Capítulo 1: Give your heart a break
Había perdido la cuenta de la cantidad de mujeres que habían pasado por su vida en los últimos 2 años, o bueno eso era lo que quería hacer creer a su subconsciente. Sin embargo, sabía que realmente todo era un intento fallido por no recordar nada de aquella mujer. Estaba complemente enamorado, como un completo idiota y que había hecho ella, había tirado por la basura cada uno de sus sueños, cada una de sus promesas, había tirado todo por la borda por cosas tan superfluas que ahora que lo pensaba con tranquilidad lo llevaban a cuestionarse si realmente la conocía. Y como venganza para terminar de lastimar su ego, la respuesta llegaba casi de inmediato: "No la conocías de verdad, todo fue una mentira". Pero que podia esperar realmente él, de ese tipo de personas, de las personas que crecían en el mundo del espectáculo.
"Vaya, sino supiera que eres un completo idiota, pensaría que estas planeando algo muy malo" – Y ahí estaba la fastidiosa voz de su amigo.
"¿Cómo demonios entraste? – Le pregunto un tanto irritado.
"Bueno, parece ser que, a diferencia tuya, tu querida secretaria me tiene en una buena estima y no considero el hecho de anunciarme. Pero no te preocupes Shaoran, no todos son tan desgraciados como tú" – Le respondió con una sonrisa ladina, ganándose con ella un suspiro del hombre de cabellos castaños.
"Habla Hiragizawa, no querrás que te mande a sacar con los de seguridad" – Le reto con la mirada.
"Si que te gusta dar espectáculos, como quedaría en los titulares amarillistas que tanto te gustan" – Hablo con cinismo – "Magnate de la construcción, saca a patadas de su oficina a su socio y amigo" – Termina agregando con una voz dramática.
"No sé cómo demonios termine enredado contigo" – Mira nuevamente el enorme ventanal de su oficina unos segundos – "Mejor aún, no comprendo como Tomoyo, termino casándose contigo" – Vuelve a mirarlo fijamente.
"Eso mi amigo, es porque soy un hombre irresistible, y Tomoyo lo sabe" – Le pica con un ojo, a lo que Shaoran levanta una ceja.
"No quiero saber nada de tu vida sexual Eriol, deja de hacer alusión siempre a lo mismo, estoy seguro de que Tomoyo tampoco querría que lo anduvieras ventilando" – Lo mira con desagrado, lo cual no causa ningún cambio en el humor del pelinegro.
"Me encanta que recrimines mi forma deliberada de pensar, y mas aun que tengas condescendencia de mi querida esposa" – Agradece burlesco.
"Deja tanta tontería, ha sucedido algo ya que has venido a interrumpir mi extenuante trabajo" – Va directo al grano como sólo él sabe hacerlo.
"Mas que trabajo creo que estas quemándote nuevamente la cabeza" – Habla seriamente esta vez – "Han pasado dos años Shaoran, es hora de que lo dejes ir. Debes sentar cabeza, no todas son como ella" – Afirma.
"Hablas como mi madre" – Le dice con fastidio.
"Bueno, tia Ieran siempre tiene la razón en las cosas que dice. Así que supongo que es un hecho de familia" – Toma un poco de aire y continua – "Debes tener en cuenta que es este mundo no existen las coincidencias, sólo lo inevitable. Estoy seguro de que tu madre te lo ha dicho en varias ocasiones" – Toma asiente enfrente del gran escritorio.
"Lo que ella hizo no era algo inevitable, fue una maldita decisión de momento." – Miro fijamente a su amigo, con la ira contenida en su mirada.
"Por supuesto que era algo inevitable, era su forma de ser. Sabes también como yo que, entre sus cualidades, no se encontraba el ser madre" – Dice firmemente.
"Ella sólo quería seguir con su vida" – Dice en un susurro – "Y en eso, se llevo la mía y la de un ser que no tenia la culpa de nuestras decisiones" – Apreta los puños fuertemente.
"Ya es hora de que lo sueltes, eso no va a traer al bebé a la vida" – Dice fríamente.
"Eres un maldito canalla" – Dice entre dientes.
"Estoy totalmente seguro de que lo soy, pero traerte a la realidad es lo único que estoy seguro puedo hacer con mis bajezas. Ni tu madre, tus hermanas, Tomoyo e incluso yo queremos verte nuevamente sumido en el alcohol y la depresión" – Habla seriamente y sin darse cuenta su voz se torna sombría.
