¡Hey!

Bueno, hemos llegado al final definitivo de "Tower of Ai (The blessed Messiah)". Les agradezco mucho a todos los que siguieron la historia. Espero haya sido de su agrado. ¡Un abrazo!

¡Qué tengan una excelente semana! (o al menos lo que queda de ella, hehe)


Tower of Ai.

(The blessed Messiah)

Epílogo zura.


— ¿Te encuentras bien Hanamaru?—me preguntó una chica de cabello purpúreo.

— ¿Eh? Sí… Esta época del año siempre me causa un sentimiento extraño zura.

— La primavera emociona a muchas personas.

— A mí solo me deprime— había aprendido a vivir con esa presión en mi corazón, muchos médicos me habían hecho estudios y pruebas con el temor de que tuviera una especie de padecimiento en el corazón, pero nunca habían encontrado nada, estaba completamente sana. De todas formas, tenía que tomar medicina preventiva, como precaución.

— ¿Nos vamos?— me dijo mientras tomaba su mochila para irnos a casa.

— Sí, ¿crees que hoy salgamos?— pregunté comenzando a caminar a la puerta.

— Quien sabe, de momento no he escuchado nada— sonrió.

― Veamos— miré el cielo, parecía que llovería más tarde y el atardecer estaba cerca, eso le daba al cielo una tonalidad rojiza acompañada de nubes grises. Era un paisaje misterioso, se sentía inquietante.

Por el camino nos detuvimos en uno de mis lugares favoritos: El parque Heika: Me encantaba sentarme a un lado de aquel frondoso sauce llorón, aunque cuando estaba cerca de el, no podía evitar sentir esa molestia en mi pecho con una fuerza aun mayor; a pesar de eso, no dejaba de ir al lugar y quedarme un largo tiempo sentada en la banca de madera, leyendo o contemplando el lago que se encontraba frente al sauce. Incluso llegaban a ser las ocho de la noche y yo aún seguía ahí, ayudada de la luz led de un farol cercano. Supongo que tenía algo de masoquista.

Llegué a mi casa y subí a mi habitación. Me recosté en mi cama, tomé mi libro favorito: Su portada era morada con bordes dorados, en el centro había un árbol encima de una nube junto a un niño. Un trabajo de edición muy gracioso sin duda. En la parte superior central podía leerse la palabra "Amagi". Ya había olvidado cuántas veces había terminado de leerlo, pero no me cansaba de hacerlo. Mi parte favorita se encontraba casi al inicio, cuando el mejor amigo del protagonista muere y él va a su casa, encontrándose con un cuarto lleno de jarrones. Adnan e Imad, un romance trágico que solo duró unas cuantas páginas, pero que sin duda me había marcado significativamente. De alguna manera comprendía a Imad, quizá los romances trágicos me iban más.

— ¿De nuevo estás leyendo ese libro?— me preguntó mi hermana desde la puerta de la habitación.

— Por supuesto zura, y tú llegas tarde— le dije mientras palmeaba mi cama, invitándola a sentarse — Dijiste que hoy irías por mí a la preparatoria.

— Lo siento Maru— se acercó a darme un beso en la frente — Estaba un poco retrasada en la universidad y tuve que quedarme a terminar mis trabajos pendientes.

— Tranquila, no pasa nada zura— besé su mejilla — ¿Hoy hay planes?

Pude ver sus mejillas sonrojarse y sonreí. Mi hermana era muy fácil de leer.

— Q-Quizá— rascó su mejilla — No le he preguntado aun.

— Podrían ir a ver Black Panther zura.

— ¿Solo nosotras dos?

— Pues claro, solo han salido con You, Leah, Yohane y yo zura, incluso a veces también arrastras a Kanan y Mari, deberían salir solas alguna vez.

— Creo… Creo que es demasiado pronto.

— Pasarán diez años y seguramente será aun "demasiado pronto"— dijo You, quien iba entrando en mi habitación.

