Metálica
3
Fea
—¿Soy fea? —preguntó Ino mortificada y Sakura sintió que la había cagado de manera brutal. Ya veía que la desilusión se convertía en lágrimas y llanto descontrolado.
—Vamos, Ino, sabes que Sai no es precisamente un chico normal. No eres fea sólo porque él piensa eso, eres maravillosa.
Ino la miró con el mentón temblando.
—Pero a ti te dice fea —le dijo—, ¿es que está enamorado de ti? ¡Soy más bonita que tú! ¡Y ya tienes a Sasuke! ¿Qué te ven…?
—¿De mí? —Sakura bufó una burla, haciendo caso omiso al resto que dijo Ino—, para nada. Cuando te dijo bonita fue porque me dijo fea y lo golpeé, pensó que diciendo lo opuesto que creía, te alegrarías.
Ino comenzó a llorar con las manos en su rostro, desconsolada.
—¡Terminaré sola! —decía entre sollozos a pesar de lo que le decía su amiga para hacerla sentir mejor.
—Eso no es verdad. —Sakura quiso llamar a la cordura.
—¡Lo es…! —Pero Ino no quería ser cuerda.
Ambas acababan de desperdiciar la hora de almuerzo, Sakura consolando e Ino lloriqueando. Para cuando tuvieron que irse, la rosa estaba enfadada y la rubia tenía dolor de cabeza, estaba deshidratada y hambrienta. Pero no lo iría a admitir.
Ino abrió la tienda durante la tarde decidida a hojear una revista o leer una novela de desamor para continuar el drama cuando Sai entró a la tienda, como llamado por el destino. La rubia trató de componerse como pudo, aún quedaban rastros de llanto en su rostro aparentemente feo y con todo su ser intentó desenamorarse de ese personaje insensible que no querría nada con ella. Nunca, jamás de los jamases.
—Hola, Ino… —parecía que quería seguir la frase pero ella lo interrumpió.
—Qué es lo que quieres —dijo ella, cortante. Pero bastaría mucho más para que Sai entendiera que no era bienvenido para la Ino «sin corazón». El corazón, sin embargo, le latía con fuerza.
—Las flores que me vendiste no son suficientes. Quisiera otro arreglo más.
El drama comenzaba a brotar.
—¿Son para Sakura?
Sai estaba visiblemente confundido.
—No, son para mi departamento.
—Ah, en qué color —preguntó como lo hacían en Inteligencia—, ¿rosas?
Esta vez Sai se permitió titubear.
—Cualquier color está bien.
—¡Rosas serán! —Ino dejaba el mesón para buscar las flores que más le recordaban a Sakura para comenzar a trabajar y el pálido se le quedó mirando rezagado, notando un leve comportamiento distinto en ella.
—Logro percibir que algo está mal…
—¡No es verdad!
—¿Estás segura? —Pero Ino negó con la cabeza e hizo una mueca fea con la cara mientras buscaba a las infames rosas del color chicle de su amiga. La rabieta de Ino la hizo botar un par de ramilletes pero no le importó, siguió tratando mal a las flores que amaba para desquitarse con algo, y las rosas se defendieron y la razguñaron en el muslo y el antebrazo derecho. En un principio, Ino no se percató de nada hasta que las heridas comenzaron a picarle y vio que tenía la mano levemente manchada con sangre.
¡No importa! Las rosas de color chicle de fresas iría manchado con su sangre, en señal del amor muerto que sentía por Sai.
—¿Ino? —Sai había visto todo el jaleo y tuvo la intensión de recoger del suelo a las flores caídas pero la actitud rabiosa de Ino lo hicieron retroceder.
—¡Estoy bien!
—No lo pareces —puntualizó él mirándole la mano que tenía hilos de sangre que llegaban a la mitad de su antebrazo. Sai estaba tan ensimismado que habría jurado ver a la rubia salpicar un par de pétalos con su propia sangre—. Pareces…, molesta. —Ino no respondió, le ponía listones a las rosas para mantenerlas juntas y de paso, estrangularlas un poco.
Sai no siguió insistiendo y vio que su muslo también sangraba, el hilo de sangre ya estaba por su rodilla, manchando de rojo el comienzo de su bota, como si hubiese vuelto recién de una misión complicada. El impulso del asesino fue de buscar un pañuelo y limpiar el rastro de sangre cuando Ino dejaba al fin al pobre ramillete de rosas color chicle sobre el mesón para verse el antebrazo. Así lo hizo, sigilosamente se le acercó, tomó su mano y presionó el pañuelo sobre la herida pequeña pero exagerada. Ino se dejó y se sonrojó, sintiéndose totalmente enamorada nuevamente.
—Estás regando sangre por todas partes.
—Perdón… —replicó ella, casi sin voz.
—Tu pierna también sangra —puntualizó después pero siguió presionando el antebrazo.
—¿En serio? —Se hizo la tonta, por supuesto, y Sai levantó el pañuelo para comprobar que la pequeña herida dejaba de sangrar—. ¿Podrías…?
Tras unos latidos de corazón, Sai se hincó y tomó su piernas por detrás de la bota y ella se la acercó. Él presionó el pañuelo también en el muslo, a donde las rosas habían rajado malla y piel por igual. Era extraño para Sai ver las piernas de Ino después de tanto tiempo, ahora sólo usaba una falda larga que le llegaba hasta sus tobillos.
