Y llegó el cordero y enamoró al lobo.

Lyserg se quedó tieso cuando Yoh concluyó la historia de Lirilara. No sentía su corazón latir, ni siquiera su respiración se agitó, fue como si de pronto todo el mundo se hubiese sumido en la oscuridad. Se sentía incapaz de visualizar algún rayo de luz. Yoh, Horokeu y Ren parecieron notarlo, igualmente estaban en silencio, no lo miraban con lastima (lo cual agradecía) pero sí con tristeza, como si hubieran roto un jarrón valioso que nunca podría ser repuesto de nueva cuenta.

Ahora Lyserg era capaz de entender las motivaciones de Hao.

Pero… ¿y qué pasaba con él? Un mundo sin shamanes, significaba un mundo sin su madre, sin sus amigos del colegio. ¿Cómo podría haber felicidad en su vida después de eso? De apoyar a la persona que amaba en eso.

Y al mismo tiempo, sabía que Hao tenía que tener un motivo mucho más grande para querer "reformar" el mundo. Lo conocía lo suficiente, incluso logró enamorarse de él. Hao no era un mal sujeto, solía ser amable con todo el equipo estrella y, tal y como se lo demostró, protegía a lo que amaba con fervor.

Ren suspiró, tomando del brazo bruscamente a Lyserg, ante la sorpresa de los otros dos, se lo llevó casi a rastras de ahí.

— ¡Espe-… joven Ren! —llamó Lyserg, buscando detenerlo. Ren se giró a unos pasos fuera del local, reafirmando el agarre sobre el antebrazo de Lyserg Diethel.

—Pareces a punto de vomitar. —dijo él, observando como Yoh y Horokeu ya estaban buscando alcanzarlos. — ¿Confías en mí?

— ¿Eh…?

— ¿Sí o no? —reprochó, halándolo más fuerte. Lyserg asintió torpemente con la cabeza, sin saber a qué se refería.

Entonces Ren Tao, quién siempre parecía estar tranquilo o analizando la situación, echó a correr ante la mirada atónita de Lyserg siguiendo sus pasos, de Yoh y Horokeu buscando alcanzarlos al salir del local, pero era tarde, comprendieron al momento de salir que Ren quería estar a solas con Lyserg, de lo contrario no lo hubiera hecho.

Yoh frunció la boca, preocupado.

— ¿No deberíamos seguirlos? —preguntó Horokeu, señalando su dirección.

—Nah. —contestó Yoh, volviendo a su usual calma. La luna estaba muy brillante esa noche. —Estoy seguro que Ren puede encargarse de Lyserg. Pero… lo que me preocupa es otra cosa.

— ¿Qué es?

—Mi hermano… —Yoh se llevó la mano a la barbilla, pensativo. — ¿qué clase de relación tiene con Lyserg?

— ¿Eh? ¿No son lacayo y jefe? —preguntó el ainu sin comprender. Luego Yoh formó una sonrisita que le erizó la espalda. — ¿Yoh?

—Sí… —y había un tono de mentira en sus palabras. —Supongo que sí.

—No entiendo nada de lo que hablas. —comentó Horokeu, comenzando a andar a su lado.

—Estoy seguro de que lograras entenderlo más pronto de lo que crees.

—.—.—.—.—

Ren terminó de correr en una zona llena de enormes piedras que cubrían a ambos de cualquier vista, ni Bason ni Morphin se materializaron, dejando que charlaran a solas. Por lo que Ren obligó a Lyserg a sentarse debajo de una enorme roca, en la cual se podía contemplar perfectamente el cielo estrellado totalmente despejado.

— ¿Joven Ren?—llamó Lyserg, sin entender del todo el acto del Tao.

—Usualmente no hago esto, así que mantente agradecido. —reprochó Ren, quitándose la bufanda que llevaba puesta, aventándosela en la cabeza a Lyserg. El inglés se rascó la mejilla sin comprender, sin embargo, la tomó con agradecimiento, colocándosela alrededor de su cuello de forma descuidada, después de todo tendría que devolverla a Ren cuando terminaran de hablar.

— ¿Qué sucede? —Lyserg sintió una gotita bajarle por la sien ante la mirada penetrante del Tao.

—Ponla correctamente. —su voz era agria, y parecía querer aniquilarlo con la mirada.

— ¿Q-Qué…?

Ren dio un respingo que le causo un brinquito a Lyserg, a pesar de que estaba sentado, el chino se puso de cuclillas delante de él y con fuerza tomó la bufanda, acercando más a Lyserg que apenas pudo frenarse para no chocar con él. Pasando saliva el inglés notó un olor agradable siendo desprendido del contrario, olía a tierra húmeda pero combinada con una fragancia que parecía incienso y flores.

Una sonrisa se formó en Lyserg, a pesar de que no llevaban conociéndose mucho, Ren ya se preocupaba por él como un amigo. Era su segundo amigo shaman, quitando a Hao, quién de hecho ya había evolucionado a otro tipo de relación. Sin poderlo evitar, un nuevo sonrojo se coló en sus mejillas y al mismo tiempo la sensación de que no debería estar sintiendo eso en esos momentos.