— ¡¿You?!

— Sarah acaba de pedirme que checara si estabas en la casa y si estabas libre para invitarte a salir— suspiró con una sonrisa mientras negaba— En serio que es tan poco honesta y miedosa.

— Igual que mi hermana zura— completé.

— Ustedes dos… ¡¿Quieren dejar de burlarse?!

— Ni volviendo a nacer— continuó You — Bueno, de cualquier manera, ambas se gustan, ¿por qué dudan tanto?

— No puedo llegar y simplemente decir: "Oye, sé que no tenemos mucho de conocernos pero estoy enamorada de ti, se mi novia".

— Yo hice algo así.

— Bueno Riko te besó antes.

— Chika…— You se sentó en la cama, quedando así mi hermana entre la peligrisácea y yo — La vida es demasiado corta, no pierdas el tiempo con dudas si sabes que tus sentimientos son correspondidos. De alguna manera Riko y yo supimos que teníamos que amarnos, éramos indispensables la una para la otra desde el primer momento en que cruzamos palabras. Tú y Sarah derraman amor por los ojos, se valiente.

Chika nos miró a ambas, había un destello en sus ojos carmín, iguales a los de mi padre. Sacó su celular y buscó en su agenda un contacto.

— Gracias You… Maru— sonrió y salió de la habitación.


Había seguido el consejo de mi hermana y You, era tiempo de dar el siguiente paso con Sarah y estaba decidida a hacerlo.

La conocía desde mi primer año en la universidad. Ella y su hermana se acababan de mudar a la ciudad y para nuestra sorpresa, Hanamaru y Leah hicieron buenas migas en un momento, fue algo que me desconcertó un poco, ya que mi hermana solía ser un tanto depresiva y solitaria, no solía hablarle a las personas con facilidad pero a la pelipúrpura la trató como a una amiga de toda la vida desde el primer momento. Por mi parte, cuando abrí la puerta esa noche para recibir a la hermana de Leah, la cual iba a recogerla, sentí un dolor intenso en el pecho, pero también, un profundo sentimiento que más tarde reconocí como un loco, inmenso y totalmente incondicional amor. Desde ese entonces mi mundo se había abierto para alguien más aparte de mi familia y amigas: Para Sarah Kazama.

Sin embargo, algo en mí me hacía sentir una gran tristeza al verla deprimida a veces, pues algo me gritaba que era mi culpa de alguna manera, que debía ir y abrazarla en ese mismo momento, pero, ¿cómo? Apenas y la conocía. Debo admitir que sentí un poco de envidia de ver cómo la amiga de Sarah, Riko Sirlaine y You pudieron acercarse tanto en tan poco tiempo, o debería decir, en unos cuantos días, pues un Lunes llegamos a la universidad y ellas ya andaban acarameladas en la fuente de la institución; habría regañado a mi amiga por iniciar una relación tan prematura de no ser porque en sus ojos y en los de Riko veía un sincero y profundo amor mezclado con una devota entrega.

Me gustaría que Sarah y yo pudiéramos ser así pero…

— Hola Chika.

— Sarah— siempre que la veía mis labios querían pedirle perdón.

— ¿Esperaste mucho? ¡Perdón! Leah no quiso venir, aunque…— miro alrededor de mi — Veo que tampoco vienes con Maru, Yohane o You— un sonrojo cubrió sus mejillas.

— Bueno pensé… Que sería bueno salir tú y yo solas…— no perdí detalle de sus acciones y al ver cómo sonreía a mis palabras, supe que ella lo quería tanto como yo.

Entramos en la sala y la función empezó después de unos cuantos anuncios. Vimos la película con gran emoción, pues yo amaba los efectos especiales, y Sarah parecía una niña en un parque de atracciones, una completa fanática de Marvel, aunque eso ya lo sabía.

Al final decidimos pasar a comer a un Toks, un fuerte golpe a mi cartera, pero de igual manera el disco de Serj Tankian podía esperar.

