Exorcistas y Natsume

Prologo: Un exorcista, una persona

Era su culpa.

Todo lo que le ocurría a su nieto era su culpa, por tener sus genes, solo por eso…

Reiko nunca fue la persona más consiente del mundo, siempre estuvo sola y morirá sola, esa era la idea a la que se había resignado desde que fue consciente de lo que veía eran seres que no debería poder ver. Quedo embarazada antes de casarse, desgracia para la familia, eso es lo que dicen los demás, tal vez sea verdad, no le importa. Su hija, falleció a temprana edad, es injusto, la dejo sola, pensó que tal vez el marido de su niña no la dejaría sola, se equivocó, él también la dejo sola.

Frágil, que frágil es el cuerpo humano.

Solo quedaba su nieto, si ella desaparecía, ¿Él también se quedaría solo? Ah, pero el también heredo su vista, nunca estaría solo, los youkai estarían con él, algunos para bien, otros para mal, pero él tiene que aprender a diferenciarlos.

— ¿Estas bien abuela?— Pequeño Natsume, eres demasiado amable, demasiado sincero, morirás joven si sigues haciendo tantas imprudencias.

—Sí, no te preocupes, soy fuerte, no como cierto enano llorón—Él lloraba a la mínima, era muy sentimental, si un youkai sufría, el sufría con él, lloraba con cualquier mínima cosa que le sucediera a los demás, demasiado sincero, demasiado sentimental

—Pero…— Ella soltó un sonido parecido a un gruñido, no le gustaba que se preocuparan por ella, era lo suficientemente fuerte como para valerse por sí misma.

— ¡Que estoy bien enclenque! Mejor ve a estudiar de una buena vez—Vio como ese rostro se volvía aún más deprimente, lo entendía, odiaba la primaria, nadie lo entiende, nadie ve lo mismo que él, por desgracia, es el único lugar en donde se puede estudiar.

— ¡Volveré pronto!— El sonido de la puerta al cerrarse le confirmo que él se fue.

Detesta sentirse así.

Débil, frágil, ah, como odiaba la vejez. Por culpa de su fragilidad su nieto tenía que cuidarla ¡Patético! Suficiente tenía con cuidarse a él mismo como para tener que cuidarla a ella.

Como odiaba estar prostrada en cama.

Takashi pasó todo el día entre sonrisas falsas, esquivando piedras de los otros niños, y preocupación por su abuela. Es la edad, se convence de eso, su abuela ha vivido bastante tiempo, tal vez mas del que un humano pueda esperar. Pero es tan enfermiza, bien se dice que un poder tan grande no puede estar demasiado tiempo en este mundo.

Al volver a casa, un youkai lo persiguió para comerlo, o al menos eso supuso por los gruñidos y las claras ganas de atacarlo, una lástima que ese youkai no pudiera hablar, así tal vez podrían llegar a un acuerdo. Por supuesto, Natsume no podía permitirle tal hazaña, por lo que corrió.

Corrió y corrió, sin descanso, buscando un santuario, templo, o algún lugar donde el youkai lo dejara en paz, no podía llevar ese ser a su casa, debía deshacerse de él antes de ir a su casa, su abuela se estresaría sin ningún motivo importante, se preocuparía por el como de costumbre, él no puede permitir que eso suceda, su abuela debe estar en paz.

Además, no es como si estuviera del todo desprotegido.

Es solo… no quiere lastimarlos, no se quiere defender, lleva talismanes en sus bolsillos, pero no los ocupara, no hasta que sea realmente necesario, tiene escrito en su brazo con tinta un hechizo protector, todo está bien, no pasara nada, no hay porque lastimar a ese youkai, no hay porque preocupar a su abuela.

Luego de correr término perdido en el bosque, pero al menos ese youkai ya no lo persigue. Debe descansar, pero si lo hace es posible que ese youkai lo encuentre, mejor esconderse para poder descansar. El youkai no podía volar, la altura sería un buen lugar, tal vez sobre un árbol. Tuvo que ser un árbol bajo, después de todo con unas manos tan pequeñas, un cuerpo tan débil, y cansado como estaba, no era buena idea subir muy alto, solo quería un escondite.

