Nictofilia.


Aquella noche debe ser, por ahora, la mejor de su vida. Esa cita es realmente inesperada, sin embargo, no le quita lo romántica. Sus zafiros no dejan de admirar al bello adorno natural de la mesa, el rojo de las flores la mantiene cautiva. La primera idea que le llega a la mente es que Gohan gusta de ese tipo de flor y no duda en preguntárselo:

—Ignoraba que te gustan las rosas, ¿desde cuándo?

—¡Oh! —exclama con cierto nerviosismo que, para su fortuna, Videl no llega a notar—. En realidad no es que tenga un gusto apasionado por ellas, pero…

Conforme va dando su explicación, su voz va disminuyendo poco a poco hasta desaparecer. Hay dos razones; la primera es que no puede dejar de observar la menuda figura de su novia, quien le mira con una dulzura que no imaginó llegar a ver cuando se conocieron. La segunda, es porque recuerda el verdadero motivo de esa decoración. Casi traga en seco debido al nerviosismo.

Las rosas rojas significan amor apasionado, ¡sin duda irán bien para esa noche!

Si bien, el haberle pedido ayuda a Ireza ha sido una perfecta idea, no niega que en un principio le resultó exagerado. Empero, al ver lo maravillada que está Videl, se da cuenta que a veces la blonda no es tan loca como él piensa. No tanto…

Al verse sin temas de conversación, empieza a temblar un poco. Es momento de decírselo, las pláticas anteriores han sido solo la espera de algo que ya comienza a desesperarle. ¡Tiene que armarse de valor ya!

—Videl…

Al ser nombrada por el hombre que más ama se gira para verlo, únicamente para caer en una súbita expectación. Siente por vez primera lo que es la verdadera nictofilia, porque la mirada oscura de Gohan le recuerda tanto a la profunda y misteriosa noche. Y se da cuenta que aquello fue una de las tantas cosas que la enamoraron.

Aunque la nictofilia en realidad se posará sobre ambos terminada la velada.

Él, ajeno a los pensamientos de Videl, al notar que ella también presta atención a las notas de la música de fondo, le da una maravillosa idea de apoyo para lograr cumplir su objetivo. De modo que desliza su mano por sobre la de la muchacha, tomándola con delicadeza.

—¿Quieres bailar conmigo?

Ella asiente en silencio sin dejar de sentirse orbitar en el brillo de sus ojos tan similares al del astro rey nocturno. Posa una de sus manos en uno de los anchos hombros masculinos, y la otra sobre la mano de él. Gohan, sin lugar a dudas, ha mejorado mucho a la hora de bailar, pero esa noche en específico parece que ha ensayado para el mágico momento.

Videl recarga su cabeza en el pecho de su novio, siente el palpitar de su corazón y el calor que emana, no puede sentirse más segura. Lo ama tanto que…

—Lo único que quiero...es estar siempre a tu lado —se le escapa de sus labios. Se sonroja con violencia al admitirlo.

—Siento lo mismo —responde con calma, dejando de moverse al ritmo de la música. Ella lo mira con desconcierto ante el acto—. Quiero estar contigo siempre, Videl, hasta mi último aliento de vida —sus ojos brillan al añadir con voz ronca—: ¿Quisieras casarte conmigo, Videl?

—¿De...de verdad? —Atina a preguntar, sintiendo sus pestañas temblar de la emoción. Una chispa, una luz parece querer emerger de sus brillantes ojos azules.

Gohan asiente en silencio.

—¿Quieres casarte conmigo?

—Sí, sí quiero...