¿26-A?

Él herido señor de la celda 5 ni si quiera se molestó en levantar su vista hacia la voz de afuera, acompañado del chirrido de la puerta metálica abriendo el paso.

Levántate, es hora de volver.

El sujeto de uniforme naranja usó la poca energía que aún tuviera para salir, ya no tenía muchas ganas de seguir en el cuarto medico; ni que tuviera cosas a hacer aquí de todos modos.

Seguir la dirección del guardia por delante fue simple; lo complicado estaba en poder mantenerle el paso por los largos pasillos de concreto. Tres ya habían sido las veces que el segundo guardia tras él había tenido que llamarle la atención solo para que acelerara su paso; desde entonces, solo siguió empujando el hombre por delante, sin mucho a decir.

Tenía que admitirlo: en todo su tiempo vigilando esta prisión, jamás había visto a alguien tan miserable como el prisionero 26-A.

Y no lo culpaba.

Nadie en este mundo, mucho menos él, hubiera querido estar en los zapatos del señor Hendricks durante estos últimos años.

Jamás hubiera pensado que, de todos los lugares en todo este extenso país, las primeras chispas de este infierno habían saltado de Royal Woods, ¡Royal Woods, joder! La ciudad más pacífica de todo el norte. Una pena que hubiera perdido el titulo la noche que unos sujetos decidieron asaltar el banco de Tetherby. Y todo hubiera terminado tan bien, de no haber sido por la repentina llegada de oficiales gracias a una simple llamada anónima.

Para la media noche, la ciudad ya había vuelto a su tranquilo estado de siempre.

Solo fue el comienzo de una interminable pesadilla.

Para este punto, todo el estado, tal vez el país entero, o hasta el mundo, ya había visto la foto en primera plana. Nadie había esperado ver a Jay Hendricks, considerado por algunos como el sujeto más agradable de Royal Woods, ser forzosamente subido a una patrulla. Si su incomparable ira en su rostro no había hecho cambiar opiniones, los juicios de las próximas semanas hicieron el trabajo, no sin la ayuda de informes de dudosas transacciones del banco saliendo a la plena y clara luz del público.

Desde entonces, nadie volvió a defender el apellido Hendricks.

Aquel solo había sido el primer mes.

Las sesiones no estaban a tan solo dos días de acabar para cuando un avión explotara en un aeródromo en medio de la nada. La noticia no habría llegado a primera plana, de no ser por dos simples nombres acompañándolo cada párrafo del artículo de periódico.

Claro que el mundo casi nunca había escuchado de las tales ''Señora Jane'' o ''Pequeña Esther.''

Lo único que le importaban eran sus apellidos.

Ahora, lo único que le recordaría al mundo del resto de la familia Hendricks, sería el macabro relato de sus horrorosos finales en un avión en llamas.

Y la prensa no tardó en saltar encima de Jay, cada nueva evidencia a la luz hundiéndolo más en su propia tumba mientras más continuaban las sesiones. En toda foto del juicio, no necesitabas concentrarte lo demasiado para notar el alma de Jay hecha polvo, y sus energías una publica muestra de miseria total. Nunca dijo otra sola palabra mientras estuviera dentro de la corte.

Un mes después, el juzgado, la prensa y el público ya habían visto lo suficiente.

La sentencia cayó, y el mundo sonrió.

Jay no luchó cuando los oficiales lo arrastraran fuera de la sala sin mucha dificultad.

No alegó en el trayecto que el bus tomó a la prisión.

No lloró al perderse el funeral de su familia aquel mismo día.

No peleó al ser tirado en su propia celda; tan dura, tan fría, tan… solitaria.

Solo entra, por favor, no tenemos todo el día.

Alzó su vista al sonar del guardia, mirando lo más cercano que había tenido a un hogar durante estos últimos años. Y aunque no fuera la mejor cosa, no podía quejarse. Este pequeño espacio era lo único que aún le quedaba en la vida. Puede que no estuviera solo aquí, pero no tenía problema con Jack Kingston, nunca molestaba mucho mientras él trabajaba en algún extraño plan. La única queja que tenía era contra sus vecinos; aquel pequeño malentendido hoy en el desayuno con ellos lo había dejado quieto en la enfermería durante el resto del día.

No había su primera vez despertando malherido en una camilla, o maldiciendo haber vuelto a abrir sus ojos en este mundo.

Y mientras más tiempo siguiera vivo… más seguiría rondando una pequeña palabra en su cabeza.

Más específicamente, un nombre, uno solo.

Uno que había estado con él desde que todo este infierno había empezado.

Uno que no lo había dejado solo ni por un minuto durante todo este tiempo.

Uno que nunca salió de su mente al despertar, sobrevivir, comer, y al ir a dormir, siguiéndolo hasta en sus propias constantes pesadillas.

Lynn…

Un pequeño nombre.

Una monstruosa ira.

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Capítulo 20: Retiradas

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Ubicación desconocida

Jay Hendricks ya había perdido la cuenta de hace cuánto tiempo había llevado aquella ira desde entonces, solo recordaba su horrible peso durante los largos y eternos años en la cárcel.

Había estado con él aquella noche que la energía desapareciera de la prisión, solo para terminar dando paso a toda una revuelta; aunque admitiera que había sido la decisión más suicida y estúpida que hubiera tomado, jamás hubiera estado aquí de no haber sido lo suficientemente valiente para unirse al grupo detrás del apagón y el escape.

Para haberlo visto como un curioso, pero rudo sujeto en los últimos meses en su celda, Jack Kingston había sido lo suficientemente considerado para dejarle unirse a su pequeña cruzada fuera de la prisión, directo hasta los más oscuros y sucios lugares abandonados que la desgracia ajena pudiera proveerles.

¿Se arrepentía? Honestamente, no mucho.

No era como si tuviera algo más a perder al escapar de todos modos; ni le hubiera importado mucho haber recibido una bala en su espalda al evadir a todos los oficiales.

Pero esa ira… esa maldita ira, apuntada a solo un hombre, seguía tan aferrada a su espalda para mantenerlo moviéndose.

Había seguido ahí desde que escapó a la libertad del norte con el resto.

Había estado ahí cuando Jackal y el grupo terminaron volviendo al negocio de armas tan pronto los bonos e interesantes trabajos de aquel extraño proveedor empezaran a llegar. ¿Ganar una buena propina por gritar y disparar al aire en complejos de Grayson despejados de tanta seguridad? Ninguno de ellos había sido lo suficientemente estupido como para rechazar tal oferta.

Solo requeriría de un pequeño cambió de identidad, nada que una… molesta cirugía pudiera al menos arreglar, además de un puesto asegurado para él en una de los varios locales disponibles adonde entrar y revisar.

Las nuevas identidades fueron más rápidas de conseguir que los siguientes cargamentos de armas, o el resto del equipo para la nueva base.

Pero fuera de toda complicación, el resto de los trabajos había ido normal, al menos dentro de lo que cabía planear inserciones, robos, extracciones y toda clase de estadística dentro del creciente equipo.

Tan solo tomó unos meses para que todos descubrieran quienes eran los verdaderos estúpidos.

¿Cómo diablos habrían podido seguir trabajando con sus armas si el bastardo del proveedor limitaba cada cosa que hicieran?, ¿adónde se iba la estrategia, la adrenalina y el punto de todo? Día tras día, Jay había tenido que escuchar la misma pregunta saliendo de Jack una y otra vez mientras más eran limitados sus recursos y planes.

De haber visto la inminente tormenta, tal vez ese estupido proveedor jamás hubiera detenido sus propias operaciones.

