kursiva— : Yaco habla.

kursiva : Pensamientos y/o Yaco se comunica solo con Sesshomaru.


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-V-

Instinto youkay

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En la aldea de la vieja Kaede, especialmente en la casa de la señora. Se encontraba un hanyou malherido gritando por la brusca curación que la exterminadora ejercía hacia él, habían encontrado al semi demonio en un estado grave y tuvieron que traerlo hasta la aldea para poder usar el botiquín de su amiga sacerdotisa.

—Inuyasha, eres un idiota.

—No me fastidies Sango—Habló el hanyou mientras aguantaba todos los fuertes apretones que Sango le proporcionaba.

—¿Algo sobre Kagome?—Preguntó Sango mientras cortaba el vendaje para empezar otro en diferente lugar

—Sí…creo.

Sango paro de hacer lo que hacía y le prestó atención a lo que diría Inuyasha, ella al ver que el hanyou no dice nada habló:

—¿Paso algo con ella?

—Es que no…no recuerdo—Tartamudeó Inuyasha mientras se ponía a pensar ¿por qué Kagome hizo lo que Sesshomaru le ordenó?, acaso ¿Kagome y él…? ¡No! era imposible, nunca pasaría eso ya que era algo ilógico.

—¡¿Cómo que no recuerdas?! Te recuerdo que es tu culpa que ella no esté aquí—Bramó furiosa Sango mientras acomodaba algunos vendajes en el botiquín de Kagome ya que ya había terminado de vendar todo las heridas graves de Inuyasha.

—¿Por qué siempre es mi culpa que esa tonta se vaya?

—Porque siempre te vas con Kikyo y la dejas, sabiendo que ella te sigue y tú de lo más normal estas con esa muerta y dejas de lado los sentimientos de Kagome ¡odio que hagas eso, Inuyasha!—Añadió Sango mientras fruncía el ceño y cruzaba los brazos, le dedicaba una mirada molesta a su compañero.

—¡Entonces porque me sigue!—Agregó con molestia el hibridó.

—¡Eres un estúpido!—Le dijo la peli negra, luego se paró y dejo la habitación de un portazo. Inuyasha estaba atónito y pensativo.

—Tal vez si sea mi culpa—Murmuró Inuyasha después de pensar todo lo que le había dicho Sango, esa noche que Kagome desapareció y su actitud cuando la encontró, pero había algo que no encajaba ¿por qué Kagome actúa así?...

Ese maldito de Sesshomaru había hecho algo.

—Dice que si la vio pero no sabe después que pasó…tiene una par de heridas que están feas, las demás son superficiales, sanara pronto creo.

—¿No comento nada?—Murmuró Miroku mientras se ponía a pensar.

—No dijo nada más, nos pusimos a pelear y yo salí de ahí—Le dijo Sango mientras acomodaba su futón y el de Shipoo.

—¡Es un perro tonto!—Gritó Shipoo molesto quien estaba en el hombro de Miroku, si ese mitad bestia no fuera detrás de Kikyo cada vez que ve esas serpientes estas cosas no pasarían o eso pensaba el pequeño zorro.

—Iré a hablar con él—Agregó el monje después de pararse y dejar al zorro en el suelo junto a la exterminadora.

—Pero…

—Tranquila Sango si quieres que después venga para hacerte compañía, espérame— y guiño el ojo coquetamente, nada nuevo.

—¡Cállese y quédese con Inuyasha! ¡pobre de que lo vea por aquí!—Bramo una molesta Sango mientras que discretamente sus mejillas se tenían.

—Sango no seas tan dura con este pobre e inofensivo monje—Dijo Miroku tratando de victimizarse.

—Hasta mañana, excelencia.

Dada por terminada la conversación, el monje cerró la puerta dirigiéndose a la pequeña cabaña de al lado donde Inuyasha estaba. Por otro lado Sango se quedó intrigada por saber lo que Inuyasha sabía de su amiga, pero su coraje con él era grande, ya mañana él le contaría.

