Punto de quiebre
Por Katou Yuu
ADVERTENCIAS: Yaoi, Yullen, AU, etc.
DISCLAIMER: D. Gray –man pertenece a Katsura Hoshino.
—P-pero, ¿y Link?— preguntó Neah que aún no se recuperaba de la impresión.
—El es sólo mi amigo, sólo fue una casualidad que viniera y...— Allen se quedó callado al ver la mirada asesina que lanzó su padre a Kanda.
—Será mejor que pongamos la mesa, será una descortesía tener a nuestro invitado en el recibidor.
Kanda le dio a Allen una caja de té, dijo que no era mucho pero era muy bueno. Kanda era consciente del aura asesina que ahora desprendía la mirada del padre del moyashi.
—Kanda trajo té. Su familia es japonesa así que van mucho allá...— Allen mostró la caja a sus padres —podríamos preparar un poco después de comer.
—Así que eres de Japón— dijo Adam con voz decidida —¿por qué se mudaron a Londres? he escuchado que la educación japonesa es muy efectiva ¿tu padre no ha pensado en llevarte allá a estudiar?
Neah suspiró, su esposo no se iba a desmayar con la noticia, sus ataques no necesitaban que lo abanicaran y le dieran un té de tila, sus ataques consistían en dejar de cuidar sus palabras y comportarse grosero.
—No es mi padre... es mi abuelo, vine aquí para vivir con él, en Japón no se podían hacer cargo de mí— dijo Kanda dándose cuenta que no sería fácil.
—Gracias Yuu— dijo Neah tomando él té —pocas veces se encuentra buen té verde aquí.
—Pensé que se llevaban mal— dijo Adam poniendo la ensalada en la mesa.
—Llevábamos— aclaró Kanda.
—¡Ah! ya hagamos que nada ha pasado entonces, las citaciones a la escuela porque un maleante había golpeado a mi hijo.
—¡Adam!— Neah sabía que la paciencia de su esposo estaba al límite.
—Yo una vez le rompí la nariz así que estamos a mano— intervino Allen dejando en silencio la mesa. Kanda no se esperaba que el moyashi lo defendiera pero había logrado calmar el ambiente, seguro si hubiera respondido sólo avivaría la discusión —y creo que no hace falta explicar cómo nos hemos conocido.
—Claro que no, lo que hace falta explicar es cómo pasó esto— dijo Adam poniendo los platos sobre la mesa haciendo que chocaran.
—Adam, los platos van aquí— dijo Neah devolviéndolos a la barra para servir los filetes.
—Pues no sé, sólo pasó— dijo Allen sin intención de hablar sobre su desordenada declaración de amor —yo me declaré.
Su padre lo miró con los ojos muy abiertos mostrando su incredulidad. Neah había soltado la cuchara de madera de la salsa. Todos se quedaron en silencio, su papá comenzó a repartir los platos, pero cuando llegó a Kanda, Allen lo tomó.
—Papá... Kanda es vegetariano— dijo Allen levantándose para tomar un plato sin carne.
—No puede ser— dijo Adam tocándose la frente.
Allen sabia que la comida era cosa seria en su casa pero no pensó que su padre reaccionaria así. Le puso el bowl de la ensalada cerca a Kanda.
—¿Alguna cosa más que deba saber?
—¡Adam!— regaño Neah —Vamos a agradecer por la comida.
Todo quedó en silencio de nuevo, los imitó en su larga ceremonia de agradecimiento a los alimentos, creía que ahora entendía un poco la extraña afición del moyashi por la comida.
Comenzaron a comer, Kanda sabía que era el centro de atención, tenía la mirada del padre del moyashi clavada en su persona, prefirió ignorarlo, la ensalada al menos estaba buena.
—¿Y a que actividades se dedica Kanda?— pregunto Neah tratando de entablar una sana conversación.
—Soy capitán del equipo de Kendo de nuestra preparatoria. Pronto estaremos en las regionales.
—Esta mas que cantado que van a darle una paliza a los equipos locales— dijo Allen con cierto orgullo aunque para su padre no le orgullecía nada.
—Debe requerir mucha disciplina— dijo Neah sonriendo.
Kanda reconoció esa sonrisa, también era de familia eso de sonreír para aliviar la tensión.
—¿Sabes cocinar?— dijo Adam cortando un pedazo de carne —supongo que sí.
—Comida japonesa, un poco, y vegetariana.
—Hacer una ensalada no es tan complicado— dijo el padre metiéndose el bocado.
—Hay muchos platillos además de las ensaladas.
—Y algunos son tan buenos que no creerían que no hay carne en ellos— dijo Allen sirviéndose una enorme porción de puré de papas.
—Jamás hemos intentado platillos vegetarianos, sería bueno probar— dijo Neah —he escuchado que la dieta trae muchos beneficios.
—Con gusto cocinare algo la próxima vez— Allen se sorprendió de oír esas palabras saliendo de la boca de Kanda.
—Igual nada puede suplantar un buen corte de carne Neah— dijo Adan renuente aun a aceptar a Kanda.
—¡Padre!— Allen lo miró fijamente.
—¡No Allen! ¡¿en que nos hemos equivocado para que ahora salgas con un delicuente hippie?!— Neah se palmeó el rostro.
Allen temia por la paciencia de Kanda, sabia que tenia muy poca.
—¡Padre! Kanda no es un hippie, sólo es vegetariano, y no es un delincuente, y si eso crees yo también lo soy porque muchas de las peleas yo las provocaba.
—Ya basta moyashi— Kanda trató de calmar a Allen que ya estaba exponiéndose demasiado el pellejo.
—¿Moyashi?— dijo Adam pensando que era su sobrenombre cariñoso
—Supongo que es japonés— dijo Neah tratando de cambiar de tema.
—No entiendo nada— dijo el padre de Allen —¿cómo no va a ser hippie si tiene el cabello largo? hijo, es una broma?
—No, es en serio— dijo Allen enojado —voy muy en serio. Kanda me gusta desde la primaria— un sonrojo apareció en sus mejillas —sabía que les molestaría pero no pensé que fuera para tanto, yo…
—Me disculpo, por todos los problemas que les he causado a ustedes y a... Allen. Sé que no les he causado buena impresión, pero trabajaré en ello— dijo Kanda mostrando decisión en sus ojos que no se despegaban de los de su padre.
Allen estaba completamente sorprendido por las palabras de Kanda, seguramente sus padres nunca entenderían lo que acaba de hacer, pero para Allen era más que suficiente. Neah agradeció el esfuerzo de Kanda, no habían querido ser groseros, se disculpó en nombre de su esposo quien aún le veía reprochante.
Terminaron de comer, el té había resultado una buena elección, Neah no podía negar que era de buena calidad, así como las galletas que Link había traído. Neah expresó su pena porque Link no estuviera allí para al menos escuchar los buenos comentarios de su postre.
Allen le hizo una seña a Kanda y abandonaron la mesa, avisó que irían a la biblioteca así que no tendrían nada por lo cual quejarse, después de todo no lo estaba llevando a su habitación.