De no haber sido por él, Oregon estaría a salvo.

Madison no estaría siendo lamentada.

Los muertos en Iowa no seguirían siendo contados ahora mismo.

Una entera familia jamás estaría siendo perseguida por todo el jodido hemisferio norte.

Y aquel hombre… aquel sujeto que tanta miseria había traido sobre él ya hubiera dejado de acechar sus pensamientos las 24 horas al día.

Un simple nombre que tanto deseaba borrar del mundo entero.

Lynn.

–¿Señor?

Esta noche, todo debía acabar.

Todos estos años de tribulación.

Todos aquellos sacrificios.

Todo este esfuerzo.

–Los equipos están listos, los helicópteros esperan, debemos seguir.

No importara si fuera a vivir para ver otro amanecer, su meta era clara.

–¿Y el resto de los equipos?

–En posición, señor; tenemos a Grayson, y ya nos estamos encargando del otro. Todo está listo.

Esto debía terminar hoy.

–Entonces vámonos.

Estación Policial Market Drive, Chicago

¿Hace cuanto habían llegado aquí?

Honestamente, ninguno de la familia podía recordarlo, mucho menos calcularlo; ¿tal vez una hora o dos, quizá más?

Aunque, la verdad, no era como si el tiempo importara mucho.

Contar las horas desde que tu mundo empezó a caer no era algo que los Loud pudieran considerar como algo entretenido, aún bajo el aburrimiento en la sala de espera de la estación policial de la ciudad. Ni siquiera el televisor de pared en la esquina hacia un buen trabajo; entretenimiento no era la palabra que usarían para describir las imágenes más recientes del asalto en Iowa.

Peor fue cuando recientes transmisiones de un incendio de almacén en medio de la nada volvieron a la transmisión tan pronto como lo hicieron a sus recuerdos. Puede que las llamas hayan bajado su intensidad desde entonces, pero, para todos por igual, aún eran intensas en sus mentes…

…maldito trabajo.

Maldita compañía.

Maldito destino.

¿Por qué había tenido que caer el restaurante del viejo empleo de su padre?

¿Por qué había tenido que llegar la nueva oferta de trabajo de compañía a su presencia?

¿Por qué aceptó y dejó a todos atrás de ese modo?

¿Por qué tuvieron que ser las cosas así?

¿Por qué?

Tantos lamentos, tantas preguntas…

Ni una sola solución en mente.

–Oigan… ¿chicos? –Aún entre el depresivo ambiente, subió la desalentada voz de Lana. –¿Vamos… a volver… a casa?

–Tranquila. –Aseguró Lincoln, uniéndose a su lado. –Volveremos pronto, estoy… seguro de ello.

Pero 'seguridad' era lo que no había de nada en su interior.

–Pero ¿qué pasará con papá, o mamá? –Preguntó Leni. –¿Y donde está Evelyn?

–Nosotros… ya veremos eso, ¿ok? –Respondió Lori, haciendo lo posible por mantener la firmeza. –Hasta entonces… no importa lo que suceda, tenemos que mantenernos unidos.

–Chicos, ¿necesitan algo?

Sus desalentadas miradas voltearon a la femenina voz tras ellos, acabando de asomarse por la puerta.

No era que despreciaran la hospitalidad o el cuidado temporal de la agente Alice, un poco de ello nunca había hecho daño, pero… ahora mismo, era lo último que la mayoría necesitaba viéndolos por encima.

–Tenemos algunas bebidas calientes si las necesitan en algún momento.

–Gracias, supongo. –Agradeció calladamente Lori, su hundida vista perdida por la ventana.

Alice afirmo antes de retirarse de nuevo, mirando una última vez al numeroso grupo.

Pobres bastardos.

Si lo que escuchaba de los reportes a las afueras de la ciudad era todo cierto…

Maldita sea.

Puede que no fuera una chica de religión, pero mentiría si negara estar rezando por una sola positiva noticia de Hurst desde las afueras de la ciudad. Puede que los chicos de la familia estuvieran a salvo aquí, pero Lynn… odiaba siquiera pensarlo, pero no era como si estuviera en un mejor lugar ahora mismo.

Afueras de la Ciudad

Frio.

Hambre.

Dolor.

Cansancio.

De acuerdo… ¿faltaba algo?

Ah, si, lo más importante de todo: pánico.

Este no era el pacifico paseo por el bosque que Lynn Loud tanto anhelaba tomar luego de que acabara toda esta pesadilla, mucho menos cuando tenía que sobrevivir a una nueva y abundante nevada sobre su cabeza durante la última hora. Lo más cercano que tenía de refugio era bajo un añejo árbol.

¿Dónde estaba Zac? No podía haber tomado tanto tiempo en salir; ¿lo había abandonado?, ¿ahora en el peor momento posible? Puede que solo lo haya conocido por un día, pero no parecía ser la clase de tipo listo para apuñalarlo por la espalda de ese modo.

O acaso… estaba-… no, no era posible.

¿Con esa clase de habilidad en defensa? Dudaba que alguien pudiera acabar con eso tan fácilmente.

De acuerdo, no debía entrar en pánico, solo… debía espera un poco más y recordar qué hacer cuando te pierdes en medio del bosque. Solo debía preguntarse, ¿qué haría el gran superviviente de la naturaleza, Rip Hardcore?

…la verdad, no tenía la menor idea; jamas había tenido las suficientes agallas para soportar la salvaje serie que tanto veía Lincoln.

Incluso si supiera, crear una fogata en medio de la nevada sería tan efectivo como intentar preparar una Lynnsaña sin un horno.

Lo más cercano a una abundante cena eran las ramas y rocas esparcidas por el suelo.

Y la nieve… suponía que no haría mal para la sed, mientras no hubiera indicio de color amarillo en alguna parte de-

–¡Busquen el perimetro!

Antes de que pudiera llevar el primer bocado de nieve a su boca, Lynn agachó su cuerpo entero al suelo, rastros de luz pasando sobre su cabeza de entre los arboles.

¡Algo de ayuda, al fin!

Estaba a salvo, ¡finalmente estaba-…

Perdido, condenado, y arruinado.

Rayos, ¿no había visto suficientes sujetos enmascarados por esta semana? Un poco más así, y el día de Halloween se convertiría en un peor infierno de lo que ya era; claro, la única diferencia, además de disfraces, siendo que recibías balazos en vez de dulces.

Y en verdad preferiría mantener su cabeza libre de plomo, intentando arrastrarse por el suelo a otra desolada zona del bosque. Mas bajaban las voces y excalamaciones mientras más adentro se metía entre los arboles hasta llegar a una pequeña guarida formada por piedras.

No era un hotel, mucho menos un hogar, ni si quiera algo como la guarida adonde había estado, pero serviría como refugio.

Claro… mientras no hubiera osos en medio de hibernación aquí, creía-

–¿Señor Loud?

Poder dejar salir un alto grito de pánico-

Tapado a tiempo por una palma de mano cerrando su boca, aferrando el desesperado sacudir de su cabeza.

–¡Tranquilícese, demonios!

Usando las pocas fuerzas que aún tuviera en vano, el padre luchó por unos instantes mientras más quieto lo mantenían las manos sosteniéndolo.

–Tranquilo, maldición, respira un poco.

Fue el lento soltar del agarre y la pasiva voz que bajó el pánico en Lynn, recomponiendo el descontrolado palpitar de su corazón antes de que explotara.

–¿Lynn Loud?

No fue el escuchar de su nombre lo que lo extrañó, asumía que ya todo el país debía de saberlo, sino la desconocida voz de donde vino su nombre.

