuerza y le miró casi furiosa.

- Tú y yo. Fuego y tierra. No necesito nada más que eso para saber que conocernos y amarnos es y será siempre lo correcto. ¿y tú?

Quiso besarla allí mismo, y joder que lo hizo. Tomó sus mejillas con fuerza y la besó pausadamente, bebiendo todo de ella. Cuanto la amaba. Cuan jodidamente fuerte era. No la merecía, pero no se lo diría nunca más. En vez de eso tomaría las últimas palabras de su padre como su única meta y al igual que su prometida se dedicaría el resto de su vida a ser digno de ello. Su padre sacrificó su vida por él, y le debía el esfuerzo. Le debía todo. Y cuando dentro de muchos años se reunieran de nuevo, no quería mostrarle logros o títulos, sólo quería decirle que se sentía agradecido y había vivido acorde a ello.

- A veces pienso que aún tengo tanto que aprender… pero me esforzaré Sakura. Lo prometo. – la castaña asintió dibujando al fin una sonrisa y se recargó en su pecho.

- Todos debemos hacerlo Shao… ¿y sabes que es lo mejor de todo?

- ¿Qué Sak? – la menor de los Kinomoto le miró perdiéndose en esos preciosos e intensos ojos y le dedicó la mayor de sus sonrisas.

- Que tenemos toda una vida para hacerlo.

Y gracias a los dioses ella tenía toda la razón del mundo. Eran apenas dos críos empezando a vivir y al fin estaban juntos. Una luz inundó el cuarto haciendo que se separaran momentáneamente y vieron como la carta The hope brillaba encima del mazo de cartas. Sus ojos se volvieron a encontrar, cómplices de ese momento, y se fundieron en el amor que ambos se procesaban.

Pero cuando el cuerpo de Sakura yacía semi desnudo sobre la cama y su pequeño lobo se tumbaba para besarla una vez más, la castaña recordó una cosa que Hien Li le había mencionado casi de pasada. Así que le separó suavemente y le obligó a detenerse.

- Shao…

- Ajá… - Sakura rio alegre al oír su voz ronca por la pasión del momento y le tomó de las mejillas para detener sus besos y llamar su atención. - ¿Ocurre algo?

- Yo… estaba pensando en algo que me dijo tu padre. – eso bastó y sobró para que Shaoran se incorporara con los ojos bien abiertos presa de la indignación.

- ¡Oh! Vamos… ¡no me digas que tengo que estar celoso de mi propio padre Sakura! ¿En qué momento pudiste creer que era justo ahora el minuto para hablar de Hien Li? ¡Estamos desnudos! ¡En la cama! ¿No es momento para pensar en tu suegro no crees? – Sakura a penas si pudo contener la risa. ¡Qué demonios! Lo intentó, pero no pudo, así que se largó a reír. - ¡Y encima vas y te ríes de mí!

- ¡Shaoran! No estaba pensando en él, así que deja ese monstruo verde de los celos a un lado ¿quieres? – pero los ojos llameantes de Shaoran sí se parecían en ese momento a los de Hien, así que tragó pesado. – Quería decir que, cuando hablamos de la posibilidad de que la profecía se refería a nuestros hijos… me dijo algo.

- ¿No habíamos dicho que dejaríamos eso atrás y viviríamos según nuestras propias decisiones?

- Sí, pero… es que él me dijo que no estaba embarazada porqué tú te habías ocupado de que no lo estuviera. – los ojos color miel de su prometido se abrieron entonces y un "oh" escapó de esa tentadora boca.

- Yo… es cierto. Aunque no veo porqué eso te preocupa… - Sakura se incorporó un poco en la cama y le miró algo avergonzada.

- No es eso… es decir… no es que quiera ser madre ahora, puede que hasta sea mejor evitarlo dada la profecía, pero… por un lado no puedo evitar preguntarme… ¿Por qué lo hiciste? – ahora sí que se sentía una tonta al ver el ceño fruncido y el rostro perturbado de Shaoran. – Me refiero a qué… no… ¿no quieres ser padre?

- ¿Ahora? No, claro que no. – Sakura se esperaba de todo menos esa respuesta. ¿No quería?

