Bueno, los personajes no me pertenecen, si no a su creador Masashi Kishimoto

La historia está ubicada en un AU.

ADVERTENCIAS

Lenguaje fuerte y vulgar, situaciones relacionadas a sexo, violación, tortura física y psicológica, así como violencia gráfica. Si no te gusta este tipo de lecturas, abstente de leerlas.


Capítulo Tercero

Camino con paso lento, y seguro, repasando en su mente una y otra vez las palabras de su madre, no debía perderse y debía de tener cuidado.

El bosque cada vez se hacía menos espeso, y el ruido de los coches se escuchaba cada vez más cerca, miraba todo alrededor y apretó su mano sobre la hoja, era muy importante y no debía perderla.

La luz del sol que se colaba entre las ramas de los arboles lo cegó por unos momentos, en los que se cubrió con sus manos por mero instinto, pero no pudo evitar sonreír, desde que tenía memoria solo lo había sentido a través de un cristal.

Dejo de sonreír al ver que llegaba a la orilla y los coches pasaban a una velocidad constante y rápida, se quedó embelesado por unos momentos viéndolos, su madre le habían dicho que eran peligrosos, pero aun así, se veía tan rápido.

Camino por la orilla con rapidez, queriendo correr por algunos momentos, pero resistiendo las ganas.

Se detuvo abruptamente al ver ese auto, ese que tenía las luces encima, miró hacia los lados y luego correo hacía ella, alzando las manos al hombre que estaba sentado dentro.

− ¡Señor, señor! – Le llamó

El oficial salió con rapidez al ver al niño correr a la patrulla, encontrándolo en el camino.

− ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

El niño asintió recuperando el aliento, y luego alzó su mirada viendo la oficial, dándole una sonrisa.

− Sí – Dijo asintiendo

− ¿Qué edad tienes? ¿Cómo es que tus padres te dejaron salir solo?

El niño sonrió.

− Tengo 5 años – Dijo levantando la palma y extendiendo la hoja de papel en sus manos – Mamá me ha dicho que cuando lo viera tenía que entregarle esto

− ¿A mí? – Dijo confundido al tomarlo

El niño asintió.

− Dijo que a un señor de uniforme en un coche de esos – Dijo al señalar la patrulla

El oficial abrió la hoja con algo de duda, abriendo los ojos con sorpresa segundos después, viendo al niño y luego la hoja sin poder creer lo que veía.

Un ojo blanco y un ojo negro.

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¿Ya se durmió?

Casi saltó ante la ronca voz y asintió con calma, mientras dejaba en la mesa el biberón.

Si, está muy calmado.

La mujer bajo la mirada, huyendo de la mirada penetrante que el pelirrojo le daba.

Todos esos meses creí que sería mío.

La mujer saltó asustada ante su declaración y le vio con extrañeza.

No era posible – Dijo con calma.

¿Por eso no te deshiciste de él? ¿Por qué sabías que sería del Uchiha?

Hinata apretó sus puños volviendo a desviar la mirada.

Eso no es verdad – Dijo molesta – Yo sería incapaz de hacer algo así.

¿Entonces no sabías de quién era?

No.

"Aunque estoy muy feliz de que sea de Sasuke" Pensó la morena.

¿Aun piensas en escapar?

No – Mintió la chica.

El pelirrojo caminó hasta ella, que retrocedió de manera automática, hasta chocar con la mesa.

Seguro que aún lo haces – Dijo con molestia – Aun tratas de alejarte.

Ella negó de nuevo, queriendo que creyera su mentira.

Yo… Ga´h.

Casi grito cuando sintió el empujón que la hizo caer sobre la mesa con un ruido sordo.

Cállate – Espetó.

Hinata negó con la cabeza cerrando las piernas y cruzándolas con fuerza, viendo la mirada molesta de Gaara.

No… − Dijo apretando las piernas – Yo…

No hables – Le repitió el pelirrojo.

Pero…

Silencio – Espetó sacándole el pantalón y poniéndose entre sus piernas.

Hinata cerró los ojos con fuerza, queriendo pensar que quien estaba sobre ella era Sasuke y no el pelirrojo.

Abre los ojos.

La chica lo hizo con lentitud, sin querer aceptar esa situación. La peligrosa mirada verde la veía fijamente.

¿Qué…? ¡Ah!

Gritó de dolor, apretando sus puños sobre la mesa con fuerza al sentirlo entrar en ella de golpe, dejo que las lágrimas escaparan de sus ojos y volvió a cerrarlos con fuerza.

No grites – Espetó el pelirrojo con tranquilidad – Vas a despertar al niño.

Hinata quiso patearlo, pero ante la mención de su hijo solo pudo apretar los puños mientras ladeaba el rostro, aguantando las náuseas al sentir el aliento de Gaara contra su mejilla mientras lo sentía entrar y salir con un ardor doloroso.

Buena chica – Le susurró el pelirrojo.

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El niño miro de un lado a otro, todo era tan nuevo para él, la televisión que había ahí no tenía una caja tras ella, era tan delgada, y las personas corrían de un lado a otro, pero otros estaban frente a una especie de televisión, solo que hacían algo con los dedos.