–¿Quién es usted?, ¡¿eres uno de esos tipos malos?! Por favor, ¡no me haga nada!

–Calla la boca, joder, ¡¿quieres que nos encuentren?! –Lynn nunca había escuchado un susurro tan amenazador y silencioso de alguien tan serio a la vez. Al menos agradecía que no tuviera un arma siendo apuntada a su cabeza esta vez.

–Q-q-quién er-e-es?

–Raymond Hurst, también conocido como el mismo agente de seguridad que ha estado buscándote durante estos últimos días mientras el resto del condenado país miraba a otro lado. Tú y tu jefe en verdad saben como mover las cosas.

–Espera, ¿yo?, ¿James?, ¿a qué te refieres?

–Escucha, ahora mismo hay mejores cosas a hacer que contar cuentos para dormir; tenemos que movernos. –Sugirió, revisando el área.

–¿Movernos? Pero… yo…

–Qué, ¿esperabas a alguien?

–De hecho… sí. –Se detuvo por completo, buscando entre los alrededores atrás por algún otro indicio de vida. Hurst sacó otro suspiro fuera.

–Mira, no sé de quién diablos hablas, ni es por arruinar tu agenda, pero si no nos movemos de aquí ahora mismo dudo que si quiera vayamos a salir de aquí del todo.

Lynn odiaba admitirlo, pero, mirando a la desolada lejanía oscura del bosque, tenía que aceptarlo; como en los programas de tiburón que Lana veía: era moverse o morir.

Aquella fue la última vez que Lynn miró atrás, antes de seguir el paso al señor Hurst por el recorrido por delante.

Aun revisando todo su alrededor sin descansar, el agente agradecía haber encontrado un milagroso superviviente entre todo ese desastre del almacén tras él, aunque hubiera tenido que encargarse de un hostil tras otro saliendo de las ya incineradas ruinas y seguir su paso al notar una búsqueda entre todos ellos hacia el bosque.

Afortunadamente, su intensa búsqueda finalmente había sacado buenos frutos; frutos que esperaba mantener frescos si llegaba a salir de aquí vivo con Lynn.

Hasta entonces, podía estar bien con la seguridad de los niños garantizada, y el padre finalmente a su lado.

Dos problemas familiares fuera, uno más por delante: Rita.

Se preguntaba si alguien aún había encontrado algo sobre ella, quizá hasta Ben; imaginaba que aún estaría ocupado con su nueva invitada en la ciudad.

Estación Policial Franklin Road, Chicago

–Vaya día, ¿no?

La inmóvil chica esposada, sentada tras la única mesa desplegable en un reducido cuarto gris, no dijo nada.

Ben solo se mantuvo rodeándola.

–Eres una profesional pateando cada colmena que te encuentres, ¿sabes? Lo hiciste tan bien que acabaste cerrando mitad de todo el norte por pánico, y no me hagas hablar de los idiotas de los complejos.

A decir verdad, la chica había estado demasiado ocupada salvando el pellejo de tantos, como el suyo propio, como para haber sintonizado las noticias de último momento durante estas últimas horas. ¿Tan grande había sido el desorden por todo esto? Honestamente, no podía decir que estaba tan sorprendida.

–Has tenido una semana muy llena, ¿no, Evelyn?

La castaña tampoco se sorprendió por su foto siendo puesta sobre la mesa, parecía de hace algunos años atrás.

–O quiero decir… ¿Gwen Anderson, trabajadora nocturna en el complejo de Roxon?

Y vino otra foto, la misma sacada del centro de conferencias momentos antes de que todo se fuera al diablo.

–¿O Nancy Grimsdale, secretaria personal de Timothy Grayson?

Y vino otra más.

–¿O es mejor Lyla M. Loud?

Esta vez fue una credencial puesta sobre la mesa, acompañado de su medio gastado bolso aún lleno con sus pertenencias.

–Veo que, ademas de secretaria, tienes un interesante hobby que otro. –Mencionó Ben, quitando objeto tras objeto.

Bolígrafos y cuadernos de notas, detalles del propio Grayson.

Guantes.

Cosméticos.

Nada fuera de lo común para esta clase de cosa.

Pero el bolsillo ya no más secreto era otra historia.

Balas… suministros de la propia agencia, y otros detalles de algunos hostiles en el camino.

Su cuchillo… su sola vista traía tanto buenos recuerdos de práctica con su nuevo cuidador hace tantos años atrás, como otros desagradables en el trabajo.

Su arma… el mismo modelo con el que tanto había practicado creciendo bajo el cuidado de Franklin; entrenar con un retirado soldado en verdad había traído sus buenas ventajas. Dios sabía lo rápido que había obtenido no solo una buena amistad con él durante los próximos años, pero más su gusto por la adrenalina de cada disparo dado en sus practicas de tiro y defensa.

Y entonces, vino el Walkman… el último regalo de él, su propia pertenencia.

–Evelyn Richards… esa eres tú, ¿verdad? –Preguntó interesadamente Ben, obteniendo la misma ley del hielo de la castaña, su reproductor de música era la única cosa en su vista y mente. –Es curioso, ¿hace cuanto que no se escucha ese nombre? La última vez que lo encontramos en los archivos fue-… bueno… en el caso del campo Green Lows años atrás.

Green Lows… un nombre aún marcado en su cerebro.

El mejor lugar para vivir, de acuerdo a Franklin y su tiempo de estadía aquí… pero el menos indicado para morir.

De no haber estado haciendo estupideces aquella noche en la ciudad, en vez de haber vuelto temprano a casa… tal vez hubiera podido detener todo…

Maldita sea ella.

–Y ahora, años después, aquí apareces salida del polvo, haciendo tu debut en Roxonfeller, involucrando a una familia de 13 en todo este desorden, y llevándotelos a dios sabe donde. –Siguió dando vueltas alrededor, una sola duda molestándolo internamente. –Pero… solo necesito saber una cosa, solo un pequeñito detalle: ¿puedo saber exactamente de que lado estás? Digo, te vimos entre todos esos hostiles, te has desecho de muchos como si fueran moscas, nos has estado evadiendo como la plaga, y ahora nos mandas al medio de la nada directo a una pira funeraria donde el señor Loud debería estar.

Lynn… Zachary… todo el resto… ella aún no podía comprender esta horrible pesadilla.

–Pero… –Continuó Ben. –Curiosamente, no solo terminaste deshaciéndote de enemigos, pero también has estado cuidando demasiado de Lynn y su familia en cada lugar que saltabas.

El resto de los Loud…

Lynn había dado tanto trabajo… todo para nada.

Pero los niños, y Rita-…

Joder.

–Exactamente ¿quien diablos eres, que estas haciendo, y que demonios quieres-

–¿Dónde están los niños?

Interrumpió ella de la nada, su serio tono deteniendo a Ben por unos segundos.

–Afortunadamente, están lo suficientemente lejos de todo este desorden y caos.

Evelyn bufó devuelta.

–Pienso lo contrario, ellos mismos son imanes vivientes del caos; los sigue por todas partes, y te puedo decir que ahora mismo están atrayendo la peor cosa posible.

–¿A que te refieres?

–Me refiero a que acaban de poner a todos en los peores lugares posibles ahora mismo.

–¿No lo estaban ya contigo?

–¡Esto es serio! –Intensificó su voz. –¡Todos ellos son blancos inmóviles listos para ser disparados!

–Están a salvo en nuestras instalaciones.

–¡Y ese es el problema!, ¡van a ir directamente ahí por ellos!

–¿Y por qué sería así?

