Las veces que la había visto con su saco y gorra, había pensado que se veía imponente. Hacía destacar aquella aura misteriosa además de que el uniforme ayudaba en eso.
Y era por eso, que, en esos momentos, que Hiro portaba aquel saco y gorra de Zero Two. Por mera curiosidad.
Era grande, y lo mejor de todo, olía a Zero Two. Por estar tan ensimismado, no se dio cuenta de que había alguien apoyado en el marco de la puerta.
-Te queda bien, Darling~.
Sobresaltado, volteó rápidamente. Era la dueña de aquel saco y gorra que, en ese momento, estaba usando.
La peli-rosa le miraba con una sonrisa pícara en labios. El pelinegro se sonrojó, de todas las personas, ¿Por qué Zero Two precisamente?
La híbrida se acercó a él, alzando su barbilla con un dedo, su sonrisa aún más pícara que antes. Hiro estaba rozando el rojo vivo.
-Me gusta como te queda. ¿Podrías usarlo cuando estemos a solas?
Y desde ese día, Hiro usaba el uniforme de Zero Two estando ellos a solas. Obviamente, Hiro avergonzado y Zero Two disfrutando.