El dolor de la perdida.

Nando observo con lágrimas en los ojos como su hermano pequeño, montado en un caballo negro y con ojos rojos, vestido con ropas negras de charro y una mirada demoniaca en sus antes gentiles ojos desaparecía por medio de un portal.

No habían podido salvarlo. Leo los había derrotado a todos, destrozando a aquellos amigos que una vez habían sido lo más importante para él y por quienes había luchado. Él y el padre de la pobre Beatriz habían sido los únicos en sobrevivir la brutal batalla, porque según su hermano dejándolos vivos dejaba abierta la posibilidad de nuevos tratos y más almas para la horrida colección que ahora le pertenecía.

Los dejo ir. Incluso siendo lo suficientemente amable para regresarlos al mismo pueblo donde había empezado todo.

Pero Nando, viendo al descorazonado hombre que ellos habían arrastrado en esto para empezar, no pudo evitar pensar que más que un acto de gentileza había sido lo más cruel que el nuevo Charro Negro había podido imaginar, pues ahora, ambos debían vivir con la culpa de haberle fallado a quienes debían de haber protegido.

Escuchando los llantos conjuntos de la pareja que había perdido a su hija, su corazón se llenó de determinación. Su mirada se endureció y se levantó por primera vez en largos minutos, pasando su mano por su rostro, secando las lágrimas que aun corrían por sus mejillas, dejando rastros de suciedad a su paso.

Debía de haber una forma de frenar al Charro Negro, aun si recuperar a su hermanito era imposible. Y era su deber encontrarla. Pues Leo había sido su responsabilidad y le había fallado, debía detenerlo, evitar que otra desgracia como la de Beatriz sucediera nuevamente porque eso era lo que Leo hubiese querido.

Su tonto hermanito, siempre preocupándose por los demás, antes que por sí mismo. Una pequeña, pero muy triste sonrisa se posó en sus labios, al empezar a caminar. Cambiando el rumbo que hasta el día anterior había llevado, pues en puebla no le esperaba nada, ya que no podía enfrentar a su amada abuela sabiendo que Leo se encontraba perdido dentro de aquella inmensa obscuridad.

El alba se alzaba a su espalda, haciendo su sobra más larga.

En ese instante Nando juro que no descansaría hasta encontrar como vencer al Charro Negro, aun si era lo último que hacía.


Este es un pequeño drable de una idea que se me ocurrió al ver la nueva película de la Saga de Leyendas. Espero que les agrade. Si hay interés puede que escriba una historia larga ubicada en este mismo universo.