Kanda miró el lugar sorprendido. Había libros de arriba a abajo y no quedaba pared libre de ellos. Allen emparejó la puerta y se lanzó a los brazos de su novio para besarle.
—Gracias— dijo volviendo a atrapar sus labios, esta vez con un beso más largo.
—Tu padre es una fiera— dijo sonriendo.
Le parecía interesante la forma en que protegían al moyashi. Sus modales siempre parecían los de un niño bien portado y la forma en que lo cuidaban lo explicaba, pero le alegraba ser el único que podía sacar el lado rebelde del albino.
—Lo aguantaste muy bien, pensé que se te acabaría la paciencia— dijo Allen imaginando una pelea entre él y su padre.
—Ya tengo mala reputación con tus padres, sólo hubiera sido peor— dijo besando a Allen de nuevo —supongo que ahora tendré que invitarlo a cenar a mi casa para defender mi honor de hippie.
—No eres un hippie, aunque con ese cabello tan largo es obvio que te etiqueten.
—¿Así que mi cabello? Que piensen lo que quieran - dijo fastidiado, no se iba a cortar el cabello por el padre del moyashi.
—Está bien, me gustas así, además creo que ni te puedo imaginar con el cabello corto— Allen sonrió, apenas tenia un vago recuerdo de Kanda en primaria.
Allen le mostró a Kanda la colección de libros que tenían en casa, cada tanto podía leer algo interesante, Kanda no dejaba de pensar que los padres del moyashi debían ser unos comelibros. Kanda notó algo que sobresalía del bolsillo trasero del pantalón de Allen, con curiosidad lo tomó quedando algo sorprendido, Allen apenas tuvo tiempo de reaccionar.
—¡E-eso es...! me lo dio papá— Allen trataba de quitarle de las manos la caja de condones lubricados.
Kanda levantó la caja para que Allen no la alcanzara mientras trataba de leer los detalles.
—¿Esto quiere decir que tenemos su bendición?— dijo Kanda divertido al ver que Allen se paraba de puntas y estiraba.
—Me los dio como precaución— dijo Allen visiblemente molesto por ser más bajito.
—Ni que te fuera a embarazar— Kanda tenía tan cerca a Allen que decidió darle un beso.
—Pues no, pero los tuve que aceptar, aunque eso no significa que ya quiera...
—Si, entiendo. Pero no los guardes en la bolsa del pantalón, se estropearán y ya no los podremos usar después— dijo volviéndolos a poner en su bolsa sólo para tener la oportunidad de tocar su trasero.
—Tal vez se caduquen— dijo Allen buscando pelea.
—Tal vez necesitemos más.
—Como si fuéramos a gastar esa caja. Ya sabes lo que te dije Kanda.
—Tus padres lo aprueban.
—Mi padre no.
—¿Que necesitas su aprobación para eso?— preguntó Kanda incrédulo por las vueltas que le daba al tema.
—C-claro que no, es solo que ya sabes lo que te dije... aún no estoy listo para eso— expresó con pudor.
Kanda tomó el rostro del albino viendo el temor en sus ojos.
—¿Tanto le temes moyashi?
—No lo entenderías— desvió la mirada, no estaba seguro si seguir hablando sobre "eso".
—Estuve leyendo qué hacer para no lastimarte— dijo Kanda tomando su mano y frotándola —ya te dije que será cuando quieras, sólo me gustaría saber qué es lo que te da miedo o por qué piensas que no me importaría lastimarte.
Allen se quedó pensando cómo explicar lo que había pasado el día que había encontrado a sus padres, pero creyó que no era buena idea si estaban en su casa.
—Lo siento, sé que no quieres lastimarme.
—Mejor olvidemos el tema moyashi, pones esa cara que me desagrada— dijo refiriéndose a la cara que hacia como si se sintiera culpable por todo. Allen asintió y trató de olvidarlo —Aún no me dices que hacia el dos puntos aquí.
—¿Dos puntos? tienes una manía por ponerle apodos a gente —Allen lo miró con reproche— Link sólo estaba de paso, quería que probara su nueva receta.
—Tus padres parecían a gusto con él— dijo notando la preferencia de estos por el alemán.
—Lo malinterpretaron— Kanda sabía bien que Link con su educación e historial tan limpio iba a agradarles —¿Estás celoso?
—¿Por qué habría de estarlo? porque ese tipo siempre te esta llevando a escondidas para comer dulces.
—Exageras, Link sólo se está preparando para heredar la pastelería de su padre.
—Todos tienen boca y estómago ¿por qué tienes que ser su catador?— dijo Kanda cruzándose de brazos.
Por supuesto que estaba celoso, incluso había pensado en aprender repostería. Antes de que el moyashi fuera su novio, estaba convencido que Link y él estaba saliendo.
—Link confía en mí y en mi opinión— dijo Allen molesto porque Kanda estaba insinuando que su tarea la podía hacer cualquiera.
—Si cocino algo ¿lo probarías?— dijo Kanda tratando de no enloquecer.
—Depende... ¿No me irás a envenenar o escupir la comida?— Kanda lo miró con reproche.
—Si es para ti, será "especial" entonces, ¿pelos de gato te gustan?— Allen hizo un gesto asqueado.
Allen ya le daba nauseas el tema, independientemente de eso, tenía curiosidad por la comida de Kanda.
Kanda siguió observando las estanterías, vio sobre un escritorio un par de hojas con partituras. Allen se acercó y comenzó a recogerlas.
—Se supone que debía ordenarlas en la mañana— dijo recogiéndolas con prisa.
—¿Son tuyas?
—Sí, estaba adaptando unas piezas para tocarlas con el club— dijo algo avergonzado.
—Creo que nunca te he escuchado tocar.
—Me pondría nervioso— se mordió el labio.
—¿Jamás voy a escucharte? - dijo Kanda parándolo.
Allen suspiró pensando, le pareció que debía corresponder la resistencia de Kanda. Lo tomó de la mano y lo llevó por una puerta que conducía al cuarto donde estaba el piano.
Kanda vio en medio de aquel cuarto un piano blanco, siempre había tenido en mente que los pianos solían ser color negro, este le resultaba extrañamente hermoso y de alguna manera le recordó al instante al moyashi.
—Este piano ha estado e mi familia por generaciones— le indicó a Kanda tomar asiento en un taburete cercano, Allen quitó la cobertura de las teclas, apoyó las partituras sobre el atril, tomó una bocanada de aire y entonces Kanda no dio crédito a lo que vio y oyó.
Allen estaba nervioso al principio pero en cuanto comenzó a tocar, se concentró tanto que se olvidó por un momento que lo estaban escuchando. Kanda estaba sorprendido, jamás había escuchado al moyashi porque se suponía que no le interesaba, había tenido deseos de ir a las presentaciones del club de música, pero no le había quedado más remedio que resistir. Y al parecer la espera había valido la pena, estaba en una presentación privada.
Allen parecía diferente, más serio, casi como si no perteneciera a ese mundo, no se atrevía a hacer un sólo ruido, después de ver su talento se preguntaba cómo era que alguien como él se le había declarado.
