Capítulo 4: Cortando el punto

Silas Mann no había descansado en paz. Tras su muerte, toda la rabia que había acumulado en vida le había transformado en un espectro vengativo que todos los Halloween reaparecía en la vieja mansión familiar, con un hacha devora-cabezas en sus manos, dispuesto a matar a los mercenarios que sus insoportables sobrinos hacían luchar sobre su tumba. En aquella fecha, él se hacia llamar el Jinete Decapitado sin Montura.

Aquel Halloween, sin embargo, había sido diferente. Sus dos sobrinos había muerto y los mercenarios ni si quiera se habían dignado a aparecer por la vieja mansión, por lo cual su hacha se había quedado hambrienta y él con ganas de liberar su rabia.

-Cabezasss- susurraba el hacha siniestramente.

-Lo sé, lo sé- consolaba Silas a su arma.- Tienes hambre, pero este año no ha podido ser. El año que viene volveremos con el doble de fuerza.

El resto del año, Silas Mann era un habitante más del Inframundo. Tenía unos cincuenta "hijos", todos hombres calabaza, una especie nativa de aquel peculiar mundo, y su trabajo era cultivar más calabazas, algunas para consumo y otras para que se transformaran en guerreros que él mismo entrenaba. Con ese trabajo podía permitirse una buena vivienda y, aunque no necesitaba comer, se había negado a renunciar al café de la maña, pese a no poder beberlo. Él se aseguraba de comprar uno de marca cara y calidad extra y siempre lo tomaba (dejaba que se derramara por el interior de su espectral cuerpo) acompañado por el periódico que publicaba las noticias más frescas e importantes de la dimensión en la que le había tocado vivir.

No, para nada Silas Mann había descansado en paz. Pero al menos su no-muerte era tranquila. Salvo en las noches de Halloween, cuando esa rabia ancestral le poseía y le hacia matar a los equipos RED y BLU de turno. Sin embargo, el resto del año podía olvidarse de ellos y de sus insoportables sobrinos.

El sonido de su cafetera le hizo dejar de divagar: su café estaba listo. Tatareando una alegre cancioncilla, el espectro se sirvió una buena taza, ajustó su albornoz rosa y se sentó cómodamente en su sillón favorito. Mientras "daba un sorbo" a su café (léase: se lo derramaba encima), cogió el periódico y se dispuso a leer la portada.

Lo que vio en primera plana le habría hecho escupir su café de haber podido.

"La peligrosa banda 'Colmillo de la noche' se disuelve tras ser derrotada por unos humanos

La derrota aplastante que sufrieron los miembros de la famosa banda fue hecha pública durante la tarde de ayer, después de que su líder, Drakenium el Overlord errante, fuese vencido por el hijo del rey Krichevskoy, que en paz descanse – Artículo completo sobre los susodichos humanos en la página 23, declaraciones del Overlord Laharl, hijo de Krichevskoy, en la página 25.

Semejante titular y entradilla iba acompañada de una foto de catorce seres. Reconocía los rostros del Overlord local y sus cuatro vasallos ( y hermana pequeña) más acérrimos, pero no fue eso lo que había llenado su corazón de furia. Eran los nueve rostros que les acompañaban.

Parecía que al final si que iba a poder saciar su sed de venganza ese año.

….

Como las mañanas previas, el equipo se encontraba desayunando en el comedor mientras eran atendidos por un grupo de Prinnies, pero en aquella ocasión el Overlord se había presentado a desayunar con ellos.

Lo que había llevado al Overlord a unirse a ellos había comenzó la noche anterior. Medic había encontrado información sobre el Item World: un lugar existente dentro de un arma en el cual esta se volvía más poderosa, y se le había ocurrido la idea de que entrando allí podrían convertir a la Sasha de Heavy en un arma mágica que no necesitara munición.

Aunque el ruso se habría negado a emplear la magia sobre su preciada arma en otras circunstancias, la agresión que habían sufrido por parte de un demonio superior le había hecho ver que necesitaba más poder para proteger a su equipo, así que accedió a probar la teoría de Medic.

Había sido entonces cuando Laharl se presentó ante ambos. El Overlord había oído la conversación de ambos y decidió unirse a su expedición.

-Un buen Overlord nunca desaprovecha una oportunidad para grindear- les había dicho el demonio cuando Heavy le preguntó porque estaba interesado en acompañarles a un sitio que ya habría visitado muchas veces.- Además, quiero saber que clase de Item World puede generar un arma tan guay como esa.

-¿Rey demonio pensar que Sasha ser guay?- preguntó Heavy, sin evitar sentirse alagado.

-No todos los días ve uno una minigun por estos lares- admitió el Overlord.- Y desde luego nunca había visto una como esa. Los demonios solemos ser más clásicos a la hora de elegir armas. Aunque siempre hay algún hortera que va por ahí con sables láser...

Así pues, los dos mercenarios y el Overlord se habían adentrado en el mundo que se había generado en el interior de Sasha, aunque antes el demonio había prestado a ambos mercenarios algo de su propio equipamiento, el cual ya había sido reforzado al máximo, para que pudieran aguantar más tiempo en el interior del mundo.

Allí habían pasado dos horas, luchando contra enemigos más duros que los esbirros de Drakenium, pero no tanto como el terrible demonio que casi había acabado con los mercenarios el día antes. El Item World no sólo estaba plagado de enemigos peligrosos, sino que en cada piso que descendían, este se transformaba de manera completamente aleatoria. A veces se encontraban en pequeñas ruinas en la que apenas tenían espacio para moverse, y otras en una inmensa explanada. Además, había lugares especiales que brillaban de un determinado color, y si una extraña gema en forma piramidal estaba colocado sobre ellos, los que se situaran sobre ese área adquirían propiedades mágicas, tanto beneficiosas como perjudiciales.