- Yo… eh… pero… ¿no es el deber de todo Li? – Shaoran se sentó cruzando las piernas por debajo de las sabanas y removió su cabello nervioso.

- ¿Tenemos que hablar de esto precisamente ahora? – la castaña asintió y el menor de los Li cayó rendido con un suspiro cansado. – No es que no quiera tenerlos Sak… claro que pienso en eso, pero… en el futuro. Ahora mismo, con todo lo que hemos vivido pensé que un niño era lo que menos necesitábamos. Además, apenas llevamos juntos unos meses. ¿No quieres tener un poco de vida privada por un tiempo? – Sakura miró al suelo, cohibida por las sensaciones que la recorrían.

- Entonces… ¿ese es el motivo?

- ¿Cuál pensabas que era? – Shaoran vio asombrado como la mujer que amaba se mordía el labio dejando entrever ahora su propia inseguridad.

- No es que pensara en algo concreto, sólo que quizá… lo hacías porqué aún pensabas en la posibilidad de cancelar el vínculo de unión… - Ahora sí que el castaño no comprendía nada.

- ¡¿Qué?!

- ¡Tú mismo dijiste que lo habías pensado porqué temías el poder que podrían llegar a tener nuestros hijos! Y con lo de la profecía ahora… - Shaoran tomó los brazos de la mujer que tenía a su lado y la obligó a encararle.

- Sak, escúchame porqué solo lo diré una vez. Nada, y cuando digo nada es nada, podrá alejarme de tu lado nunca más. ¿Comprendes? Esa unión ha sido lo mejor que me ha pasado en esta vida y a pesar de las tonterías que he dicho hace un momento… no pienso desaprovechar esta segunda oportunidad que la vida me ha dado.

- Pero… - el castaño negó con la cabeza una vez más.

- Te dije que viviría a tu lado, que te haría el amor cada noche, tendría hijos contigo y envejeceríamos juntos mientras cuidábamos de nuestros nietos. – Sakura asintió mucho más calmada. – Y sabes que cumplo mis promesas… aunque a veces lo haga con retraso… - Sakura dejó ir una carcajada y dejaron que sus frentes entraran en contacto una vez más. – Te amo Sakura… y quiero formar toda mi vida entorno a ti.

- Y yo…

- Pero antes quiero disfrutar un poco. Ver mundo. Tener una maldita cita normal… ir al cine e hincharnos a palomitas. Puede que hasta celebrar el jodido san Valentín o unas navidades nevadas. – Sakura dejó escapar una risa suave que le cautivó.

- No creo que caiga mucha nieve en Hong Kong…

- ¡Entonces te llevaré a París! Me da igual dónde mientras esté contigo. ¿Qué me dices? – la niña que una vez había amado emergió de repente al mirarla y todos los anhelos que había creído perdidos volvieron a él llenándole de la más pura de las dichas.

- Te digo que nada en el mundo podría hacerme más feliz… - Shaoran la tomó en sus brazos besándola con devoción y disfrutando una vez más de la suavidad de su piel el calor de su tacto.

- A pesar de lo mal que lo hemos pasado, doy gracias a los cielos por la petición de ayuda que me hiciste Sakura, esa mañana de mediados de Junio… el día que volviste a mi vida para quedarte.

- En realidad, yo no te pedí ayuda a ti… fue a tu familia y…

- ¡Oh Sakura! Cállate…

Y lo hizo. De mil amores y dejando que fuera la boca del hombre que amaba la que la silenciara. No se cansaría nunca de sus besos ni de sus caricias. Y tenía muchos años para demostrarlo. ¿verdad?

La petición

Fin

*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*.*

Epílogos:

Japón:

Touya tiró la revista a un lado completamente airado. La prensa rosa no hacía más que hablar del compromiso de Shaoran Li con la desconocida Sakura Kinomoto. Páginas y páginas de rumores sobre su familia. ¡Hasta tenía que ahuyentar a los periodistas en el jodido hospital! ¿Desde cuándo su vida se había convertido en algo de interés público? Y es que no llevaba ni dos semanas en Japón y ya quería volver a China a partirle la cara a ese mocoso. De todos los hombres del mundo, Sakura tenía que elegir a un niño rico heredero de un maldito imperio chino.