Un cerezo fue el escogido, florecido, un color esplendido y con ramas fuertes como para soportar su peso. El youkai nombrado lo perdió de vista, el olor de las flores de cerezo camuflando su esencia tan especial.

Aun así, no quiso bajar pronto, se sentía bien ahí, como si nada pudiera hacerle daño, lejos de la vista de las personas, lejos de la vista de los youkai.

O al menos eso pensó, no tardo su paz en ser interrumpida por un joven, adolescente, no lo suficientemente maduro para ser mucho más grande que él, pero si lo suficiente como para tenerle respeto.

¿Por qué será? Su presencia era asfixiante, no parecía haberse dado cuenta que él estaba observando desde lo alto. Cabello negro como la noche, largo, demasiado largo ¿No le molestara cuando intenta hacer cualquier movimiento? Takashi no quería ni saber cuánto cuidado necesitaba toda esa cantidad de cabello.

El chico en cuestión sentía una fuerza espiritual fuerte, demasiado para su gusto, la sentía cerca pero no lograba visualizarla, los youkai de la zona, bajo amenaza claro está, le dijeron que el jefe de la zona no era un youkai, sino una humana, una humana a la que desde hace algunos años dejaron de ver, demasiado vieja como para seguir luchando contra ellos, demasiado fuerte como para atreverse a atacarla. Sin duda, era un sector pacifico.

Además, la anciana no estaba sola, aparentemente tenía un guardián, un chico demasiado amable, los youkai menores hablaban de él como si fuera un Dios, los mayores, con respeto y cariño, y los youkai sin capacidad de hablar, se mostraban agresivos, probablemente con ganas de devorar a ambas personas, exorcizó a la mayoría de ellos.

Aunque esos youkai eran débiles en comparación a él, la cantidad era mayor a la esperada y no tenía shikis cerca. Tuvo que alejarse de la zona, después de todo su misión no era acabar con los youkai salvajes, si no buscar algún youkai poderoso, alguno manipulable, era una prueba que le impuso su padre, debía poder conseguir su propio shiki que no fuera creado por el humano.

Y por eso estaba ahí, en la fuente de un gran poder espiritual, se atrevería a decir, incluso mayor al de él mismo.

Pensó que si fingía bajar la guardia, ese ser se mostraría y atacaría, por lo que se sentó al lado de un árbol de cerezo, apoyo su espalda en este, era mejor tener la espalda protegida en algún lugar.

Sus sentidos alerta, la mano cuidadosamente colocada cerca de su arco, la otra apoyada en el carcaj que había dejado a un lado.

Tal vez fuera por tener los sentidos tan afinados en ese momento lo que le provoco el estornudo, una flor de cerezo había caído delicadamente, apoyándose justo en su nariz, el polen afectando rápidamente. Estornudo varias veces más.

¿Sabían que cuando uno estornuda no puede tener los ojos abiertos? Pues, en el intervalo en que estornudaba, Takashi Natsume, curioso del visitante inesperado, oculto entre las ramas del cerezo y sus flores, decidió que ver estornudar al desconocido era mejor que verlo moverse tan elegante, con un aura opresiva, una aura de dictador. Por lo que, como el niño que es, decidió que era mejor jugar con el desconocido que no parecía haberse dado cuenta de su presencia.

Natsume movía las ramas, lentamente pero brusco, tenía que parecer que el viento provocaba la repentina caída de las flores, o podían descubrirlo. Al caer la primera flor, obtuvo un estornudo en respuesta, a Takashi le pareció extraño que el joven pudiera hacer ese tipo de expresión.

Volvió a agitar la rama, obtuvo varios estornudos más, cada uno agitando más al joven, el cual parecía desesperado por dejar de estornudar, esa reacción solo le trajo una sonrisa a Natsume, y continuo molestando al desconocido, pronto olvido que se suponía debía esconderse, sacudió la rama bastante tiempo, y el desconocido no podía parar de estornudar.