— Gracias Chika, me la pasé espectacular— me atreví a pedirle que fuéramos del brazo, así que estábamos caminando de esa manera — Aunque la próxima que salgamos yo te invitaré. No me dejaste pagar nada.

— ¿La próxima…? ¿Tú y yo solas?— pregunté con una gran sonrisa.

— Sí… Tú y yo solas…— volvió a sonrojarse.

— Bueno, está bien.

— Je, je— recargó su cabeza en mi hombro — Oye… ¿Qué hiciste con los boletos?

— Aun los tengo, ¿por qué?

— ¿Puedo conservarlos?

— Planeas quedarte con la promoción, qué mala.

— Vaya Chika Toscana se fija en esas cosas, eres más tacaña de lo que pensé— se rió mientras me miraba.

— ¿Qué? Claro que no— inflé una de mis mejillas.

— Bueno, no los quiero por la promoción… Yo… Quiero guardar un recuerdo de nuestra primera cita…— a medida que hablaba el tono de su voz disminuía, pero la pude escuchar perfectamente. Sentí el calor agolparse en mis mejillas y dije casi gritando.

— ¡¿Primera cita?!

— Lo es… ¿O no?

Miré los ojos de Sarah, brillaban como amatistas rojizas. Estuve a punto de besarla de no ser porque sentimos un golpe y de un momento a otro, la mochila que colgaba del hombro de Sarah había sido robada. Vislumbré al ladrón en la distancia, así que sin pensarlo dos veces corrí detrás de él.

— ¡Oye desgraciado, vuelve aquí!

Pasamos por una avenida, pero ni así dejé de correr.

— ¡Chika!

El grito de Sarah me alertó de un auto que casi me atropella, pero al no ser así, rápidamente me recuperé y seguí corriendo tras aquel infeliz.

Una chica de cabello azul derribó al sujeto y una vez lo alcancé lo obligué por la fuerza a entregar la mochila, aunque no salí ilesa, pues un puñetazo se impactó en mi mandíbula, inmediatamente respondí con un golpe a su nariz, la cual empezó a sangrar.

— ¡Personas como tu deberían morir, eres una basura!— tenía un profundo coraje a los asaltantes desde que había pasado lo de You, así que no dejaría que hicieran lo que quisieran.

— Tranquilízate— me repetía la ojivioleta mientras trataba de alejarme del criminal — No arreglarás nada así.

Suspiré y finalmente le quité la mochila.

— ¡Maldita loca!— me gritó una vez se zafó de mi agarre.

Voltee a ver a la chica que me había ayudado. Era una estudiante de grado superior, una que había sido mi tutora durante la preparatoria y mi confidente de tráfico de mandarinas en kínder. Era una persona muy reservada, todo lo contrario a su prometida, Mari O'Connor, la cual era el retrato del ánimo en persona.

— ¿Qué haces aquí tan tarde Kanan? Pensé que tus padres tenían un toque de queda estricto— pregunté.

— Bueno, ya que me voy a casar con Mari y tengo un negocio propio, he decidido vivir por mi cuenta.

— Tan responsable como siempre— sonreí.

— Y tu tan impulsiva como siempre, ¿sabes lo que pudo pasarte si hubiese venido armado?

— Lo siento…— así era, Kanan era como mi hermana mayor. Amaba a Hanamaru también como a una hermana menor.

— ¡Kanan! ¿A dónde fuiste? Tan pronto como voltee ya no estabas.

— Vine a ayudar a Chika— sonrió a su prometida.

Oh my shiny!— exclamó — ¿Qué te ocurrió Chika?— me preguntó.

— Pelee con un asaltante.

— No deberías hacer eso, es peligroso— su tono de voz era severo.

— Sí, sí, perdón— me levanté del suelo — Gracias a ambas, ahora debo regresar, estoy con Sarah.