–Porque tienen un gran problema de infiltración, ¡nadie está a salvo!

–Evelyn, no es posible que-

–Maldición, respóndeme una cosa: ¡¿crees que los propios oficiales y guardias en los complejos asaltados abrieron fuego contra la gente por nada?! ¿Por qué más crees que estuve evitando a todos en este tiempo?

Ben meditó un momento mientras la castaña recuperaba un poco el aliento.

–La verdad… creo que-

–Escúchame, maldito imbécil, acabo de perder casi todo lo que tenia en una sola noche por culpa de todos, ¡y no tengo el ánimo suficiente para perder más! –Habló seriamente, acercándose al frente del hombre cuanto sus esposas pudieran dejarla. –Los Loud no están a salvo, ¡tienen que sacarlos de ahí ahora!

Y aún con una seriedad impactando contra él, Ben mantuvo su posición mientras la chica recuperaba todo el aliento perdido.

El agente solo caminó a la salida.

–Veré lo que puedo hacer.

Desesperada e indefensa, Evelyn solo pudo ver como el agente desaparecía por la puerta.

En su vida, nunca le había importado tanto la soledad, pero esta noche… era horrible.

Ben recién había salido para cuando activo su comunicador, cambiando a la señal indicada.

–¿Hurst, me copias? –Intentó hablar. –Escucha, la chica habló un poco, cree que nuestras bases no son nada seguras para la familia por algunos problemas de infiltraciones. Sé que es raro, pero… esto no me suena nada bien.

Ben esperó unos segundos por alguna respuesta, solo recibiendo el silencio de la linea.

–¿Puedes escucharme?

Intentó otra vez.

Nada.

–¿Hurst?

–Señor Hurst, ¡por aquí!

Luego de un interminable recorrido por la nada, ambos vagantes del bosque podían respirar tranquilos una vez más.

Luego de casi un día entero sin ellos, Lynn jamás había estado tan aliviado de encontrarse con responsables oficiales de la ley, aunque… aún no pudiera quitarse el mal presentimiento por Zachary; solo esperaba que hubiera salido bien.

–Gracias al cielo. –Al menos agradeció devuelta con Hurst. –¿Pueden ayudarnos a salir de aquí?

–Claro, suban arriba, avisaremos al resto que están a salvo.

El oficial abrió la puerta de su patrulla, dandole paso a Lynn a tomar un cómodo asiento. Hurst no hubiera pensado dos veces acompañándolo a la comodidad, de no haber sido por una interrumpida señal intentando llegar a su comunicador.

"Bas-…es- …no segu- …infil- …ciones-… no me sue-…"

Hurst maldijo al aire.

¿Desde hace cuanto tiempo había estado Ben intentando hablar con él? Tal vez no había llegado a nada debido a la horrible recepción del bosque en medio de la nada durante todo este tiempo, quien diablos sabía hace cuanto tiempo exactamente.

–¿Ben?, ¿qué sucede?

Intentó comunicarse al voltear su vista a la ciudad, recibiendo ningún resultado.

–Ben, ¿me escuchas?

Las exclamaciones del agente terminaron llamando la suficiente atención a Lynn, preguntándose cual podría ser la demora. Su curiosidad obtuvo lo mejor de él para hacerlo bajar del vehículo a investigar-

Al oficial de policía sacando su arma al apuntar contra la espalda del agente.

–¡¿PERO QUE RAY-

Lynn no sabía que había sido, ni de donde vino, pero la adrenalina de último momento había tomado control de su cuerpo, lo suficientemente rápido para cargar contra el oficial-

Para que inesperadamente tirara del gatillo al ser impactado por el padre-

Y la bala terminara rozando dolorosamente la cadera de Hurst.

Apenas había sentido el ardor del roce antes de colapsar de rodillas al suelo, salvándose de un peor impacto al apoyarse con sus manos. Aún no había logrado ignorar el ardor de la herida para cuando los ruidos de esfuerzo le hicieran dar vuelta.

–¡AYUDA!

Con las pocas fuerzas que aún tuviera dentro, Lynn luchaba para no tener el cañón de una pistola siendo apuntada a su propio brazo.

–¡Tienes… suerte de que… te necesiten vivo!

Tan fuerte había intentado luchar el oficial, y tan cerca de lograr el disparo como para haber notado a tiempo el fuerte puño en dirección a su cabeza, o el inminente pisotón a su rostro que le siguió al terminar en el suelo. Estas fueron las únicas dos cosas necesarias para dejar al hostil inmóvil.

Tenía suerte de que Hurst aún tuviera algo de misericordia dentro como para acabarlo con un tiro, aún mientras el punzante ardor de su cadera lo mantuviera maldiciendo internamente.

–¿Q-qué-… suc-c-cedió? –Preguntó temblorosamente Lynn, su pánico que creyó haber eliminado volviendo a acumularse alarmantemente. –¡¿Por qué me acaba de atacar un oficial?! Ya sabes, ¡¿la misma persona que se supone que me mantiene a salvo?!, ¡¿qué tanto cambió desde que me fui?!

–Lynn… solo entra a la patrulla. –Respondió recuperando su aliento.

–Oye, espera, ¡¿qué está suce-

–¡Solo entra, ahora!

Puede que Lynn ya hubiera recibido la suficiente seriedad en respuestas en estos últimos días, pero, aún así, no podía hacer más que cerrar la boca y seguir más ordenes. Ambos no perdieron más tiempo en subir al vehículo y partir en camino a la ciudad en el horizonte lo más antes posible, a menos que estuvieran deseosos de recibir más compañía.

Sentado adelante con Hurst, Lynn intentaba que su corazón dejara de latir tan rápido mientras miraba la vista por la ventana; no podía creer que en verdad estaba de regreso en las mismas calles que no hace tanto había recorrido para llegar a la seguridad de la base. Rezaba para que aún hubiera un solo cielo seguro en la ciudad, el estado, el país… o al menos en el mundo.

El agente a su lado intentaba mantener su calma. Puede que la molestia de la herida y algo de sangrado ya hubiera empezado a salir, pero no era nada que no pudiera soportar, aún tras el control del volante durante la conducción. Irónicamente, lo que no podía soportar, era a él mismo y su propio cerebro de nuez.

Infiltraciones… por supuesto, había pasado en los complejos, ¡y ahora sucedía aquí!

Maldita sea, ¡¿cómo no había podido verlo?!

¡¿En verdad era así de ciego?!

Bueno, pues ahora podía verlo claramente, y esperaba que el resto de su grupo y los Loud-…

Oh, ¡joder!

–Alice, ¡¿puedes escucharme?! –Cambió su canal en su transmisor. –Tenemos un grave problema, ¡tienes que sacar a los Loud de ahí!

"Hur-… no esc-… ¿qué cos-…"

Oh, maldita sea.

No una falla de conexión, ¡no ahora!

–¿Alice?

"Escuch-… p-co-…"

–¡Maldición!

–Hurst, ¿qué sucede?

Entre todo el ruido y la seriedad de la linea, Alice apenas podía comprender una sola palabra.

–Hurst, maldición, ¿me escuchas?

¿Qué diablos les sucedía a sus equipos? Maldita sea, no la señal de nuevo.

"Tenemos-… infil-… hostil-… ¡no co-…"

No importa cuanto ajustara su canal, en donde estuviera, la pelirroja no pudo alcanzar ni la menor mejora en la comunicación.

"Repito: ¡NO CONF-… EN NAD-…!"

–¿Hurst?

Nada… linea caída.