La pieza continuó, había comenzado algo suave y ahora parecía una mezcla frenética de sentimientos de parte del moyashi, no podía seguir sus dedos sobre las teclas, un par de toques y la melodía había finalizado. Kanda quedó sorprendido sin mover un músculo, Allen le miró algo preocupado.
—Aun me falta hacer algunos arreglos.
—¿Te falta? pensé que ya era perfecta así— dijo Kanda viendo como el moyashi parecía exigirse más.
—No, recién voy a la mitad del trabajo - estaba totalmente convencido de que no era suficiente.
—Me gusta, ahora lamento no haberte escuchado hasta hoy - dijo Kanda sentándose en el banco a su lado.
Allen agradeció y besó su mejilla. Ambos comenzaron a tocar las teclas sin orden tratando de copiar canciones actuales.
—¿Kanda? Tu abuelo vino por ti - dijo Neah apareciendo en la entrada.
Kanda suspiró fastidiado el viejo habia venido por el cuando el le habia dicho que volvería pronto. Se tuvo que despedir del moyashi, repetir la incomoda escena con sus padres, el padre de Allen le dio un fuerte apretón de manos, no pensó quedarse quieto y también se lo regresó aunque supondría que esto no mejoraría su relación.
El viejo solo le explicó que había estado preocupado, por eso había venido con el, sabia el historial que tenia con Allen y sus padres no esperaban que se quedaran quietos después de años de llamadas a la oficina del director.
Allen suspiró al ver a Kanda irse, cerró la puerta despidiéndose del Sr. Tiedoll y de inmediato encaró a sus padres quienes parecían decirle de manera silenciosa que tenían una charla pendiente.
—¿Te tiene amenazado?— dijo su padre
—¡no! por qué piensas eso?— dijo Allen mirando a su papá de reojo pidiendo ayuda —él me gusta en serio.
—Tu padre quiere decir que nos inquieta el que tu novio sea el chico que ha sido tu bully desde la primaria. No sabemos si sea apropiado. Parece que tiene intención de cambiar, pero...
—¡ÉL NO ES MI BULLY!
—No le grites a tu papá— dijo Adam poniendo orden.
Allen los miró enojado.
—Yo empecé más de la mitad de las peleas, siempre estábamos provocándonos, pero como él es callado y no le gusta estar rodeado de gente todos pensaban que era su culpa.
—Allen— su papá trató de intervenir.
—¡Realmente no entienden anda!— dijo Allen dejando perplejos a sus padres, aunque ni el mismo sabía como explicarlo.
—Hijo, ¿acaso has desarrollado alguna tendencia masoquista?— Adam puso una mano en el hombro de Allen.
—No soy un masoquista, que no pueden entender que no soy un santo— y corrió a su habitación.
Sus padres se quedaron viéndose las caras.
Allen al día siguiente se levantó con algo de pesadez, no quería ver sus padres a la cara después de aquella confrontación, apenas si les dirigió los buenos días.
Pasó todo el día encerrado con el piano y contestando los mensajes de Kanda. Sus padres lo dejaron en paz pues por lo menos estaba canalizando su enojo practicando música. A la mañana siguiente, salió de casa para ir a la escuela y se encontró a Kanda en la acera.
—¿Viniste por mi? No sería mejor que yo fuera a tu casa? Nos quedará de paso— dijo Allen tomándole la mano.
—No me molesta— dijo tratando de quitarle la mochila para cargarla.
Allen no lo permitió, dijo que estaba bien así, Kanda lo miró extrañado.
—Te ves molesto moyashi.
—No es nada.
—Es por tus padres.
—¡Ya dije que no es nada!— le gritó, Allen entendió que no había hecho bien, se disculpó pero en parte sí, le molestaba la actitud de sus padres.
Anduvieron el resto del camino en silencio, Kanda realmente se preguntaba si debió aceptar ir esa noche a casa del moyashi.
Llegaron al salón y Link saltó de inmediato haciéndole esos gestos raros a Allen. Este sonrió condescendiente y asintió, beso a Kanda en la mejilla, dejó su mochila en su lugar y fue con su pastelero a su lugar secreto. Link lo notó extraño, incluso había tomado sus tartaletas con poco entusiasmo.
—Hubo problemas el sábado— dijo pensando que sólo podía ser eso.
—Pues... Digamos que mis padres hubiesen preferido que estuviera de novio de alguien mas.
Link escucho detenidamente a Allen, en parte le ponía feliz que los padres de Allen lo prefirieran, pero era algo pasajero porque su corazón era de Kanda, el pensaba lo mismo que sus padres, era una locura pero ya Allen parecía muy herido por sus comentarios.
Le ofreció otro trozo de pastel, y Allen comió como si buscara algo de fuerzas.
—Gracias Link, ha estado bueno, y... gracias por escucharme.
—Es lo menos que puedo hacer Walker, siempre te molesto para que pruebes mis recetas.
—No es una molestia— Allen esbozo una sonrisa.
—Debemos volver Walker, pronto toca gimnasia— dijo Link evitando mirar fijamente a Allen porque sino su autocontrol se acabaría.
Pasaron por el salón para recoger sus uniformes y fueron a los vestidores. Kanda lo estaba esperando con mala cara, ya sin camisa, en los vestidores.
—¿Ya pasó lista el profesor?— preguntó sacándose los zapatos y bajándose los pantalones sin contemplar que ahí estaba su novio. Kanda tomó una toalla y lo cubrió.
—Hey, sólo yo puedo ver esos ositos— Kanda le sonrió.
Al parecer Allen tenía más de un modelo de boxers con ositos. Allen lo miró con los ojos entornados pero igual aprovechó para vestirse tan rápido como la visión de los abdominales de su novio le permitía. Allen salió algo apresurado de los vestidores, pues casi no quedaba gente cambiándose y quedarse con Kanda a solas en esa situación le resultaba algo peligroso.
Llegaron a la clase, el profesor ya los había puesto a hacer algunos estiramientos Kanda de inmediato se ofreció a hacer equipo con Allen, cosa que no pasó desapercibida para muchos que aún no se acostumbraban a verlos sin que se mataran. Allen fue primero y se colocó en el suelo abriendo las piernas y dejándolas rectas mientras con ayuda de Kanda trataba de tocar la rodilla con su frente.
Kanda empujaba su espalda con las manos, pero la presión que aplicaba era casi cariñosa. Cambiaron de lugar y Allen hizo lo mismo sintiendo los músculos de la espalda de empujaban y jalaban con cuidado, deslizando las manos sobre sus cuerpos tratando de no lastimarse. Ambos pensaban "son sólo estiramientos" cuando llegó el movimiento que a todos ponía nerviosos. Allen se acostó mientras levantaba una pierna y Kanda se arrodillaba para empujarla hacia abajo dejando las manos en su muslo y sus cuerpos muy cerca en una posición que podría funcionar muy bien en la cama. Todos los miraban extrañados, en clases anteriores, cuando tenían la mala suerte de hacer aquipo, la pasaban tratando de lastimarse, pero ahora parecían estar gozando la oportunidad.
—Más abajo— pidió Allen haciendo que Kanda empujara mas y le apretara el muslo.
Kanda no se opuso aprovechando la oportunidad para tocar la suave carne del moyashi, sonrió al escuchar gemir al moyashi cuando le apretó con fuerza, no había podido evitarlo después de todo.
