Capítulo 4

-¿Crees que papá llegará antes de la actuación para darme algún consejo?- Pregunta una nerviosa Rinda mientras se asoma por el telón del escenario para contemplar la multitud de gente que había acudido al evento.

-No sé si llegará antes, pero seguro que estará para verte desde el público. Así que esfuérzate por todos nosotros, ¿si?- Intentó Tsubaki calmar a Rinda.

La joven asintió sin demasiada esperanza y se volvió a dirigir a los camerinos del auditorio donde, al igual que su padre y sus amigos hace tiempo, habían pasado difíciles momentos intentando concentrarse.

Por su parte, Tsubaki era consciente de que Kōsei había tenido una reunión en otra ciudad esa misma mañana acerca de una de las giras que tenían propuestas varios artistas japoneses, y aunque se encontraba volviendo y no tardaría demasiado en llegar, es más que probable que no llegase a tiempo para poder hablar con su hija antes de la actuación.

Rinda se sentó en una silla que había en uno de los camerinos, cerró los ojos, y se puso a imitar el movimiento que el arco debía seguir para tocar a la perfección la partitura, con el correspondiente temblequeo de sus manos provocado por los nervios.

-¡Arima Rinda!- Exclamó un chico joven al asomarse observando el cuaderno que llevaba en la mano.- Eres la siguiente, prepárate. Mucha suerte.-

Rinda asintió con la cabeza y se incorporó de la silla mientras su estómago se revolvía cada vez más debido a los nervios.

Tsubaki aún la acompañaba, aunque había permanecido en silencio mientras ella intentaba concentrarse ya que a decir verdad, no sabía exactamente como actuar en un caso así, y cualquier cosa que se le ocurriese creía que no era lo suficientemente buena para intentar animar a un músico.

-Mama... ¿y si fallo en algún momento o no consigo tocar exactamente igual la partitura?- Preguntó la niña con voz miedosa mientras cogía su violín preparada para salir al escenario.

Tsubaki observó los ojos preocupados de su hija, ansiando una respuesta, y aunque tal vez ella no entendiese demasiado acerca de la música, sí había algo que había aprendido en su juventud al rodearse con Kōsei y Kaori.

-Verás, tu padre y yo teníamos una amiga que siempre decía que la música es libre, y que con ella puedes expresar todo lo que sientes. Así que esfuérzate, y no te preocupes si la partitura no sale igual, solo deja tu esencia en ella. -Terminó Tsubaki dedicándole una sonrisa reconfortante a su hija.

Rinda miraba sorprendida a su madre tras aquella respuesta, ya que aunque su padre siempre le decía que tocase con el corazón, nunca había pensado acerca de la libertad a la hora de tocar.

La niña le devolvió la sonrió, y saltó al escenario para comenzar su actuación.

[...]

El silencio entre el público era unánime mientras escuchaban a una joven de ojos azules tocar un violín que parecía una extensión de su cuerpo. Su cabello marrón parecía estar siendo acariciado por las propias notas musicales que el instrumento desprendía mientras una mueca de concentración y felicidad se dibujaban en su rostro.

Tsubaki se sorprendió a si misma sobre lo inmersa que se encontraba en la música de su hija cuando la llegada de Kōsei, quien se sentó a su lado regalándole una amable sonrisa, provocó un ligero sobresalto.

Ambos contemplaron con orgullo como hoy su hija, se encontraba tocando en el mismo escenario en el que tantas veces Kōsei había tocado el piano, en el que tantas veces Tsubaki había sufrido, animado y disfrutado por igual su música, y en el que los dos fueron testigos de las más importantes lecciones de la vida que Kaori se encargó de mostrarles.

No obstante, Kōsei se sorprendió un poco acerca de como su hija parecía no preocuparse en exceso de seguir al pie de la letra la partitura como en muchas ocasiones había hecho en su casa mientras practicaba... Parecía preocuparse únicamente de disfrutar el momento y de sentir el violín acariciando sus oídos.

-¿Le has dicho algo...? -Susurró Kōsei acercándose al oído de Tsubaki.

Tsubaki se giró hacia él, sonrió y le contestó:

-Que una vez alguien nos enseñó que la música era libertad.

Kōsei se sorprendió ante la respuesta, dirigió su mirada nuevamente hacia donde Rinda se encontraba tocando y por un momento, pudo observar destellos de aquella chica rubia que provocó hace ya muchos años, ser capaz de pintar su vida de color nuevamente.

Eres tan egoísta... Incluso cuando hace tiempo que ya no estás con nosotros, sigues viviendo en nuestros corazones sin marcharte, e incluso esta vez, parece como si nuestra hija siguiese tus pasos tras cada nota que libera su violín.

Kōsei y Tsubaki se ponen de pie para aplaudir la actuación de Rinda mientras observan con lágrimas de orgullo en sus ojos, la sonora ovación de todo el público allí presente.

FIN


Muchísimas gracias por haber leído mi historia y espero que la hayáis disfrutado tanto vosotros leyéndola como yo escribiéndola. Sin duda, es mi anime favorito por todo lo que fue capaz de transmitirme y de emocionarme. Creo que no había encontrado nunca un personaje que me llegase tanto como Kaori y su forma de intentar vivir siempre en los recuerdos de otras personas.

Por cierto, el nombre de Rinda viene de Golden Time, que me lo había visto justo antes y también me encantó, aunque no hasta tal punto. Me pregunto si alguien que haya leído la historia le habrá recordado a eso jajaja.

¡Un saludo y gracias nuevamente!