Marinette había terminado nuevamente en la sala de castigos. Antes le daba igual, porque en más de una ocasión había terminado ahí con Adrien, gracias a sus travesuras. También había estado ahí sola y no era un lugar terrible como lo mostraban en televisión. De hecho, la televisión siempre tendía a exagerar todo, lo cual podía resultar algo gracioso.

Se supone que cuando estás ahí debes hacer tareas que te dejan los profesores o en casos más severos, el director. Aunque lo cierto es que nadie las hace y nunca nadie las revisa, todo eso es un mito, algo que dicen pero nunca sucede.

Marinette vio el lugar y notó como el chico de la otra vez la saludaba con la mano. Vaya, parecía ser que ese chico siempre estaba ahí. Era extraño, porque tenía un rostro muy amigable, no tenía la apariencia de alguien que siempre buscaba problemas. ¿Por qué estaba ahí entonces?

Dirigió sus pasos al asiento que se encontraba a su lado, se sentó y escondió su mochila entre sus piernas. Su mochila era tan bonita que odiaría que alguien la ensucie o la intente pintar solo por molestar. No había que olvidar que aunque esos chicos fuesen tranquilos, eran problemáticos y por eso se encontraban ahí.

—Parece ser que eres una chica problema, ya dos veces aquí —le dijo él desconocido.

Marinette sonrió y se hizo la relajada estirándose en su asiento. Era cómodo, solo que existía la posibilidad de caerse de espalda y hasta ahí llegaba la parte genial.

—¿Qué puedo decir? Soy bastante rebelde si lo pensamos bien —respondió.

¡Eso había sonado mejor de lo que esperaba! Sí que era buena respondiendo. Era divertido hacer esto sola, sin el rubio bobo.

—Creo que tu apariencia no da esa idea —él se rió y Marinette se sintió molesta, ¿qué le sucedía a ese chico? —. Tú aspecto de chica buena no ayuda.

Marinette ojeó su ropa y se dio cuenta de que se veía bien, igual que siempre. Llevaba sus pantalones rosa, su polera de flores diseñada por ella misma y su chaqueta negra. Sin olvidar mencionar sus coletas, su peinado favorito.

Quizás ese peinado era algo infantil, pero a ella le gustaba. Además, le quedaba bien, lucía tierna. A Adrien también le gustaba, en ocasiones le decía cumplidos o ambos jugaban con su cabello. Claro que cuando ella se vengaba, Adrien realmente se enojaba. Adrien se preocupaba mucho por su cabello, incluso más que ella.

Rayos, es muy difícil dejar de pensar en tu mejor amigo...

—No me interesa lo que diga de mí mi aspecto, si yo me siento bien así, está bien para mí.

Él le aplaudió y asintió. Actitud que llamó la atención de Marinette.

—Esa es la mejor respuesta que alguna vez me han dado, eres agradable —él seguía sonriendo.

Marinette no pudo evitar sonreír también, esa respuesta le gustó mucho. Él le agradaba.

—La mayoría de las personas mienten e intentan hacerse las interesantes aquí.

—Soy como soy, no me sirve de nada mentir.

—¿Y por qué estás aquí?

El enojo de Marinette regresó al recordar lo que había sucedido, como de un día para el otro Adrien había decidido ignorarla solo para estar con Chloé. ¡Con Chloé! Eso era imperdonable, absolutamente imperdonable.

¡Oh, ya sonaba como Chloé! ¡qué terrible!

—Digamos que un idiota me cambió por una bruja —comenzó a explicar ella —. Pensé que era una broma, así que decidí lanzarle bolas de papel para ver si me miraba. —su boca se convirtió en una mueca al recordar lo que sucedió después de eso —. Pero... las cosas no salieron bien, porque una le llegó al profesor y... aquí estoy —explicó algo avergonzada. Esa parte no era la mejor de la historia.

¿Quién golpea a un profesor con una bola de papel? Cosas que solo ocurren gracias a la "Mari-teza"

—Vaya, qué mala puntería debes tener —se burló él.

¡Vaya ofensa!

—¿Seguro? Podemos probar, no me molestaría golperte aquí mismo —sinceramente, ganas de golpear a alguien no le faltaban. ¡Ser ignorada por tu mejor amigo no es lindo! Estaba enojada, muy enojada.

—¿Disculpa? —preguntó parpadeando confundido. Esa chica era pequeña y de apariencia tierna, seguramente un golpe de su parte no dolería.