De todos los momentos, ¿tuvo que haber sucedido ahora? Joder, puede que la tecnología moderna pudiera ser un propio regalo del cielo a la humanidad, pero a veces podía llegar a ser una horrible broma directo de los lugares más profundos del infierno.

Pero, de lo que haya logrado entender por su tono…

"Infil-…¿tración hostil?"

"¿No conf-…ien en nad-…ie?…"

Oh… demonios, ¡por el amor de-

–Hola, chicos, ¿está todo bien?

Alice entró en completa alerta al escuchar la nueva voz proveniente del salón de espera.

–¿Y tú que crees, cerebro de ave? –Escuchó a la joven Lynn, replicando hostilmente.

–Oye, solo queríamos saber como iba todo, y ponernos en marcha lo más pronto posible. –Respondió una segunda voz, viniendo también de la sala.

Alice ya tenía suficientes alarmas sonando en su cabeza como para no ponerse en camino de una vez. Con un lento y cauteloso caminar, la chica asomó su vista para notar a más oficiales vigilando la salida, y notando a los otros dos en el salón.

–¿Qué sucede? –Preguntó Lori al dúo de policías.

–Debido a precauciones de seguridad y el alto riesgo de otro asalto, ordenaron que sean transportados lo más pronto posible lejos de aquí.

–¿Pero exactamente adónde? –Preguntó Lincoln con duda.

–Los llevaremos a otra estación más segura en la ciudad, no debería tomar mucho.

–Aguarden un segundo. –De todos en la sala, nadie había esperado a que Lisa tomara la palabra tan rápido luego de su eterno y preocupante silencio desde que llegaron aquí. –¿Exactamente de donde vinieron estas ordenes, y a que base nos dirigimos específicamente?

–Ordenes superiores, y una base al otro lado de la ciudad.

–¿Y exactamente donde sería eso?

Aunque inesperada para algunos, la entrada de Alice no pareció afectar mucho a ambos oficiales.

–Escucha, solo recibimos ordenes, y solo estamos siguiéndolas lo más pronto posibles.

La pequeña genio acercó lentamente su paso hacia los oficiales

Y entonces lo vio.

Vio el extraño diseño y material de su placa.

Vio su extraño mover.

Vio su reservado hablar.

–Así que, si pudieras ayudarnos a apurar esto, estaríamos agradecidos con-

Pero, lo más notable, vio la pistola con silenciador en su funda-

Levantada en un instante contra la pelirroja.

Tal vez habría sido lo último que Alice vería en su vida, una última trágica vista antes de despedirse de este mundo cruel y desesperante, todo por una bala en su craneo.

Pero lo único que vería sería todo menos trágico.

¿Exactamente como habría podido describir un repentino flash de luz cubriendo de hielo todo el brazo del oficial, incluyendo su arma? Solo podía pensar en una palabra: ridículo.

Y 'ridícula' sería ella si no hubiera tomado la oportunidad de golpear el frente del confundido hostil, acompañarlo con un rodillazo a su pecho, y terminarlo un fuerte empuje directo hacía el suelo. El inminente golpe del segundo guardia a su lado fue notado a tiempo para que Alice esquivara el brazo, lo tirara hacia su dirección, y lograra otorgar el codazo más fuerte a su cabeza para romper su nariz-

Y hacer que parte de su sangrado cayera en el rostro de Lucy, pasando su dedo por la gota.

–…genial. –Sonrió ella.

Alice hubiera estado bien volviendo con el primer hostil, claro, de no ser porque la familia entera ya se encontraba abalanzándose sobre ambos más fuerte que un entero equipo de futbol sobre un solo contrincante. No tenía idea de como lo habían hecho, pero los Loud habían hecho un admirable trabajo atando a ambos sujetos con solo cordones de Lana, listones rosados por Lola, y… atrapa-dedos por parte de Luan.

–Otro problema fuera. –Sonrió satisfecha Lynn, notando a la vez el congelado brazo del hostil y la extraña arma láser de Lisa. –Hey, creí que eso estaba roto.

–Reparé una menor parte en el almacén, nada que un poco de tuercas, metal, y algo de nieve no haya podido reparar.

–Oigan, creo que eso es lo menos importante ahora mismo. –Interrumpió dudosamente Lincoln. –Alice, ¡¿podemos saber que está pasando?!

–¡¿Y por qué la policia nos persigue ahora?! –Añadió Lola. –Y yo creía que mis fans me seguían demasiado, pero ¡¿ahora qué quieren ellos?!

–En simples palabras: ustedes.

–Oh, por favor, vieja, ¡¿es en serio?! –Alegó Luna. –¡¿No pasamos y perdimos lo suficiente hoy?!

–Bueno, pues espero que puedan durar un poco más. –Deseó la pelirroja, revisando los pasillos de la base. –Tenemos que irnos de aquí ahora mismo, ¡síganme!

–Genial… de regreso a la carrera. –Bufó la deportista, siguiendo cuidadosamente a su familia y la pelirroja por la ruta de escape más cercana del local.

Ahora que Alice notaba, ¿dónde estaba la ayuda? El personal de seguridad debió de haber registrado todo esto para entonces y llamar por refuerzos-

De al parecer no estar desmayado inconsciente en medio de su cuarto de vigilancia, o todos sus sistemas dentro estuvieran apagados.

–¿Va a estar bien? –Pregunto preocupada Leni.

–Si, claro, lo estará, ahora andando.

Sin más tiempo a perder, el grupo enteró salió cuidadosamente al estacionamiento del local, algo… más vacío de lo que Alice podía ver. Afortunadamente, la presencia de la furgoneta de su equipo aún era presente, y su espacio fue lo suficientemente grande para dejar entrar a todos y ponerse en camino en un instante.

Próxima parada, la estación Franklin Road.

A tan solo pocos minutos en el camino, y aún esperando que no fuera demasiado tarde para Ben en la próxima estación, la atención de Alice y el resto fueron directo a las inminentes patrullas por delante, tan cerca de ellos-

Y pasando de largo como nada, sus sirenas sonando a todo volumen.

–Oigan, ¿adonde van todos? –Preguntó Luan en confusión. –¿No deberían estar siguiéndonos a este punto?

–¿Qué importa? ¡Menos problemas para nosotros!

Tal vez menos problemas para ellos, también pensaba Alice al volante, pero quien sabe cuantos más podría haber para su equipo, la familia, o… toda la ciudad en sí.

–¿Señora Richards?

Evelyn se detuvo por completo al notar nuevos pasos en su dirección directo a la sala de interrogación.

Maldita sea, había estado demasiado cerca de poder librarse del agarre de las esposas; si tan solo hubiera tenido más tiempo para debilitar un poco más su soporte, el oficial hubiera encontrado algo completamente diferente.

–Buenas noches, señora.

En vez de eso, solo encontraría la misma indefensa mujer, sus agotadas manos aún esposadas a la mesa.

Justo como el oficial necesitaba.

–Espero que nuestra hospitalidad haya sido de tu agrado por el momento.

La castaña revisó detalladamente al oficial, su placa, su vestimenta… era raro.

¿Dónde estaba el otro sujeto?

¿Qué hacía él aquí ahora?

¿Y que demonios tenía en la fun-…

…oh, dios.

–Pero creo que tu tiempo de estadía termina aquí. –Recargó y levanto su arma silenciada. –Esto no es nada personal, al menos de mi parte, solo… ordenes.

Evelyn levantó la vista y miro fijamente hacia el cañón del arma.

Así que… así iban a acabar las cosas, luego de una completa travesía de desafortunanzas con los Loud. Y todo terminaría aquí con una sola bala…

Irónico, Franklin había caído de la misma manera aquella noche bajo la mano de uno de los cuatro ladrones que irrumpieron en casa.