Pese a todo, los tres habían descendido piso por piso, abriéndose paso entre los obstáculos del Item World, Laharl ocupándose de los enemigos más poderosos sin dificultad mientras que Heavy arrasaba a los demonios más inferiores mientras Medic les tendía su apoyo a ambos.

Cuando por fin habían llegado al piso número 100, el Item God, el tipo demonio más poderoso que habita dentro de un ítem hizo acto de presencia. Sin embargo, con una supercarga, Heavy y Medic no tardaron en reducirle, dejando pasmado al Overlord.

- ¿Qué fue eso?- había preguntado el impresionado rey demonio mientras el cuerpo del Item God se desvanecía tras los ataques del invencible Heavy.

-Una de mis mayores invenciones: la Supercarga o Übercharge. Gracias a un dispositivo instalado en el corazón de mis compañeros de equipo, y en el mio propio, cuando mi pistola médica alcanza cierto punto de energía acumulada, puedo liberarla y generar una armadura de energía impenetrable para mi y mi paciente durante unos segundos-expuso el alemán con orgullo.

-Guau. En mi vida había odio hablar de algo así. ¿Crees que es posible que yo pudiera aprovechar esa Supercarga de algún modo?- cuestionó Laharl. Aquello de volverse invencible por unos segundos sonaba guay e injusto para el enemigo, por lo que la ida le encantaba.

-No estoy seguro. Siendo un demonio tu corazón debería aguantarlo sin problemas, pero tendría que hacer algunas pruebas.

Ante la mirada perturbadora de Medic, el Overlord se apresuró decir.

-Si me tocas, te mato- advirtió en un tono especialmente siniestro que hizo que Medic abandonase rápidamente cualquier idea que tuviese sobre experimentar con él.

Después de su visita al Item World, se habían dirigido a la cocina para desayunar. No sin sorpresa, se habían encontrado con todos los mercenarios reunidos con Xenolith, Etna, Flonne y Sicily, ya que sin el Overlord para mandar misiones no habían encontrado nada más que hacer que echar el rato allí, mientras Soldier desvariaba sobre la segunda guerra mundial y hacia planes absurdos que nadie iba a seguir. Los únicos ausentes eran Scout y Bárbara

-¡Ey chicos! ¡Salimos en el periódico y por una vez es para hablar bien de nosotros!- anunció de pronto Scout entrando por la puerta de la cocina con un diario en la mano. Detrás de él iba Bárbara. Spy arqueó una ceja al verlos entrar juntos, pero no dijo nada. Ya se encargaría más tarde de averiguar si habían simplemente coincidido o si había algo más. En ese momento, le interesaba más el contenido del periódico.

El bostoniano extendió el periódico sobre la mesa, para que todos los presentes pudieran leer el artículo.

-¿Por qué coño os dan más protagonismo a vosotros que a mi?- se quejó Laharl na vez terminaron de leer, haciendo una bola de papel con el periódico y arrojándola lejos.- ¡No es justo! ¡Y encima siguen tratándome como el hijo de mi padre y no como el Overlord!- exclamó indignado, las antenas de su pelo alzándose hacia lo alto.- Agg, que coñazo. ¿Qué más tengo que hacer para que se me reconozca?

-Relájese: al menos el Grupo Krichevskoy ya no bloquea las noticias positivas que hablan sobre usted- le trató de tranquilizar Barbara, recordando a sus antiguos jefes.

- Aunque no es que hubiera muchas- se mofó Etna.

- La verdad es que tendrían que haber mencionado la primera vez que tú y Etna vencisteis a Baal- opinó Flonne

-Por lo menos sí que hablaron del asunto cuando lo derrotamos los cuatro juntos- recordó Sicily.

Laharl dejó escapar un bufido al pensar en el demonio que Flonne había mencionado.

-Bah, ojala ese sádico de mierda hubiera sido un tercio de fuerte de Baal: al menos me habría entretenido- gruñó Laharl.

-¿Quién ser Baal?- preguntó Heavy con curiosidad.

-Un Overlord Tirano. Es básicamente inmortal, tremendamente poderoso y tiene alguna fijación particular en nuestro Inframundo- explicó Etna.

Aquella información consternó a los mercenarios, quienes ya habían tenido bastante con el Overlord Drakenium como para pensar en alguien más poderoso que él que pudiese convertirse en su enemigo. Al notar sus caras de preocupación, y temiendo que fueran a rajarse en lo de proteger a su hermano, la pelirroja se apresuró a añadir:

- Pero no temáis: cuando nos ha atacado le hemos mantenido a raya sin problemas.

-Aunque cada vez que se le derrota tarde bastante en recuperar fuerzas, vuelve siendo dos veces más fuerte. ¡Es nuestro supervillano particular! ¡Incluso fue él que tuvo al culpa de la muerte del padre de Laharl!- exclamó Flonne, acabando con la relativa tranquilidad que las palabras de Etna les habían dado.

El Overlord, por su parte, apartó la mirada al oír mencionar la muerte de su padre.

- Por culpa de ese cabrón no pude ser yo quien le destronara como un buen demonio- murmuró Laharl.

-Bueno, ¿que planes hay para hoy?- cuestionó Engineer intentando olvidarse del susodicho Baal y con el fin de relajar la tensión del ambiente.