—Eso dolió.
—Moyashi quejica— dijo Kanda soltandolo y repitiendo lo mismo con la otra pierna, entonces Allen lo pateó porque sabia que lo hacia propósito.
El profesor dio por finalizado los estaramientos y ahora comenzarían con una vuelta a la pista.
Kanda se puso tras Allen a pesar de la diferencia de estaturas, su intención era no desaprovechar ni perder detalle de los movimientos de la zona prohibida del moyashi. Ni siquiera estaba corriendo con un propósito, sólo estaba ahí reuniendo más ganas de manosear a su novio al ver sus movimientos y su cara enrojecida y sudorosa.
Allen sabía que Kanda estaba de mirón, él también se había quedado atrás muchas veces para ver a Kanda correr, pero no quería que todos se dieran cuenta. Los mandaron a hacer sentadillas, abdominales, a hacer saltos y escalar la cuerda, Kanda no perdía oportunidad para darle un empujón, tomarlo de la cintura, apretarlo o cargarlo.
Aquella clase había resultado un poco más agptadora de lo usual, Kanda estaba en parte satisfecho con la vista que le habia proporcionado, siempre era Link quien ayudaba a Allen en los estiramientos pero esta vez habia tenido la oportunidad de tocar.
Pensó que le gustaria que la clase de gimnasia se repitiera pero ya habia finalizado, les habian enviado a las duchas, tomó la ultima cerca del moyashi, Allen le lanzó el jabon a la cara cuando trato de ver más de lo permitido.
—¡Amigos! ¡estuvieron candentes en los estiramientos! a las chicas casi les da un infarto— dijo Lavi al lado de Allen.
Kanda y Allen se miraron, no pensaban que se notaran tanto las ganas que se tenían.
—Ahora las apuestas corren por otras razones...
Kanda tomó el jabón que el moyashi le había lanzado y le dio en la frente a Lavi.
—¡Yuu! ¡¿cómo van a ser la pareja del año si no sueltan información!?— dijo Lavi alejándose para que no fuera tan fácil atinarle.
—Como si fuera a contarles algo para que chismeen por ahí— logró apuntarle a Lavi pese a lo escurridizo que era, Allen se quejó porque ahora el jabón rodó por el suelo, no se iba agachar a recogerlo.
Allen había terminado de ducharse, decidió salir viendo que Kanda aun le quedaba tiempo con su cabellera,fue al vestidor con una toalla atada al la cintura. Comenzó a buscar su ropa escolar, lo primero que debía ponerse, su ropa interior, entonces no la encontró en la cesta.
Buscó por todos lados, incluso dentro de sus pantalones y dentro de la cesta de la ropa de Kanda, pero no encontró nada. Del otro lado del pasillo se escucharon risas, se asomó y vio que sus compañeros de clase tenían sus boxers.
—¡¿Quién usa calzones de ositos?!— dijo el chico levantándolos para que toda la clase los viera.
Todos comenzaron a reír y a especular. Al parecer Allen había tenido suerte yen realidad nadie sabía quién era el dueño. De inmediato se puso los pantalones.
Se terminó de vestir sintiéndose como si en realidad estuviera desnudo, no estaba acostumbrado a no usar ropa interior. Escuchaba los comentarios sobre su ropa inferior, calificándolo de infantil, incluso alguien dijo que parecía tierno.
—¡Ya se! este será el nuevo símbolo de nuestra escuela— escuchó decir a un chico que agitaba los boxers en el aire. De inmediato un grupo de chicos le siguieron, Allen se sentía morir de la vergüenza, no podía ir y quitárselos de una, ¡sabrían que eran suyos! todos voltearían a verle, ya suficiente tenía con que Kanda supiera no necesitaba que la escuela ahora se burlara de él. Se asomó a la ventana notando que escuchaban risas en el patio, entonces vio horrorizado sus boxers reemplazando la bandera siendo izados y moviendose con el viento en todo lo alto.
Definitivamente no podría reclamarlos. Cuando su padre le preguntara qué había hecho con los boxers de osos (porque los otros seguían escondidos y sucios), tendría que inventar algo. Ignorando la situación, tomó sus cosas y se fue al salón tratando de caminar rápido aunque la sensación de estar desnudo le resultaba extraña.
Se sentó en su lugar y no hubo poder humano que lo moviera durante toda la clase, no quería que todos se dieran cuenta que no tenía ropa interior.
Kanda lo miraba extrañado, parecía nervioso todo el tiempo, pero cuando se asomó por la ventana y vio los ositos ocupando el lugar de la bandera, lo comprendió. Su novio no llevaba ropa interior. Se imaginó a detalle cómo estaría acomodado todo dentro del pantalón y lo fácil que sería meterle mano. No quería dejar de pensar en eso pero no era el lugar apropiado.
Allen no dejaba de sentirse incomodo en el aula, sentía una mirada tras de él, sabía que Kanda le veía fijamente. ¿Se había dado cuenta? rogaba para que no viera el asta de la bandera.
Trató concentrarse en la clase cuando una bola de papel cayó en su mesa, miró a los lados, vio al profesor enfocado en la lección y abrió la bola de papel descubriendo el mensaje.
"¿Qué pasó con tu ropa interior?"
Tragó saliva con dificultad. Se había dado cuenta.
No contestó, se hizo el que no entendía y puso los ojos en el pizarrón con tanta intensidad que el profesor pensó que, por primera vez en la vida, Walker le estaba poniendo atención y entendía la clase.
A la hora del almuerzo, Kanda esperó a que los compañeros salieran del salón para acercarse.
—¿No quieres salir a almorzar?
—¿Podrías traerme algo?
—¿Y cargar la tonelada de comida por las escaleras? no, tienes que bajar.
—No tengo mucha hambre
—¿Qué te preocupa? sólo yo sé que no traes ropa interior.
—No me lo recuerdes— dijo en voz baja temiendo que alguien los escuchara.
—¿Como fue que los osos llegaron allá?— señaló con la mirada al patio.
—Alguien los tomó y al parecer le pareció gracioso ponerlos ahí— Allen se tensó, Kanda tenía esa mirada asesina —Yo me encargaré de bajarlos cuando ya no quede nadie— lo que quería evitar era otra pelea, no podía permitir que Kanda se involucrara en sus asuntos.
—Iré por ellos— Kanda lo dejó y fue hacia al puerta.
—¡Que no!— dijo Allen levantándose y tomándolo del brazo —déjalos— susurró —de todas maneras ya está viejos.
—A mi me gustan— dijo Kanda un poco en broma, un poco en serio.
Trató de seguir pero Allen se abrazó a él atrapándolo como si fuera una camisa de fuerza.
—¡Bakanda!— dijo Allen jalando para que no avanzara.
—Aparta moyashi.
—No saben que son míos, así que no hay que exponerse— dijo tratando de que Kanda entendiera su punto —Vamos a la cafetería.
—¿Estarás bien andando así?— preguntó Kanda sin apartar la mirada de su parte inferior.
—Estaré bien, y si no me miraras constantemente seria mejor.