Desde la vista de Natsume, era gracioso a la par de hermoso, flores de cerezo enredándose en el cabello largo de ese joven, flores que se sobresaltaban ante la fuerza del estornudo, flores que le daban un aire irreal al suceso.

Finalmente la entretención se detuvo.

Al de pelo negro como la noche le llamo la atención, no recordaba que hubieran tantas flores de cerezo en el suelo, es como si hubieran decidido caerse solo para darle un ataque de estornudos, levanto la vista. Era una visión curiosa, un niño, no debía tener más de 7 años, estaba trepado en el dichoso cerezo, se notaba que estaba sonriendo a la par que contenía la carcajada que intentaba ser libre, parecía ser que por el movimiento que generaba en las ramas, no se había dado cuenta que él mismo ya estaba cubierto de ellas, pelo rubio adornado con un fondo de hermosas flores a su alrededor, pero a él eso le daba igual, pues se encontró con unos ojos de oro líquido.

Natsume trago seco, su sonrisa muriendo en el momento en que se vio descubierto, desde algún momento el otro estaba de pie mirándolo fijamente, con una sonrisa que claramente era de mentira, una sonrisa manipuladora, una sonrisa que era bastante clara con sus intenciones, mas, no permitiendo que se viera su contenido, un joven extraño sin duda.

— ¿Cuál es tu nombre?—El extraño hablo primero. Natsume no quiso responderle, no sabía si se trataba de un youkai o un humano, además, Takashi tenía miedo, no sabía que consecuencia podía traerle esa pequeña broma recién hecha.

—Mi abuela me dijo que los nombres tenían poder, así que no le diera mi nombre a cualquiera—Natsume vio como los labios de ese joven cambiaron a ser burla, ya no era una sonrisa de manipulación, era una sonrisa que se burlaba claramente de él

—Y aun así te divertiste a mi costa ¿No crees que eres cruel?—Natsume tuvo que hacer un puchero, era distinto, el solo quería divertirse, no tenía muchos lugares donde entretenerse, no podía desaprovechar la oportunidad, jamás tuvo la intención de hacer daño, en cambio, nadie sabía que podía hacer esa persona.

— ¿Y tú? ¿Quién eres?—El otro joven tuvo que reírse en voz baja al ver el intento del pequeño por esconderse nuevamente en las ramas, pero al ver que no tenía resultado, se retraía a sí mismo, intentando hacerse más pequeño, ocultándose levemente con el gorro que tenía para protegerse del sol.

—Matoba Seiji, puedes llamarme Seiji — Matoba necesitaba que el pequeño entrara en confianza, parecía conocer mejor la zona que él mismo, o si no, simplemente el enano se había perdido, pero dudaba que fuera el caso, de ser así, estaría llorando o algo, no estaría trepado en un árbol

—Matoba, es muy pronto para llamarte por tu nombre— Seiji tuvo que reconocer, el mocoso era increíblemente precavido y perceptivo, aunque fuera inútil, parecía saber sus intenciones y por lo tanto escapar, parecía saber que Matoba solo le habla por el simple hecho que lo quiere utilizar para algo.

—Entonces, dime, ¿Qué edad tienes? ¿No deberías estar en tu casa?—De algún modo, pareciera que él niño recordara algo, y se pusiera algo triste.

—Tengo 7 años, y… estaba por ir, pero me distraje… persiguiendo un gato…— Era mentira, lo sabe porque el mismo es un gran mentiroso, las palabras sonaban convincentes, pero la sonrisa, era suave, y vacía, simplemente, no podía ser verdad, además esos ojos, parecían ver la lejanía, ha visto ojos como esos toda su vida.

—Hm, si gustas puedo ayudarte a encontrar ese gato, por cierto yo tengo 14 años— Vio como los ojos del niño se agrandaban, estaba impresionado sin duda, Matoba tenía la impresión, de que eran pocas las ocasiones (O las personas) Las que le habían ofrecido ayuda alguna en su vida.

—No es necesario, ya volverá solo, además… Por cierto, Matoba, ¿Qué haces en el bosque con un arco?—El niño parecía dispuesto a tener una conversación sin bajar del árbol, es más, cada vez se aferraba con más fuerza al tronco.