La florista sólo lo tuvo así un par de segundos, hasta que el sangrado se detuvo.
Sai dobló el pañuelo pero al momento de guardárselo de vuelta al bolsillo titubeó. Tuvo la intención de regalárselo a Ino ahora que ya tenía su sangre pero ella se negó.
—Quédatelo, así podrás clonarme en el futuro —dijo ella con una risa tonta y la cara roja por el enamoramiento.
—¿Por qué querría clonarte?
—Es… una broma, Sai.
—Oh. Está bien. —Sai pensó un poco—. Si mueres, usaré este pañuelo para remplazarte, Ino.
La rubia fingió que era divertido su chiste aunque no le hiciera nada de gracia y Sai sonrió complacido, guardándose al fin el pañuelo ensangrentado.
—Entonces… estas flores no son para Sakura —dijo Ino, apretando teclas en la caja registradora con lentitud. Sai no entendió por qué pensaba que eran para ella.
—Creo que Sakura puede comprarse sus propias flores —le dijo para alivio de ella—, a menos que Sakura se encuentre enferma. ¿Lo está? —Ino negó enseguida.
—¿La encuentras atractiva? —preguntó en un arrebato y no quiso saber su respuesta, ni siquiera su cara le daba una pista de lo que sería.
—Para nada. —Hizo una pausa algo confundido—. Creo que se lo he dejado claro a Sakura muchas veces antes.
Ino suspiró aliviada y tuvo miedo de preguntar lo siguiente, pero lo hizo de todas maneras.
—¿Y a mí?
Sai mostró la misma confusión que antes y su mueca era prueba de ello. Se sintió perturbado y ella, asustada.
—¿Sai?
—Perdóname, Ino, pero debo irme ahora —El asesino tomó las rosas, pagó más del valor de ellas y se disculpó una vez más antes de irse. Ino se sentó tras la caja registradora, devastada, y se reprimió a sí misma por haber rechazado el pañuelo que le sería útil para secar sus lágrimas.
Shikamaru prendía un cigarrillo cuando vio que Sai se le acercaba con rapidez, en su mano un ramo de rosas a las que se iban cayendo los pétalos conforme él iba caminando. Eso sólo podía significar que venía de la Florería y se preguntó por qué se veía tan espantado y si es que Ino era la culpable de eso. Pobre, pensó, quizás lo había abordado de una manera voraz y la ingenuidad de Sai lo habría hecho correr para conservar su virginidad.
Bueno, eso sería cierto si Sai fuera sexualmente ingenuo y por sus comentarios no lo era.
—Algo pasó —le dijo Sai apenas llegó a su lado y Shikamaru expulsó humo por la nariz.
—Así veo —Shikamaru miró las rosas—. ¿Esas son de Ino?
—Sí —Y Sai las alzó para verlas y comprobar que habían perdido casi todos sus pétalos. Habría caminado muy rápido y las había maltratado en acto. Se arrepintió de haberlas asesinado sin querer pero las lanzó a la basura como si fuera culpables. Shikamaru lo vio como una señal de trauma.
—¿Quieres hablar de lo que pasó? —Era común que Sai y Choji acudieran a él cuando lidiaban con problemas existenciales, y ya estaba acostumbrado a brindarles ayuda sicológica.
—Comencé a objetivizar a Ino —analizó con un poco de incomodidad.
—¿Objetivizarla?
—Mi mente gusta de imaginarla desnuda y usar su imagen para mi placer.
—Bueno, podrías haber dicho simplemente que te sentías atraído a ella… —La incomodidad se hizo muy evidente en Shikamaru que cerró los ojos con las mejillas encendidas. Ino era como su hermana y la conocía desde que eran pequeños, por lo que no gustaba de objetivizarla como decía Sai. Es más, siquiera pensarlo se le hacía perturbador.
—Pero no quiero. —Para Shikamaru era como si le estuviera pidiendo un antídoto.
—Es algo normal, Sai, es natural que comiences a sentirte atraído por una chica e Ino es una muy atractiva.
Pero Sai frunció las cejas, molesto.
—No quiero objetivizarla.
—No lo estás haciendo, es parte de la atracción.
El asesino no se veía muy convencido.
—¿Entonces es algo bueno?
—Si te atraen chicas y no haces nada sin su consentimiento, por supuesto que no. —Shikamaru le dio unas palmadas en el hombro—. Te felicito, Sai, ya comenzaba a pensar que estabas muerto en ese sentido.
Nota de la Autora: Estuve todo el día muriendo por escribir y cuando ya está finalizado el día, recién pude articular un par de palabras. Estoy feliz porque planeaba actualizar otra historia pero esta quiso nacer. SaiIno forever and ever.
PD: LEÍ QUE EN LA NUEVA NOVELA DE KAKASHI (QUE AL PARECER ADOPTARÁ UN HIJO) VA A UNA CELEBRACIÓN Y SE ENCUENTRA CON SAI BORRACHO Y QUE INO LO ESTA CUIDANDO, Y ÉL COMENTA LO BIEN QUE SE VEN JUNTOS Y QUE SIEMPRE ESTÁN PEGADOS EL UNO CON EL OTRO. ESO ES AMOR DE VERDAD Y SON LA PAREJA MÁS HERMOSA DE TODOS, LA MÁS SANA Y AMOROSA. HE DICHO.
Lady RP.