Llegaron a la cafetería y Lavi y lenalee estaban en una mesa avisándoles para que se sentaran juntos, Allen pidió lo de costumbre y Kanda se sentó algo fastidiado.
—¡Oigan! ¿ya vieron los calzones en el patio?— preguntó Lavi.
—Siento pena por el chico que los perdió, ojalá traiga un repuesto. ¿Se imaginan pasar el resto del día sin ropa interior?—dijo Lenalee mordiendo su sandwich con preocupación.
—Sí, debe ser horrible— dijo Kanda poniendo la mano en el muslo de Allen.
El moyashi la tomó y la estrujó con todas sus fuerzas.
—¿Creen que se note? el uniforme es suelto pero debe haber alguna diferencia.
—¿Por qué no te quitas la ropa interior y lo intentas? - dijo Lena enojada pues detestaba las bromas pesadas.
—¡Es sólo una pregunta!— dijo Lavi ofendido —¿ustedes qué opinan? les gustan los chicos, supongo que son autoridad en traseros y paquetes.
—No tengo que responder a eso— dijo Allen incomodo aprentado mas la mano de Kanda provocando que este la quitara de encima.
Kanda ignoro la pregunta de Lavi, ya sabía que el moyashi estaba lo suficientemente incómodo con el tema no quería avivar las llamas de una nueva discusión.
—¿Sabes quien lo hizo?— preguntó Kanda tratando de ser casual, Allen lo miró con reproche.
—Fue un chico de nuestra clase tengo entendido. Igualmente no deberian preocuparse ya que supongo que a estas alturas los profesores se habran dado cuenta.
Allen sintió que se atragantaba con la comida, uno de los profesores bajaría sus calzones y los llevaría a objetos perdidos, no podía ser peor.
Los dio por perdidos. De regreso a casa pasaría por el supermercado para comprarse un paquete nuevo, con boxers más dignos.
Al terminar las clases, Kanda se iba quedando ligeramente atrás de Allen mientras caminaba por los pasillos. Durante las clases, en algún punto, los boxers desaparecieron.
—Creo que el conejo tuvo razón
—¿En qué?
—En que si hay una diferencia, en el movimiento...
Allen lo miró enojado y pegó la espalda a la pared. Kanda sonrió y se disculpó, pero el moyashi lo obligó a ir delante de él.
Allen estana apenado, estaba algo paranoico cuando veía a alguien venir, pensaba que se daría cuenta o algo parecido.
Kanda lo hizo entrar al super, Allen lo siguio sin pensarlo mucho, pasearon entre los pasillos entonces Kanda se detuvo y le lanzo un paquete, Allen lo agarro viendo los boxers gatitos muy adorables.
—Ni hablar— lo dejo a un lado y tomo unos de color neutro.
—No hay de ositos— dijo Kanda pensando que se refería al diseño.
—Compraré unos normales— dijo revisando la talla del paquete que había tomado.
—Entonces yo compraré estos— dijo tomando a los gatos.
—¿Te los pondrás? terminarán como bandera.
—Son para verse, no para ponerse— dijo Kanda insinuándole con la mirada que él haría de modelo.
—No.
—Anda moyashi.
Se acercó y tomó a su novio de la cintura.
—Puedes escogerme unos también.
—De acuerdo.
Allen trato de elegir con sabiduría, después de todo así Kanda no se burlaría, vio unos boxers godzilla y con otros monstruos estampados, les parecieron perfectos y los tomó, Kanda los vio escéptico.
—¿Bromeas moyashi?
—No, nadie más los verá— respondió con una gran sonrisa, Kanda entendió que el moyashi iba muy en serio.
Salieron del supermercado escondiendo las bolsas con ropa interior en sus mochilas. Kanda invitó a moyashi a su casa pues su abuelo siempre iba a su reunión de vejestorios.
—No— dijo Allen temiendo por su bienestar.
—Me pondré los boxers.
—No— dijo a sabiendas de que también le tocaría usar a los gatos.
—Por favor, Allen— dijo Kanda tocando la vena del chantaje.
Allen sintió un extraño escalofrío al oír a Kanda decir su nombre, debería aliviarlo pero sabía que sólo era una táctica manipuladora.
—No, debo llegar a casa temprano— dijo con seriedad esperando que Kanda lo dejara ir.
—¿Tratas de huir moyashi?
—Hoy no ha sido un buen dia baKanda— expresó esta vez molesto, estaba cansado, sus calzones habían sido expuestos como objeto de burla y ahora confiscados, no tenia ropa interior y era incomodo.
—Voy a lamentarlo— suspiró Kanda —si vamos por allá llegamos más rápido a tu casa— dijo señalando el parque.
Siempre estaba vacío y a lo mucho se llenaba de viejos. Allen aceptó, casi no paseaba por las calles sin motivo, pero al menos cruzar el parque le iba a dar un poco de paz en lugar de cruzar el distrito comercial lleno de gente empujándote. Caminaron viendo a lo lejos a unas ancianas bordando en el sol, a unos viejos, más viejos que el abuelo de Kanda, jugando ajedrez mientras peleaban sobre soccer y un carro de helados que iba pasando más por costumbre que por vender. Kanda le pidió un momento a Allen y volvió con un enorme cono de cuatro bolas de varios sabores.
—Toma, moyashi— dijo tratando de parecer desinteresado.
Entre ellos eso era el equivalente a dar flores.
—Ya sé que todo el día me comporté como si estuviera en celo.
—No lo noté— dijo a modo de broma tomando el cono, Kanda no le respondió en cambio sólo se limitó a observarlo lamer de arriba abajo el cono de helado, de inmediato aquello trajo a su cabeza el recuerdo del moyashi lamiendo su entrepierna.
Desvió la mirada si se ponía duro con sólo ver al moyashi comiendo esto sólo reforzaría la idea de que era un pervertido en celo, pero el moyashi no podia dejar de ser apetecible por un segundo.
Allen ni era consciente de sus problemas internos con su autocontrol en esos instantes que le quería impulsar a llevárselo detrás de alguno de los arbustos, el moyashi sólo continuaba concentrado en el cono, en algún momento se había perdido en sus pensamientos que ni había oído al moyashi cuando le ofrecía compartir el helado.
—¿Bakanda? - dijo Allen llamándolo.
—Sí— dijo acercándose para besar la comisura donde tenía un poco de helado.
Allen se sorprendió pero no por eso le pareció menos lindo. Jamás había visto a Kanda comportarse así, tratando de hacer cosas que le agradaran y cediendo, pero a una parte de él le gustaba el bakanda que se ponía necio y lo empujaba a hacer cosas sucias. Por mucho que tratara de mantener a su novio a raya, también pensaba en él como si estuviera en celo (aunque no lo mostraba) y ya le había dedicado varias noches. De algún modo las ganas de golpearse se habían transformado en ganas de tocarse.
—No sabe mal— dijo Kanda besando a Allen una vez más —si está encima de ti no sabe mal.
Allen se acaloró al instante, su cara debía estar roja.
—¿Q-qué te pasa?— preguntó aun sin salir de la impresión —¿No tendrás fiebre no?— le tocó la frente. Aun no se creía lo que había oído.