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—Inuyasha dime que paso—Exigió el monje mientras se sentaba para escuchar la explicación del hanyou.

—Pues, cuando pude detectar el olor de Kagome la encontré y ella actuó como si no me conociera …parecía otra persona, estaba enojada pero parecía que ni ella misma sabía por qué, después apareció Sesshomaru le ordenó que se alejara de mí y ella como si fuera normal le hizo caso y no solo eso sino que lo defendió y dijo que me odiaba—Una pequeña pausa hizo el de orejas, pues decir lo último le causa dolor, pero continuó,:— Cuando dije mi nombre le provocó un dolor o eso creo, ya que se quejó y bueno pelee con Sesshomaru de ahí ya no recuerdo nada más, hasta que desperté aquí.

—¿Kagome estaba con Sesshomaru?—Preguntó el monje quien tenía una expresión de sorpresa en su rostro.

—Si

—¿Por qué Kagome hizo caso a Sesshomaru con lo de alejarse?

—Eso quisiera saber

Los dos empezaron a pensar por su propia voluntad, no había muchas pistas del porque Kagome actuaba así o Sesshomaru la mantenía a su lado, sabiéndose que él odiaba a los humanos a excepción de la niña ¿y si Naraku la acato y ella pudo escapar? ¿o si tenía alguna enfermedad? Muchas preguntas tenía Miroku pero no entendía nada, por más enojada que estuviera la señorita nunca haría algo como lo que dijo Inuyasha.

—¿Actuaba como si no te conociera, verdad?—Preguntó Miroku rompiendo el silencio que reino durante unos minutos.

—Sí, ya te lo dije—Contestó con desganó el hanyou quien empezaba a aburrirse de esta situación.

Miroku sintió como si un foco se prendiera en su cabeza, más bien recordó algunas ocasiones…

—Tal vez ella perdió la memoria—Habló el monje dando una opción, tal vez podía haber sido manipulada por alguna de las extensiones de Naraku pero sabiendo lo importante que era Kagome no la hubiera dejado viva.

—¡¿Eso es posible?!

—Pues se habrá golpeado la cabeza y quedo inconsciente, Sesshomaru tal vez la encontró y pues la acogió—Eso era algo más razonable que lo de Naraku, recordó algunos sucesos -antes de conocer a sus amigos- que algunas señoritas que eran atacadas por demonios y que por huir se golpearon la cabeza tenía como consecuencia la pérdida de memoria.

—¡Imposible! Él odia a los humanos nunca llevaría a Kagome.

—Pues él lleva a una niña, así tal vez haga una excepción con la señorita—Comentó el monje.

—¿Tú crees?—Inuyasha preguntó algo molesto.

—Recuerda que ella olvidó todo, no sabe quién es su amigo o quién es su enemigo. Si se encontró con Sesshomaru y él la está protegiendo es obvio que quiera quedarse con él porque solo eso recuerda.

—Mierda…¿y ella volverá a reconocernos?

—Imagino que sí, a veces cuando me quedaba en aldeas y este caso se presentaba yo solía quedarme para rezar por su salud, la familia me lo pedía y las personas se sanaban con el tiempo algunas duraban un día otros una semana y así. Hubo un caso en el que pasaron tres semanas y no sanaba pero recordaba por sus sueños y así conectaba su vida.

—¿Y recordó todo?

—No lo sé, yo me fui porque había obtenido una nueva pista de Naraku y no podía quedarme ahí. Sabía que no era cuestión de espiritualidad sino de un golpe en la cabeza o alguna fuerte impresión.

—¿Una impresión?

—Es que hubo una señora que perdió la memoria pero no tenía algún golpe en la cabeza pero como fue atacada por un demonio desagradable pues imagino que le causo semejante miedo que por olvidar eso, olvido todo. Ella se suicidó a los días.