— Salúdala de mi parte, dile que a ver cuándo se hace mi cuñada— Kanan rió al decir esto y Mari le hizo segunda. Suspiré y golpee su hombro ligeramente. Me despedí de ellas y regresé sobre mis pasos para poder encontrar a mi acompañante, no pasó mucho antes de que la pudiera ver corriendo hacia mí.

— ¡Hey! ¡Aquí está tu…!— no pude terminar la frase, sentí su mano impactar contra mi mejilla.

— ¡¿ESTÁS LOCA?! ¡Corriendo como si nada fuera a pasarte! ¡Casi tienes un accidente, por el amor de los Dioses! ¡Eres increíble Chika Toscana!

— ¿Eh…?— no comprendía lo que ocurría. Que Kanan y Mari me hubieran reprendido era una cosa, pero que lo hiciera Sarah…

— ¡¿Sabes el miedo que sentí cuando vi que casi te atropellan?! ¡No te atrevas a morir antes que yo, jamás! ¡No soportaría perderte!— siguió gritándome.

— L-Lo siento…— las lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas. Un nudo se formó en mi garganta, sentí como si me ahogara.

— ¿Chika?

— Lo siento… Sarah… Lo siento— finalmente dejé salir esas palabras, extrañamente ella se aferró más a mí y dejó salir un llanto que rompió mi corazón, pero a pesar de lo mucho que me pesaba el pecho, me sentía liberada.

Estuvimos así un momento, llorando y abrazadas. Una vez pudimos calmarnos nos miramos fijamente y sonreímos.

— Sabes… Siempre he sentido una tristeza enorme, pero hoy… Ahora… Mi corazón solo puede sentirse emocionado.

— ¿Tristeza…?— yo sentía lo mismo, pero también una gran culpa — Me siento igual… En este momento solo puedo sentirme feliz.

— Chika… Yo te amo…

Esas palabras me dejaron perpleja, pero inmediatamente la atraje a mí, abrazándola de nuevo, las lágrimas seguían saliendo desde lo más profundo mi corazón. Como si estuviera esperando esa oración desde hacía mucho tiempo.

La acompañé a su casa, ya eran cerca de las nueve de la noche, nos quedamos platicando un rato más en el porche de su casa. No habíamos mencionado de nuevo el tema, pero aun había algo que yo debía hacer.

— Creo que será mejor que entre— soltó en un suspiro.

— Sí… Solo…

— No tienes que darme una respuesta ahora, sé que es demasiado pronto pero… No puedo evitar sentirme así…

Tomé sus mejillas delicadamente y la besé, un contacto de labios en el que dejé salir todo lo que mi corazón anhelaba y exigía.

— Te amo Sarah— susurré, mirándola a los ojos. Una gran sonrisa se dibujó en sus labios y tomó mis manos, apretándolas ligeramente, entrelazamos nuestros dedos y juntamos nuestras frentes, mientras manteníamos la mirada la una en la otra.


— Me quedaré hoy con Riko, así que te encargo la casa Maru.

— Realmente esperaba salir en la tarde.

— ¿Irás al sauce?

— Sí.

— Solo ten cuidado, por favor.

Asentí y ella me abrazó para después irse. You llevaba viviendo con nosotras cerca de cuatro años, sus padres fueron asesinados en un asalto y quedó prácticamente sola, afortunadamente nuestros padres la acogieron como a una hija más y desde entonces ella estudiaba y trabajaba para ayudar en el hogar, aunque papá y mamá le habían insistido en que no era necesario.

Ahora ella tenía una novia, una chica muy amable llamada Riko, curiosamente esta era amiga de Sarah, la chica que le gustaba a mi hermana. Era curioso como todos se habían conectado de tal manera, pero esa era una de las cosas lindas y aterradoras de la vida: Nunca sabes lo que puede pasar.

Tomé mi libro y me dirigí al parque, salí de mi casa y apenas caminé unos cuantos pasos cuando…

— ¡Cuidado!— escuché y una chica de cabello rojizo pasó por mi lado a una gran velocidad — ¡Lo siento!— regresó a decir una vez que pudo detenerse.