— ¿Hm? Oh, esto, es para cazar, quería encontrar una buena presa, pero por el momento no parece que sucederá hoy, que remedio tendré que venir de nuevo—O más bien, su padre no permitirá que se vaya de esa ciudad si no encuentra un buen shiki, tenía que probar que podía ser un bien exorcista, por eso es que lo dejo solo en una zona con alta posibilidad de encontrar algún shiki que pudiera usar.

—Ya veo…—Ninguno supo que más decir, o al menos hasta que se escuchó un rugido, sin duda un youkai, las hojas de cada árbol a su alrededor se agitaron, solo se escucha el sonido de estas hojas al moverse.

El youkai que llevo a Natsume a esconderse los había encontrado. Nada sorprendente considerando el aura natural de Takashi y el aroma a exorcista de Matoba.

—Parece que si encontrare alguna presa—Ahora el problema era el niño—Lo lamento pero parece que tengo que irme—Se sorprendió cuando el pequeño bajo rápidamente del árbol, casi espantado, por la agilidad que presento al hacerlo dedujo que no era la primera ni la última vez que realizaba esa acción.

—Recomiendo que corra señor cazador—Y el niño corrió en dirección del youkai.

¿Acaso era posible…?

Matoba lo siguió, tal vez fuera una coincidencia, pero no podía arriesgarse, aunque Matoba viniera de una familia de exorcistas, él sabía que era raro el don de ver un youkai, incluso muchos exorcistas no los veían muy nítidamente, algunos la nada misma y solo conservaban el titulo porque de vez en cuando tenían suerte.

Además, se dio cuenta un poco tarde, pero el poder espiritual que sintió en un principio se movía, sin duda, el niño que hasta el momento solo se había dedicado a molestarlo, era la fuente de él.

Para cuando alcanzo al niño, vio a un youkai en el suelo, con un sello roto.

—Parece ser, que alguien intento sellarlo, pero el sello quedo mal hecho, por lo que solo era capaz de gruñir, seguramente estaba muy enfadado—Y ahora con el sello roto, Seiji era capaz de ver que ese youkai, era bastante competente, era más o menos pequeño, pero no interesaba.

— ¿Eh?—Por la cara sorprendida del niño, Matoba infiere que él no lo puede ver

—Niño, gracias por romper el sello, no tenía la intención de asustarte, pero en cuanto me di cuenta que podías verme, te perseguí para que lo rompieras—Matoba estaba por responder, después de todo, el niño por la cara de impactado que tiene seguramente no ve nada, y tiene preguntas sobre la frase que dijo antes.

—No, no es nada—A Seiji son pocas las cosas que logran sorprenderlo, pero sin duda fue una grata sorpresa que el niño fuera capaz de verlos. —Entonces si me disculpas—Huyó, sin duda alguna, el niño no estaba impactado por escuchar una frase fuera de lugar, estaba impactado porque se dio cuenta antes que él, que ambos veían lo mismo.

— ¿Qué quieres exorcista?—Ahora que el niño se fue, la mirada del youkai cambió radicalmente, sin duda conteniendo su verdadera naturaleza con su salvador presente, posiblemente con la esperanza de poder devorarlo más tarde.

—Conviértete en mi seguidor—Sin duda el youkai era fuerte, lo sabía, pero en este momento, recién liberado de un sello, debe estar habituándose a ser libre de nuevo.

— ¿Qué me ofreces a cambio?— ¿Oh? Un youkai civilizado

—Puedes quedarte con la vida del chico—Ante eso, el youkai lo ataco, logro hacerle un pequeño rasguño en el estómago, pero sin duda, si lo hubiera alcanzado, sus tripas estarían regadas en el sueño

— ¡Insolente! ¡¿Qué te hace pensar que quiero la vida de mi salvador!? ¡Traicionero humano!—Matoba estaba sorprendido nuevamente, nunca conoció un youkai así.