—Tenemos que traerla. Sesshomaru puede matarla si él quiere.

—Si te rechazo fue por algo, no tenemos que forzarla porque será peor. Deja que recuerde mediante los sueños…eso ayudara mucho-Dijo Miroku mientras pasaba su mano por el mentón.

—No Miroku, hay que traerla para que pase tiempo con nosotros, así recordara todo.

—Inuyasha será peor entiende, ella volverá, dale unas semanas—Explicó Miroku con tranquilidad.

—Estas loco si crees que la dejare unas semanas con ese imbécil de Sesshomaru—Gruño el chico perro—La traeré en una semana, no dejare pasar más tiempo.

Miroku no respondió, decidió evitar una discusión innecesaria pues al final Inuyasha hará lo que es mejor la señorita. Los dos cayeron en un profundó sueño después de todo fue un día pesado y más para el hanyou que necesitaba recuperarse lo antes posible.

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Al día siguiente.

Kagome estaba algo pensativa pues ayer pasaron muchas cosas nuevas, conoció a dos personas desagradables para ella, por ambas sentía rechazo. La chica de ojos rojos era muy arrogante y además podía sentir algo malo en ella, algo familiar y malévolo, con el chico de ojos ámbar era más raro todavía pues tenía rencor por él pero no pudo evitar sentir mucha tristeza y preocupación cuando lo vio mal herido. Además Sesshomaru y él se conocían pero el demonio no decía nada o tal vez no quería decir nada.

—Me gusta su kimono, señorita Kagome—Añadió una alegre Rin quien jugaba con sus flores que había recolectado en el atardecer pasado.

—Gracias, Rin.

—Mi amo se lo dio ¿verdad?—Cuestionó la pequeña quien dejo a un lado todas sus flores y puso atención a la respuesta de la señorita.

—Si—Contesto la miko sin prestar mucha atención a su entorno, seguía en su mundo o bueno, construyendo el suyo.

—Vio que mi amo no es malo—Comentó una esperanzada niña, pues para ella poco a poco se van a ir juntando sus dos personas favoritas, que el amo Sesshomaru le haya regalado un kimono es algo bueno.

—Tienes razón—Respondió irónicamente lazando una ligera risa. Si supieras, pequeña. Ese hombre es un bruto por más que dormí boca abajo me sigue doliendo la espalda por el golpe con el árbol, pero me las va a pagar. Es un imbécil y un estúpido y un…

Fragmento

—Ahora vengo.

Sin esperar respuesta de la niña, Kagome salió con rapidez de aquel campo de flores y siguió a esa sensación, la misma que sintió ayer cuando vio a Sesshomaru con esa mujer. Corrió más de 15 minutos aunque pareciera que fue una hora. Kagome cansada decidió caminar pues sintió eso muy cerca.

Se detuvo en seco al ver la figura de Kagura bajando de una gran pluma, se ocultó detrás de un árbol y trató de ser lo más sigilosa posible, miró al daiyoukay que estaba descansando cerca de un árbol.

—Sesshomaru, ya pensaste lo que te propuse—Tomo iniciativa a una conversación la princesa de los vientos.

—No, es mi respuesta.

—Sabes que podríamos hacer el mejor dúo, Sesshomaru, te puedo dar información de los movimientos de Naraku y tú te encargas del resto. Nada que el Lord de las tierras del oeste no pueda—Explico Kagura tratando de convencer al demonio.

¿Naraku? Naraku…yo conozco ese nombre, pero ¿de dónde?

La miko sintió miedo, algo le decía que escapara y su vista empezó a fallarle, comenzó a parpadear y en su cabeza se instalaron unos ojos rojos que transmitían maldad pura. Kagome retrocedió haciendo un pequeño ruido que fue percibido por ambos youkays presentes.

Estúpida

—Kagome…—Murmuró Kagura mientras veía como a la mencionada entre los árboles.

