Tenía un par de fics escritos desde hacía tiempo que no sabía si publicarlos por separado o en algún contenedor de fics, ninguna opción me convencía y cómo su temática era similar decidí hacer un tercer fic (este primero) para formar una pequeña trilogía del crecimiento sorato. Era eso, no hay más continuación entre ellos que el canon sorato en sí mismo :)

Digimon y sus personajes no me pertenecen

.


CRECER JUNTOS

~ En equilibrio ~

Es una foto que no le sorprende ver. Es una foto que él también tiene pero sin embargo hace tiempo que no ve. Él no la tiene sobre su escritorio como ella. Él nunca tiene fotos a la vista. Él las esconde, como sus sentimientos en su corazón. Los sentimientos que ella despierta, los sentimientos que a veces teme.

Los mira a todos pero en realidad solo la ve a ella. Su primera amiga, en realidad su única amiga. Cuando se hicieron esa foto, como despedida de aquel verano, ella ya ocupaba ese lugar en su corazón.

Desvía la mirada alrededor de la habitación y siente una extraña culpabilidad por encontrarse ahí. Vuelve a mirar a la niña de la foto y teme que de alguna manera la haya perdido.

—Estás aquí —Yamato deja de inclinarse sobre su escritorio y se vuelve hacia ella.

Piensa que quizá deba disculparse pero no siente que en realidad sea necesario. Sora sonríe y se acerca a él, dándose cuenta de lo que estaba mirando.

—Es un valioso recuerdo, ¿no crees?

Yamato no responde. Él quiere hacerlo pero no se siente capaz. No quiere abrir lo que esos recuerdos le provocan, lo que en realidad siente cuando mira esa foto y luego la mira a ella.

—¿Prefieres que merendemos aquí?

Yamato niega.

—Siento haber entrado —al final sí se disculpa y quiere irse pero no solo de aquella habitación. No se mueve porque Sora se ha apoyado contra el escritorio.

—No es algo que me moleste realmente —mira de reojo la foto y se pierde en la nostalgia pero mantiene la sonrisa—. Compartimos demasiadas cosas como para sentir apuro porque veas mi habitación.

Sus palabras le reconfortan y al mismo tiempo le producen temor. Porque eso es un problema para esta nueva etapa a su lado. Yamato compartió demasiadas cosas con ella pero no solo en su aventura, también en los años que siguieron. Se acostumbró a cuidar de ella. Se acostumbró a necesitarla. Se acostumbró a tener una amiga. Su única amiga.

Le asfixia el sentir que puede haber perdido aquello para siempre.

—Podemos seguir compartiendo las cosas, Yamato —su tímido reclamo le hace despertar. La sonrisa ya se ha diluido, aunque el rubor permanece.

Él trata de seguir a su lado pero es incapaz. No puede engañarse a sí mismo y mucho menos a ella. Porque ellos no fueron la clase de amigos que compartían solo risas, a ellos les unió compartir lágrimas, anhelos, oscuridad.

—Tengo miedo.

Podría decir que llevaba meses sintiéndolo pero se mentiría. Que Sora le declarase su amor le hizo sentirse un poco confuso pero feliz, demasiado feliz como para pensar en algo más. Ese sentimiento eclipsaba cualquier otro, incluso su previa amistad. Pero hacía unos días sintió miedo por primera vez en estos meses de noviazgo, cuando fue consciente de que Sora, su mejor amiga Sora, su única amiga era ahora su novia.

Esa que quiere tomar su mano pero no termina de atreverse. Esa que quiere seguir compartiendo aunque ya no sean los amigos que fueron.

—Temo perder tu amistad —dice y se sorprende de la fuerza de su voz.

Sora vuelve a hacer amago de tomar su mano pero de nuevo se achanta. Yamato la mira y siente su confusión. ¿Acaso acaba de rechazar la relación que tiene ahora con ella? Él cree que no era su intención pero tampoco puede asegurarlo. La necesita, necesita a su amiga que le ayudó y le comprendió siendo niño. Necesita a la amiga que le dio cariño y le regaló sonrisas y sonrojos en la adolescencia. Ya no sabe si la necesita más a ella, a la chica que tiene ante él o si es la misma persona.

Finalmente la nota, tomando su mano. Seguramente su confusión no ha desaparecido pero sí ha vuelto su confianza. Confianza al menos para seguir compartiendo. Esta vez sus miedos.

—Yo también tengo miedo Yamato. Temo perder tu amor.

Y baja la mano lentamente. Le habría dado tiempo a retenérsela pero no ha sido capaz. La mira y pese a su rostro temeroso y adorablemente sonrojado, él no puede evitar la sonrisa. Ella sí confía en su amistad incondicional, lo mismo que él confía en su amor desbordante, quizá entre ambos, sí que puedan hallar un equilibrio a tan importantes sentimientos.

De repente se vuelve a sentir dichoso y el miedo se esfuma. La besa como su amigo o como su novio o como aquel con él que siempre podrá compartirlo todo. No importa realmente porque siente que todo es lo mismo. Su primera amiga, su única amiga, su novia… es Sora, confía en Sora, eso es lo único que importa.

.

.