—Ya veo, disculpa mi rudeza, entonces ¿Qué deseas?—Era un día extraño sin duda, tal vez estuviera de suerte, no estaba seguro.

— ¡Nada que un humano como tú puedas darme!—Una lástima, tendrá que hacerlo obedecer mediante un hechizo.

— ¿Qué te parece si a cambio de tu lealtad, dejo al niño vivir?—Por supuesto, Matoba no tenía ninguna intención de ir tras la vida del niño, le llamo la atención, era interesante, era capaz de que un youkai como ese hiciera esa clase de expresión

—Si te devorará ahora, el niño estaría bien después—Matoba no cambio la expresión de su rostro, su sonrisa mentirosa continuaba intacta.

—Pero luego mi clan vendría y sin duda estaría interesado en un niño como ese—Si no lo estuvieran, él mismo Seiji los golpearía.

— ¡Asqueroso exorcista! —Sin duda alguna el youkai se estaba enfadando

—Qué te parece esto, el clan Matoba protegerá al niño si es que él lo desea—El youkai parecía pensárselo.

—Es lo menos que puedo ofrecer por liberarme de ese sello, la vida de los humanos son cortas, el trato terminara en cuanto el mocoso fallezca, o tú lo hagas—Que youkai más extraño

—Hecho, tu nombre desde ahora es…—Sus palabras se las llevo el viento—Tu primera tarea es ir a presentarte en la mansión de los Matoba, lleva este papel y te dejaran entrar, habla con la cabeza de la familia e infórmale que la misión está completa, que envié alguien para buscarme—Después de todo no tenía dinero, no tenía comida, estaba a su merced hasta que encontrara un youkai adecuado, lo único que el clan le brindo, fue un lugar de hospedaje.

Takashi corrió asustado, nunca había conocido a otra persona que pudiera verlos, para Natsume, su abuela y el eran especiales. ¿Quién era esa persona? Era espeluznante, Takashi ahora que lo sabía, dudaba que ese arco fuera para cazar, se preocupaba por el youkai, pero se veía fuerte, bien podía escapar… De igual modo, era mejor volver el siguiente día y comprobarlo.

— ¿Abuela? ¡Estoy en casa!—No debía preocupar a su abuela, no era necesario decirle nada aún.

— ¡No grites que me da migraña!— Era mejor que continuara energética, no era necesario contarle sobre el misterioso chico.

— ¡Lo siento! Te preparare tu medicina—

Reiko odiaba esta rutina, odiaba tener que ser cuidada, odiaba preocupar a su nieto, a ella no la engañaba, algo paso, de otro modo, Takashi no se habría tardado tanto, era muy amable, no la haría preocupar por nada, por eso siempre intentaba ser puntual.

Por ahora ella lo dejaría pasar, después de todo, no podía hacer mucho, las consecuencias de estar enferma son demasiadas.

Al día siguiente Matoba se aburría, suponía tardarían algunos días en ir a buscarlo, si es que lo hacían, después de todo, debían comprobar que el shiki dijera la verdad, este tenía que encontrar la casa, y por sobre todo, debían comprobar si era útil.

El problema ahora era pensar en cómo lograría sobrevivir esos días, no tenía alimento, no tenía dinero, probablemente tendrá que asegurar la zona, y ver si encontraba al niño extraño, por mucho que intentara pensar en otra cosa, el niño le era de su interés, esos ojos extraños, como los de un gato, parecían observar más de lo que tendría, Seiji pensaba, que si se descuidaba un segundo, esos ojos podrían ver su corazón.

— ¿Podría decirme donde están las primarias de este pueblo?—Comenzaría a mirar por esos sectores.

—Claro, pero ¿Por qué?—Por la forma en que lo miraba la dueña del hotel en el que se hospedaba, estaba claro que pensaba que era alguna clase de pedófilo, o un asesino en serie, aunque eso no sonaba mal…

—Tengo un amigo y quería sorprenderlo, no sabe que estoy aquí, pero olvide donde estudiaba—Ante eso la anciana sonrió mas cálidamente, tragándose la mentira, y probablemente recriminándose mentalmente por pensar así, después de todo, aunque Matoba no se comportaba como tal, era también un niño ante los ojos de la sociedad.

