Spotlight.

La propuesta.

El dulce sonido del piano resonaba por toda la habitación con una exquisita decoración otoñal, las luces tenues en tonos cálidos, el olor de los deliciosos aperitivos que estaban contenidos en esas bandejas plateadas que cargaban con elegancia los meseros que rondaban a los invitados incitándolos a degustar de exclusivos bocadillos, postres exóticos, champagne, vino entre otras cosas propias de paladares exigentes; La recepción anual de caridad que la compañía Kaiba Corp. ofrecía había dado inicio atiborrando la mansión de cientos de personajes conocidos en el medio empresarial, en la política y un puñado de artistas diversos.

Las mujeres y los hombres que se paseaban por la mansión Kaiba hacían uso de sus más costosos y elaborados trajes y vestidos de diseñador, pavoneándose por la fortuna obtenida en ese año, por sus logros en sus actividades al aire libre y por lo "bondadosa" de su aportación a esa noble causa en ese evento de caridad.

Ese ambiente lleno de frivolidad le provocaba nauseas, pero su presencia era realmente necesaria, siendo la pareja de Seto no podía rechazar la invitación, estaba obligado a aparecer en los eventos sociales al lado de su pareja, además esa noche era "especial" darían el siguiente paso en su relación, formalizándola ante todos sus queridos invitados.

Desde que Seto y Ryou habían comenzado a salir la popularidad del joven empresario Seto Kaiba había crecido como la espuma, la bella pareja que ambos formaban estaba siempre presente en las revistas de espectáculos, en los programas de televisión y tanta publicidad era favorable para los negocios del exitoso CEO que estaba a punto de hacer su entrada triunfal en esa bella velada.

El apuesto joven se acomodó un poco la ajustada corbata que llevaba puesta ese día, su bello smoking negro acentuaba perfectamente su cintura y esa larga melena blanca estaba bien recogida y peinada en una larga coleta blanca que colgaba tras sus estrechos hombros, sus heladas manos se frotaban las unas con las otras para brindarle algo de calor.

Miro su reloj dorado de pulsera que había sido un obsequio por parte de su apuesto novio, aún faltaban un par de minutos para la entrada triunfal en la que debía estar presente frente a los demás, con una gran sonrisa y una coreografía ya ensayada de saludos ante los medios de comunicación y la prensa que eran usuales en eventos como esos.

Kaiba le tenía tan bien entrenado que aun sin su compañía guardaba siempre la compostura, debía lucir siempre impecable, su ropa pulcramente aseada, debía sonreír adecuadamente, las carcajadas no estaban permitidas, los berrinches o enojos tampoco y mucho menos comer frente al público, el CEO odiaría verlo con la boca llena de comida en la portada de alguna revista.

- Por favor tome su lugar joven Ryou, el señor Kaiba está a punto de bajar. - Le dijo uno de los elementos de seguridad del magnate, ambos permanecían fuera del ojo atento de los periodistas puestos en posición para la llegada del famosísimo Seto Kaiba, el CEO del año con un imperio exorbitante que se expandía desde América hasta Asia.

Las palabras de Ronald resonaban en su cabeza pero no podía escucharlas con claridad, estaba abrumado, a pesar de no ser su primer evento social se sentía tan nervioso que tenía ganas de vomitar, el escrutinio de las personas hacia él era algo a lo que todavía no lograba acostumbrarse, en un principio todo era divertido, gracioso, hasta tonto, pero después se había convertido en algo tortuoso que odiaba hacer una y otra vez.

- ¿Perdón? - Dijo despegando sus ojos azules de la nada mirando por primera vez a Roland que le sonrió extrañado.

- ¿Se siente bien joven Ryou? Relájese todo saldrá bien, se ve tan encantador como siempre. - Dijo llevándose una mano al auricular que tenía pegado al oído izquierdo para recibir nuevas indicaciones.

- Creo que quiero vomitar, siento pánico. - Murmuro el albino temblando bajo su traje, se veía como un ratón asustado, como la carnada que estaba siendo lanzada al mar para que esos gigantescos y hambrientos tiburones tuvieran un festín con su carne.

- ¿Desea un balde? ¿Quiere un calmante? -

- No, no mas calmantes, estoy a tope de drogas. - Confeso con rapidez acomodándose una de sus rebeldes mechones de cabello blanco que amenazaba con salirse de su lugar.

-El amo Kaiba ordeno que si usted se sentía…-

- ¡Lo sé lo sé! pero no quiero más calmantes, no quiero más pastillas…..Solo, quiero un poco de aire fresco. - Continúo Ryou llevándose una mano al rostro para retroceder y comenzar a caminar en dirección contraria a las escaleras de donde haría su entrada a la elegante gala de esa noche.