Y ahora era su turno.

Vino el comprimido disparo del arma-

Y la bala impactó contra el techo.

Evelyn Richards nunca encontró su fin, no mientras Ben hubiera agarrado al oficial desde atrás, rodeando su brazo por su cuello mientras usaba el otro para controlar la mano de su contrincante, dejando caer su arma.

Tiempo extra, cada uno de sus preciados segundos siendo aprovechados por la chica para debilitar más el soporte de las esposas y salir libre. Había estado tan cerca de deshacerse de ello para cuando el hostil otorgó un serio codazo al estomago de Ben, soltando su agarre y dejándolo libre para caer al suelo y recuperar su aliento. Sin perder un segundo, el hostil desesperadamente se arrastró hacia su arma caída bajo la mesa-

Solo para ser inmediatamente recibido por un pisotón y una fuerte patada a la frente por parte de Evelyn, alejándolo de su arma y justo a tiempo para librarse finalmente de los soportes y encargarse del arma para devolverla a un sorprendido Ben, manteniendo asegurado al rendido hostil con nuevas esposas.

–Demonios… ¿estás bien?

–Claro… –Suspiró ella de alivio, bufando una vez pudo. –Pero, para que conste, ¿quién diablos te acaba de advertir de esto?

Ben prefirió no responder mientras terminaba con su enemigo, dejándolo ordenadamente en la esquina antes de preparar su arma y revisar los pasillos afuera.

–Bien, sígueme. –Ordenó él, haciendo su cuidadoso paso con la chica a su lado. –Tenemos que intentar contactar con el resto lo más pronto posible, incluyendo a los Loud.

–Hey, si quieres mantenerme viva y que te ayude, ¿tendrás algún arma de sobra?

–¿Después de todo lo que ya has hecho? Creo que ese será un 'no' temporal, al menos hasta que-

–¡Alto! –El dúo detuvo su paso en un instante, dandole lugar a los sonidos de movimiento apurado tras ellos. –Den vuelta, ¡ahora!

Evelyn suspiró irritada al seguir la orden como Ben. Ya esperaba ver otra arma apuntada a su frente, como si no hubiera ya visto demasiadas de esas en el día, y ahora más encima por otro par de oficiales.

–¿Adonde creen que van?

–Transferencia de seguridad, ordenes del jefe. –Respondió Ben. –Tengo cosas a hacer, oficial, así que no intente-

–No van a ningún lado. –Advirtió el segundo hombre. –Ustedes dos volverán a-

–¡Oigan, tontos, pase largo! –Provino una joven voz de atrás, lo último que ambos sujetos escucharían al voltearse antes de que una pelota de tenis golpeara la frente de uno de ellos y distrajera al segundo.

Fue la suficiente atención quitada para que Ben y Evelyn cargaran tras ellos y lograran encargarse del problema con un rápido agarre de sus cabezas, llevando los rostros de ambos oficiales contra la dura pared. Dos fuertes choques siguieron; dos problemas menos.

–¿Alguien había llamado a la caballería? –Pregunto la joven Lynn con suma confianza, acompañada del resto de su familia por detrás.

Tanto como para haber hecho saltar los corazones de ambos.

–¡¿Louds?! –Exclamaron los dos mayores.

–¿Evelyn? –Devolvieron ellos.

–¡¿Qué diablos hacen aquí?!

–Tranquila, vienen conmigo. –Acompañó Alice tras ellos, revisando cuidadosamente sus espaldas.

–Demonios, Alice, me alegra verte. –Suspiró aliviado Ben. –Pero… ¿puedo saber exactamente que está sucediendo?

–Oh, nada tan serio. –Intervino Lola. –Excepto por el hecho de que ¡ahora tenemos a casi toda la condenada policia persiguiéndonos!

–Aunque no nos guste, tiene razón. –Añadió la pelirroja. –Tenemos serios problemas de infiltración ahora mismo, y me temo que estamos tan seguros aquí como un pato en campo abierto en temporada de caza.

–Entonces ¿qué estamos esperando? –Preguntó Luan. –¡Vámonos de aquí!

Ninguno perdió otro segundo más en seguir el paso a la furgoneta del equipo, mucho menos Evelyn, aún mientras estuviera siendo bombardeada por las varias decepcionadas y decaídas miradas de casi toda la familia.

Ninguno perdió otro segundo más en seguir el paso a la furgoneta del equipo, mucho menos Evelyn, aún mientras estuviera siendo bombardeada por las varias decepcionadas y decaídas miradas de casi toda la familia. Era una cereza podrida para decorar el ya horrible pastel que era este día.

–Chicos, yo-… en verdad-

–Ahórrate los discursos, ¿quieres? –Reprendió Lori. –Tenemos peores cosas de las que preocuparnos ahora.

La castaña mantuvo su boca cerrada, aunque no había hecho falta ser tan obviamente directa.

–Oigan, ¿adónde van? –Provino, afortunadamente esta vez, una familiar voz desde atrás. –¿No puedo ir con ustedes?

–¿Dwight? –Reconoció Evelyn, tanto como la confundida familia.

–Espera, ¿tú cómo diablos saliste de tu celda? –Dudó Ben.

–Jeje, bueno, la verdad, no es como si esta fuera mi primera vez. –Rio un poco, consiguiendo… solo algo de dudosa confusión devuelta. –Ehem, digo, es… una larga historia para otro día, pero… ¿no es mejor que nos movamos?

–¿Puede venir con nosotros? –Rogó Lana a Ben. –Él también nos mantuvo a salvo.

–Sí, claro, claro, como sea, solo vámonos de aquí. –Aceptó el agente sin más importancia, esperando que esto al menos valiera la pena.

Todos mantuvieron su silencio durante la salida y la subida al vehículo al momento de salir y entrar a las calles una vez más. Ben y Alice tuvieron la suerte de andar adelante, a diferencia de Evelyn, teniendo el gran honor de quedar atrapada en medio de un propio congelador de miradas punzantes a cada rato. De pronto, el ártico no parecía ser el lugar más frío en la tierra después de todo.

–Alice, ¿sabes algo de Hurst? –Preguntó Ben. –No he escuchado nada más de él desde que se fue.

–Nada aún, excepto por el aviso de infiltración. Debería de seguir fuera de la ciudad.

–Tenemos que encontrarlo rápido y sacar al resto de aquí, no podemos seguir confiando de esta ciudad por más tiempo. –Rogó él, tan pronto como otro grupo más de patrullas pasaban de largo, y un helicóptero pasara por encima. –Demonios… espero que no sea demasiado tarde.

–Hurst, ¿cuánto falta?

–No mucho.

Lynn suspiró de nuevo y regresó su atención por la ventana del vehículo, el exterior aún el mismo campo abierto de los últimos minutos… u horas; la verdad, ya había perdido la cuenta del tiempo, o de cuantos autos habían pasado, o…

Contar el poco tiempo desde que aquella patrulla había aparecido atrás.

–Oye, ¿Hurst?

–¿Si?

–Creo… que tenemos un pequeño y diminuto-

Problema.

Problemas empezaron al repentino impacto al lado del vehículo por parte de una van salida desde el lado, empujando violentamente el vehículo al borde, antes de romperlo y dejar que manejara forzosamente por el campo.

–¡Sostente!

Lynn no dejó de sostenerse durante los próximos intensos segundos que el vehículo rebotó por todas partes hasta detenerse por completo en tierra. Fue entonces cuando la patrulla y la van hicieron su camino a ellos. El patriarca parecía seguir vivo, pero grande fue el pánico al notar a Hurst, inconsciente sobre el mismo manubrio que acababa de darle un mal impacto de frente.