-Eso... ¡este soldado necesita su misión diaria para mantener su cerebro activo!- exclamó Soldier con entusiasmo.

-¿Pero tú tienes de eso?- murmuró Spy con sarna.

-En teoría me toca ir al cementerio estelar, ya que es el único lugar con magia astral accesible, pero hoy no es necesario que me acompañéis- informó Xenolith.

-¿Y eso?- se extrañó Demoman.

-Voy a ir yo con él- respondió Etna.-Después de lo de ayer necesitamos hablar a solas. Además, hemos oído que por ahí vive un chamán que es especialista en armas legendarias: quizás pueda decirnos algo sobre esa lanza.

-Entonces, ¿qué hacemos nosotros?- quiso saber Sniper.

-¡Podríais venir conmigo a la capital!- exclamó Sicily.- Aún no habéis visitado ningún núcleo urbano. Además podríais aprovechar para aprovisionaros, ya que hay gran variedad de tiendas con armas que no vende la Rose Queen Branch de nuestro castillo.

-Eh Pyro, quizás encontremos un lanzallamas por allí- le informó el texano a su compañero, quien aplaudió con entusiasmo.

-Además, hay rebajas en la Calle de la Amargura- añadió Flonne. Al oír la palabra "rebajas", Barbara se quedó mirando fijamente al ángel caído, como queriendo decir algo.-¡Es mi oportunidad para agenciarme un montón de merchandising de mis series favoritas!

Entre la entusiasta sugerencia de Flonne y Sicily, y que a Laharl no se le ocurría nada que pedirle a los mercenarios, el Overlord decidió permitir que fueran a la capital. Además, así no tendría que ir él, ya que no soportaba ir de compras.

-Bueno, supongo que podéis ir, así me puedo quedar aquí y echarme la siest... quiero decir, ejercer mi dura tarea como rey- cedió el Overlord. Al notar la mirada intensiva de Barbara hacia Flonne, añadió irritado:- ¿Qué coño te pasa, Barbara? Parece que te quieres comer a Flonne con esa cara.

-Nada, nada su alteza- respondió esta sacudiendo la cabeza.

-¿Quieres venir con nosotros?- adivinó Sicily.

-No me lo han ordenado...- replicó la demonio apartando la mirada.

Laharl bufó con resignación.

-Te ordeno que vayas de compras con mi hermana y que cargues con todo lo que adquiera- le dijo el Overlord a su vasalla, a quien se le iluminaron los ojos.- También te ordeno que te compres lo que sea que te interese, siempre y cuando el dinero salga de tus ahorros y no de los fondos del castillo.

-¡A sus órdenes, alteza!- aceptó ella entusiasmada.- ¡Muchas gracias!

Ante aquel gesto por parte de Laharl, Flonne no pudo evitar sonreír.

-Eso ha sido muy bondadoso de tu parte- le dijo el ángel caído.

-Sólo es que no me gustaba la forma en la que te miraba...- le respondió. Flonne enrojeció al interpretar aquellas palabras como celos. Al ver que Flonne se había puesto colorada, él también se puso rojo y añadió apresuradamente.- ¡Ni si te ocurra malinterpretarme, malpensada! Es sólo que se me hace muy incómodo ver a alguien con esos ojos búho y no diga nada delo que le pasa. ¡No es que me gustes ni nada!- ante aquella reacción, Scout, Spy, Etna y Sicily no pudieron evitar reírse.- ¡Y vosotros, no os riáis! Agg, me voy a echar un rato la siesta- añadió con frustración mientras salía de la cocina arrastrando los pies y murmurando "nadie me respeta..."

Spy miró como su joven jefe se alejaba y aprovechó para preguntar a Etna:

-¿Acaso se gustan?

-Puede que sí, puede que no. Flonne ama a todo el mundo y el príncipe..., bueno es el príncipe. Hace un par de meses salió nominado al premio "mayor tsundere del universo"- respondió esta encogiéndose de hombros. Acto seguido la demonio miró a Flonne, quién se había quedado mirando a la nada aún colorada.- ¿Flonne? ¿estás ahí?

-¿Em? Sí, sí- respondió la aludida sacudiendo su cabeza y volviendo a la normalidad.- Bueno, ¿qué os parece si nos vamos preparando ya para salir? Si tardamos mucho, se va a llenar todo de gente.

Media hora más tarde, el equipo, Flonne, Sicily y Barbara aparecían en medio de una plazoleta de la ciudad más extraña que el equipo jamás hubiera visto. Las casas tenían una estética de una ciudad renacentista, pero había farolas que funcionaban con electricidad y pantallas LED con publicidad por todas partes. Era una mezcla caótica de clasicismo y tecnología, como si alguien hubiera cogido el centro de la Venecia del siglo dieciséis y la hubiera fusionado con el Times Square de Nueva York.

- Cada día que pasa, este mundo me parece más y más raro- comentó Sniper.

- Y eso que no habías visitado el cementerio estelar.- le dijo Flonne.- Hay hasta aliens chupa cerebros por ahí...

-Ya se de un sitio que pienso visitar- dijo Demoman entusiasmado.

-Ya se de un sitio que no pienso visitar- dijo Engineer a la misma vez que el escocés, pero en un tono totalmente opuesto.

-¿Estar bien Xenolith en un sitio como ese?- preguntó Heavy, preocupado por el pelirrojo.

- Etna puede con eso y más. Pese a no ser oficialmente una Overlord, es tan poderosa como Laharl- le informó Flonne.