—Sal de ahí—Ordenó el demonio y esta solo obedeció. La de ojos rojos no le pasó desapercibido esta acción por parte de ambos, la humana obedeciendo al Lord y este ordenando tranquilamente como si supiera que estaba ahí.

—Sesshomaru, mátala—Probo en decir.

—Tú no me das órdenes.

Algo raro había aquí, ¿qué hacia la sacerdotisa sin Inuyasha cerca? Lo iba averiguar pero tenía que regresar al punto por el que estaba ahí.

—Sesshomaru piensa en que podríamos vencer a Naraku—Dijo Kagura regresando al tema de su interés.

—Kagura, vete—Mandó Sesshomaru harto del olor y la presencia de la mujer de los vientos.

—Pero Sesshomaru…

—Lárgate—Le gruño Sesshomaru a Kagura amenazándola de manera simbólica, más bien de manera perruna. La youkay sintió una corriente recorriendo su cuerpo, señal de que iba a salir algo mal, era hora de retirarse.

—No tienes corazón—Murmuró Kagura con la intención de que el demonio lo escuchara.

—Tonterías—Dicho esto Sesshomaru se levantó y empezó a caminar para poder buscar otro lugar donde pudiera estar tranquilo. Por otro lado la miko no sabía si seguirlo o quedarse…

—Ven—Ordenó el demonio perro sabiendo que esta tenía esa inquietud.

Kagura solo se elevó a los cielos y vio a esa sacerdotisa, acompañante de Inuyasha, con Sesshomaru y se volvió a preguntar ¿por qué esa niña estaba con él? ¿por qué él actuaba como si la protegiera?

Sesshomaru no protege a nadie.

Pero era obvio que él la estaba protegiendo indiscretamente –mantenerla a su lado era una prueba-, ese demonio no lleva a alguien así como así en su grupo primero esa niña humana llamada Rin, ahora la acompañante de Inuyasha ¿qué demonios pasaba ahí? ¿pasara algo entre ellos?

La princesa de los vientos se empezó a reír por su último pensamiento.

Eso era totalmente imposible, estaba delirando. El daiyoukay podrá proteger a dos humanas pero a tener algo con la sacerdotisa, es algo insólito…¡Una sacerdotisa! Alguien pura y enemiga de los demonios, además estaba el orgullo del lord y que ella nunca lo permitiría.

Primero muerta antes que ver eso.

—¿Por qué estabas ahí?—Interrogó Sesshomaru una vez comprobado de que la demonesa había dejado el lugar.

—Pasaba por ahí.

—Deja de mentir—Gruño Sesshomaru y la miro tratando de intimidarla, pero la humana no se dejó.

Es ella, esa es la sacerdotisa que conocimos.

—No lo hago—Engaño otra vez, pero manteniendo la mirada en la del lord. Si quería que se lo creyera tenía que demostrarle.

—Tú corriste y te detuviste en ese lugar.

—¿Cómo lo sabes?—Preguntó Kagome admitiendo todo indirectamente. Volteo para poder evitar el contacto visual y reír por lo estúpido que había sido su afirmación. Que estúpida fui, debí seguir negándolo. Ahora a soportar su "yo lo es todo".

Porque te puedo sentir—Contesto una voz algo rara, no era esa voz calmada y fría que poseía el demonio, esta era burlona y daba miedo. Eso sintió la humana, pero quiso creer que se imaginó eso. Decidió volver a darle la cara al demonio y dijo:

—Disculpa, ¿qué dijiste?

Que te puedo sentir, te puedo oler sacerdotisa…te veo desde hace mucho —Volvió a responder esa voz, Kagome miro a los ojos del daiyoukay pero no eran dorados, cambiaron a rojos ¿cómo paso eso?

Tenía un mal presentimiento, algo le decía que no debía estar ahí. Que ya había vivido algo parecido.

¡Escapa!