— No te preocupes zura, ¿estás bien?—no me respondió, me miró fijamente — ¿Zura?

— ¡Qué linda eres!— saltó abrazarme — Curiosamente hay veces que sueño con esa palabra: "zura", dime, ¿Qué significa?

— Es… Es solo una muletilla zura— tapé mi boca al decirlo de nuevo.

— Qué extraño, de cualquier manera, me llamo Ruby, ¿y tú?— qué chica tan extrovertida.

— Hanamaru Toscana zura— respondí.

— Bueno, un gusto Maru.

— ¿Maru?— solo mis amigos me llamaban así, escucharlo de una desconocida era raro, pero una sensación de calidez llenó mi pecho, era un sentimiento de cariño inmenso.

— Sí, por Hanamaru: Hana-Maru— dijo mientras hacía movimientos con sus manos, señalando la separación de mi nombre — ¿Está bien si te llamo así?

— Eh… Claro, claro— una sensación de deja vu me invadió.

— Perfecto, bueno ando buscando a mi hermana, así que no tengo mucho tiempo para platicar, pero, dime tu número de celular, te llamaré.

— Eh…— dudé un poco.

— Raro, ¿no? Puede que pienses que estoy loca pero te vi y un inmenso cariño nació en mí, algo me grita que me acerque a ti, así que, ¿puedo?

— Sí— respondí con una sonrisa, realmente no debía pensarlo mucho, pues sentía lo mismo — Este es mi número, la verdad no lo sé de memoria— dije mientras le mostraba la pantalla de mi celular.

— Tranquila— sacó un marcador y anotó el número en su brazo — Bueno, hasta otra Maru, adiós— me abrazó y siguió andando con sus patines.

Sonreí todo lo que pude, me sentía llena de dicha de alguna forma, aunque la presión de mi corazón no tardó en volverse a presentar. Seguí mi camino al parque, las luces del atardecer ya estaban menguando y los faroles comenzaban a encenderse poco a poco. Vislumbre mi sauce a lo lejos, pero había algo nuevo, y es que una chica se encontraba sentada ahí, viendo el lago. La banca no era muy larga así que solo había espacio para una persona más; aunque dudé en si sentarme o no. Debido a las tenues luces no podía distinguirla bien, así que solo me quedé parada a un lado de la banca por precaución.

— Hay lugar para sentarse— con escuchar su voz sentí el alma irse a mis pies, mi corazón se aceleró angustiosamente y por un momento, pensé que iba a morir.

— ¿Q-Qué dijiste zura?— pregunté. Al escucharme se levantó de la banca rápidamente y me miró. Solo podía ver el destello de sus ojos verdes refulgir.

La luz led del farol junto al sauce se encendió al fin y me dejó ver su cara. Rostro casi angelical, facciones duras pero a la vez amables, ojos verdes que brillaban con una intensidad inefable. Un lunar adornaba la comisura de su labio inferior. Me miraba con los ojos muy abiertos, quizá sintiendo la misma extraña sorpresa que yo.

— ¿Qué dijiste?— me preguntó.

— Lo mismo que tú me dices ahora zura— mi voz se quebró por alguna razón.

— No… Esa palabra… "Zura"… ¿Por qué?

— N-No lo sé…—

— Y tus ojos… Tu rostro— se acercó a mí y delineó la forma de mi cara con sus manos, sentí mis piernas flaquear ante el contacto de sus dedos.

— ¿Cómo te llamas?— pregunté.

— Dia Blackmoon— respondió casi en un susurro — ¿Y tú?

— Ha-Hanamaru Toscana…— dije en el mismo tono, algo en su aroma a jazmín y cerezos parecía atraerme a ella como un imán, quizá sintió la misma necesidad, pues me abrazó con fuerza y yo hice lo mismo casi de inmediato, dejando caer el libro que llevaba en mis manos. Estuvimos así por un buen tiempo.