- Joven Ryou no puede salir del lugar, el amo Seto esta….-

- Dile que me dé un minuto….- Pero el pequeño se topó con los fuertes pectorales de su novio que lo sostuvieron por un segundo. Roland cerro la boca de inmediato y se colocó en su usual posición firme acomodando su auricular mirando hacia el frente, evitando mirar a la joven pareja que estaba a su lado, no debía intervenir a menos que se le indicara hacerlo.

- ¿A dónde crees que vas? - Le dijo el CEO con esa aterciopelada voz que poseía, Ryou levanto el mentón para mirar su rostro, ese rostro que adoraba, que le hacía recordar porque soportaba todo eso, era el rostro del hombre que amaba.

- Solo quería algo de aire, estoy nervioso es todo. - Se excusó el albino recibiendo una suave caricia en su mejilla que se llevó todo el frio que recorría su cuerpo y sus manos, ahora todo ese calor que sentía en su pecho empezaba a recorrer cada centímetro de su piel, reposando en sus mejillas.

- Estas temblando de miedo. - Afirmo el de cabello castaño sonriéndole tiernamente, esa sonrisa perfecta, ese perfume en su pecho, esa dulce mirada azul que algunas veces le transportaba hacia otro lugar ahora le examinaba de arriba abajo, buscando imperfecciones en su vestimenta o en su rostro, algún cabello mal acomodado, la corbata mal anudada, algo….Siempre había algo que se podía perfeccionar.

- Lo hice bien esta vez….- Dijo con rapidez Ryou cerrando momentáneamente los ojos, no sabía si eso había sido una interrogante o una afirmación, pero esperaba con ansias el comentario de su novio que le sonrió nuevamente.

- Todo está perfecto, pero estaría mejor si tomas un calmante, no quiero que los nervios te traicionen esta noche. - En cuanto la mano de Seto se estiro en el aire Roland se acercó para entregarle un frasco naranja con una usual etiqueta, el medicamento que debía tomar en cada evento social, solo uno para esta ocasión especial, eso le ayudaría a mantenerse despierto y calmar sus sentidos para relajarse durante la velada.

- Si tomo uno más de esos me voy a desmayar. - Insistió el pequeño que miro con clemencia al alfa pero este no estaba dispuesto a ceder en esto.

- No te puedes desmayar el día en el que voy a pedir tu mano en matrimonio. -

- Tomare un Martini doble seco…..Eso me relajara. - Antiguamente Ryou era enemigo de ingerir alcohol, fumar cigarrillos, tomar medicamentos para la ansiedad sin prescripción médica pero desde que era novio de Seto eso se había convertido en un pan de cada día, no le hacía sentir orgulloso pero la presión social y la constante búsqueda de la perfección habían hecho estragos en su joven mente.

- Tráele lo que pidió, rápido. - Ordeno Kaiba con voz autoritaria para momentáneamente quedarse a solas con su prometido.

-Muchas gracias Seto. - Respondió de forma mecánica sonriendo para después mirar al más alto a los ojos. - ¿En serio quieres hacer esto ahora? No sería mejor en otro momento, con menos personas a nuestro alrededor -

- Es una oportunidad perfecta, solo debes hacer lo que ensayamos no dramatices hoy Ryou y por favor quita esa cara. - Ahí estaba el nuevo Seto Kaiba, el hombre que amaba poco a poco se desvanecía cada vez que su fama y fortuna crecían, ya nada entre ambos era espontaneo, todo se hacía de manera mecánica, planeada y organizada con la aprobación de varias personas encargadas de su imagen y promoción, ambos vivían separados todavía, pero aun fuera de casa de Seto este seguía controlando su vida, sus acciones, Ryou tenía prohibido ir al supermercado, a los centros nocturnos del lugar, a las fiestas de amigos, a los centros comerciales o a restaurantes que no fueran "dignos" de visitar, debía pedir una aprobación de Seto antes de cualquier movimiento pues ahora era casi tan famoso con él.

- Su bebida amo Ryou. - El pequeño tomo la copa que se le ofreció y la ingirió de un solo trago sin hacer ningún tipo de gestos, dejando de lado la aceituna que colgaba ahora de la copa vacía entregándosela a Roland que la recibió dando un paso hacia atrás.