- Sabes que tarde o temprano las cosas volverán a calmarse. – el moreno no pudo evitar gruñir angustiado mientras veía a su pareja acercarle una taza de café. Siempre buscaban cualquier excusa para verse, y su descanso para comer era tan buena como cualquier otra.

- Odio toda esta mierda. – Yukito tomó asiento a su lado y recargó el mentón entre las palmas de sus manos.

- Tú siempre encuentras una excusa para estar de mal humor, cariño… - toda la sangre subió a sus mejillas y apenas si pudo evitar caerse de la silla.

- ¡Yuki! Que estamos en mi lugar de trabajo… - el muchacho hizo un mohín molesto y se recargó en el respaldo de la silla fingiendo estar herido.

- ¿Es que te avergüenzas de mí Touya?

- ¡Claro que no! – toda la cafetería se giró ante el grito y el mayor de los Kinomoto les dedicó una de sus miradas fulminantes. – Sabes que no… pero no me gustan las muestras de afecto en público… lo sabes… - los ojos de cachorrito de Yukito le miraron decepcionados y Touya vio con asombro como se levantaba para irse. - ¡Eh! ¿Te vas?

- Bueno… no quiero molestarte en el hospital. Puede que mis visitas no sean adecuadas… - Touya tomó su mano en cuanto le vio girarse y le miró seriamente.

- ¿A qué viene esto Yuki? Tú no eres así… ¿qué te pasa? – ahora sí que toda la cafetería les miraba y ambos decidieron que era mejor retirarse a un lugar más… tranquilo. Así que Touya lo llevó del brazo hasta una de las consultas vacías y cerró la puerta con llave. - ¿Y bien?

El hermano de Sakura a penas si pudo contenerse al verle tan nervioso. Yukito siempre tenía una sonrisa amable adornando su rostro y él era el único que podía disfrutar del resto de sus emociones, pero aun así no le gustaba para nada esa expresión. Llevó una de sus manos a las mejillas del muchacho y ambos se miraron fijamente.

- Dime que te tiene preocupado… ¿es Sakura?

- Yo… bueno. No ella exactamente…

- Vale, es ese ángel. Quiere irse a China con ella ¿no? Porqué puedo negociar un traslado y ambos estaríamos allí en menos que canta un gallo. Yo también estoy preocupado por ella y no me fío para nada en ese mocoso estúpido que…

- ¡No es eso! Por dios Touya… ¿es que todo tiene que ser por la maldita magia? No tiene que ver con el miedo que siente Yue o el clan Li. ¡Es por la boda! – Touya parpadeó un par de veces, intentando comprender. Pero por mucho que se esforzaba seguía sin tener la menor idea de qué estaba pasando.

- Yuki… tendrás que ser más concreto porqué me temo que no te sigo. ¿Qué pasa con la boda del monstruo?

- Es que… llevamos una eternidad juntos… prácticamente desde el instituto y… ni siquiera has pensado en eso.

- ¿Pensar en qué? – Yukito rodó los ojos desesperado.

- ¡Sakura va a casarse antes que nosotros baka inútil! – y si antes había quedado rojo por el "apodo cariñoso", ahora la sangre le salía por la jodida nariz.

- ¿Qué? ¿Cómo? ¡¿Qué?!

- Nunca hemos hablado de formalizar lo nuestro… das por sentado que somos lo que somos y ni siquiera me has preguntado nunca cómo me siento al respecto… - su rostro pasó del rojo al blanco y ahora sí que quería que la tierra lo tragara. Yukito no podía hablar en serio… ¿o sí? A ver… una cosa era admitir que amaba a un hombre y otra muy distinta era pasar por… eso. ¿Una boda? Nunca había sentido la necesidad de eso. Joder, ni siquiera imaginó que algún día se casaría con nadie, mujer o hombre. ¿Por qué tan de repente?

- Yo… eh… joder Yuki… ni siquiera sé que decir…

- No quieres ¿verdad? Te avergüenza. – Touya Kinomoto se llevó las manos a la cabeza y removió su cabello exasperado.

- Dios, Yukito… no digas bobadas. No me avergüenzo es sólo que… no soy tipo de pensar en estas cosas.

- ¿Estas cosas?