El grupo procedió entonces a buscar las tiendas que tuvieran los mejores descuentos. Si la estética de la ciudad era extraña, la mercancía de las tiendas no se quedaba atrás. Había desde objetos comunes y corriente hasta piezas de zombies, pasando por utensilios de tecnología futurista.

En un momento, pasaron por delante de un escaparate de una tienda de antigüedades. A Medic le llamó especial atención la cantidad de artículos extraños que había en el escaparate, y pidió a sus acompañantes entrar en la tienda. El único que puso pegas fue Scout, a quien no le interesaban lo que él había llamado "antiguallas de museo", pero nadie le hizo caso.

En el interior de la tienda se amontonaban sin ton ni son muebles de estilos totalmente opuestos, electrodomésticos y piezas de electrónica de segunda mano, cuadros de todo tipo y época, libros viejos en idiomas incomprensibles, espadas de todas las eras (incluyendo sables láser), lo que parecía ser merchandising de cosas que seguramente ya estaban pasadas de moda e incluso instrumentos musicales, todo divido en pasillos desordenados. El grupo comenzó a explorar la tienda, cada uno buscando algo que les interesara.

Fue en uno de los pasillos donde Engineer, quien buscaba piezas que pudieran servirle para construir centinelas más eficientes y que no salieran volando a la mínima, encontró un cuadro peculiar. El texano examinó el lienzo con detenimiento: la imagen retratada en él le llamaba muchísimo la atención.

El cuadro parecía ser un retrato de familia, donde aparecía un hombre de porte elegante y mirada seria. Por sus orejas puntiagudas, el mercenario dedujo que debía tratarse de un demonio, uno muy rico a juzgar por su ropa. Pero lo más llamativo de este demonio era su pelo morado, el cual formaba dos antenas muy similares a las de Laharl, salvo que tenían unos extraños bucles antes de acabar.

Junto al demonio, sentada en una silla, había una mujer con una media melena y ojos marrones, vestida con una especie de camisón blanco y que sonreía radiante. Esta mujer llevaba en los brazos a un niño que parecía tener dos o tres años y que Dell encontraba muy familiar: pelo azul, con dos puntas que comenzaban a salir de su pelo en el mismo lugar donde el demonio adulto tenía las antenas, unos ojos rojos que miraban al espectador enfurruñados y una bufanda roja al cuello.

-Este niño ¿podría ser Laharl de bebé? Desde luego se le parece mucho...- dedujo el texano.

-Ey Engi, ¿has encontrado algo interesante?

Engineer se sobresaltó cuando su concentración quedó cortada por la vocecilla de Flonne. Pese al susto inicial, le saludó de manera cortés.

- Oh, ¿qué es eso?- comentó Flonne al notar el cuadro que Engineer tenía tras de si. Al mirarlo, exclamó-¡Por todo el amor de Celestia! ¡Ese es Laharl pequeño! Que monada... Debe de ser uno de los cuadros que robaron del castillo cuando murió el rey.

- Entonces los dos adultos que aparecen con él son sus padres, ¿verdad?- adivinó el texano. Flonne asintió.- Pero hay algo que no me cuadra: ella no parece un demonio. Todos los demonios humanoides que hemos encontrado tenían las orejas puntiagudas. Además, su pelo, sus ojos... parece una persona normal.

- Bueno, es que la madre de Laharl era humana.

Al mencionar a la madre de Laharl, la expresión de Flonne había cambiado del entusiasmo a una profunda tristeza. Era la primera vez que el mercenario veía a la normalmente animada y exuberante ángel caído tan apenada y por algún motivo, aquello le encogía el alma. El hecho de que se refiriese a la madre de Laharl en pasado, tampoco ayudaba... Casi se arrepentía de haber sacado el tema.

-Ey, ¿qué está pasando por aquí?- preguntó Sicily, sobresaltando a ambos.

-¡Ah! ¡Sicily!- exclamó Flonne alterada.

La pequeña ángel se acercó a ver que era lo que Engineer y Flonne habían encontrado.

-¿Es ese es mi hermano de pequeño?- decía Sicily mientras examinaba el cuadro.- ¡Y ese es papá! ¡Lo reconozco del cuadro que tiene Etna en su habitación! Espera, entonces esta mujer es... oh.

Engineer no tardó en intuir a que se debía la reacción de Sicily: ella nunca había conocido a su madre. ¿Había muerto en el parto?

"Espera, algo no encaja. Si la madre de Laharl es una humana y su padre un demonio, ¿cómo puede ser Sicily medio ángel?" se dio cuenta Engineer de pronto. Pero por mucha intriga que le causase esa pregunta, no era momento para formularla, con los ojos Sicily empañados en lágrimas.

-Sicily...- comenzó a decir Flonne para consolar a su amiga.

-No os preocupéis, estoy bien- respondió ella secándose las lágrimas rápidamente.- De verdad. Es sólo, que no me lo esperaba. Quiero este cuadro, pero no sé como podría tomárselo Laharl.

-Bueno, siempre podrías ponerlo en tu cuarto- le sugirió Flonne.- Dudo mucho que Laharl te obligue a deshacerte de él, pero también dudo que vaya a exponerlo en medio del castillo.

Engineer no podía evitar estar confuso. ¿Por qué no querría Laharl un cuadro de su familia? Vale, entendía que estaba acomplejado porque la gente le considerase la sombra de su padre. Pero, ¿y su madre? ¿Que podía tener el Overlord en contra de ella? Quería saber las respuestas a esas preguntas, pero no era el momento apropiado. Además, aunque fuese un niño era la vida privada de su jefe: no debía meterse en ella.