- Debí pedir dos. -

- Después hablaremos de tu forma de beber, ahora salgamos. -

En un abrir y cerrar de ojos el chico cambio su semblante triste por uno lleno de alegría, bajando las escaleras de la mano de su novio, ante los ojos del público eran la pareja perfecta, verles a los dos de cerca era un deleite para los demás, una gran ovación de manos queriendo estrechar las suyas con firmeza, besos en ambas mejillas para los dos por parte de las féminas que sonreían encantadas, y un sin número de flashes en sus rostros iluminando sus aperladas pieles perfectas dando inicio al evento de caridad anual de ese año, donde donarían millones a casas de niños huérfanos, el medio ambiente, hospitales etc.

Recorrieron el lugar deteniéndose a charlar con un par de invitados, el gobernador de ese estado, el cantante favorito de Seto, los miembros más distinguidos de la ciudad, personajes ilustres que no paraban de halagar al CEO por lo afortunado que era de tener a tan exquisita criatura a su lado, por la fortuna creciente en su imperio o por lo joven que era todavía para haber alcanzado toda esa fama.

- ¿Dónde está Bakura? - Interrogo con decoro el menor una vez que estuvieron ajenos a la plática de sus invitados.

- Olvide su invitación, pero lo veras mañana para contarle todo con lujo de detalle. -

- ¿Se te olvido o solo no quisiste invitarlo? Lo necesito ahora es mi familia - Dijo Ryou elevando un poco su tono de voz pero sin perder el control aún seguía con una postura relajada y jovial, esconder su enojo era difícil en situaciones así, pero había aprendido a hacerlo a la perfección.

- Recuerda que tu familia debería tomar un par de clases de etiqueta antes de venir a un lugar así le hice un favor al no traerlo aquí, olvidas lo que ocurrió en tu fiesta de cumpleaños….Un completo desastre. - Continuo Seto abrazando al chico por la espalda para darle un delicado beso en la frente y sonreírle, amaba ver ese enojo en los ojos azules de Ryou, el chico era capaz de engañar a todo el mundo pero no a él, le conocía bien y ver ese fuego en su mirada le excitaba, esta sería una buena noche de reconciliación.

Con mucha discreción el albino acerco al oído de Seto para pedirle un poco de aire, deseaba hablar con Bakura por teléfono, tantos ojos curiosos le estaban haciendo sentir acorralado e incómodo y necesitaba un poco de soledad para distraerse antes de la gran "propuesta de matrimonio" por parte de su novio que torció un poco el ceño "tienes 20 minutos a solas, después seguiremos como lo acordamos" dijo entre dientes para después sonreír y continuar con la plática con sus nuevas amistades, y excusar a Ryou.

El pequeño se alejó un poco del bullicio y el glamour de la costosa y elegante fiesta de esa noche, caminando al balcón trasero fuera de la mirada del publico atento a sus movimientos, en cuanto Seto se hacía presente en ese lugar, las personas le dejaban respirar un poco, se sentía menos presionado.

Se llevó una mano al pecho para sacar una hermosa cigarrera de plata que siempre estaba a su alcance en momentos como este, deslizo sus blancos dedos en ella para abrirla y encender uno de sus usuales cigarrillos con filtro dorado, sabía que Seto se lo recriminaría pero no le interesaba en ese instante, si no se le permitía ingerir más alcohol esa noche algo intoxicarte debía entrar en su torrente sanguíneo para calmarlo.

- Ok, esto será sencillo….Solo debo quedarme de pie relajado sorprendido, sonreír, llevarme una mano a la boca intentar llorar de emoción y decir que si acepto para cerrar con un beso pequeño y un abrazo…..fácil. - Dijo repasando el plan llevándose una mano al rostro, algo tan especial como una propuesta de matrimonio forzada le hacía sentir abrumando y triste, odiaba ese tipo de cosas del CEO, la propuesta era tan falsa como su sonrisa, pero por lo menos se estaba casando con el hombre que amaba ¿Cierto?

Tomo el teléfono de su bolsillo y desbloqueo la pantalla para tratar de buscar el número de Bakura y poder hablar con él, la decisión ya había sido tomada pero aún quedaban un par de dudas en la mente del chico, estaba asustado, se sentía angustiado, la presión que llevaba en sus hombros siempre era aligerada por su "hermano mayor" ese espíritu milenario que se habían transformado rápidamente en su hermano, en su padre, en su mejor amigo, su protector y su confidente, él era todo lo que necesitaba y lo que quería, un amor fraternal y familiar que se le había negado siempre y que había llegado a él gracias a la sortija del anillo.

- ¿Ryou? - Dijo una voz tras él.