- Ya sabes… ceremonias, flores y familia… no me atraen las multitudes y sabes que odio ser el centro de atención. No tiene nada que ver contigo…

- Lo sé… y no me refería a eso… yo pensaba en algo así como una ceremonia sencilla en el ayuntamiento y puede que… no sé… un viaje los dos solos y… quizá una cena con tu familia… sabes que yo no tengo a nadie, pero…

Yukito sintió los brazos protectores del hombre que amaba y se relajó por el aura pacífica que desprendía. Desde que habían vuelto de China, Touya lucía distinto. Más fuerte. Puede que su magia estuviera aumentando o sólo volviendo, pero eso aún le tenía más inquieto. Que Touya estuviera protegido y a salvo del mundo mágico siempre le había dado paz, pero ahora que Sakura estaba en China bajo el cargo de ser una Li, sus días pacíficos tenían fecha límite. Y eso le alteraba.

Puede que todo lo de la boda no fuera más que un berrinche infantil de su mitad humana, pero… no podía evitar sentir la necesidad de aferrarse a él de todas las formas posibles. Quería llenar su soledad y dejar atrás el triste pasado que vivió. Quería ser uno más de los Kinomoto no sólo en las cenas y eventos, sino sobre el papel. ¿Era tan extraño?

- Perdóname… sé que ha sonado infantil… no sé ni lo que me digo. No te lo diré más… - los labios del hombre que amaba le besaron entonces y abrió los ojos presa de la sorpresa.

- Yuki… te amo y lo sabes… nada ni nadie nos separará nunca y no creo necesario un papel que diga algo que ya sé, pero… será un placer pasar por todas esas cursilerías si a ti te hace ilusión.

- No necesito cursilerías ni ceremonias yo… yo sólo quiero formar parte de ti y de los tuyos… quiero estar todo lo unido a ti posible… - Touya le sonrió de lado, con esa risa traviesa que tanto le gustaba a la otra mitad del guardián de la Luna.

- Ya eres parte de mi familia Yuki… pero no tengo inconveniente alguno en hacerlo oficial. – el sonrojo que se dibujó en sus mejillas le pareció adorable y le dio un último beso corto para acabar de afirmar sus palabras. – Anda vamos, que en diez minutos tengo una operación.

Touya abrió la puerta y ambos se encaminaron con una sonrisa a la salida del hospital. Siempre era lo mismo, Yukito comía con él en la cafetería y luego el mayor de los Kinomoto lo acompañaba a la puerta. Pero ahora ni eso podía ser normal para ellos, pues nada más salir un par de periodistas corrieron a buscarlos.

- Siguen preguntándote por Sakura ¿verdad? – y de repente el brillo juguetón en esos ojos castaños le causó miedo. – Touya… no vas a…

Pero los labios de Touya Kinomoto le callaron de nuevo. Si Yukito quería una muestra de amor para el mundo, un artículo en el jodido Vanity Fair sería sin duda una de las más gordas.

- Creo que ahora todo el mundo sabe que soy tuyo, cariño.

Y hasta el ángel guardián que llevaba dentro se murió de pura dicha en ese instante. Pues sin duda Touya era rudo por naturaleza, gruñón y celoso hasta el cansancio, pero… ¡Que jodidamente tierno era cuando se lo proponía el muy cabrón!

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Inglaterra

Eriol no pudo evitar reírse al leer en su ipad la noticia del amorío prohibido de Touya Kinomoto. ¡Mira que dejarse fotografiar en público besando a Yukito! Sakura tendría material de burla para toda una vida.

- ¡Es que no lo comprendo! Teniendo a una preciosa diosa como yo cómo ha podido quedarse con ese ángel malhumorado y estirado. ¡Yo soy mil veces mejor que ese mentecato de pelo gris!

- Nakuru… no se echaban en falta tus desvaríos… - Eriol se levantó dejando el artículo a un lado y contempló a sus guardianes con una sonrisa melancólica. Spinel fingía dormir a un lado y su guardiana lunar despotricaba por todo el salón a voz en grito.