- Bueno voy a pagar esto y ya veremos lo que pasa- se decidió Sicily mientras cogía el enorme retrato familiar como si no pesase nada.- Vaya, mamá era muy guapa...

Ambos humano y ángel caído se quedaron mirando como la pequeña se alejaba, en un silencio tenso.

-Ella se sacrificó por Laharl- dijo de pronto Flonne, rompiendo el silencio, en un tono de seriedad impropio de ella. Engineer la contempló sorprendido.- Sé lo que te estás preguntando, y por eso te respondo para que no saques el tema delante de Laharl. Él se culpa de lo que le pasó a su madre y de haber roto su familia, aunque en verdad no tiene la culpa de nada. Él contrajo una enfermedad muy grave, y sólo podía salvarse si alguien que le amaba daba su vida por él, pues la magia del amor es la más poderosa de todas las fuerzas.

Flonne hizo una breve pausa para dejar escapar un suspiro añoranza, recordando la triste noche de Luna Roja en la que ella había oído esa historia.

- Lo que Laharl no sabía hasta hace unos meses, es que su madre estaba embarazada cuando murió. Una vez ascendió al cielo, el líder de los ángeles, el serafín Lamington, le ofreció convertirse en un ángel, pero ella decidió darle esa oportunidad al bebé que de lo contrario nunca nacería. Y por esa razón Sicily es medio ángel.

Engineer no sabía que responder a lo que Flonne le acababa de contar. Aquel adolescente de fuerte temperamento había debido de sufrir mucho y a una edad muy temprana. El texano ahora comprendía perfectamente a Laharl. Él también había perdido a su padre siendo joven y aquello había lastimado su alma... pero algún día se aseguraría de que aquellos ocho cabrones lo pagasen.

-Por favor, no le cuentes esto a nadie- le pidió Flonne, interrumpiendo sus pensamientos y devolviéndole al presente.- Estoy segura de que Laharl se lo dirá algún día a tus compañeros si confía en vosotros lo suficiente, pero hasta entonces, mantengamos esta conversación en secreto. Si se entera de que te lo he contado, podría reaccionar muy mal. Odiaría ver a Laharl triste...

Engineer sonrió al ángel caído. La chiquilla no era una lumbrera precisamente, pero desde luego poseía un inteligencia emocional increíble para haber sido capaz de entender lo que Engineer estaba pensando y una madurez en esa clase de temas inesperada para alguien tan atolondrada.

-Lo entiendo- le aseguró el texano con una medio sonrisa.- Mis labios están sellados.

-Bueno, en ese caso...¡ A seguir buscando merchandising!- exclamó el ángel caído recuperando su personalidad habitual. Acto seguido se alejó dando saltitos.

-Menudos dramas tienen estos demonios. A Spy le encantaría saber estas cosas...- comentó Engineer mientras veía a Flonne alejarse por el pasillo.

Lo que Dell y Flonne ignoraban, es que la conversación que habían mantenido había sido oída por un bien escondido Spy, pero por ahora el francés optaría por mantener lo que sabía el pasado de la familia de Laharl en secreto.

Una vez salieron de la tienda de antigüedades, siguieron recorriendo el distrito comercial. Flonne, llevada por un desenfreno consumista, se había gastado cerca de 10000 hells (moneda del Inframundo) en figuras, pósteres y CD Dramas de sus series de animación favoritas.

Los demás, habían sido mucho más cautelosos con sus gastos, en especial los mercenarios ya que el único dinero que llevaban encima era el que la maga de hielo a la que se habían enfrentado hacía dos días, había dejado atrás (al parecer, los demonios que perdían una batalla estaban forzados a entregar parte del dinero que llevasen encima a los vencedores).

Aún así Pyro consiguió agenciarse con un lanzallamas que todos reconocían: el Flogistonador, una de las armas preferidas del Pyro del RED, de origen supuestamente extraterrestre. Los mercenarios encontraron bastante lógico que semejante arma, protagonista de sus peores pesadillas, era en realidad producto de una empresa del Inframundo.

El piromaníaco no fue el único mercenario que compró algo: Medic se agenció varios manuales sobre magia de apoyo, siguiendo el consejo que le había dado la doctora del castillo cuando había ido a consultarle sobre las propiedades curativas de la magia. Por otro lado, Barbara, quien llevaba el cuadro que había adquirido Sicily con sumo cuidado, también se había comprado lo que había despertado su interés, que había resultado ser un kit de pulidor de armaduras.

-Parte del protocolo de una Guerrera Guardiana siempre es mantener su armadura en óptimas condiciones- explicó la demonio cuando le preguntaron por el kit.

-¿Y todas lleváis siempre esas partes descubiertas como diciendo "Oye mira que pedazo de punto débil tengo aquí"?- la cuestionó Demoman mientras entraban en una taberna, puesto que ya era la hora de comer.

-Así es. Es parte del uniforme- respondió Barbara mientras avanzaban hacia las mesas que había señalado Sicily.

-Pero ese tipo de armadura es físicamente peligrosa. Existe un alto riesgo de que en combate produzcan graves cortes y rozaduras en la zona del pecho- insistía el escocés, sin intender como la que parecía ser la más poderosa profesión defensiva de los demonios utilizaba unas armaduras tan poco prácticas como uniforme.

-Eso será para los humanos- replicó ella.-Las demonios tenemos cuerpos más resistentes.

Mientras Demoman y Barbara conversaban, Sicily localizó rápidamente un par de mesas vacías y pidió al camarero que por favor las uniese para sus compañeros.