Con lentitud el pequeño se alejó del barandal que daba al lago artificial de la mansión, mirando a la persona que le llamaba, llevándose una mano al rostro al ver de quien se trataba…Era "Él"

- ¿Atem? ¿Tu? ¿De verdad eres tú? - Sus piernas temblaron bajo su cadera, no podía equivocarse, era el, su antiguo novio de preparatoria estaba frente a sus ojos luciendo un hermoso smoking negro parecido al suyo, su rostro había madurado un poco más, su altura le sorprendió un poco, era más alto de lo que lo recordaba pero esa hermosa sonrisa seguía intacta en su atractivo rostro.

- Estas bellísimo a penas y puedo reconocerte, ¿en serio eres tú? - Insistió el antiguo Faraón acercándose a él para contemplarle mejor ante la escasa luz de esa parte de la mansión.

- Si soy el mismo, mírate tú también te ves muy bien, el traje te hace lucir…..muy bien. - Los ojos azules de Ryou no podían dejar de mirar a su antiguo amor, se veía tan atractivo y hermoso que era como contemplar un espejismo que le incitaba a pecar.

- ¿Tú crees? Sabes te ves mejor en persona que en las revistas y en las revistas te ves fabuloso.- Esa forma tan atractiva de caminar, ese rojo violeta en sus ojos y esa melena tricolor le hacía pensar recordar en lo suave de sus labios, en cómo se sentía su cálida piel tibia contra la suya…. ¿Pero qué diablos estaba pensado?

- ¿Qué haces aquí? Es decir cuando volviste creí que…-

- ¿Qué no volvería? Te dije que lo haría, vine con mi jefe el recibirá la donación del hospital este año. - Ahora le tenía frente a frente, podía percibir ese suave perfume, el que siempre había amado, su corazón se aceleraba a tal punto que reviso de reojo su camisa para ver si este no salía de ella.

- Vaya…..Es, es bueno volver a verte. - El chico trago saliva y guardo el móvil en su bolsillo de nuevo, su mente se había bloqueado ahora solo podía pensar en el sujeto que tenía al frente, con ese porte elegante y esa exquisita belleza exótica.

- Fuego cariño. - Le dijo acortando la distancia entre ambos, Ryou se estremeció al percibir ese delicioso olor a menta en su aliento, y sentir ese rozar de sus manos, no había captado el mensaje que su antiguo amante le había querido dar, se había perdido en su voz, en sus felinos movimientos.

- ¿Disculpa? -

El sonrió, esa melódica sonrisa detuvo su corazón, aprecio cada gesto, cada movimiento como si este fuera el ultimo, no sabía cuánto más podría resistir sin lanzarse a los brazos de Atem para besarlo.

-Podrías darme un poco de fuego. - Contesto el antiguo monarca mostrando su cigarrillo apagado entre sus dedos.

- Ah….Si claro….Seguro….- Con torpeza el chico comenzó a palmar su pecho, siendo detenido inmediatamente por Atem que tomo su mano para el mismo sacar la practica cigarrera plateada del bolsillo delantero del traje de Ryou y obtener el fuego que había pedido. Era simple Atem aparecía y obtenía lo que quería sin que Ryou pudiera decir objetar nada.

El fuego del encendedor ilumino momentáneamente el masculino rostro del joven frente a él, pudo apreciar el brillo en sus labios, lo perfecta de su piel blanca y su marcada quijada, contemplo a un Atem más maduro, pero con la misma seguridad que le caracterizaba, de la que tanto se había enamorado.

- No sabía que fumabas. - Dijo el más alto aflojando un poco su corbata para recargar ambos brazos en el barandal con vista al lago, la luz de la luna, las estrellas y el ambiente invernal hacían ver a Atem aún más atractivo de lo que ya era.

- No fumaba en la preparatoria, la universidad fue distinta….- El menor mordió su labio inferior recordando los hermosos días de su preparatoria días que había compartido en su totalidad con Atem como pareja, donde ambos habían hecho promesas que se desvanecieron con el tiempo, pero que podía recordar como si hubieran pasado esa misma tarde.

- Escuche que eres chef, que tienes una prometedora cadena de restaurantes, me alegra por ti ¿Cómo esta Bakura? -

- El, está bien da clases en la facultad de Arqueología e Historia y siempre imparte conferencias a donde lo llaman…..-

- Extraño charlar con él, y extraño estar contigo… - Ahora con lentitud el monarca se giró para quedar frente a Ryou y acariciar su rostro, esa caricia fue bien recibida por el otro que se sonrojo de inmediato.

- Atem…..-

- No digas nada, no arruines el momento. - Continuo acercándose lo suficiente para estar a escasos centímetros de sus labios rojos, las ganas de besar a Ryou eran incontrolables en este punto, los recuerdos de sus besos no eran suficientes, debía volver a probar ese dulce sabor que solo los labios de Ryou le podían dar.

CONTINUARA…

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