- Es que no me cabe en la cabeza… yo… que soy la belleza personificada… yo que dejo a los hombres rendidos a mis pies… yo…

El joven inglés dejó atrás los desvaríos de RubyMoon pensando en lo jodidamente parecidos que eran ella y Kero. Caminó tranquilamente por los pasillos de su casa de campo en Inglaterra y tragó pesado frente a una puerta. La abrió con calma y caminó despacio por encima de las alfombras de color azul, hasta el cuadro de una hermosa mujer rubia. Su cabello ondeaba en el viento como un hechizo de verano y tenía unos ojos azules claros como el mar. Las palabras de Sakura describiendo esa visión una vez más hicieron que su corazón se contrajera, pero se obligó a serenarse. Hacía un par de semanas que había vuelto, y ya la extrañaba horrores. Pero debía resignarse y asumir su papel en todo aquello. Ahora tenía muchas otras cosas más importantes en la cabeza y seguía con esa mala sensación en el cuerpo de que algo muy malo estaba por pasar. Sus dedos tocaron el cuadro con nostalgia y dejó ir un suspiro cansado.

- Clow… qué idiotas somos… al menos podría haber aprendido un poco de tu maldita vida ¿no crees? Al fin y al cabo, parece que estoy destinado a vivir una vez tras otra los mismos errores…

- ¡Eriol! ¡Tienes una llamada! – bufó molesto llevándose las manos a la cabeza. ¿La voz de Nakuru había sido siempre tan irritante?

- Coge el recado…

- Ya… es que es una chica… - una ceja se levantó en ese rostro níveo y la curiosidad hizo huella en ese atractivo rostro. – Dice que se llama Izaberu… ¿te suena?

El recuerdo de la chica de la fiesta de los Li le vino a la cabeza como un rayo y una sonrisa traviesa nació en su boca y dio gracias por ello. Al menos ahora tenía una excusa para salir de esa casa y puede que divertirse un poco. A fin de cuentas… una belleza gótica nicaragüense nunca iba mal. ¿verdad? Fuera cosa de una noche o algo más, al menos tendría un buen recuerdo. Y es que puede que su corazón fuera de Sakura, pero sus deseos físicos no eran precisamente los de un monje.

- En ese caso… no la hagamos esperar. Dile que me pongo enseguida…

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Hong Kong

- ¿Y qué me dices de esta tela con bordados blancos perla? ¿O prefieres esa con acabados rosados? También he visto unos encajes de seda que…

- ¡Tomoyo! Por lo que más quieras, dame un respiro… falta una eternidad para la boda. Estamos en septiembre y que yo sepa eso significa que faltan ocho meses para la fecha señalada. ¿No podemos simplemente estudiar un poco? Mira que mi inglés es aún algo flojo y las clases me cuestan el doble que a ti. – los ojos violeta de Daidouji se encendieron como el fuego y Sakura tragó pesado arrepintiéndose de sus propias palabras.

- ¿Qué tenemos aún ocho meses? ¿Ocho meses? ¡Eso y nada es lo mismo para tu boda! Todo el mundo va a estar mirando y debes lucir esplendorosa. ¡Te vas a casar con Shaoran Li! Un dios en la tierra, el heredero del imperio de las empresas Li, el mago más poderoso (después de ti claro) y el tercer hombre más codiciado de toda Asia. – Sakura se cruzó de brazos levantando una ceja molesta.

- Voy a empezar a creer que te has enamorado de él, Tomy…

- Todas estamos un poco enamoradas de Shaoran Li. – Sakura rodó los ojos y se llevó la mano a la cabeza.

- Me voy. Es verdad que necesito estudiar para las clases de mañana y no es cómo si mi opinión importara algo en esta boda de todos modos… todos decidís por mí. El menú, el vestido, la fecha. ¿A caso yo pinto algo en todo esto? – Tomoyo la miró seriamente, analizando sus palabras y Sakura aguardó su respuesta anhelante.

- No, en verdad no. Pero necesito ver como quedan las muestras con tu piel y volver a tomar tus medidas…

- ¡Tomoyo!

- ¡Es el día que he esperado desde niña Sakura! ¡Deja que lo disfrute!