—Estoy de muy mal humor, de verdad que ese idiota me debe una explicación —respondió haciendo puños sus manos.

Chiquita y de mal carácter. Vaya. Su nariz se arrugaba de modo divertido cuando se enojaba.

—¿Y quieres descargar tu mal humor con mi lindo rostro? Eres cruel.

—Mm... ¿lindo? —Marinette miró fijamente al chico, lo analizaba con su mirada. Él aprovechó para sonreír de modo coqueto, acto que hizo a la azabache rodar sus ojos —. Creo que te hacen falta lentes —determinó.

—Eso dolió —él tocó su pecho de modo dramático.

—Lo sé —respondió ella de modo orgulloso y cruzó sus brazos. Ambos rieron debido a esa broma, fue agradable para ambos.

Ambos estuvieron conversando durante todo el castigo, cuando terminó, se separaron. A Marinette le dio vergüenza preguntarle su nombre, por eso seguía con la duda. Eran amigos, o algo similar, algo que recién comenzaba. Se supone que "su tarea" era descubrir su nombre, ¿cómo lo haría sin preguntárselo? Eso era un completo desafío.

Normalmente cuando uno de los dos salía de detención, el otro esperaba al que había sido castigado y luego continuaban con su rutina de siempre. Hoy no fue así, en vez de eso, Marinette se sorprendió al ver ahí a Alya.

Alya corrió a abrazarla apenas la vio salir de esa sala.

—¡Amiga! ¡qué bueno que estás bien! ¡estaba tan preocupada por ti! —exclamó Alya mientras la abrazaba.

Marinette se separó del abrazo lo antes posible. No es que no le haya gustado, es solo que la tomó por sorpresa. No estaba acostumbrada a recibir abrazos.

Alya simplemente ignoró ese gesto y continuó con su preocupación.

—¿Estás bien?, ¿te robaron la comida? Podemos ir a tomar algo si quieres —propuso la morena.

Genial, Alya tenía la idea de que estar en detención era como en las películas o series antiguas.

¿Antiguas? Quizás en las series nuevas también mostraban lo mismo. Hace tiempo que Marinette no veía alguna serie.

—¡Casi me matan ahí dentro! —exclamó con espanto, le estaba jugando una broma a su amiga. Los ojos de Alya se abrieron con sorpresa y miedo —, tuve que bailar para poder comer —mintió. Quería ver si Alya se lo creía.

—¡Niña! Por lo menos no te golpearon —se lo creyó.

Marinette rió.

—Alya, era una broma —la morena iba a decir algo, pero no pudo porque Marinette continuó: —. La detención no es algo terrible. Simplemente estás sentada y puedes conversar o hacer lo que sea —explicó. Hablar de ese tema era raro, nunca había tenido otros amigos.

Su mejor (y único) amigo era Adrien, solían hacer todo juntos y estar juntos era lo mejor para ambos, se entretenían y se comprendían bien. Aunque... tener una amiga mujer podría ser algo bueno, hay algunas cosas que solo puedes hacer con chicas. ¿Cómo que? Bueno... ahora Marinette podría descubrirlo, ¡una nueva aventura!

—¿Conversar con delincuentes? Eso no me parece bueno para ti —Marinette rodó los ojos, cansada de la conversación —. Amiga, no porque... —Alya decidió no mencionar el nombre, por respeto a la azabache —...puedes tener más amigos, como yo y...

Justo en ese momento Alya vio a otras personas de su grupo de amigas, tomó de la mano a su nueva amiga y juntas corrieron para unirse a las demás.

—¡Rosita, Juleka! —Alya se acercó a ellas, las cuales dieron un salto al ver a la azabache con ella.

—¿No vienes armada? —le preguntó Juleka directamente a Marinette

—¿Armada? Por supuesto que no —respondió Marinette sin entender bien, jamás había tenido una pistola y de tener una, solo la utilizaría en contra de Chloé. Aunque... eso es ilegal e ir a la cárcel por Chloé no valía la pena.

—Una vez me tiraste un globo lleno de pintura, el cual tardó bastante en salir de mi cabello —explicó Juleka enfadada, su rostro la delataba, o bueno, el ojo que era visible.

Marinette sabía que no era una buena idea, que no era un buen momento pero aún así rió. ¿Cómo no hacerlo? Ese día Adrien y ella se habían vengado de Chloé por haberla molestado con que era pobre y el trabajo de su madre no contaba como trabajo. A Chloé le encantaba humillarla, y normalmente Adrien y ella la castigaban de formas creativas.