—No estoy enfermo moyashi.
—¿Estas seguro? eso fue tan... cursi— declaró.
Kanda lo miró enojado y comenzó a apretar el paso hacia la salida del parque.
—¡Espera!
Allen trataba de alcanzarlo pero era obvio que no tenía condición y cuando Kanda comenzó a correr, lo dio por perdido. Pasaría a su casa a preguntar qué le pasaba en cuanto se pusiera los boxers.
Kanda se sintió tan avergonzado que lo único que se le ocurrió fue irse. Lo había dicho en serio pero al moyashi le parecía tonto. Su celular comenzó a sonar.
"¿Puedo pasar por tu casa más tarde? "
No contestó el mensaje, se le estaba cayendo la cara de vergüenza y estaba pasando lo que pocas veces en la vida, tenía la cara roja, como un semáforo. En su vida imagino decirle algo así de "cursi" al moyashi, se había dejado llevar por el "romance" y habia terminado diciendo frases que meses atras de solo pensarlas le harian vomitar. Llegó a casa, apenas saludó al viejo, se encerró en su habitacion, asoció que todo era culpa de su maldita calentura, se fue a dar una buena ducha bien fría porque pensaba que necesitaba un golpe de realidad por más duro que sonara. Salió y vio los boxers con estampado de godzilla, se los colocó sin pensarlo mucho, se sentia algo idiota.
Aún recordaba que los calzones del moyashi estaban en objetos perdidos, algo dentro de el le molestaba por el hecho de que alguien más tomara la ropa interior de su novio.
Decidió volver a la escuela, seguramente quedaban algunos maestros o los intendentes limpiando, y rescatar a los ositos antes de clases, si es que aún estaban ahí.Era lo único que se le ocurría.
De todos modos no quería encontrarse a Allen ahora pues no sabía cómo explicar las cursilerías del parque.
Salió de casa con prisa. No tardó mucho en llegar a la escuela donde quedaban algunos clubes practicando. Objetos perdidos estaba en las oficinas, era una caja de cartón sobre una mesa donde regularmente había panfletos, tenía un letrero de Wordart muy feo y las cosas simplemente se lanzaban sin piedad. Cualquiera podía tomar las cosas, incluso si tenías frío y habías olvidado tu suéter podías ir a esa caja y sacar algo medianamente decente.
Kanda entró a la oficina con rapidez, la secretaría tal ve estaba en la sala de maestros, y echó un vistazo entre el montón de cosas de la caja.
No encontraba los ositos, ¿donde podían estar?
Escuchó unos pasos, alguien venía, tenía que esconderse, se escabulló debajo del escritorio, esperaba que no encendieran las luces o seria descubierto, escuchó la puerta abrirse y los pasos adentrarse a la sala, tuvo que contener la respiracion.
No podía creer en los problemas en los que se metía por culpa del moyashi, el moyashi estaba debilitando su dura coraza.
Escuchó los pasos detenerse, una gaveta ser abierta entonces escuchó una respiración agitada.
—Realmente adorable— escuchó decir a una voz masculina, sabía que pertenecía a algún profesor, asomó la cabeza esperando ver que sucedía, entonces vio al profesor oliendo los calzones del moyashi.
—¿Quién será tu dueño?— dijo como si los calzones lo escucharan —No hay muchos chicos que podrían usarte...
Kanda reprimió las ganas de golpear al profesor, sin embargo, supo que debía actuar cuando los dobló cuidadosamente y los metió a su portafolio.
—Son míos— dijo saliendo de detrás del escritorio.
Finalmente reconoció al hombre, era el maestro de Historia, un tipo que desde el principio le pareció raro porque se comportaba meloso con los estudiantes que eran lindos... como Allen.
Al maestro casi le dio un infarto al verlo salir así.
—¡No pueden ser tuyos! - dijo alarmado— tratando de recomponerse como si no hubiera estado haciendo cosas raras con ellos.
—¿Por qué vendría a tratar de recuperarlos si no son míos?— dijo Kanda acercándose.
El maestro lo miraba tratando de conservar su dignidad, al parecer Kanda no era su tipo,, demasiado salvaje, demasiado peligroso para él.
—¡Entonces tómalos! y asegúrate que no vuelvan al asta bandera, ten respeto por nuestra patria— dijo mientras se acomodaba los lentes y ponía los ositos sobre el escritorio.
Kanda le lanzó una mirada asesina a aquel hombre y tomó los calzones, quería clavarle el puño en la cara al profesor pero prefirió dejarlo con el trauma de que eran suyos, los profesores nunca se metían con él, desprendía un aura intimidante que los hacía inquietarse.
Salió de la escuela, mañana seria un día molesto, habría clase de Historia.
Llegó a su casa y allí estaba el moyashi hablando con su abuelo, lo tomó del brazo bruscamente y lo subió a su habitación.
—¡Kanda! ¡¿pero por que llegas así?! ¡estaba hablando con tu abuelo!
—El estúpido profesor de historia tenía tus boxers— dijo sacándolos de su mochila y mostrándoselos —los estaba oliendo y...
Estaba muy enojado, pero no con Allen. La situación le parecía horrible y en cuanto había escuchado que el tipo quería saber quién era el dueño había pensado que le podría hacer daño al moyashi si sabía que eran suyos.
—No debiste haber vuelto por ellos— dijo Allen restándole importancia
—¿Preferías que se los quedara?
—No, tampoco, pero pudiste meterte en muchos problemas— dijo Allen sin aguantar más y terminando por abrazar a Kanda.
—Los voy a tirar a la basura— dijo Kanda recibiendo el abrazo pero aún con el enojo en la garganta.
—Está bien, ya tengo a los gatitos.
Kanda se quedó quieto sin hacer movimiento alguno, no quería arruinar el momento, olió el cabello del moyashi, estaba suave pensó que se podía quedar allí y apoyar la cabeza.
—¿Cómo harás para justificar la desaparición, ¿tu padre lo notará?
—Diré que la lavadora se los comió— dijo Allen con una sonrisa alejándose de Kanda y mostrándole por el borde del pantalón que tenía puesto los gatitos, Kanda sonrió pero no le mostró a godzilla, exigía por ver esos gatitos en todo su esplendor pero el moyashi ya ahí se negaba diciendo que sólo estaba de paso y no iba a ensuciar la ropa interior nueva.
Al día siguiente llegaron a la escuela, Allen en parte estaba un poco más tranquilo de que los ositos pasaran a la historia, nadie debería saber quién había sido su dueño.
Subió las escaleras, algo rapido entonces mientras subía chocó con una chica que bajaba a toda prisa llevando unos documentos, no pudo esquivarla y entonces sintió perdía el equilibrio y se iba hacia atraás mientras la montaña de hojas le daban en el rostro.
Un grito horrorizado se escuchó, varios se acercaron a la escena, all estaba el albino sobre otra persona, ambos algo adoloridos por la caída en una incómoda y extraña posición.
Allen se disculpó y trató de levantarse.
—¿Walker?
Se dio cuenta de que había caído sobre Link y que tenía la mano apoyada en su entrepierna mientras trataba de levantarse.