"No haría sufrir a mi madre nuevamente" – Afirma.
"Lo sé, sólo estoy asegurándome de que tus sentimientos no te jueguen una mala pasada" – Se pone nuevamente de pie – "Ahora si, a lo que vine realmente" – Vuelve a sonreír como en un principio.
"Y yo que pensaba que sólo venias a asecharme" – Murmura rodando sus ojos.
"Eso también puedes incluirlo en la lista de cosas que hago en mis visitas. Pero realmente he venido a recordarte que esta noche es la cena de la fundación de tu madre. Y tu como su hijo y como principal donante tienes que estar presente" – Le recuerda.
"Vaya ahora haces inclusive un mejor trabajo que mi secretaria. Creo que acabas de quitarle el puesto" – Sonríe, como sólo el sabe hacerlo.
"Que gracioso te has puesto" – Dice mientras se dirige a la puerta – "Nos veremos esta noche entonces. Por cierto, Tomoyo llevara a la mujer a la que ella considera merece todos sus diseños" – Le advierte.
"Sabes que no me volvería a enredar con una mujer que está metida en ese mundo" – Dice fuertemente.
"Como tu digas, nos vemos esta noche" – Y sin mas que decir sale de la oficina del hombre de los ojos ámbar.
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"Muy bien Sakurita quiero que mires hacia un lado y entreabras un poco tu boca" – Pide entusiasmada, Tomoyo Hiragizawa. Una de las diseñadoras mas cotizadas del momento. Lo especial en ella, es que le gusta encargarse de todo, quiere perfección. Por ello ella misma se encarga de las fotografías, de los diseños e inclusive podría decirse de la producción. No hay prenda que no pase por sus manos antes de ser llevada a una de las tiendas. Es perfeccionista. Ama lo que hace, y para avivar la llama de sus sueños y deseos. Hace cerca de cuatros meses conoció a la mujer que hacia ver sus obras como arte.
Sakura Kinomoto, no tenia si no 23 años. Había estudiado para ser profesora, y había culminado con éxito hace exactamente 6 meses. Pero no pensó que el encontrar trabajo fuera algo tan difícil. Su familia siempre había vivido tranquilamente en una pequeña y bella casa de la ciudad de Tomoeda, pero desde que su padre había decidido unirse a cuenta excavación hubiera en el mundo, y su hermano se había ido a vivir con Yukito, las cosas no habían sido tan fáciles. Había llegado a Tokio para ingresar en la universidad, y su padre sin falta le mandaba un poco de dinero para su supervivencia. Pero, vivir en la ciudad de Tokio no era nada barato, por lo cual tuvo también que buscar un trabajo a medio tiempo. Y una vez terminó sus estudios pasarlo a tiempo completo, mientras se presentaba en todas las entrevistas de trabajo posibles. Y fue allí en ese pequeño café donde se desempeñaba como mesera que había conocido a Tomoyo. Quien sin pensárselo dos veces se lanzó hacia ella ofreciéndole trabajo como modelo para su reconocida marca. Y ahí estaba ella. Siendo la imagen principal de todo lo concerniente a la marca Tomoyo Hiragizawa. Quien a su corta edad se hacia abierto una inmensa puerta para competir con las grandes marcas.
"Muy bien, hemos terminado por hoy" – Dijo la pelinegra, bajando la cámara que tenia en sus manos – "Has estado fabulosa como siempre" – Habla con emoción contenida.
"Creo que exageras como siempre" – Ríe nerviosamente, repitiendo sus palabras.
"Nada de eso, haces ver mis creaciones como un sueño" – Sonríe.
"Bueno, lo que pasa es que tus creaciones de verdad son un sueño" – Mira a su amiga. Había sido tan fácil abrirse con ella. Era como la hermana que nunca tuvo, le traspasaba esa tranquilidad y seguridad que siempre había querido que le diera su madre.
"Muy bien, es hora de dejar tanta cosa. Tenemos que comenzar a arreglarnos. Recuerda que me prometiste ir conmigo a la cena de la fundación de la familia de Eriol" – Sus ojos brillan, seguramente soñando como vestirá a la castaña.
"Sabes que iré sin decir nada. Me encantar los niños. Y hacer parte del trabajo de la Fundación Li, es como un sueño para mi" – Dice con ilusión.