— Dia— dije casi como una súplica.

— Hanamaru— su voz sonaba igual de desesperada que la mía, una vez nos miramos, volvimos a acercarnos casi con brusquedad para compartir un beso que, a pesar de ser el primero para mí, sabía perfectamente cómo seguir la danza de sus labios. Nos besamos una y otra vez sin importarnos que fuéramos meras desconocidas.

— Lo siento— me dijo de la nada.

— ¿Por qué zura?

— No lo sé, solo… Lo siento— estaba llorando y no pude evitar hacer lo mismo, pero no era de dolor, había algo más en mi llanto.

— Tranquila Dia, tranquila— acaricié su cabello.

Una vez nos calmamos nos sentamos en la banca. Esperé a que ella comenzara a hablar, aunque quizá no pasaría pronto. Al recordar el fogoso beso que acabábamos de tener mi rostro se tornó rojo, pero también noté que la opresión de mi corazón había desaparecido.

— En mis sueños, siempre escucho las palabras: "Te amo Dia, eres mi todo zura"— comenzó a relatar, me desconcertó completamente eso, pues yo era la única persona que conocía con esa muletilla — Recuerdo unos ojos color ámbar, que me miran tan dulcemente como la miel, una voz… Tu voz… Gritando mi nombre de manera amorosa algunas veces, y completamente desesperada e hiriente en otras.

— Yo… No sé qué decir… Pero también… Al escucharte, al ver tus ojos, al tenerte cerca de mi… Dime, ¿nos hemos visto en alguna parte?— pregunté.

— Lo dudo, acabo de llegar de Eylstadt, ¿has estado allá?— me preguntó.

— No realmente…

— Lamento haber reaccionado así y… B-Besarte…

— No, digo… No hay problema, yo también correspondí…

Volvimos a mirarnos, y el mismo magnetismo nos atrajo de nuevo a unirnos en otro beso, pero al contrario del primero, que estuvo cargado de ansia, estaba lleno de anhelo.

— ¡Hermana!— escuchamos.

Nos separamos del beso y miramos a una chica pelirroja rodar hacia nosotras.

— ¡No puedo creerlo! Tú tan seria y ya te has ligado a mi amiga.

— ¿Qué?

— La acabo de conocer algunas horas atrás— dijo Ruby con una sonrisa.

— Ya veo…— Dia estaba completamente sonrojada. No pude evitar mirarla y perderme en sus expresiones.

— Bueno, papá te está llamando, iremos a cenar, ¿traerás a tu novia?

— ¡¿Novia?!— gritamos las dos.

— Cielos hermana, de verdad que el cambio de país te ha hecho cambiar mucho, besando a la mejor amiga de tu hermana pequeña, y aparte sin ser siquiera conocidas— parecía que la pelirroja se divertía con la escena.

Algo me decía que en algún momento podría devolverle la burla.

Mi celular sonó con el tono personalizado de Chika y lo tomé, me decía que ya había llegado a casa y que tenía mucho que contarme; adjuntaba una foto de ella, su labio estaba partido. Preocupada, le contesté que ya iba en camino.

— Lo siento zura, debo irme— avisé. Dia tomó mi mano y me miró fijamente, la súplica podía leerse en su expresión.

— ¿Puedo volver a verte?

— Tu hermana tiene mi número de celular, estaré esperando tu llamada zura— besé sus labios, no sabía por qué, pero me era completamente natural hacerlo.

— Bien— una gran sonrisa se dibujó en su rostro y con verla me sentí tan feliz que unas lágrimas se asomaron por mis ojos. Las limpié y di la vuelta mientras corría.

Dia Blackmoon… Alguien que acababa de conocer ese día, mi primer beso, y poseedora de la mirada más amorosa que jamás había visto.

Mi corazón se rindió a sus pies en apenas segundos.