Complicado

Sinopsis: A veces no era sencillo expresarse. [Conjunto de viñetas para la IronStrange Week en Tumblr]

Disclaimer: Iron Man, Dr. Strange y The Avengers no son de mi propiedad. Los derechos van derechito para Stan Lee. Nada me pertenece, salvo mis ganas de fangirlear.

Éste escrito ha sido concebido de manera especial para celebrar la IronStrange Week en Tumblr.

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Notas de Autora: Otro día, otro prompt :D ¡Gracias por sus lindos comentarios! Me alegra saber que les está gustando la historia.


Prompt #4: Kamar-Taj.

Cap 4 Ausencia

No había sido nada sencillo aquél cambio, el rumbo de acontecimientos, para que Tony finalmente comprendiera que no todo el tiempo había lugar para la lógica. Cuando finalmente la capa le soltó, a Stephen le costó tranquilizarle y con ciertos inconvenientes, eventualmente logró explicarle las nuevas ventajas que poseía su conocimiento a las Artes Místicas.

Ese día, a Tony le costó muchísimo creer que Strange podía hacer magia aún sin usar su varita mágica, o sin llegar a recitar palabras extrañas salidas de libros clásicos, o viejas películas.

Pese a aceptarlo todo a primera vista, sin armar un escándalo (de esos de lo que Stephen estaba más que acostumbrado), aun teniendo las pruebas y siendo testigo de ellas, Tony no quiso saber nada más del asunto, no queriendo indagar más en los detalles, y al hechicero le pareció bien así, ya que él mismo a veces le costaba explicar a terceros lo bien que se le estaba dando todo lo alguna vez renegó cuando había estado en un templo, uno del cual no olvidaría jamás.

Pensó en los amigos que había perdido, y en los enemigos que había descubierto a medida que protegía su Santuario, porque tenía que meditar con frecuencia y estar al tanto de todo y de todos, porque ya tenía una idea más clara que su vida literalmente, podía estar en riesgo y poner en aprietos a todos los que alguna vez conocía.

En cierta manera, y sin pedir en ningún momento que esa responsabilidad recayera en sus hombros, ahora el mundo dependía de él.

Y Stephen trató en lo posible que las cosas llevaran un rumbo natural, sin forzar nada. Tenía en su poder un artefacto exclusivo que le hacía controlar el tiempo a voluntad, el Ojo de Agamotto,que se encontraba a salvo en uno de los templos del lugar donde había comenzado su aventura sin retorno, Kamar-Taj.

—Debo irme, —anunció el hechicero con pesar esa misma tarde, cuando el ocaso ya casi se despedía. La mano de Tony seguía jugando con la suya, aprisionando sus dedos para volver a dejarlos ser libres y así el ciclo se repetía, causando que Strange sintiera una sensación hormigueante en el estómago cada vez que sentía el calor de su acompañante junto a su piel.

Tony le dio una mirada larga, con el reproche pintado en sus facciones. —Pero si apenas acabas de llegar.

Stephen se permitió reír un momento, sacudiendo su cabeza, sintiendo como algunas hebras de su cabello le acariciaban parte de su frente. —Eso fue hace tres horas. Ya debo partir.

Él frunció el ceño en respuesta.

—J.A.R.V.I.S. —Llamó Tony, queriendo comprobarlo.

—Es cierto, señor. El Dr. Strange arribó en el lugar a las 3:35pm.

Tony se soltó de su agarre con brusquedad, dando unas largas zancadas hacia la cocina.

—Bien, si tienes que irte ya, vete. Yo igual estaba muy ocupado antes de que llegaras. —Le respondió de espaldas, extendiendo sus manos en la mesa para apoyarlas. La Capa no dejó en ningún momento de seguirlo, jugando a acariciar su espalda, en manera de consuelo.

A Stephen le enterneció la imagen, y avanzó hacia donde se encontraba.

— ¿Qué quieres hacer, Tony? —Le inquirió, en un suspiro resignado. Cuando éste volteó a verle extrañado, no pudo evitar suavizar sus rasgos. —Creo que somos lo suficientemente grandes como para saber que lo que tenemos…

—Teníamos. —Tosió Tony, corrigiéndole.

Tenemos. —Porfió Stephen, comenzando a enojarse. —Esto, no puede ir a ningún lado.

—Nada nunca se va contigo a ningún lado sólo porque así lo quieres. —Soltó Stark, levantando sus manos mientras rodeaba la mesa y abrir la nevera. Dioses, parecía necesitar algo que fuera más fuerte que la propia cerveza, porque a veces Stephen llegaba a encadenarse con sus discursos, y la verdad es que de igual manera se le avecinaba un terrible dolor de cabeza que no le dejaría tranquilo.

Sacó una botella de licor verde, la destapó y no volvió hacia donde estaba su invitado, sino que en cambió caminó casi en el medio de la sala, retándole con la mirada mientras tomaba un largo sorbo.

Stephen esperó que Tony bajara la botella para enfocar su atención y que ésta terminara por romperse en diversos pedacitos de vidrio. El contenido se le derramó de manera escandalosa alrededor de su cuerpo.