—Solo sigue este mapa, a alguna de estas primarias tendrá que ir—Agradeciéndole cordialmente a la señora, Matoba se dispuso a seguir el camino que ella le indico, ella parecía encantada con la idea de un joven tan educado como él, ah~ tan fácil de convencer.

Matoba solo pasaba frente las primarias, sin ninguna intención de entrar, una presencia como esa es difícil de ocultar, no era necesario tenerlo frente a frente para saber que el joven estaba presente.

Takashi estaba incomodo, un youkai estaba en la ventana mirándolo directamente, sabe que tiene que ignorarlo, pero era tan difícil, sus compañeros cuchicheaban, posiblemente empezando a darse cuenta que él estaba actuando extraño.

Ninguno dijo algo sobre molestarlo, pero por la sonrisa maliciosa en la cara de algunos de ellos estaba claro que más tarde tendría que huir si no quería que le tiraran piedras, no le importaba, ninguno de ellos veía lo mismo que él. No podía culparlos, él era el extraño, por su mente paso la imagen del niño de sonrisa manipuladora e inamovible. ¿A él también lo molestarían?

Sin que nadie de lo esperara, el vidrio exploto, el youkai desapareciendo por la flecha que lo ha atravesado, la flecha quedando clavada en la pared, un rasguño en la mejilla de Natsume producto de la flecha, esta vez nadie le echo la culpa, han visto la flecha, pero Natsume está seguro, no ven el papel probablemente hechizado.

Todos curiosos se empujan para ver quien ha lanzado esa fecha, las niñas rumoreando sobre un joven atractivo, nadie lo conoce salvo Natsume, esa sonrisa manipuladora y mentirosa, cabello largo y sedoso, para Takashi era claro quién era.

Matoba finalmente encontró la primaria del niño, no le sorprendió que hubiera un youkai molestando en las cercanías, como exorcista, hizo lo típico, saco una flecha y disparo, por desgracia, aunque sabía que el niño estaba ahí, no lo veía, la flecha luego de atravesar al youkai y la ventana, casi le da al niño, no lo veía antes debido a que aquel youkai era grande y tapaba que es lo que había detrás de él.

Oro líquido versus los ojos tranquilos del exorcista, estaba claro que cada uno pensaba lo propio sobre lo sucedido, Matoba solo levanto la mano en señal de reconocimiento y saludo.

Rápidamente profesores, y otro personal de la primaria salió en busca del responsable, para cuando estaban afuera, no había nadie.

—¿Estas bien Natsume?—Takashi en realidad era inconsciente de que lo que el catalogaba de un rasguño, para los demás se veía bastante serio, salía más sangre de la necesaria, caía delicadamente, como una lagrima sanguinaria, después de todo corto apenas unos milímetros más abajo del ojo, a lo más un centímetro.

—Si—Los alumnos empezaron a alejarse, asustados al darse cuenta de la sangre que teñía el uniforme de su compañero.

—De igual modo ve a la enfermería a que te revisen, tendremos que demandar a ese joven, fue muy peligroso, sin mencionar que se produjo destrucción de propiedad ajena—Natsume coloco una mano sobre su herida intentando que coagulara lo más pronto posible, no necesitaba preocupar a los demás.

Salió del salón sin decir nada y se dirigió a la enfermería.

La enfermera se preocupó instantáneamente, limpio el área, desinfecto, uso un paño para sacar el exceso, y presiono para detener el sangrado, finalmente coloco un parche en la zona, la cual por desgracia era cercana al ojo, por lo que el parche impedía que pudiera ver, se sentía como un pirata con un ojo parchado.

—Si te sientes mareado, ven aquí inmediatamente, cuando llegues a tu casa, come mucho, necesitas recuperar la sangre perdida—Natsume solo asintió, hizo una reverencia leve y fue a su salón.

Al llegar descubrió que todos los alumnos fueron despechados a sus hogares para dejar a la policía hacer su trabajo de revisar lo dañado.