—¡Lo siento, lo siento, lo siento!— dijo tantas veces como pudo quitando la mano.
Link trataba de no mirar, pero tenía el trasero de Allen justo en la cara. La chica se disculpó y comenzó a recoger sus papeles mientras Allen se levantaba liberando a Link, que había dejado volar el postre el día y ahora estaba regado por el pasillo.
A penas y podía controlar su sonrojo, había tenido tan cerca a Allen e incluso por un minuto casi tiene una erección al sentir su mano. Había tenido que repasar una receta entera en su mente para distraerse y no dejar que se notara su emoción.
—Lo siento mucho— dijo Allen apenado sin saber si ayudar a la chica con sus papeles o limpiar el merengue de limón que había quedado por todos lados.
—Está bien— dijo Link agradecido por el momento —no habían quedado muy buenos.
Allen sonrió apenado, con las mejillas enrojecidas. En su cabeza sólo podía pensar que había estrujado a su amigo en un lugar inapropiado.
La chica fue ayudada por otra compañera mientras Allen ayudaba a Link a limpiar lo que había sido del postre.
—Realmente lo lamento Link, estaba distraído— sentía que aquello había sido su culpa.
—Fue un accidente, si no hubiera estado quizás pudiste llevarte un mal golpe— dijo sin dejar de pensar que aunque algo doloroso había sido un regalo de los dioses.
—¿Tu no estás herido?— Allen se acercó revisándole, Link sintió que su cara enrojecía.
—¿Pero que es este desastre moyashi?— Kanda había pasado viendo el desastre en el piso.
—Hice que Link tirara el postre— dijo Allen terminando de recoger y entregando el recipiente de plástico a su amigo.
Kanda miraba a Link y sus movimientos, tenía las mejillas rojas y parecía nervioso por alguna razón. Le parecía sospechosa su forma de actuar, pero Allen estaba bien, sólo parecía apenado por el postre y no paraba de disculparse.
—Supongo que hoy no tendré nada para mostrarte— dijo Link —pero si tienes tiempo, puedes pasarte por la pastelería en la tarde. Es el aniversario cuarenta y nueve y será todo un evento.
—¿En serio? ¡ahí estaré!— dijo Allen emocionado imaginando la cantidad de dulces que habría —Vendras también ¿verdad?— le preguntó inocentemente a Kanda, este aún apuñalaba con la mirada a Link.
—No me agradan los dulces, moyashi— dijo pasando de largo. Se daba cuenta de que detestaba a Link y no podía estar un segundo más verlo hablando de tonterias sobre dulces, ese tipo era una amenaza, siempre había estado merodeando al moyashi.
Allen bufó con molestia al ver a Kanda alejarse.
—Por eso siempre esta amargado— le dijo a Link.
Link sonrió y le aseguró que habría delicias, incluso una clase de decoración de pasteles. Allen sólo conseguía emocionarse más y más. Kanda soportó todo el día que Allen hablara de la pastelería y de Link. Él se sentía celoso, la verdad es que no sabía cómo complacer a Allen, sus palabras habían sido inefectivas y cursis, sus detalles como el helado valían menos porque no los había hecho él, tampoco le agradaba a sus padres y ese era un terreno más en donde ganaba Link.
—¿Me acompañas?— insistió Allen una vez más
—No— dijo Kanda pensando en que esa tarde idearía algo para Allen, tendrían una cita normal y él trataría de no ponerse como caldera.
No podía permitirse perder ante Link.
—¿Pero qué tiene de malo? no puedo creer que de verdad exista alguien que no le gusten los dulces— Kanda crujió los dientes.
—Yo existo moyashi, si tanto quieres ir, ve solo— dijo cortante. Allen lo miró perplejo, no entendía porque estaba tan malhumorado de repente, no creía que Kanda tuviera motivo para enojarse y estaba seguro de que no había visto esa vergonzosa caída.
—¡Bien! ¡iré yo solo! y me comeré un montón de dulces— anunció extendiendo los brazos.
—¡Bien! así podrás venir rodando a la escuela.
Al terminar las clases, Kanda pasó a dejar a Allen a su casa y se concentró en planear la cita que tendría con el moyashi. Era un riesgo dejarle con Link pues podría sumar puntos gracias a los dulces, pero tenía que tomar el riesgo.
Allen salió de su casa avisando que iría con Link, sus padres no podían estar más encantados. Se sintió culpable por la reacción de su familia, pero Link era su amigo, incluso le contaba problemas que ni a Lena ni a Lavi les mencionaría y sabía que Kanda terminaría entendiéndolo y ganándose la confianza de sus padres.
Allen salió de la casa, quiso pasar por Kanda pero no quería obligarlo a ir con él. Decidió entonces ir solo a la pastelería, sabia que Link había invitado también a Lavi y Lenalee así que no estaría solo. Vio la pastelería muy decorada con globos y a los primos de Link en la entrada dando muestras gratis, no pudo evitar sentirse seducido por el dulce aroma.
—¿Eres Allen?— dijo uno de los primos en cuanto lo vio, él asintió —¡LINK! ¡YA LLEGÓ ALLEN! - le miró con curiosidad.
Los primos de Link se congregaron para hacerle preguntas y saludarle, le ofrecían muestras y daban sus impresiones.
Link se asomó y le hizo una seña con la mano, Allen se disculpó y fue hacia él con la boca llena de muestras. Entró en la apretada pastelería abriéndose camino entre la gente hasta que por fin logró alcanzar a su amigo, este le tomó de la mano y lo condujo al interior, donde se sentía el calor de los hornos y olía a masa.
Allen estaba sorprendido, jamás había estado dentro de una pastelería, al menos no en su centro de acción, miraba a todos lados impactado.
—¿Qué te parece?— Link llevaba el uniforme de la pastelería y lucía una sonrisa radiante.
—Es increíble— dijo Allen fascinado al ver cómo funcionaba el interior.
Los empleados corrían con bandejas y amasaban, glaseaban, rellenaban. La gente parecía adorar el lugar pues siempre estaba lleno.
Link le preguntó a Allen si quería intentarlo, amasar y hornear junto a el, Link pensaba que era una oportunidad única tener a Allen allí con él. Allen entusiasmado aceptó un delantal, no era bueno en la cocina, sabía comer que cocinar, era un degustador por naturaleza, aunque con la ayuda de Link pudo preparar un pastel, se había divertido.
Salieron de la cocina y vieron a Lavi y Lenalee que gozaban de los postres en exhibición.
—¿Kanda no vino contigo?- preguntó Lena algo extrañada.
—Él... tenía cosas que hacer— mintió.
—Supongo que es muy difícil hacer que Yuu venga a un sitio como este, es más como un ermitaño— dijo Lavi.
Allen sabia que hacía lo correcto al dejar a Kanda, no quería obligarlo a hacer cosas por él y sentía que Kanda ya se estaba esforzando mucho.
La puerta de la pastelería se abrió y entonces ahí pudo ver a Kanda atravesándola y viéndole fijamente.
Link se sintió algo decepcionado, había pensado que esa tarde Allen sería sólo para él.
—¡Kanda!— dijo Allen sorprendido mientras iba a saludarlo —pensé que no vendrías.