Tony le miró con odio. —Eres un grandísimo hijo de mala madre.

Strange se encogió de hombros.

—Como sigas interrumpiéndome, no me costará nada acabar con lo primero que bebas.

— ¡Pues vete, entonces! —Exclamó Tony, perdiendo los estribos. Sin poderlo evitar, le comenzar a resultar inevitable que recordara al hermano de Thor cada vez que Stephen comenzaba a hacer algún uso indebido de su magia, y ya él había tenido suficiente con todo el desastre que aquellos extraterrestres habían causado. Suponía que aquellas artes exóticas o lo que fueran, ocasionaban más problemas que soluciones.

Y Tony estaba lo suficientemente jodido ya como para seguir recibiendo más problemas.

No obstante, cuando gritó aquellas palabras, supo de inmediato que no las decía en serio. Que lo último que quería era que Stephen se fuera de su vida de nuevo y a saber cuándo él regresaría. Si es que regresaba alguna vez, con alguien tan problemático como él.

Lo último que vio aquella ocasión fue el rostro profundamente triste de Stephen, de cómo la Capa con cierta renuencia le había abandonado para regresar hacia su compañero, y de cómo éste abría un portal dorado para desaparecer directamente frente a él.

Y sintió como su corazón volvía a ralentizarse.

Sintiendo como sus esperanzas volvían a hacerse añicos de nuevo.


Había pasado meses desde aquello.

Tony se había mantenido muy ocupado desde entonces, no dando lugar para nuevas distracciones, volviendo a entablar una relación con Pepper Potts. Odiándose a sí mismo en silencio por no saber cómo estar sólo, por carecer quizá de la capacidad necesaria para ello.

A menudo sentía como las responsabilidades y el mundo entero se le venía encima. Más de una vez quiso escribirle y marcarle a su amigo, pero cada vez que recordaba que éste no había vuelto jamás a buscarle, o de siquiera entablar conversación con él cada vez que le veía en línea en WhatsApp, su corazón se endurecía de orgullo y moviendo sus labios en una fina mueca desaprobadora, le mandó al carajo por centésima vez en su mente, y no quiso saber nada más del asunto.

Él era Tony Stark, la gente le buscaba a él y no al revés. Así que si el jodido doctor Strange no iba a buscarle, pues bien que se podría ir a la…

—Tony. —Le llamó una noche, apareciéndose en su taller y con una expresión de profundo malestar. —Lo lamento, Tony. No debí irme de esa forma.

Una vez recuperándose del susto, dejando a un lado el robot en el que trabajaba y secándose un poco el sudor de su frente, Tony ladeó la cabeza a un lado. —No. No debiste.

Stephen miró de manera cohibida al suelo, y devolvió su mirada. —Supe lo de Ultrón. Me alegra saber que al final pudieron derrotarlo.

—Si bueno, tal vez si me hubiese aprendido algún truquillo tuyo para esa ocasión, a lo mejor lo habríamos derrotado más rápido.

Strange esbozó una sonrisa triste ante el significado oculto de sus palabras:

"Me abandonaste.

Otra vez."

Quiso borrar esa mirada reprochadora de sus facciones. Nuevamente había descubierto que ni el tiempo ni la distancia borraban los recuerdos, que algo le jalaba de vuelta hacia Tony, como si éste le estuviese llamando en cada uno de sus pensamientos.

Y también porque se había cansado de los reproches demandantes de la Capa, como si él solito tuviese la culpa de todo.

Strange suspiró, acercándose, extendiendo su mano.

—Si en estos momentos no estás muy ocupado, quiero que vengas conmigo un momento. O bueno, por unos días, sino te molesta. —Agregó, recordando que el destino que tenía en mente no era algo para ser tomado a la ligera.

Tony enarcó ambas cejas. —Estoy ocupado, sí. Pero —agregó, al ver cómo Stephen tenía ademán de dejar caer su mano. No me molestaría tener un pequeño descanso. ¿A dónde vamos?

El hechicero trató de suprimir una sonrisa. —Prefiero que sea sorpresa. Aunque seguramente para ti sea la primera vez que lo visitas, considerando tu gusto por los edificios y esas cosas.

—Vaya, hablas como si fueses ahora un asocial de primera. —Silbó Tony, metiendo las manos en sus vaqueros. —Antes era el hospital que te tenía así, y ahora la magia. Qué cosas, ¿quién lo diría?

Stephen puso los ojos en blanco. —Voy a bajar la mano lentamente. Si no la tomas, pues ya sabes lo que pasa. —Advirtió.

—Y después yo soy el dramático. —Al ver como el hechicero no cambiaba su expresión, Tony se cruzó de brazos, renuente.

Stephen aguardó unos segundos, y al ver que éste no se movía de su sitio, trató de contener el aire que estaba reteniendo y ya dándose por vencido, usó ambas manos para abrir su portal.

Le dio una última mirada a Tony y prosiguió con su camino.

Antes de desaparecer por completo, la mano de Stark se apretó con fuerza junto a la suya.

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