-Ey, deja de quejarte Demo: esas armaduras son un gozo para la vista- se rió Scout.- Especialmente cuando la acompaña una cara tan bonita.

Demoman puso los ojos en blanco ante el amago de piropo de Scout, pero este pareció tener su efecto en Barbara.

"Es la primera vez que alguien dice eso de mi..."pensó la demonio para si misma mientras inconscientemente empezaba a juguetear con su pelo.

Finalmente, el grupo se sentó a la mesa que había señalado Sicily. Spy miró la carta con desprecio y comenzó a quejarse de lo poco refinados que eran los platos y de la decoración del "antro de mala muerte", como él lo había llamado, en el que habían parado a comer, habiendo un restaurante de aspecto lujoso a la vuelta de la esquina, pero sus compañeros le hicieron callar inmediatamente al notar la mirada asesina del dueño de la taberna: un demonio musculoso, semejante a un orco.

-Os lo voy a pasar una porque estáis acompañados por la hermana del Overlord, pero como vuelva oír un insulto acerca de mi local, os aplastaré como insectos- advirtió el demonio.

-Que bárbaro...- murmuró Spy, pero sus compañeros le hicieron callar con una mirada de fría furia.

Pese a las quejas de Spy, la comida de la taberna resultó ser deliciosa, y todos la disfrutaron alegremente. Flonne aprovechó para informarse más acerca de la vida de los mercenarios antes de llegar al Inframundo, y aunque ellos no parecían muy dispuestos a compartir detalles de su vida privada, consiguió que le hablasen de sus intereses y de cómo funcionaba su trabajo. Los mercenarios por su parte decidieron ocultar los detalles y anécdotas más desagradables y sangrientos, ya que una niña pequeña como Sicily no necesitaba saber de esas cosas.

De pronto la puerta de la taberna se abrió de manera brutal y una presencia fantasmagórica llenó la sala. Los mercenarios se giraron sobresaltados, esperando ver a un demonio poderoso, enviado por la misma persona que había enviado a los mercenarios de "Colmillo de la Noche"...

… pero lo que encontraron fue un rostro dibujado en una calabaza muy familiar.

-Tíos: o he bebido de más o ese es el Jinete Decapitado Sin Montura- dijo Demoman sin terminarse de creer lo que veía su ojo.

-¡Es que es el puto jinete decapitado sin montura!- confirmó Scout, levantándose de la mesa y ocultándose tras Barbara.

-¡Mercenarios de Blutarch! ¡Soy el Jinete Decapitado Sin Montura!- confirmó por segunda vez el fantasma.-¡He venido a por vuestras cabezas!- anunció con voz de ultratumba.

- ¿Jinete decapitado sin montura? ¿Eso como va?- se preguntó Sicily, confusa.-¿Conocéis a este tipo?

- Es un espectro vengativo que todos los Halloween nos persigue para cortaros nuestras cabezas por no se cuál problema con el tipo que nos contrató originalmente- explicó Soldier.

-¡Pero este año me habéis dado calabazas!- les acusó Silas.

Un Prinny tocó un tambor cercano al ritmo de "badum tusst". El jinete se volvió violentamente hacia él, y el pingüino salió huyendo ante el aterrador aspecto del espectro.

-Cómo iba diciendo...¡Esta año me habéis dado calabazas, pero aún así no os librareis de mi! ¡ Es la hora de que me lleve vuestras cabezas y sacie mi sed de venganza!- amenazó Silas con una risa malvada.

Los mercenarios y las dos ángeles se apartaron rápidamente de la mesa, mientras Barbara se quedo quieta en el sitio impasible, pero antes de que el arma impactase sobre la madera, el enorme tabernero se movió como el rayo y agarró el hacha del Jinete.

-¿Qué te crees que haces, Silas? Te tengo dicho que las peleas fuera, agricultor de tres al cuarto- le recordó el orco.

-¿Cómo que agricultor de tres al cuarto?- le replicó el aludido con voz amanerada.-¡Esto es un ultraje! Mi granja de calabazas normales y Calabazas Jack es la más renombrada en el Inframundo desde hace cien años.

- ¡Pues el último pedido que realicé estaba podrido!- le gritó el tabernero furioso. Los mercenarios aprovecharon que ambos estaban discutiendo para escabullirse y empezar a trazar un plan de ataque. Flonne y Sicily por su parte fueron a por Barbara, quien se había quedado plantada en el sitio esperando una orden de combate que nunca llegaba.

-¡Pues haberme mandado una hoja de reclamaciones!- le gritaba Silas al tabernero ignorando que los mercenarios había huido.-¡Además, ahora no he venido a lidiar con un cliente, he venido a cumplir mi venganza!

-¡Pues hazlo en la calle porque mi taberna no es un área de combate programada!

Y dicho esto el tabernero sacó a Silas de la taberna de una patada. El espectro insultó por lo bajo al orco y levantó la cabeza, sólo para ver como los mercenarios se alejaban corriendo calle abajo.

-No, señor: esta vez no se me escapan- gruñó el fantasma, saliendo en su persecución.

Flonne, Sicily y Barbara abandonaron la taberna y decidieron ir tras el Jinete Decapitado sin Montura. Cuando consiguieron darle alcance, el espectro y los mercenarios estaban en medio de una violenta pelea.

-Ay no... ¿qué hacemos?- cuestionó Flonne a sus acompañantes.-No quiero que se hagan daño, pero parece ser un asunto personal y no sé si deberíamos interferir.