—Eh… así que la denuncia iba en serio—De alguna manera le sorprendió, luego de procesarlo, vio que tenía mucho sentido, sin duda era porte de arma blanca, y uso irregular, a parte claro, de daño a propiedad privada, no tenía nada de extraño.

— ¡Oye! ¡Tú! ¿Podrías decirnos tu versión de los hechos? Después de todo fuiste el más afectado y estabas al lado de la ventana ¿Viste algún sospechoso?—Sin duda un policía nuevo, de otro modo sabría que no se puede tomar como testigo a un menor de edad.

Por fortuna un policía que se notaba tenia más experiencia recrimino al que hizo la pregunta. Natsume no quería tanta atención, tomo sus cosas y corrió, no quería más preguntas.

Era temprano, si volvía a esas horas su abuela sabría que algo había sucedido, sobre todo por la herida en su mejilla, Takashi sospechaba que luego tendría un color feo, esperaba de corazón que no se le infectara.

No llego lejos, 2 cuadras después se encontró con que Matoba lo esperaba apoyado en un muro.

— ¿Te apetece hablar?—Seiji intentaba aparentar refugio, fuerza, protección, necesitaba que el chico confiara en él, después de todo lo deseaba para el clan.

—No ¿Por qué disparaste contra el youkai? ¡No estaba haciendo nada!—Fue un alivio, le preocupaba que pensara que sus intenciones eran atentar contra su vida, pero aun así una sorpresa, no pensó jamás que lo culparía por atacar un youkai.

— ¿Por qué te preocupa una criatura como esa? Simplemente pensé que era una molestia, así que lo elimine, además, ¿No ha sufrido bastante por culpa de los youkai? ¿Por qué los proteges?—Vio como el niño quería ser incluso más pequeño de lo que era, quería protegerse de él, de causaba gracia, ¿Se protegía de los humanos pero no de los youkai? Incompresible

— ¡Pero! ¡No hizo nada malo!—Cuanta pasión, para alguien que parecía ser tan tranquilo.

— ¿Quieres hablar de esto en otro lugar? Aquí llamamos mucho la atención—Al menos el niño era consciente de que debía cuidar sus acciones, parpadeo un par de veces, antes de asentir renuente, sin duda un niño extraño.

Caminaron con calma, Matoba entretenido por la manera en que el enano lo miraba, vigilándolo, como si fuera a sacar su arco en cualquier momento, como si el pequeño pudiera evitarlo, era divertido molestarlo, aunque no fuera su intención, Seiji sabía que su forma de sonreír lo molestaba, pero bueno, el niño se enfadaba por nimiedades, extraño.

Natsume reconoció el camino, sin duda lo llevaba de nuevo al bosque, se detuvieron en el cerezo.

—Este parece ser un buen sitio— Matoba se sentó apoyándose en el cerezo, por el contrario, el niño mantuvo su distancia, alerta, como un gato listo para atacar si lo intentas tocar, de algún modo tierno.

— ¿Qué paso con el youkai de ayer? —Matoba no pensó que esa sería su primera pregunta, incomprensible, ¿Por qué se preocupa tanto por un youkai? Era interesante, y una molestia.

—No debes preocuparte, está bien. Más importante, ¿Escucharías mi propuesta?—El pequeño retrocedió un paso aferrándose a sus útiles escolares con fuerza, posiblemente para calmar sus nervios.

— ¿Qué quieres?—Por el momento, parecía dispuesto a escucharlo, es extraño sin lugar a dudas, es decir, recién lo estaba recriminando por exorcizar al youkai, y sin duda esta incomodo en su presencia, entonces ¿Por qué escucharlo? De momento se lo concedería a su inocencia.

—Únete al clan Matoba—El niño estaba sorprendido, luego paso su rostro a mostrarse furioso

—No quiero—Es una lastima

—Ni siquiera sabes que es el clan—Matoba aunque aparente lo contrario con su elegancia natural, no tiene mucha paciencia, sin quererlo realmente, se levantó, nadie los rechazaba.