- Por el amor de dios…

- Es culpa tuya ya qué no me dejaste asistir a esa condenada boda mágica… y la foto que me enviaste era hermosa, pero no es lo mismo. El ambiente, el aire que se respiraba… tus nervios a flor de piel… mataría por poder retroceder en el tiempo y… - de repente esos ojos de loca se fijaron en ella y Sakura se temió lo peor.

- Ah no… no estarás pensando…

- ¡Sakura!

- No, Tomoyo… las cartas no están para tus caprichos…

- ¡Pero las usaste para que los Li vieran tu encuentro con Hien en el más allá!

- ¿Estás comparando una cosa con la otra?

- Claro que sí. Para mí tú eres lo más importante del mundo y quiero formar parte de todos los momentos determinantes de tu vida.

- ¡Tomoyo!

- Por favor… solo una vez… ¿crees que The return me dejará hacer fotos? Puede que viajar al pasado con una cámara no sea posible…

Shaoran cerró la puerta con mucho cuidado rezando por no ser descubierto. Quería estar un rato con Sakura antes de la cena y había ido corriendo a buscarla, pero un solo minuto de esa conversación absurda le hizo desistir. Daría su vida por ella, se lanzaría al fuego y a las brasas por su pequeña flor, pero… ni loco se metía en medio de Daidouji y sus locuras preboda.

- Por favor padre, si me escuchas allá arriba, haz que esa mujer loca se enamore de un apuesto joven chino y se la lleve lejos… ni la mansión Li es tan grande como para soportar vivir con ella…

Su cuerpo se paró a mitad del pasillo y la figura de un peluche en color amarillo se dibujó frente a sus ojos. Kero volaba frente a él con una gran sonrisa y se temió lo peor.

- Esto… Kerberous… no digas nada de lo que…

- ¡Hola Shaoran! – el grito resonó por toda la mansión y el castaño quiso ahorcar a esa maldita cosa peluda a la que su mujer llamaba guardián. Pronto ambas chicas salieron de la habitación y sintió algo frío recorriendo su espalda.

- ¡Shaoran! ¡Estás aquí! Que suerte la mía… ¡Convence a Sakura por favor! – la voz de Tomoyo resonaba gritona en su cabeza y no pudo evitar fulminar con la mirada a ese bicho.

- Estúpido peluche…

Lo último que vio Shaoran Li antes de ser arrastrado al cuarto de las torturas (para el resto, habitación de Tomoyo Daidouji) fue la boca de Kero articulando las siguientes palabras: ¡Chúpate esa, gaki!

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Mazmorras del consejo de Oriente

Esa habitación parecía sacada de los libros de historia antigua. Las paredes estaban hechas literalmente de piedra y los barrotes de acero forjado. La cama dónde ahora mismo yacía era de muelles viejos y rotos y las sabanas tenían manchas de algún liquido amarillo que se negaba a identificar. La letrina se veía tan sucia que le parecía mentira no sentir el hedor de meados y mierda a través de sus aguas pantanosas. Y lo que peor llevaba no era su "acogedora" habitación… no… era el frío y el silencio.

Llevaba una eternidad sin ver a nadie más que al guarda y ni siquiera podía contar los minutos, las horas o los días en ese maldito lugar. La muerte habría sido mucho más placentera que eso. ¿Pasaría el resto de sus días así? ¿Qué clase de tortura bárbara era esa? Maldito concilio y sus tradiciones estúpidas. No… algún día escaparía. Un mago de su talla hallaría la forma, seguro.

Una sombra se dibujó frente a sus ojos. Al principio no le dio importancia, pero poco a poco vio con asombro como iba tomando la forma de un hombre con una sotana negra. Levantó la vista pausadamente y no pudo contener una sonrisa ladeada al reconocer a una de las cartas Sakura.

- The Shadow. No creí que mi flor se atreviera a hacer algo como esto… ni que te mandara a ti… ¿acaso la maestra de cartas no es la florecilla que aparenta? ¿Eres mi verdugo? – la carta asintió en silencio y Shen no pudo evitar echarse atrás. – No… imposible… esa niña no tiene agallas para esto. – la carta asintió una vez más acercándose a él con cautela. - ¡Aléjate! ¡Eh! ¿Hay alguien? ¡Hola! ¡Aquí hay una jodida carta de Sakura!