Chloé había quedado como un arcoíris. ¡Se veía horrenda!

—¿Te estás riendo de mí? —Juleka se veía aún más enojada, su ceño estaba fruncido. Rose la estaba tranquilizando, acariciaba su brazo de modo tierno.

Marinette se calmó, borró la imagen de Chloé tipo "My Little Pony" y recuperó la compostura.

—No. La verdad es que ese globo no era para ti. Tú nunca me hiciste nada, ni siquiera nos conocemos bien —Juleka se veía más tranquila, su rostro cambió a uno más pacífico —. Ese globo iba para Chloé. Y si te cayó a ti, lo lamento mucho, esa nuca fue la intención.

Juleka sonrió. Rose golpeó su brazo como signo de que todo estaba bien.

—Ya veo... —ella no era muy buena con las palabras, por eso se quedó un poco callada —, agradezco tu disculpa —dijo lo que le pareció correcto. Rose asintió, ella parecía preocuparse mucho por su amiga.

—Además, ¡a ella le gustó mucho! Después no dejaba de tomarse selfies —explicó para luego reír de modo tierno.

Definitivamente, Rose era una chica muy tierna y buena, se notaba el cariño que le tenía a Juleka. Hasta Alya sonrió, la morena se veía mucho más tranquila por alguna razón.

—Quedo como maquillaje de Halloween, por eso me gustó —explicó Juleka —. No se veía tan mal, solo que costó sacarlo.

—Al menos le sacaste provecho a la situación —dijo Marinette, sin saber bien qué otra cosa decir.

—¡Eso fue lo mismo que yo le dije! —Rose exclamó y dando un salto se colocó al lado de Marinette, la tomó del brazo y la acercó más al grupo, para seguir conversando de distintos temas. Esto se sentía raro para la azabache, ya que estaba acostumbrada a estar solo con Adrien, pero... estar con otras personas también era agradable.

Las chicas eran agradables, le cayeron muy bien a Marinette y le dijeron que deberían juntarse más, no perder el contacto. Se estaban despidiendo, cuando Rosita le preguntó a Juleka por su hermano mayor.

—Es un caso perdido, siempre está en detención.

Mayor, en detención.

Esas palabras no podían tratarse solo de una simple coincidencia, ¿o sí?

¿Acaso él era su hermano?, ¿podría ser eso posible?

—¿Cómo se llama tu hermano? —preguntó sin poder contenerse.

—Luka, ¿por qué? —respondió extrañada.

Marinette sonrió triunfante. Al fin había hecho su tarea, solo faltaba volver a ver al chico.

—Por nada, solo era una tarea —respondió feliz ella —. ¡Nos vemos mañana! —y se fue feliz.

—Es un poco rara —susurró Juleka.

—¿Por qué Luka sería una tarea? —le preguntó Alya a la más alta.

—Ni idea, ni siquiera sabía que se conocían.

—¡Es tan agradable! —exclamó Rose —, ¡es lindo tener una nueva amiga! —parecía ser que Rose era la más feliz del grupo, aunque así era su personalidad siempre.

Adrien había tenido que estar todo el día al lado de Chloé y Sabrina. Sabrina estaba con ellos porque era como la esclava de Chloé y la rubia quería que también lo atendiera a él. Solo que él no quería. ¿Para qué dejar que alguien haga todo por ti? Si era sano, no tenía necesidad. Además, eso le quitaba la diversión a la mayor parte del día. ¡Ni pensarlo!

—Tienes tanto que aprender, nosotros somos importantes, por eso debemos ser atendidos —dijo Chloé.

—Yo no lo veo así

—Porque aún no aprendes, es por eso ya encontrarás a alguien que te atienda —le explicó Chloé.

—Alguien que te ayude —dijo Sabrina, porque eso sonaba más lindo.

—Sí, como sea —Chloé rodó los ojos y le pidió algo a su "amiga", para que se fuera.

Adrien estaba con Chloé porque ella fue la que le dijo todo a su padre. Chloé (según ella) por órdenes de su padre, debía enseñarle cómo actuar. Adrien debía cuidar el apellido Agreste y hacerlo bien, como corresponde. O sino, tendría serias consecuencias.

Seguir a Chloé todo el día era tan malo como si te arrancarán ambas cejas. ¡Chloé es demasiado aburrida y engreída!, Además, ignorar a Marinette no es bonito. Pero, ¿cómo hablar con ella sin que Chloé se lo diga a su padre?