— ¿Vas a llevar todo eso a tu habitación?

Preguntó Tom, al ver como su hija llevaba una bandeja, repleta de galletas y un vaso enorme de leche. Ella sonrió.

— Tengo hambre — Sin mentir, realmente tenía hambre, aunque todo eso, no lo iba a comer únicamente ella. Su invitado -si es que se podía llamar así- Chat Noir, también lo iba a hacer.

Al decir eso, empezó a subir las escaleras que daban a su habitación, teniendo cuidado de no tropezar y tirar todo el contenido de la bandeja.

No obstante, a mitad del camino, comienza a escuchar ruidos, de cosas estrellándose al suelo, rasguños. Pero... "¡¿Qué?! ¿Qué está haciendo ese gato?" Se pregunta en su cabeza, al escuchar como su habitación parece ser destruida a cada segundo. Al rato escuchó pasos detrás de ella.

— Estábamos preocupados por si te tropezabas...

— ¡Eso fue solo una vez! —Repuso Marinette, con las mejillas rojas, al recordar ese incidente que justamente paso ayer.

¡Crash! ¡Pum! ¡Agggh!

— ¿Que está sucediendo? —Preguntó su padre al oír eso— ¿Que son todos esos ruidos? La joven ahora subía los escalones mucho más rápido... "¿Qué demonios está haciendo Chat Noir?"

— Umm... —Marinette no sabia que responder; y mucho menos que hacer cuando ella llega a la trampilla y sus padres seguían detrás.

"¡No podían ver a Chat Noir!" "¡No!" "¿Qué pensarían si ven que el héroe de Paris está en su habitación?"

— Yo me encargo, no se preocupen —Les dice sintiendo como la bandeja temblaba en sus manos. Deseando que sus padres confíen en ella y comiencen a bajar por las escaleras.

¡Grrrrr!

— ¿Eso fue un gruñido? —Preguntó su madre— ¿Que tienes en la habitación?

La muchacha nos sabía que responder "¿Que pasaba con Chat Noir?" "¿Tenía tanta hambre?"

— Y-yo... Y-yo...

— Marinette —Articuló su padre.

— Es el gato —Confesó. Sintiéndose bien, el no haber dicho una mentira. ¡No quería mentirles a sus padres! Al final de cuentas, Chat Noir es un gato.

— ¿Que gato? —Preguntó Tom.

— Tú no tienes gato —Añadió Sabine.

— Ahora… ¿sí? —Sonando como pregunta.

De pronto los ruidos se detuvieron.

— No se preocupes, yo lo soluciono y también limpio el desorden que el gatito ha causado —Le aseguró a sus padres para que no se preocupen. En su interior iba a matar al minino.

Con eso dicho abrió la trampilla mientras miraba a sus padres.

— Puedo sola —Marinette deseaba en su interior que no entren— ¡No tienen por qué entrar!

Sus progenitores suspiraron, pero al momento en que la iban a dejar que lo resuelva sola. De nuevo se escucho un ruido, ahora mucho más fuerte, sonando como un alarido.

Rapidamente, ella, deja la bandeja en el suelo de su habitación y al subir ve como la misma era un completo desastre y Chat Noir tirado en el suelo, boca abajo, amarrado por un montón de telas. Al verla, clavó sus ojos en ella.

— My Princess... —Suplicó— ¿Podrías desamarrarme?

Marinette estaba con la boca abierta por lo que estaba presenciado. Lo había dejado unos minutos solo y al parecer se enredó con un montón de sus telas como de paso desordenar y destruir su habitación. Pero... "¿Que había estado haciendo?" "¿Jugar?"

Por otro lado, sus padres, quienes habían subido inmediatamente al escuchar ese sonido. También observaban al héroe de Paris en esas condiciones y realmente, no sabían que decir...

Porque, por lo que veían... "¡Su hija...!" "¡Su adorada hija, había secuestrado a Chat Noir!"