-No importa que sea un asunto personal: ¡tenemos que ayudarles!¡ Son nuestros amigos!- dijo Sicily con determinación, haciendo aparecer un libro mágico en sus manos.

-¡Sí! ¡Tienes toda la razón!- concordó Flonne haciendo aparecer un arco de luz entre sus manos.

-Esperad- las interrumpió Barbara.- Creo que quien necesita ayuda es el señor calabaza...- añadió señalando al combate.

Los mercenarios le estaban dando una verdadera paliza por primera vez en su vida al jinete, todo gracias a una trampa que Heavy había improvisado rápidamente. El ruso había dicho a sus compañeros que debían conducir al Jinete hacia un estrecho callejón sin salida que había visto durante su paseo y una vez el fantasma tuviese su movilidad reducida, descargar todo el armamento que llevasen encima. Cuando Demoman le preguntó si pensaba que sería suficiente, Heavy materializó a Sasha de la nada y les explicó su entrenamiento en el Item World, dejando anonadados a sus compañeros, salvo Medic, quien había estado con él.

Así, a los cohetes, granadas y disparos, se le sumaba la ahora mágica minigun de Heavy, que golpeaba más fuerte que nunca, y una vez Pyro cargó su recién estrenado Flog al máximo, las llamaradas críticas hicieron estragos. Por su parte, Medic estaba aprovechando para a poner en práctica los hechizos de apoyo del libro que había comprado y descubrió que aquellos que bajaban la capacidad defensiva y ofensiva del enemigo eran increíblemente fáciles de aprender y realizar, incluso más fáciles que los hechizos de Helltower.

Silas, por su parte, apenas podía detener los ataques que le llegaban, y mucho menos podía contraatacar de manera eficaz. El fantasma se preguntaba cuando diablos se habían vuelto tan poderosos los mercenarios y entonces recordó: la gente en el Inframundo sube de nivel al derrotar a otros demonios y ellos habían derrotado a los miembros de "Colmillo de la noche", incluso si ese logro se debía a la buena suerte que tenían más que a su habilidad. Es más, estaba convencido de que el médico y el enorme ruso habían hecho entrenamientos extra. Estaba claro que no lograría ganar aquella batalla y que lo mejor sería rendirse.

Pese a ello, aquella rabia primigenia le hizo levantarse de nuevo. Su hacha maldita no dejaba de pedirle cabezas. Una vez más, el jinete se lanzó a por los mercenarios, quienes volvieron a rechazar su ataque sin dificultad. Aquello se repitió una y otra vez, una y otra vez, hasta que de pronto algo jaló de la raída capa del jinete, quien se giró con brusquedad para ver quien le había interrumpido.

- Disculpe, señor Decapitado...- comenzó a decir la dulce vocecilla de la adorable niña que le había detenido. El fantasma no tardó en reconocerla.

-Oh, eres la hermanita del Overlord... ¿qué puedo hacer por usted, princesa?- le preguntó el fantasma en un tono dulce que dejo anonadados a los mercenarios.

-¿Podría dejar a los mercenarios que me salvaron la vida en paz?- le pidió Sicily.

Silas miró a los mercenarios de arriba a abajo. El desdén y la incredulidad se hubieran dibujado en su cara de haber tenido una.

-¿Esta panda de incompetentes contratados por mi sobrino te salvó la vida?- le preguntó a la niña.

-Cabezas...- susurró el hacha, irritada debido a que su amo se había detenido.

-Mira eso es irrelevante. Como puedes observar, estoy maldito y tengo un arma maldita. Y mi maldición me lleva a matar a los mercenarios que contraten mis sobrinos- le explicó Silas. En verdad, él también estaba deseando parar.

-Pues Redmond y Blutarch están más que muertos- le dijo Scout. El jinete se giró hacia él, sorprendido de oír eso.-Ya no trabajamos para ellos, ¿así que podrías dejarnos en paz?

-¿Muertos? - preguntó el fantasma con ansia en su voz.-¿Estás diciendo la verdad?

Los mercenarios asintieron.

-Ya era hora. Eso significa que... soy libre- susurro el espectro, sintiendo verdadera felicidad por primera vez desde su muerte.

El jinete se dejó caer al suelo. Después de tantos años, por fin aquella rabia había desaparecido.

-Está bien. Vosotros ganáis: os dejaré en paz- le concedió a los mercenarios mientras se levantaba. De pronto su hacha empezó a murmurarle enfada, exigiéndole cabezas.- No me vengas con esas, hacha- le replicó al arma, pero el hacha insistía.- Que no, que si mis sobrinos están muertos ya no hay venganza ni maldición que valga- su arma empezó a gritarle improperios al jinete, con más violencia, pero todos los presentes sólo escuchaban la palabra "Cabezas".- ¡Deja de hablarme así!- el hacha de dijo algo más.- ¿Ah sí? Pues mira: ¡hemos terminado!

El Jinete se dispuso a tirar el hacha al contenedor de basura más cercano, pero decidió que no era prudente. ¿Y sí caía en manos de una mente débil y el hacha convirtiera al pobre infeliz en un asesino en serie?Aún dudando en qué hacer con el hacha, miró a los mercenarios y reparó en Demoman. Si no recordaba mal, aquel tipo era un Degroot y por lo tanto debía estar versado en el camino del Demoknight, lo cual significa que debía ser capaz de controlar ese arma.

-¡Eh tú!- llamó al escocés, quien ese momento estaba bebiendo un sobro de whisky y casi se atraganta al oír a Silas llamándole.-Se te dan bien las hachas, ¿verdad?-le preguntó. Demoman se limitó a asentir.- Pues toma: te la regalo. No quiero saber nada más de esta energúmena- añadió mientras le ponía el arma en su mano.