El hombre con el que llegó había hablado mucho tiempo con unos hombres en una habitación de paredes transparentes, para luego salir de su vista, aunque ahora regresaba hacía él con una bolsa.

− ¿Cómo estas Daisuke-Chan?

El niño le miró por unos momentos.

− ¿Cuándo va a llegar mamá?

El hombre le dio una mirada sorprendida, luego se arrodillo frente a él.

− No me presente adecuadamente – Dijo con una sonrisa – Soy Iruka, es un placer conocerte.

El niño asintió con calma.

− Yo también.

El hombre le extendió una bolsa.

− Son dangos dulces ¿Quieres uno?

El niño miró la bolsa con precaución, Gaara-Sama nunca lo dejaba comer dulces porque decía que sus dientes se iban a picar, pero no estaba en esos momentos ahí…

− Claro – Dijo sacando uno.

El hombre lo miró comer con una sonrisa en el rostro.

− Vendrán a conocerte unas personas, ¿Tú madre te hablo de ello?

El niño lo miró y asintió con la cabeza.

− Dijo que me presentarían a los padres de mi papá y tal vez a su papá.

− ¿Tú papá?

El niño asintió.

− No lo conocí, pero mamá me hablaba de él cuando no estaba Gaara-Sama.

− ¿Quién es Gaara-Sama?

− El que nos cuidaba – Dijo sin pensarlo – Aunque mamá nunca sonría cuando él esta, ¿Eso es raro?

El hombre le dio una mirada que él niño no pudo identificar mientras lo abrazaba con fuerza, sorprendiéndolo por unos segundos.

− Ya estas a salvo – Le dijo aun abrazándolo.

El niño no hizo nada, no comprendía a que se refería el hombre, ¿No se suponía que estando afuera estaba en peligro?

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El niño escapó de los brazos de su madre, mientras corría con todo su entusiasmo hacía el pelirrojo que venía entrando por la puerta.

Gaara-Sama – Le saludó cuando cruzó la puerta.

El pelirrojo le vio por unos momentos y le revolvió el cabello.

¿Te portaste bien?

El niño asintió con rapidez.

Y eh estado entrenando con mamá – Dijo con orgullo.

Valla – Dijo el pelirrojo dirigiendo su mirada hacía Hinata – No sabía sobre ello.

El niño continúo sonriendo, ignorando la mirada asustada de su madre.

¿Cómo le fue a Gaara-Sama?

Bien – Dijo con calma – Vamos a que me ayudes.

¡Si! – Dijo el niño alegre.

Hinata quiso detenerlo pero la mirada molesta del pelirrojo la detuvo, haciendo que diera un paso hacia atrás.

Sirve la comida – Le espetó con molestia.

Hinata los miró caminar sin poder hacer nada, no importaban sus esfuerzos, Gaara era cada vez más unido a su hijo.

El niño le ayudo al pelirrojo a sacar las cosas de la maleta, pasándolas de un lado para otro.

¿Gaara-Sama? – Le llamó después de un rato.

¿Qué?

El niño dirigió su peculiar mirada hacía él.

¿Algún día yo podré acompañarlo afuera?

El pelirrojo le observó por unos segundos y luego suspiró.

Afuera es muy peligroso – Dijo con calma – Cuando crezcas tal vez te lleve.

El niño asintió con una sonrisa.

Entonces esperare a crecer – Dijo con ánimo.

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Se removió contra el sillón, sin saber cómo debía comportarse en ese momento, al ver que el señor Iruka acercarse al lugar con dos señores, que lo veían a través del cristal, hablando con el oficial antes de entrar.

− Hola – Dijo la mujer dando una sonrisa.

El niño la miró con miedo.

− Hola – Susurró con miedo.

La mujer se acercó con lentitud hacía él con lentitud, extendiéndole un tomate.

− ¿Quieres?

El niño la miró unos segundos y luego asintió con la cabeza de manera rápida.

− Me gusta mucho – Dijo tomándolo y dándole una mordida.

La mujer le miró con ojos llorosos, viendo al niño comerse el tomate con gusto, se acercó a él, hincándose a su lado y dándole una sonrisa.

− Ah – Dijo el niño con sorpresa – No me presente – Dijo con un sonrojo – Soy Uchiha Daisuke – Hizo una inclinación.

La mujer le siguió sonriendo.

− Yo soy Uchiha Mikoto – Dijo inclinándose.

El niño la miró con sorpresa.

− ¿Uchiha como yo?

Ella asintió con calma.

− Soy la mamá de tu padre.

El niño sonrió animado.

− Mamá siempre me habla de él cuando Gaara-Sama no está.

La mujer le vio con sorpresa al escucharlo hablar del hombre con tranquilidad, y dio un suspiro para calmarse, Iruka se los había advertido.

− Sí, a él le hubiese gustado conocerte, también le gustaba mucho el tomate.

El niño le miró asombrado.

− ¿De verdad?

La mujer asintió con una sonrisa.

− Si, era su comida favorita.

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El niño la miró con duda una vez más.

¿Gaara-Sama no se enojara?