—Probablemente es un clan de exorcistas, de personas como tú—Parecía haberse tragado a propósito el "De personas crueles y manipuladoras" Buen chico

— ¿Oh? ¿Sabes de los exorcistas?— ¿De dónde habrá sacado esa información un chico como él?

—Mi abuela sabe algunas técnicas, me enseño unas pocas, pero no me gusta usarlas—La cara del chico lo dejo claro, no le gustaba lastimar a los youkai.

—Sigo sin entender porque proteges tanto los youkai—Ninguno de los 2 se dio cuenta de cuando Matoba de acerco a Natsume, la repentina cercanía espanto a Takashi, ese sobresalto fue suficiente para que Seiji se diera cuenta de las intenciones de escapar del menor, por instinto le sujeto de ambos brazos y acerco su cara

—Suéltame—Pero Seiji lo ignoraba, necesitaba entenderlo.

— ¿Acaso piensas en ellos como humano? Te manipularan, te mentirán —La imagen del youkai que ofreció su libertad a cambio de la seguridad del pequeño paso por su mente, pero la deshecho inmediatamente

— ¿¡Es eso un problema?!—Seiji suspiro derrotado, el niño era terco, tuvo que soltarlo, si seguía presionándolo era posible que el pequeño se espantara, y no era la idea.

Por desgracia (O fortuna) Su estómago gruño, claramente en protesta por la falta de alimento.

— ¿Quieres mi almuerzo? Como salimos temprano gracias a cierta persona… no lo necesitare—Matoba estuvo a punto de negarse, no necesitaba la compasión de un enano como ese, pero su estómago sonó de nuevo, mejor a rebajarse y aceptar la comida a humillarse a sí mismo al ser orgulloso y no detener a su estómago.

—Lo tomare como una forma de proteger a tu futuro líder—El niño decía algo pero no le importaba, era entretenido verlo intentando defenderse de las burlas.

Y continuo como rutina, Matoba esperaba que Natsume terminara su horario escolar para convencerlo de unirse al clan, alguna que otra vez, protegiéndolo de los otros niños que parecían querer aprovechar que el niño no pudiera ver temporalmente por uno de sus ojos.

Natsume le daba parte de su almuerzo, después de todo el cocinaba en su casa, su abuela no tenía que levantarse bajo ningún concepto.

Finalmente, esa ilusión de paz termino.

Repentinamente, Reiko Natsume falleció, no hubo tiempo de hacer un funeral o llorar su muerte, un familiar se lo llevo esa misma noche, no queriendo arreglar el funeral de lo que para él era una desconocida que lo dejo con la carga de un niño. El funeral se arregló con el dinero heredado de Natsume desde la distancia, nadie asistió. Fue la policía y el servicio médico legal los que arreglaron una tumba para la señora que aparentemente vivía sola. Los papeles para trasladar a Natsume los hizo el familiar sin consultar a nadie, a veces preocupando a las autoridades al ir con un olor fuerte a alcohol, pero no hicieron nada para evitar que él se llevara al niño.

Ese familiar solo le interesaba el dinero que heredo Takashi. Para cuando Takashi cumpliera los 18 años, de ese fondo, no quedaría nada.

—Supongo que hoy tampoco vendrá—Era el último día que Matoba pasaría en ese pueblo, finalmente el clan quedo satisfecho con el nuevo shiki adquirido, y se le permitió a Matoba Seiji volver. —Si ibas a desaparecer cualquier día, bien podrías al menos haberme dicho tu nombre—El cerezo fue testigo de la pequeña y extraña amistad basada en extorciones, manipulación y renuencia.

Y el cielo de la primera sonrisa triste y añorante que mostraría Matoba Seiji.

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Y eso fue el prólogo. Esto lo pensé luego de ver los talismanes que tenía Reiko en el anime pegados a su bate, eso sugiere que sabía técnicas de exorcistas, y pensé, lástima que no le enseño nada a su nieto, y fue como, ¿Por qué no? Y surgió esto. Además, Reiko creo el libro de los amigos, dudo que tinta por si sola tenga ese poder, algo tiene que haber hecho. Y eso.

Ciao ciao~