Intentó zafarse de las esposas que llevaba y le impedían usar magia, pero fue en vano. Ya tenía la carta casi encima y nadie parecía querer ir a rescatarle. El pánico se apoderó de él. Puede que a veces deseara la muerte, pero ahora que la tenía enfrente, casi que se lo había pensado mejor.

- ¡Maldita carta! ¿Qué quieres?

La oscuridad lo envolvió en respuesta y sintió la presión en su cuello ahogándole. Su cabeza no comprendía lo que estaba pasando y la sangre empezaba a acumularse en sus ojos. Iba a morir. ¿Acaso Sakura era capaz de eso? ¿Había enviado a sus cartas para que nunca más fuera a por su jodido lobo? Intento gritar, suplicar e incluso pedir perdón, pero lo único que pudo hacer, antes de exhalar su último aliento, fue susurrar el nombre de la mujer que secretamente había deseado.

- Sakura…

La carta Shadow se retiró lo suficiente para observar su obra y la figura de una mujer vestida como un bufón le contempló por encima de su hombro, risueña.

- "Veo que has cumplido tu objetivo… si la carta The light se entera tendremos problemas. Sabes que la maestra no querría esto"

- "Y por eso lo hago. Sakura es demasiado buena y noble, alguien tiene que mantenerla a salvo incluso cuando ella se niega a ello."

- "Pero tu energía puede sentirse por toda la celda. Sabrán que has sido tú y la culparán a ella. A fin de cuentas, nadie cree posible que actuemos por nuestra cuenta sin su permiso." – Shadow miró el cadáver de aquel monstruo que una vez poseyó a su señora y dejó ir una sonrisa confiada.

- "Por eso estás aquí The erase… para borrar todo rastro" – la mujer vestida de bufón rio alegre y empezó a revolotear ansiosa.

- "Pero que astuta eres…"

La carta Shadow miró a su compañera trabajar con tranquilidad. No se arrepentía de lo que había hecho. No permitiría que nada dañara a su maestra, y si para ello tenía que actuar en contra de su voluntad, lo haría. La protegería aún a costa de violar su credo.

- "Esto lo hago por ti… joven maestra"

Continuará en… "La profecía"

Notas de la autora: Y por fin "La petición" está completa y nos deja con una serie de epílogos para introducir la segunda parte (que ya les digo se tardará bastante…) Para todas aquellas que aún no se han cansado de mí, nos leeremos pronto. Muchas gracias por su apoyo y todos sus comentarios (reviews, comentarios privados o paquetes bomba).

Escribir esta historia tras tanto tiempo sin publicar algo denso, ha sido una experiencia agridulce para mí. Por un lado, la satisfacción de su acogida tan agradable, por otro, las fechas límite de entrega que yo misma me imponía y que me han dejado sin dormir alguna que otra noche… Pero por encima de todo, me llevo el placer de su compañía, de sus dulces palabras de aliento y la satisfacción de haber dado todo de mí y más.

No voy a ser engreída intentando decir algo profundo… (más que nada porqué no sé, jajajaja) Pero si les diré algo en lo que en verdad creo y es que ¿saben? Pase lo que pase… ¡todo saldrá bien!

Un beso a todas mis nuevas amigas, lectoras y haters (alguna hay, jajajaja) las quiero a todas y les deseo lo mejor. Y recuerden, esto no es un final… sino un hermoso principio.

Y ahora… un poco de publicidad… jajaja

No dejen de agregarme como autora si quieren seguir leyendo, que así se enteran de mis nuevas locuras. La siguiente… Mi fan número 246 y para las que aman a S+S les digo… que Eriol no tiene ningún protagonismo en esta… solo sale como extra, jajajaja. Es un UA de instituto que espero adoren. Fresco y jovial (todo un shojo estudiantil, vamos, jajajaja) obviamente con S+S de protagonistas. Por favor, pasen a leerlo también. Lo publicaré en unas semanas. ¡Un besazo!

Para las que me pidieron un momento E+S… estoy pensando en hacer una historia corta basada en el sueño de Sakura. Avisaré de que es un E+S, así que no me maten las fans de Shaoran. Nadie las obliga a leer. Jajajajaja.

Y ahora sí…

¡Nos leemos pronto locas! ¡Les quiero!