RETROSPECCIÓN

CAPÍTULO 6

—¡Usopp, abre la puerta! Sé que estás ahí dentro. —le llamaba yo mientras picaba el timbre de su casa con desespero —Tienes las luces del salón encendidas, se ven desde fuera.

—¿Por qué vienes a estás horas a mi casa? Es tarde.

—Por fin me haces caso.

—Desaparece de aquí. ¡Vuelve a tu casa, Luffy!

—Sé que estás enfadado porque yo estoy saliendo con Nami y tú no.

—...

—Usopp, yo no pienso disculparme porque yo no he hecho nada mal. Solo he venido aquí porque no tienes derecho a dejarme de hablar, dejar de venir a mi casa como hacías cada día para despertarme, ¡Y TAMPOCO PUEDES CORTAR EL VÍNCULO COMO SI YO TE IMPORTASE UNA MIERDA!

—Ahora mismo tú no eres un amigo para mí.

—¡Tsk! Hemos sido como hermanos desde la infancia ¿qué me estás contando ahora?

—¿Y? La amistad no se mide por el tiempo, sino por la confianza.

—¿Me estás diciendo que no confías en mí, Usopp?

—Evidentemente, y ahora largo de aquí.

Yo me abalancé sobre él. Le sujeté por las solapas de su chaqueta y le clavé la mirada en esos ojos saltones; una mirada de odio, de dolor...

—No me mires así. Tú no eres el que ha sufrido de nosotros dos.

—¡Va, pues di! ¿Qué demonios te he hecho yo a ti?

—Luffy, eres un canalla. Aprovechaste que yo rompí con Nami para metértela en el bolsillo.

Le pegué un puñetazo en la mejilla dejándole medio caos en el suelo de la entrada de su casa.

—No hables de Nami como si fuera un premio. Mientras tú la hiciste llorar por culpa de tu inseguridad, yo estaba ahí alentándola. ¡No tienes ningún derecho a echarme nada en cara!

—Ya... ¿y entonces por qué la besaste?

—...

—¿Quieres que te diga la verdad yo mismo? Habías estado esperando ese momento durante mucho tiempo ¿no es así? Tú deseabas que yo rompiera con ella. Te salió genial la jugada, lo reconozco.

—Eso no es verdad. Yo no quería eso.

—Nos conocemos. No mientas.

—¡Aquí el que miente eres tú! No eres capaz de asumir que Nami me quiere y tampoco eres capaz de alegrarte por nuestro noviazgo o simplemente no irte de nuestro lado.

—¿Estar con vosotros? ¿Para qué? ¿Para estar de adorno?

—Yo estuve ahí cuando salías con Nami. Y aun así también me dejaste de hablar por una temporada cuando te conté que ella me gustaba.

—Es diferente. Nami ya no quiere saber nada de mí.

—Ese es problema vuestro. Eso no tiene nada que ver con que dejes de hablarme a mí.

—Luffy, ya te he dicho que no puedo confíar más en ti.

—Te ciega la envidia. Pero si eso es lo que tú quieres... entonces dejémonos de hablar.

—¡Joder...! Esto hubiese sido mucho más fácil si en un entonces hubieras escogido entre ella y yo.

—Si una relación se basa en la confianza, ella es la mejor opción. Adiós, Usopp. Fue divertido mientras duró.

Duele dejar a alguien en el pasado, ese alguien a quien lo queríamos en nuestro futuro. Así pues, yo había perdido sin duda al mejor amigo de los que pude haber tenido y seguramente de los que tendré.

La envidia y la inseguridad lo cegaron y le hicieron arremeter contra mi felicidad.

Un vacío en mí hizo que vacilara durante una semana. Me sentí triste, desanimado y traicionado.

—Depierta, Luffy —susurró una agradable voz a la vez que me revolvía el pelo con simpatía.

—¿Huummmm...? ¿Nami? ¿Qué haces tú en mi aula? —pregunté babeando en mi pupitre.

—He venido a verte. Oye, tú tienes mucho morro. Anda que dormirte entre clases.

—¿Y qué más da? Se supone que son descansos.

—Si tú lo dices.

—Tampoco tengo con quien charlar.

—Bueno, tienes a Usopp en tu clase a unos diez metros. ¿O es que ha pasado algo entre vosotros?

—Ya no somos amigos.

—¿No me digas que se ha enfadado contigo de nuevo porque estamos saliendo tú y yo?

—Sí. Aunque no solo por eso. Dice que nunca podría confiar más en mí.

—Oh... vaya. No sé qué decir.

—Pensaba que lo conocía a la perfección. ¿Quién diría que dejaríamos de ser amigos de esta forma?

—...

—Y ahora lo veo súper feliz con sus nuevos amigos. Esto puede sonar patético pero no me acostumbro a estar sin él. Me siento solo.

—Ya... ¿Y qué más razones te dio?

—Soltó que como tú no querías saber nada de él, él se sentiría de adorno si se esforzaba a juntarse con nosotros.

—Ya veo...

—¿Podré encontrar algún día a un amigo tan bueno? Pff, lo dudo. Solo quiero alguien que me entienda como él y que me escuche como él lo hacía.

—Luffy... —musitó ella lastimada.

—¡Además el muy cabrón me amenazó diciéndome que todo hubiera sido diferente si le hubiera escogido a él en vez de a ti! ¿¡Quién se cree!?

—Vaya, así que te sugirió eso...

—¿Estás bien, Nami? Te noto entristecida.

—Es solo que... —dijo ella mirándome con melancolía —Me sabe mal que te sientas solo cuando me tienes a mí.

—Nami... Ya entiendo. No debí haberte contado esto. Ahora entiendo por qué te sientes así, he sido un estúpido.

—Luffy..., ¿estás seguro que me prefieres a mí antes que a él? Quizá ya no haya vuelta atrás y lo pierdas para siempre.

—Mírame. Tú nunca me hubieras pedido que eligiera.

La abracé, la abracé con todas mis fuerzas. Nami nunca dudaba. Nunca hubiera hecho ese tipo de preguntas. Ella nunca se sentía así de insegura.

Solo ese día flaqueó por la baja autoestima que yo le causé.

Mientras nos abrazábamos, pude ver cómo Usopp me miraba a lo lejos con recelo.

Entonces fue cuando entendí que no podía con mis palabras hacer sentir a Nami la raíz de la enemistad entre Usopp y yo.

Porque ella no jugaba únicamente con el papel de mi novia.

Ella también era la mejor amiga que se podía tener.


P.D.: Aún, en el día de hoy, no me arrepiento de seguir al lado de tan maravillosa mujer.

FIN

Retrospección: mirada al pasado para evocarlo o recordarlo.