-¿Gracias?- respondió Demoman confundido.

-Bueno, ahora que mi maldición se ha roto, por fin puedo dedicarme a mi huertecito en paz y tranquilad. ¡Hasta nunca panda de mentecatos!- se despidió el Jinete antes de desaparecer por un portal.

-Wow, no me puedo creer que haya conocido un espectro vengativo y además hayamos visto el momento emotivo en el que se liberaba de su maldición- comentó Flonne.- ¡Ha sido muy guay!

-¿Es que los fantasmas no se ven a menudo por aquí?-le preguntó Spy confundido.- Siendo el lugar donde se supone que vienen las almas de los pecadores, esto tendría que estar lleno de espíritus de humanos fallecidos.

-Eh, es cierto. No hemos visto ni un solo muerto desde que llegamos aquí y aquella cosa se llevó a Redmond y Blutarch- recordó Demoman de pronto. El escocés se había puesto el hacha en su espalda.

-Es imposible que no hayáis visto un muerto: esta misma mañana tres os estaban sirviendo el desayuno- contestó Bárbara.

Los humanos miraron a la demonio confundida. ¿Qué quería decir? ¿Acaso los muertos eran invisibles para ellos?A no ser que...

-¿Oh no lo sabíais? Los Prinnies son en realidad almas de humanos muertos que en vida cometieron pecados. Si los mandan a Celestia, tienen que hacer buenas obras, pero si son enviados al Inframundo tienen que trabajar como esclavos en condiciones laborables lamentables y ser saco de boxeo de los demonios- explicó Flonne.

Los mercenarios palidecieron al oír aquello. Apenas en un par de días, habían sido testigos del lamentable trato que sufrían los Prinnies: siempre andaban con miedo cada vez que veían a Etna cerca, siempre hacían los peores trabajos y cualquier fallo que cometiesen era castigado severamente. ¿Era eso lo que les esperaba al morir? ¿Convertirse en esclavos de los demonios?

-¿Y si nos arrepentimos en el momento de nuestro muerte?- preguntó Spy.

-Un pecado es un pecado, y salvo que seáis demonios, tendréis que pagar por él con sudor y lágrimas- se limitó a responder Barbara.

-Pero si equilibráis todas vuestras malas obras con un número superior de buenas acciones, es posible que os manden a Celestia en vez de al Inframundo- añadió Sicily.

-¿De verdad?- preguntó Scout esperanzado.

-Además, sois majos: seguro que tampoco habéis cometido pecados muy graves, por lo que os será fácil llegar a Celestia -siguió Flonne.- Es decir, no es que matar a otras personas sea el pan vuestro de cada día o algo así.

-Creo que matar a sueldo es parte del trabajo de un mercenario - le recordó Sicily.- Y matar es uno de los pecados más graves.

-Entonces lo siento: lo tenéis bastante complicado para ir a Celestia- rectificó Flonne.

Fue entonces cuando Barbará culminó:

-Sólo dí la verdad: están jodidos.

...

En el siguiente episodio:

* Aparece una imagen en la que Etna y Xenolith disfrazado de dragón están sentados en un prado mirando al cielo*

"– Etna (en tono animado)– Etna y su mascota dragón a la que considera un hermano, Xenolith, viven en una lejana isla esperando el día en el que por fin comenzarán su viaje hacia el misterioso lugar donde creen que estará esperándoles su padre.

– Xenolith – ¿Mi propia hermana me acaba de degradar a mascota?

* A continuación, aparece una imagen de Flonne siendo protegida de un grupo de caballeros genéricos por Soldier. A lo lejos se ve a Laharl comandando a los soldados.*

– Etna – Sin embargo, su aventura comienza antes de lo previsto, cuando una misteriosa chica y su capaz protector caen del cielo siendo perseguidos por los soldados el imperio, comandados por el malvado general Laharl.

– Spy – ¿Soldier capaz? ¿Estás segura de quién estas hablando?

*Aparece ahora otra imagen en la que Etna ha derrotado a los soldados mientras Flonne la vitorea y Laharl llora enfurecido en un rincón *

– Etna – Tras acabar hábilmente con los soldados y demostrar su valía, Etna y Soldier deciden forman una alianza sin precedentes para proteger a Flonne, quien tiene un talento oculto muy especial.

– Uy, un talento especial... ¡Ya sé!Soy una chica mágica con el poder de llenar de amor los corazones de los demás, ¿verdad?

*En la siguiente se ve a los cuatro montados en una especie de barco volador pilotado por Sniper*

– Etna– Y así, montados en el barco volador de Sniper, un contrabandista, el grupo se embarca en una aventura surcando el cielo y huyendo del imperio. En el siguiente episodio de Etnablue Fantasy: Capítulo 5 "¿Es eso una tía casi en bolas montada en un dragón?". No te preocupes papá: vayas donde vayas te encontraré.

– Engineer – Que dios se apiade del pobre hombre...

– Scout – ¿Una tía en bolas? ¿¡Dónde!?

– Etna – Tu necesitas una novia ya...


Me gustaría disculparme por estos meses de verano sin escribir cuando en principio dije que sí que iba a poder. Una persona muy importante en mi vida falleció hace poco más de un mes después de haber estado enferma durante prácticamente todo el verano. Pero no es preocupéis por mi: ya lo he ido superando poco a poco y vuelvo a tener fuerzas e ideas para escribir. Espero en las próximas semanas publicar el siguiente de My Little Fortress.