—Es lo que te gusta y...— no se atrevió a decir más, Lavi y Lena lo miraban esperando algún discurso heroico y romántico.
Los primos de Link cuchicheaban entre ellos y no perdían detalle de la pareja, el pastelero les lanzó una mirada para aplacarlos y haceros volver a sus labores.
—El concurso de decorado va a comenzar— anunció Link —si quieren participar sólo tienen que anotarse.
Allen en seguida puso su atención en el evento, ¿debería participar? vio a Lenalee apuntarse diciendo que podría ser divertido.
Kanda inesperadamente se acercó y comenzó a anotarse.
—No pensé que participarías.
—Ya estoy aquí, ¿te anoto moyashi?- pregunto terminando de escribir su nombre, Allen asintió con las mejillas rosas. Realmente no esperaba que Kanda fuera a venir.
Los primos de Link no dejaban de ver a Kanda, era Allen la razón por la cual se Link se esforzaba hasta altas horas de la noche en cocinar y preparar nuevas recetas y alguien mas le había robado su corazón, les parecía algo absurdo.
Link les pidió que fueran a una mesa larga que habían colocado fuera de la tienda, había pequeños pasteles y muchas mangas con crema de colores y diferentes elementos para decorar.
El padre de Link anunció las reglas y dio inicio al concurso. Un montón de gente estaba en la mesa tratando de tomar todo loo que pudiera para decorar. Allen se hizo con una manga de crema blanca y se colocó a un lado de Kanda. No sabía si era una ventaja pero Link acababa de mostrarle cómo sostener la manga y a hacer algunas formas, así que usó la técnica logrando formas cada vez mejores.
Algunos concursantes comenzaban a fallar apretando demasiado y rompiendo las mangas de plástico vaciando el glaseado por todos lados.
Un primo de Link animaba la competencia con sus comentarios, Lavi trataba de dibujar algo, Lena había combinado demasiados colores, Allen parecía muy concentrado, Kanda era más bien minimalista.
Allen terminó de decorar, no era muy bueno con la manga pastelera se sentía como un niño de preescolar algunas de sus líneas estaban torcidas, echó un vistazo a los demás, Lenalee tenía habilidad, quizás porque tenia el toque femenino. Lavi era tan desastroso como el y Kanda le sorprendió ver la decoración tan limpia.
—¿Moyashi te temblaba la mano?— dijo con sorna y Allen desvió la mirada avergonzado.
—No estaba en mi mejor condición. Que hay de ti, lo has hecho muy "bien"
—No están difícil moyashi— dijo tomando un poco de crema de la punta de la manga y pegándosela en la mejilla.
Allen la limpió y se la comió, tomó un poco también y lo puso en la nariz de Kanda. Él torció la boca, se la quitó y probó, aunque fuese cursi, creía que el dulce sabía mejor si estaba acompañado de Allen.
—Pero no entiendo qué es eso— dijo señalando un dibujo extraño en un lado del pastel.
—Eres tú— dijo Kanda como si fuera obvio.
—Dibujas horrible— dijo enorgulleciéndose un poco de su pastel.
—Estás en tu forma original, un moyashi— dijo y Allen de inmediato le encontró la forma.
—No soy un moyashi— infló sus mejillas.
Link llegó diciendo que ya el tiempo se había acabado, Allen no tuvo tiempo de mejorar su pastel, Link tuvo que actuar imparcial, efectivamente el mejor decorado lo había hecho Lenalee disponiendo de variedad de líneas y técnicas, le dio a la ganadora su premio.
Allen vio a Link acercarse, unas galletas eran el premio de consolación.
—Lamento que no ganaras.
—Está bien, estaba muy lejos de hacerlo— expresó algo apenado.
—Antes de irte pasa al mostrador, tendré listo el pastel que hiciste— dijo Link teniendo que volver dentro.
Allen asintió y comenzó a contarle a su novio cómo había cocinado el pastel en la cocina de "Leverrier". Link miraba desde el mostrador, estaba arreglando el pastel de Allen en una caja eapecial y les había avisado a todos que no debían tocarlo. Estaba decepcionado, ver llegar a Kanda había arruinado la tarde.
—¿Allen está saliendo con ese chico?— dijo Tokusa, uno de sus primos —¿es un Iron Chef?— bromeó.
—Sí, están saliendo— dijo Link tratando de fingir que no le afectaba.
—Ese chico es un tonto— Tokusa puso la mano en su hombro —si no se da cuenta de todo lo que haces por él, es un idiota.
—Walker no es tonto— dijo con molestia —Sólo somos amigos.
—Tú también eres tonto— Tokusa lo señaló —No fuiste capaz de declararte.
—Me basta con que pruebe mis recetas— Tokusa hizo un gesto negativo como si Link no tuviera remedio. Él no le veía caso de seguir peleando.
Kanda sostenía el pastel, evitaba que se fuera de un lado al otro, parecía que el moyashi tenía pésimo equilibrio el día de hoy y podría terminar con la cara estampada en el pastel y en el suelo.
—Gracias por venir— escuchó decir a Allen.
—Eres molesto moyashi.
—No queria obligarte a ir.
—No me obligaste— dijo Kanda con ganasnde lanzar los pasteles para poder tomarle la mano a su novio.
Gracias al concurso, ahora se llevaba uno a casa y no sabía qué haría con él.
—De todas formas, gracias— dijo y lo besó en la mejilla.
—Moyashi, ¿tienes tiempo el fin de semana?
—Supongo, si no hay tarea…
—¿Puedes venir a mi casa?
—Sí— dijo Allen sin prestar mucha atención pues iba feliz por el día de pasteles que había tenido.
Kanda se sorprendió de la facilidad de respuesta del moyashi, no le molestaba, acompañó al moyashi a su casa, iba a dejar el pastel e irse pero el albino insistió que debía darle su parte, quería huir antes de que fuera demasiado tarde, quizás Allen no entendía nada.
Su papá había aparecido y ayudaba a Allen con el pastel, no había signos de su padre, saludó cortésmente, al menos el papá del moyashi no parecía tan intimidante como su padre.
—Para ti y el señor Tiedoll— dijo Allen con una sonrisa entregándole un buen trozo del pastel.
—Gracias— dijo sin más, no tenía intención de pelear, sobre todo sabiendo que ese pastel lo había hecho el moyashi.
Se despidió y fue a casa. A penas llegó se sirvió una rebanada de pastel, una enorme taza de té y se comió todo.
Los días pasaron, Link siguió haciendo postres para su amor secreto y Allen cada vez veía más cerca el fin de semana. Pero no era emoción, sino temor, lo que sentía. Kanda había pasado la semana muy tranquilo, ni siquiera le había pedido ir con él o dar la vuelta por el parque. En su cabeza eso sólo podía significar que estaba preparando algo que pondría su trasero en peligro.
En medio de la incertidumbre, tomó una decisión, tendría que mejorar con su boca para salvarse.
Notas del autor:
Después de un tiempo estoy de regreso. Espero que este capítulo largo pueda compensar mi desaparición.
Felices fiestas, abrazos y besos para todos los que dejan comentarios.
Katou Yuu