El Festival

1

Las calles estaban eufóricas

La gente de Konoha se movía entre las calles como hormigas trabajadoras, y los colores se mezclaban alegremente en un vivo espectáculo. Tenten observó con una sonrisa al ver caras iluminadas, puestos preparándose y familias caminando con tranquilidad por primera vez en mucho tiempo.

Casi le hacía recordar el principio, cuando apenas estaba por presentar su primer examen para ser una kunoichi.

Era algo que la emocionaba, el Hokage había anunciado por primera vez un festival para conmemorar el fin de la guerra: Nada de funerales, nada de ropas negras o lágrimas para derramar. Aquella debía ser una ocasión para celebrar el que la paz volviera al mundo shinobi y el cambio de muchas cosas. Catártico, dijo Kakashi Hatake, y muy activo para todo el pueblo.

Suspiró, el peso en su corazón era grande al saber que en la noche las luces se apagarían y las lámparas brillarían, los colores se intensificarían y Konoha volvería a tener ese aire dulzón que atraía a la gente. Aunque las marcas de la guerra no podían borrarse, si podían pasar por su garganta con algo de azúcar y buenas memorias, aunque Gai ya no pudiera moverse como antes y sus compañeros de equipo probablemente no estaban interesados.

Tragó fuerte, sus ojos se llenaban de lágrimas.

Estaba a punto de dar la vuelta para regresar a su apartamento cuando alguien le gritó del otro lado de la calle.

—¡Tenten!

Sakura agitó su mano frenéticamente, junto a ella se encontraba su inseparable amiga Ino y la propia Hinata. Sin poder decir algo, las tres chicas se acercaron a ella rápidamente, y la rodearon con miradas emocionadas.

—¿Tienes planes para ésta noche?—preguntó Sakura. Tenten abrió la boca, pero Ino fue mucho más rápida.

—¡Sea lo que sea, debes venir con nosotras! no es nada opcional—le advirtió con una de sus sonrisas peligrosas. Sabía que algo tramaban cuando Ino Yamanaka sonreía como si ocultara un jugoso secreto de ella.

—Cerda, no puedes obligar nadie para que sigan tus planes—le gruñó Sakura, pellizcando su brazo— pero si nos encantaría que vinieras, en verdad.

—¡El resto de los chicos van a reunirse en la noche! Hinata nos ha invitado para prepararnos en la mansión Hyuga—exclamó con euforia la rubia. Hinata sonrió cómplice de sus palabras— Nosotras también debemos ir todas, será increíble. ¿Cuándo ha sido la última vez que salimos sin la necesidad de pelear?

Tenten no quiso decirlo, pero estaba emocionada. Todas aquellas chicas tenían un motivo importante para asistir en la noche al evento y sonaba muy tentador poder reunirse con sus amigos en un evento que en el que su vida no corriera peligro. Sin embargo, había algo que le punzaba el corazón con la delicadeza de una aguja y no creía poder ignorar.

Imaginaba cómo podía acabar la noche, y aunque la comida llenara su estómago, sabía que terminaría en alguna banca sola mientras las demás escribían sus historias de amor.

No las culpaba, era exactamente lo que quería que sucediera, pero mentiría si dijera que no estaba celosa.

torció la boca en una media sonrisa.

—en realidad, pensaba mirar los fuegos artificiales desde mi hogar—dijo, la cara de Ino se volvió de su sonrisa en un instante— además, después de todo lo que pasó, no tengo nada qué usar…

Sakura e Ino se miraron confusas, pero fue Hinata la que tomó sus manos en un apretón fuerte. Tenten se estremeció.

—Creo que es un momento muy especial, Ten-Chan—dijo la heredera de clan con voz tranquila, pero segura— No siempre se tiene a todas las personas que amamos juntas, y debemos atesorar cada recuerdo que tengamos con ellas. Yo puedo prestarte algo si así lo quieres.

—¡Esa es la actitud, Hinata!—exclamó Ino—¿vez, Tenten? Estas cosas deben celebrarse, no siempre seremos jóvenes y la guerra ya nos ha robado tiempo. ¡Merecemos una noche para divertirnos!

—¿Qué dices?—le siguió Sakura, con una sonrisa alentadora.

Tenten las miró: Tenían ese brillo de emoción que las envolvía y sólo había logrado notar cuando las cosas eran sencillas.

Cuando apenas imaginaban que una guerra se desataría.

Sonrió.

—Está bien.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

La mansión Hyuga era más grande de lo que decían las leyendas.

Desde niños, era objeto de toda clase de mitos y cuentos que los demás niños hacían por generaciones, pero nadie sabía a ciencia cierta cuantos secretos se escondían en sus paredes. Era de un aspecto tan tétrico que nadie se atrevía a pisar más lejos de lo que se podía, y sus miembros eran aún mas reservados que las gigantes paredes que bordeaban el lugar.

Aun con todo el tiempo que conocía a Neji y Hinata, jamás había traspasado las grandes puertas que los separaban.

Los escalofríos subieron por su espalda. Ino y Sakura también se notaban algo dudosas, pero Hinata procuró mantenerse al frente siempre.