Al alzar la mirada, Ren se sorprendió de verlo tan cerca, Lyserg también parecía algo aturdido. Quizás lo jaló con demasiada fuerza. Y estando en esa posición, se permitió contemplar los ojos esmeraldas del contrario con mayor detalle, al estar reflejados en ellos, le causaba una sensación extraña en el estómago, que primeramente relacionó con asco, pero a medida que se fue extendiendo como corriente eléctrica por todo su cuerpo, le hizo cuestionarse de si era eso realmente.

Una sonrisa se formo de nuevo en Lyserg, esta vez más nerviosa, debido a que pensó que habría descubierto sus pensamientos. Ren se apartó de él, tosiendo al ahogarse con su propia saliva. ¿Qué había sido eso? ¡Era sumamente adorable! ¿¡Y por qué se sonrojaba!? Maldito chico con cara de niña.

— ¿Estás bien?

—Escucha, Lyserg, —llamó Ren, borrando aquellos pensamientos de su cabeza. — ¿realmente piensas volver con Hao ahora que has escuchado esta historia?

No se había hecho esa pregunta, mejor dicho, no quería pensar en ella.

—Sé que es tu amigo, o que al menos tú lo consideras así, pero si el busca utilizarte para algo tan vil como ganarse la aprobación de los shamanes, cuando ya no le sirvas se deshará de ti.

— ¡Hao no haría eso! —reprochó de inmediato Lyserg, molestándose.

Ren lo tomó de los hombros, volviendo a acercar sus rostros.

— ¿Podrías jurarlo con tu vida? —preguntó, serio. Lyserg pasó saliva. — ¿Podrías jurar por tu madre y tu padre que él no hará nada que pueda perjudicarte?

—Yo…

El tono de duda comenzó a apoderarse de él, nervioso, sostuvo los brazos de Ren, queriendo apartarlo pero al mismo tiempo queriendo que se quedara.

—Es un asesino.

Una lágrima cayó, seguida de otra y otra más. Pronto Lyserg no fue capaz de detener ninguna y solo se separó de Ren, abrazando sus propias rodillas, hundiendo su cara en ella, para llorar sin querer verse patético ante una de las personas que admiraba. Ren lo contempló en silencio, no entendía su dolor, pero podía imaginarlo, ponerse en sus zapatos.

Casi por instinto, como si de su hermana Jun se tratara, Ren colocó una mano en los cabellos de Lyserg, acariciándolos con delicadeza.

—No vuelvas con él. —dijo Ren. Lyserg dejó el llanto al escuchar sus palabras, sintiendo que esta vez era más una orden que una petición.

—Yo…

Quería decirle que amaba a Hao, que él había prometido pasar todos los días a su lado incluso si los grandes espíritus no lo aprobaban. Pero mientras más lo pensaba, las palabras de Marco, de Yoh, de Ren y del mismo Hao se metían como balas de metralleta en su mente, una tras otra, aglomeradas, caóticas.

—Puedes quedarte con Yoh y con nosotros. —continuó Ren, dándole una media sonrisa. —Te quedarás y te protegeremos.

¿Cuántas veces tendría que ser protegido?

Lyserg se llevó una mano a la cabeza, sentía que estaba a punto de explotarle. Por un lado quería creer en los sentimientos de Hao, quedarse a su lado y pretender que nada había escuchado. Por otro, no podía permitirle hacer eso, sin importar cuales fueran sus razones, Lyserg jamás se perdonaría ser parte de algo tan macabro. La extinción de la raza humana para solo ser sustituida por shamanes, que quizás Hao considerara dignos.

—Lyserg…

—No puedo quedarme, joven Ren. —admitió él, alzando la mirada. Ren frunció la boca, se veía quebrado, a punto de partirse en mil pedazos.

— ¿Por qué?

—Hao y yo… estamos unidos. —dijo Lyserg, limpiándose las lágrimas con el canto de la mano. —Jamás podría abandonarlo.

— ¿Entonces qué harás? ¿De verdad…? —Lyserg lo calló, poniendo una mano en su boca.

—Lo convenceré o moriré en el intento. —declaró, cerrando los ojos. —Incluso si Hao me odia, incluso si no puedo estar para siempre a su lado, voy a protegerlo, así tenga que protegerlo de él mismo.

— ¿Por qué sigues tanto a Hao? —cuestionó Ren, sorprendido por sus palabras. —Dijiste que solo has convivido con él de niño, no tienes motivaciones como Boris, ni como el equipo estrella, ¿por qué seguirlo?

—Porque estoy….

— ¿No es evidente, Ren Tao? —cuestionó Marco, desde lo alto de la roca. Lyserg y Ren se giraron lentamente, anonadados de verlo ahí. —Es porque Hao lo ha sumergido en la oscuridad.

—De nuevo con…

—Pero esta vez, te llevaremos a la luz, Lyserg Diethel.

Ante la sorpresa de los jóvenes shamanes, la Doncella de Hierro estaba fuera del cofre, con una suave sonrisa en su rostro. No había malicia en ella. Lyserg casi se sentía cómodo con su mirada, como si lugar perteneciera con ella.

— ¿Por qué están tan obsesionados conmigo? —reprochó Lyserg, haciendo la posesión de objetos con Morphin. Lo mismo ocurrió con Ren y Bason.

—Eso es obvio. —suspiró Marco, sacando a su ángel. —Tú eres lo más importante para Hao Asakura.


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