Y si la muestra de pánico ya era horrible, sería una horrenda pesadilla al notar a los mismos sujetos enmascarados dirigiéndose a su dirección, armas no faltando en sus manos.

Peleo por intentar despertar a Hurst, sin ninguna reacción devuelta.

Peleó por sacarse el cinturón de seguridad, desgraciadamente atascado, forzándose a intentar morderlo sin resultados.

Peleó todo lo que pudo.

Pero todo fue en vano; los sujetos andaban a tan solo pocos pasos-

Para cuando el ruido de otro fuerte motor resonara por el área y un nuevo vehículo hiciera su camino por la nieve-

Cargando repentinamente contra el grupo, llevándose a dos desafortunados bajo sus pesadas ruedas; los afortunados que llegaron a esquivarlo tuvieron el suficiente tiempo para devolver algunos tiros de regreso-

Solo para acabar recibiéndolos devuelta uno por uno, todo desde dos pistolas abriendo fuego desde el interior del vehículo deteniendo su recorrido al frente. Con todo el repentino espectáculo de afuera, Lynn prefirió salvar su cabeza y agacharse lo más pronto que pudiera, justo a tiempo para salvar su cabeza de una rápida ronda de balas perdidas mientras intentaba despertar al adolorido agente.

Había estado cerca de poder despertarlo desesperadamente cuando notó como los disparos habían dejado de llegar repentinamente. El padre tuvo que usar la poca cordura que aún tuviera para levantarse de nuevo y mirar fuera por la ventana-

Para ver al único sujeto sin mascara, dos pistolas cargadas en sus manos, caminando en apuro a su posición. El miedo aún estaría atormentándolo, de no ser por un extraño sentido familiar volviendo su mente. Era… raro; ¿lo había visto antes?

–Hey, Lynn, hace tiempo que no te veo.

Esa voz… rayos, sabía qué debía tenerlo en algún polvoriento rincón de su cerebro desde hace… mucho tiempo…

¿Era… de verdad él?

–…¿Adam?

–Bueno… si, pero no exactamente.

–Adam, rayos, ¡de verdad eres tú! –Exclamó en alivio mientras el sujeto ayudaba a librarlo del cinturón y el vehículo. –¡Hace años que no te veía!

–Lo sé, digamos que he estado algo ocupado; de verdad me gustaría hablar y todo eso, pero no tenemos mucho tiempo hasta que tal vez lleguen más problemas.

–¿Y él… exactamente… quien diablos es?

Ambos miraron al mareado agente, intentando recomponer su consciencia y siendo ayudado por Lynn y su aliado.

–Hurst, este es Adam, solía ser mi compañero de trabajo hace mucho tiempo en un banco-

–La verdad, mi nombre es Andrew; larga historia; no hay tiempo para explicar. –Interrumpió él, para completa confusión para Lynn. –Vengo con Evelyn, ¿dónde está ella? Nos encontrábamos protegiendo a la familia.

–¿Evelyn? Si… la tenemos devuelta… en la estación, ademas de la familia en otro lado.

–Espera, ¿quién es Evelyn? –Sumó más confusión el padre.

–Larga historia. Otro momento. Hora de salir. –Apuró su paso hacia su vehículo con ambos sujetos, apoyando más al aturdido agente.

–Y tú… exactamente… ¿donde encajas en esto? –Intentó hablar Hurst.

–Bueno, para empezar, soy el mismo sujeto que ha estado siguiendo todo este desorden desde que empezó a rodar abajo, e hizo de guardia para Rita.

–¡¿Rita?! –Exclamó Lynn. –Oh, rayos, ¡¿dónde está ella?!

–Desafortunadamente, estaba con ella intentando mantenerla a salvo cuando esos tontos nos emboscaron y se la llevaron. Tendremos que encargarnos de ella lo más pronto posible, pero primero asegurémonos de salir de aquí y reunámonos con el resto lo más pronto posible.

–Pero ¿adónde se supone que vamos a ir ahora?

–Buena… pregunta. –Tuvo que admitir Hurst, algo adolorido. –Si acabamos de tener problemas con un montón de impostores, ir devuelta sería como entrar a un panal de avispones.

–Tranquilos, intentaremos evitarlos, tengo un buen lugar en mente para todos, pero debemos apresurarnos. –Aseguró al duo, una vez mas de regreso en la carretera con el vehículo de Andrew. –Solo debemos ir por los Loud y el resto del equipo, nos reuniremos, y luego de ello… bueno… esperar por lo mejor.

Aunque pudiera entender las instrucciones claramente, Lynn aún no tenía ni la menor idea de lo que fuera que Ada-… 'Andrew' estuviera hablando.

¿Adam, como Andrew?

¿Evelyn?

¿Siguiendo desde el principio?

Si la turbulencia del viaje no había sido lo suficiente para hacer dolerle su cabeza, las confusas preguntas en su mente tal vez lo lograrían.

–¿Tienes algún buen lugar en la ciudad? –Preguntó Hurst.

–Bueno… tenía. –Corrigió decepcionante al revisar su celular. –Veo que hay mucha actividad policial en el área ahora mismo, no tengo ni la menor idea de que diablos debe de estar pasando para llamar al enjambre entero de ese modo, pero es demasiado arriesgado para todos, así que… plan B: necesitaremos un segundo lugar.

–¿Y lo tienes?

–Por supuesto, pero me temo que está más lejos; espero que no les importen los almacenes abandonados… a menos que tengan una mejor opción.

Lynn miró fuera por la ventana, la gran cuidad iluminando parte del horizonte, perdiendo su vista en ella; su iluminación era tan brillante como la bombilla que acababa de prenderse en su cerebro.

–De hecho… creo que se me ocurre algo…

Paz.

Tranquilidad.

Estas eran dos cosas que Evelyn siempre había intentado aplicar en cada momento en trabajo; aunque sonara pequeño, la ausencia de estas dos cosas no te llevaría más lejos que adentro de un ataúd con tu nombre.

Ahora mismo, sentada en los asientos traseros de la furgoneta, ella no tenía ninguna de estas dos cosas.

Pero lo que probablemente la mataría no sería eso.

No; esta vez tenía un nombre diferente: Louds.

11 de ellos, exactamente, lanzado frías apuñaladas de miradas cuando pudieran. Creía que podría acostumbrarse eventualmente, podía hacerlo, pero cada largo minuto que pasaba le seguía probando lo contrario.

Lo odiaba, pero… la verdad, tampoco podía culparlos.

Vaya manera de acabar todo.

–Oye, Alice, escucha esto. –Habló Ben por delante, su móvil acabando de avisar del nuevo mensaje. –Es un mensaje de Hurst.

"Aún estable, en buena compañía.

Eviten uso de transmisores; peligro de interceptación de llamadas.

Reunion en Gran Bodega Madre; bella vista de Great Lakes incluida.

Los esperamos."

–Bueno, al menos su amigo aún respira. –Alivió Dwight por detrás. –Pero… ¿de qué diablos habla?

–Esperen, ¿Gran Bodega Madre? –Preguntó Leni.

–¿Great Lakes? –Añadió Lisa.

–Great Lakes… lo conozco. –Recordó Evelyn. –Sector de la ciudad no tan lejos de aquí, algo residencial, pero también comercial.

Mientras todos pensaban en lo posible, Lincoln terminó siendo el primero en unir pieza por pieza; no podía decir que no estaba confundido.