La mujer negó con la cabeza con una sonrisa fingida.

Estará bien – Dijo dándole el papel.

La duda aumento en el rostro del niño.

No estoy muy seguro de esto – Dijo viendo el papel.

Su mamá le sonrió de nuevo.

Gaara se divertirá un rato y luego iremos por ti – Mintió.

¿De verdad?

La mujer asintió de nuevo.

¿No quieres conocer a tus abuelos?

El niño asintió con una sonrisa.

Si, si quiero.

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− Eto… Mikoto-Sama – Le habló el niño.

La mujer le sonrió.

− Puedes decirme abuela.

El niño se sonrojo sonriéndole.

− Eto… ¿Cuándo vendrá mamá?

La mujer le miró sorprendida y luego dio un suspiro.

− No lo sé – Dijo recuperando su sonrisa – Hasta ese momento estarás con nosotros, ¿Te parece bien?

El niño asintió sonriendo de nuevo.

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− ¿Crees que no sé lo que hiciste?

La mujer lo miró con miedo, habían pasado horas desde que el niño se había ido.

− Yo…

El pelirrojo le vio con molestia.

− Es una lástima, me había acostumbrado a él.

Hinata se hizo hacía atrás, chocando con la pared.

− No le entiendo – Mintió.

El pelirrojo le dirigió su mirada molesta.

− Siempre venía a saludarme – Dijo molesto – ¿Crees que no lo notaria?

La mujer se pegó a la pared.

− Ya se ha ido.

El pelirrojo la jalo del cabello llegando a su lado.

− Si tú nos separare – Dijo tomándolo con fuerza del rostro y pegando su frente a la suya – Tú lo vas a pagar.

− M-Me haces daño – Dijo intentando soltarse.

La jalo del cabello, arrojándola hacía la habitación, haciéndola caer en la cama con fuerza, se subió sobre ella y la desnudo con rudeza mientras ella trataba de apartarlo, ya no tenía nada con que mantenerla quieta.

− Deja de moverte – Le espetó.

− No – Espetó la mujer molesta.

El pelirrojo le vio molesto y se quitó el cinturón.

− Entonces tendré que castigarte.

La mujer le vio con pánico por unos segundos.

− ¡No, no, no!

Notó el primer golpe en su pierna derecha, aun no lo había asimilado cuando sintió otro más sobre su abdomen, trato de meter sus brazos, pero el pelirrojo la giró golpeándola en la espalda.

− ¡Ya basta por favor! – Dijo llorando.

Pero Gaara no se detuvo, siguió golpeándola con fuerza con el cinturón hasta que creyó que perdería la conciencia, solo entonces se escuchó el sonido del cinturón al caer al suelo y entonces Gaara la volvió a girar.

− ¡Eres un maldito enfermo! – Le espetó con poca fuerza.

La tomo de la cara dándole un beso brusco, obligándola a abrir la boca para meter su lengua mientras ella pataleaba.

Se quitó la camisa y liberó su erección, colocándose entre sus piernas.

Empezó a llorar, el llanto fue aumentando al ritmo de sus embestidas. Todo su cuerpo le ardía y le dolía, aún más con los movimientos bruscos del pelirrojo.

− Si Daisuke no está entonces tendremos que tener un niño – Espetó aun moviéndose contra ella.

La mujer le vio con asombro y miedo, tratando de separarse.

− No…

− Cállate – Dijo el pelirrojo – Para mí sería muy fácil ir hasta dónde está y eliminarlo de un tiro.

Hinata cerró los ojos llorando nuevamente, sintiendo como el pelirrojo se movía con fuerza contra ella, al menos su hijo había salido de ese lugar.

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Buenos días:

Si está leyendo esto quiere decir que mi hijo tuvo suerte y pudo llegar a salvo.

El tiempo que tengo es corto, por eso seré precisa. Él es Daisuke Uchiha, hace varios años nos raptaron del hospital donde lo acaba de tener.

No sé qué seguimiento le hayan dado, pero solo le pido que se lo entregue a Mikoto Uchiha, ella sabrá que hacer, en caso de no ser posible, por favor llévelo ante Hiashi Hyuga, mi padre.

Cuando Daisuke crezca, díganle que lamento no ir tras él, pero los dos no podemos ser libres, y es mi decisión dejar que sea él quien vea el mundo. También que lo amo mucho y que lamento tardar tanto en liberarlo.

Espero por favor, haga lo que pido, y que cuiden mucho a mi hijo.

Hinata Uchiha.

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El niño miró con asombro el lugar lleno de flores.

− ¿Está todo bien? – Preguntó Mikoto.

El niño asintió sonriendo.

− Es que nunca había visto algo así.

La mujer le sonrió.

− Te puedo mostrar todo lo que hay – Dijo dándole la mano – Vamos a comer.

El niño asintió sin saber qué era eso que sentía en su pecho.

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Libertad, aunque aún no supiera lo que era.

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Y fin.

Espero les haya gustado.

Como mencione en el primer capítulo, es una historia que ya había subido, y que debido a una petición de un amigo, vuelvo a subir.
Espero me digan que les parecío.