Sin decir nada más, salió corriendo por la dirección donde ella creía que estaba la pequeña y el demonio sapo. Corrió y corrió, entre árboles y arbustos llego al campo de flores donde se supone que debían estar los acompañantes de Sesshomaru, pero no había nadie, aunque un poco más tranquila pero cansada decidió tomar un pequeño descanso y regresar al campamento, pues ya era tarde.

Kagome empezó a caminar paso lento hacia los árboles, pero al pasar el tronco de uno, sintió una ráfaga y delante suyo se hizo presente ese demonio que no era el daiyoukay que conocía

No escaparas de mí.

—¿Qui-quién eres?—Tartamudeo Kagome al sentirlo cerca de ella, admitía tener miedo pero no dejaría que se demostrara o bueno lo intentaría pues no sabía con quién estaba lidiando.

Soy Sesshomaru, ¿acaso no me ves?—Pregunto burlándose.

—Tú no eres Sesshomaru, él no es así—Respondió algo molesta la miko, por la sorna que poseía este ente.

Tienes razón, yo soy Yaco…pero tú y yo ya nos conocemos —Comento el demonio, acercándose más a la humana, esta al notar esto comenzó a retroceder, provocando una risa en el demonio,— ¿qué pasa? ¿acaso tienes miedo?

—¿Yo de ti?—Pregunto algo nerviosa,—Como crees.

¿Y porque retrocedes si yo me acerco? ¿Por qué huelo ese miedo?—Preguntó en voz baja, pues estaba lo suficientemente cerca de ella como para escuchar susurros entre ambos.

—Es que me siento incomoda, Yaco—Murmuró Kagome dispuesta a tratar de separarse del hombre presente.

Que bien se escucha en tus labios mi nombre, te eligieron bien—Comento el perro, acariciando su cabello y pasando sus dedos por ellos. Sedoso y largo, además olía bien. Gracias por elegirla para mí, hasta en esto es perfecta.

—Sesshomaru, ya basta de bromas…tenemos que regresar a ver a la pequeña Rin.

¡Entiende que soy Yaco! No me gusta repetir las cosas dos veces—Amenazo el de ojos rojos haciendo que esta vez la miko sintiera un miedo profundo, si era real todo, este no era un Sesshomaru tranquilo e indiferente era un Sesshomaru hablador y algo efusivo-voluble.

—Quiero que vuelva Sesshomaru, por favor—Con esto dicho, cerró los ojos tratando de despertar como si de un sueño se tratase. Porque eso quería que fuese, quería recordar todo, saber las respuestas de todas las preguntas que se había hecho en estos días. Quería volver a vivir…

—No llores.

Kagome abrió sus ojos al volver a escuchar esa voz tranquila, volvió a ver esos ojos ámbares que destilaban frialdad. ¿Qué había pasado? No importaba pero ya no estaba ese ente que le calaba los huesos.

Sin pensarlo abrazo al lord que estaba delante, lo abrazo porque era lo único que tenía junto a Rin y Jaken, porque había vuelto a ser él.

—No vuelvas a ser ese hombre—Le pidió con algunas lágrimas cayendo por sus mejillas y mojando la ropa de Sesshomaru.

—Apártate.

La miko se separó de él algo apenada por la situación, pero estaba aliviada, no importaba lo indiferente que era el de ojos dorados, prefería esta versión. Camino sin más que decir y era seguida por él, vieron la fogata que habían preparado sus acompañantes y se acercaron, corrección, ella se acercó pero antes de separarse del demonio, este le susurró.

—Tratare de que no veas a Yaco, pero no es algo que pueda controlar en estas épocas.

Sesshomaru sin más que decir se alejó y mantuvo una distancia prudente de sus protegidos, dejando a la sacerdotisa con algo de temor que fue pasado a segundo plano con la alegría de la pequeña.

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Sesshomaru, ella me vera muchas veces y créeme estoy ansioso. Aunque te prefiera.

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Espero que les guste, gracias por leer.