Pero todas sus dudas se dispersaron al ver a una Hanabi sonriente.

—¡Pensé que no iban a venir!

La pequeña Hyuga les brindó la más cálida y poco rigurosa bienvenida que esperaban. No imaginarías una bienvenida así en viniendo de uno de los Clanes más poderosos, pero las cosas habían cambiado y aquellos sentimientos rígidos que mantenían separados a la gente se dispersaron. En un instante fueron llevadas hacia lo que sería su primera parada para prepararse en la noche, y el cuarto de Hinata las acogió con el esplendor que poseía.

No es que no supieran sobre el bienestar de la familia, pero aquello era de sorprender a cualquiera. Hinata y Hanabi estaban encerradas en un palacio gigante.

—¡Yo pido el baño primero, frente!

—¡compórtate un poco, Ino-cerda!

Incluso tenían gente que les atendía. Una chica le preguntó si podía hacerse cargo de sus zapatos, a lo que Tenten respondió nerviosa, pero Hinata la alentó a sentirse cómoda. Le había dado órdenes a Hanabi para revisar su closet y sacar todos los kimonos que tuvieran, a lo que la pequeña sonrió emocionada y sin dudar fue corriendo a hacerlo en un segundo.

Sedas pintadas de colores llenaron su vista, Hanabi sacaba entusiasta hasta la última prenda que tenían guardada.

Las chicas que servían la envolvieron para tomar algunas medidas, algo de lo que claramente no estaba acostumbrada, y no pudo dejar escapar una carcajada desde el fondo de su garganta cuando se dio cuenta que la situación no tenía sentido, pero no era necesario tenerlo.

Las demás también rieron.

Hiashi Hyuga, el padre de Hinata, asintió con la cabeza en algún lugar no muy lejos de la casa.

aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

La seda oscura la envolvía

Era brillante, pero no poseía los mismos patrones que aquellos que usaban de niñas.

Ese era un kimono verdadero, uno que se sentía sumamente costoso sobre su piel y la envolvía en una noche oscura llena de brillantes estrellas sobre él. Las figuras de dragones danzaban en su traje tan elegantemente que le era imposible no mirarlo mientras se lo colocaban sobre el cuerpo. Era pesado, si, pero apenas la tocó supo que estaba destinada a poseerlo y algo se encogió en su estómago, sintiendo la adrenalina correr por sus venas.

Hinata, lista en su preciosismo kimono amarillo, le ajustaba el Obi con gran maestría y mucha, mucha fuerza. Cada capa que tenía encima se sentía como una armadura, haciendo sentir a Tenten con mucha más confianza con la que había entrado. Ni siquiera había visto su reflejo en el espejo, pero Sakura le había dicho tantas veces que sus ojos se veían lindos con el delineador que esperaba creerle; Ino le había tirado del cabello tantas veces que pensó tendría calva la parte delantera de la cabeza.

—Es una ocasión especial, la ropa bonita no debe quedarse en el armario—le susurró Hinata—Neji-nii-san va a ir también— Tenten apretó las manos con fuerza en sus mangas largas.

Neji… era un tema que ahora le costaba hablar. Las cosas no habían sido como antes.

Respiró con dificultad, el obi estaba ajustado.

cuando Hinata estuvo satisfecha, las tres se detuvieron a admirar la obra que habían terminado. Tenten apartó la mirada, sus amigas sonreían como si hubieran descubierto oro en lugar de cobre, lo cual le hizo sentirse mucho mas nerviosa.

Hanabi le ofreció un lugar en el espejo.

Las lágrimas casi ruedan por su maquillaje.

No quiere decir que son las mas lindas. Era algo impropio de ella sentir tal vanidad.

Pero siente que las miradas no pueden apartarse de ellas.

La gente llena todo el pabellón con puestos de comida, tiendas, globos y juegos. Konoha tiene vida de nuevo y las personas pueden respirarlo en el aire.

Tenten caminó con la espalda rígida, aunque el peso sobre sus hombros la estaba matando. Aquel pedazo de tela debía ser usado para caminar con una tabla en la espalda, pero no dejaría que eso la detuviera. Sus amigas se mueven junto a ella, tan dignas y bellas como podía recordar, enfundadas en sus bellos kimonos de colores y las flores adornando su cabello. Lo saben, era algo ostentoso de usar para un pequeño festival, pero aún así sienten orgullo de lucir de esa manera.

Cuánto tiempo había pasado que no podían pensar en ellas, en la simple incógnita de qué color usar o qué peinado hacerse. Cosas sencillas y mundanas.

Sus zapatos rozan el suelo y anuncian su llegada, es un sonido que tiene ritmo y es en lo que Tenten se concentra para evitar las miradas atrevidas de la gente. Cuando el ritmo disminuye, puede distinguir una pequeña multitud al frente y no le cuesta nada reconocer a sus compañeros también vestidos para la ocasión.

Una ola de calor sube por su cuello, sabe que está ardiendo.

y ahí, parado junto a Lee, se encuentra Neji.


¿Capítulo 2?