"Te voy a presentar a Ieran, estoy segura que te encantara, quien sabe de pronto puedas trabajar allí, ayudando a los niños como quieres. Peor eso sí, no me dejaras. Si no te esconderé" – Dice en forma dramática – "Eres mi descubrimiento" – Agrega con lágrimas en los ojos.
Definitivamente Tomoyo era una mujer especial. La acababa de conocer y la apoyaba en sus sueños como nadie. Estaba agradecida con el cielo por haberla puesto en su camino. No sin antes suspirar, siguió a la mujer por el pasillo, lista para otra sesión de belleza extrema.
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No debía haberla perdido de vista entre tanta gente. Por Dios, nunca se le paso por la cabeza, que con sólo cuatro meses como imagen de la marca de Tomoyo, ya todos los periodistas quisieran saber todo de ella, de su vida pasada, presente, y futura. Se sentía acosada. Y ella que era realmente tímida, no había sabido que hacer, mas que huir. Y ahí estaba en medio del gran salón intentado ubicar a la pelinegra o a su esposo. Caminaba por todos lados, con sus sentidos puestos firmemente en la ubicación de los mencionados, cuando sin darse cuenta choca con alguien, y si no es porque ese alguien la sujetó de su cintura, el piso la hubiera recibido con toda la fuerza de la gravedad.
"Yo, lo siento no me fije mientras caminada" – Dice tímida, alzando la cabeza para ver a su salvador. Cual fue su sorpresa al encontrarse con el hombre mas guapo que había visto en su vida.
Sus ojos ámbar miran fijamente sus hermosos ojos verdes, verdes como las esmeraldas. Y con cuidado la ayuda a ponerse recta.
"Debería poner un poco de cuidado, ahora he estado yo para evitar que cayera, Pero dudo que tenga tanta suerte una próxima vez" – Vio como sus mejillas se coloreaban de un fuerte rojo, y sintió que los pulmones se le quedarían sin aire.
"Muchas gracias" – Habla suavemente – "Yo debo retirarme, y encontrar a mis acompañantes" – Sin más, siente como el calor de su cuerpo desaparece de sus manos, y sin conocer la razón, se siente vacío.
Sin darse cuenta se encuentra dando pequeñas miradas al hombre que le había ayudado, parecía ser un ser caído del cielo. Esa mirada tan abierta y sincera, la calidez de sus manos. Un suspiro largo se apodera de su ser, ni en cien años un hombre así podría fijarse en ella. Tendría que seguir conformándose con mirarlo de lejos. Giro su cabeza un poco hacia la derecha y a dos mesas pudo divisar a Tomoyo, sintió que el alma le volvia al cuerpo y a paso apresurado se acercó hacia la mesa.
"Pero si ahí estas, estábamos buscándote" – Dice una alarmada Tomoyo.
"Lo siento, no estaba preparada para la cantidad de periodistas" – Dice un poco cohibida.
"Nunca te acostumbras Sakura, es algo que aprendes a llevar. Sobre todo, cuando estas en este mundo" – Responde.
"Eso me da muchos animos" – Dice en voz baja.
"Cariño, no deberías comenzar a desanimarla. Vas hacer que salga corriendo" – Sonríe Eriol en apoyo a la castaña, a lo cual recibió un grito de terror por parte de su esposa. Lo cual hizo que su sonrisa aumentara – "Vaya pensé que había perdido mi ida esta mañana a tu oficina" – Le habla al nuevo ocupante de la mesa.
"Nunca lo haría, porque de ser así te tendía a primera hora recriminándome" – Se acerca a ellos. Cual es su sorpresa al encontrarse a la mujer de ahora a su lado – "Así que veníamos para mismo sitio" – Afirma mirándola, a lo cual ella aun con una cara de sorpresa en su rostro asiente.
"De que hablas" – Pregunta la pelinegra.
"Yo, estaba desesperada buscándolos, y por andar distraída, choque con él. Por poco caigo. Pero me ha atrapado – Responde atropelladamente.
"Shaoran Li" – Dice finalmente estirando su mano.
"Sakura Kinomoto" – Toma su mano sintiendo como pasa una corriente eléctrica entre ellos.
"Si ves Shaoran, te lo dice no existen las coincidencia, sólo lo inevitable" – Sonríe el hombre de gafas, ganándose una mirada cómplice de su esposa, una desaprobatoria de su amiga, y una confusa por parte de la castaña. Esto iba a ser interesante.
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Hola a todos!
Espero les guste este nuevo proyecto que tengo. Y que hubieran disfrutado de la lectura. Hasta un nuevo capitulo.