–Un momento… oigan, ¿eso no es-…

La Bodega

No podía creerlo.

Casi las 10 de la noche, ¿y ahora alguien timbraba a la puerta del edificio?

¿No habían sido las sirenas de patrullas y los recorridos de helicóptero suficiente para mantenerla aún despierta? Rayos, hasta se había visto forzada a usar el cuarto secreto de abajo para intentar resguardarse de todo el ruido de arriba; desafortunadamente, eso no había funcionado nada bien. Sea lo que sea que estuviera pasando, solo esperaba que terminara pronto para volver a la cama.

Pero ¿el timbre a esta hora?

Creía que todos en el edificio ya debían de estar en sus apartamentos a este punto. ¿Había salido el señor Nakamura otra vez fuera con su perro en otra de sus "sanas" caminatas nocturnas y olvidado la llave en el proceso?, ¿o tal vez su hermano había vuelto a caer por las escaleras al intentar conseguir una mejor señal de teléfono?, ¿quizá alguna paloma volviendo a molestar en la puerta?

Sea cual sea, Ronnie Anne Santiago solo deseaba volver a la cama ahora mismo si quería disfrutar mejor de las grandes pilas de nieve que le esperaban mañana gracias a las nevadas de esta noche.

Pero con todo este desorden, ¿cómo esperaba hacerlo?

Daba igual, ignoró al abrir a la puerta; era mejor que esto valiera la-

–¡Oh! Jeje, hola, Ronnie.

…pena.

¿Lo valía? La verdad… no sabía como responderse a si misma.

–Uh… buenas… ¿noches, señor Loud?

–Sí, oye-um… creen… ¿qué puedan ayudarnos?

La parte plural cobró más sentido al notar al otro par de desordenadas personas tras él.

Rayos, ¿acababan de sobrevivir un atropello de camión recientemente?

–Bueno… la verdad creo-

–Una niña. –Intentó comprender Hurst al interrumpir. –…¿estamos resguardando nuestras propias vidas y las del resto en la casa de una niña de 10?

–¡11!

–Como sea, servirá. –Supuso Andrew, pasando de frente. –Chica, escúchame, los Loud y otras personas en verdad necesitamos refugio temporal ahora mismo, ¿creen que podamos quedarnos aquí hasta entonces?

–¿Los Loud en peligro? Cielos, bueno-… yo…

–Cualquier lugar sirve, pero, por favor, ¡tienes que ayudarnos! –Rogó Lynn.

Ronnie intentó seguir pensando, pero la desesperada mirada del patriarca y las dudosas pero preocupadas expresiones del resto hacían más complicado buscar una solución-

Hasta que la habitación de atrás volviera a llamar la atención de su vista, y su cerebro terminara de girar los últimos engranajes.

–Bueno… creo que si hay algo después de todo…

–Así que, ¿esta es la dirección?

–No se me ocurre ninguna otra, este definitivamente es el lugar.

Aún con la aseguración de Lincoln y el resto de su familia, tanto Ben como Alice compartían el mismo nivel de duda con respecto a aquella bodega y edificio frente a ellos, y hasta Evelyn no quedaba atrás.

–Entonces… adelante, supongo.

El grupo entero bajó cuidadosamente de la furgoneta escondida, asegurando el perímetro del área antes de arriesgarse a pasar directo a la puerta del edificio. El peliblanco había estado tan cerca de tocar el timbre, de no ser detenido por la repentina apertura de la puerta y la aparición de la chica morena.

–¿Ronnie?

–¿Lincoln? Escuché que estaban en problemas, ¿exactamente qué está sucediendo? Y… ¿quienes son ellos?

–Larga historia. –Interrumpió Alice. –No hay tiempo de-

–¿Explicar? Si, el otro sujeto también me dijo lo mismo. –Encogió sus hombros al dejar pasar al resto. –Vengan, tengo un lugar listo atrás para ustedes y el resto.

–¿El resto? –Cuestionó Lori. –¿Quién más está aquí?

–Esperen… ¿ustedes no saben?

–¿Saber qué?

Ronnie Anne respondió sus preguntas tan pronto abriera la cortina del pasadizo-

Para que todos terminaran deteniendo sus corazones, y todo el aire escapara de ellos.

La pesadilla acababa de terminar.

–…¿pa-pá?

Quien hubiera dicho que la pequeña voz de Lily golpearía tan fuerte al patriarca hasta dejarlo petrificado por unos instantes. No fue hasta que sus fuerzas decidieran regresar que pudo mirar fijamente, frente a frente, a aquel gran grupo, pero más especialmente el grupo de jóvenes y menores.

–¡¿Ch-ch…chicos?!

No podía creerlo.

–¡PAPÁ!

Pero era verdad.

–¡CHICOS!

No importa cuantas clases de golpes, moretones, rasguños y tantas otras cosas durante esta semana, Lynn Loud ni si quiera dudó en aceptar y recibir la fuerte carga de abrazos entre toda su familia por igual, todos demasiado ocupados dando fuerzas como para notar los rastros de lagrima cayendo de él.

–No puedo creerlo, ¡en verdad son ustedes! –Respondió el patriarca en suma alegría, devolviendo todo abrazo que pudiera.

–¡Estás vivo!

–¡Creímos que habías mordido el polvo!

–¡¿Cómo saliste de ahí?!

–¿Estás bien?

–¡Te extrañamos mucho!

Los grandes abrazos siguieron llegando uno por una sin parar, hasta que Leni notara una menor ausencia entre todos.

–Pero… ¿dónde está mamá?

–¿Estará bien? –Añadió preocupada Lola.

–Chicos, la verdad… no sé muy bien, pero haremos lo posible por encontrarla. –Aseguró confiadamente, al menos lo suficiente para calmar al resto.

La familia mantuvo su unión por unos largos minutos, mientras los otros aprovechaban a hacer lo mismo.

–Diablos, Hurst, te ves como el carajo. –Admitió Ben al recibir al jefe con Alice. –¿Vas a estar bien?

–Eh, he tenido peores.

–Solo nos alegra tenerte devuelta. –Alivió la pelirroja.

Pero entre todas las sonrisas, dos rostros mantenían su seriedad.

–Hola, Eve.

–Maldita sea, Andrew… de verdad eres tú.

–En vivo y a color. –Rio Dwight un poco, aunque el… neutral ánimo de su compañera no diera las mejores impresiones. –Buen trabajo con los Loud.

–Solo agradezco ver que al menos Lynn sigue en pie.

–Sin duda, fue un gran golpe de-

–Andrew. –Interrumpió de repente ella sin emoción alguna, atrapando su completa atención. –Antes que nada… por favor… dime que Zachary está aquí.

Y así, con un solo pedido, la sonrisa en el rostro de Andrew desapareció sin dejar el menor rastro.

–Eve… no-

–Dime que está por aquí, revisando algo arriba u ocupado en dios sabe que cosa; solo dímelo, por favor.

El vacío silencio devuelto decía demasiado que Evelyn no quería escuchar.

La respuesta nunca llego.

Pero si no saldría de Andrew, entonces tendría que salir de la boca de alguien más.

–¿Lynn?

Tan desconcentrado había estado él con su familia para notar el peligro inminente de veneno en el tono de la chica dirigiéndose hacia su frente.

–Oh, ¡Gwen! En verdad me alegra tanto verte otra vez, no tienes idea de cuanto-

¿Dónde está Zachary?

Y ahora, para su desgracia, ya tenía la suficiente atención para notarlo.

–P-perdon… ¿qué?

–¿Dónde. Está. Zachary?

La subida de tono llamó la suficiente atención de todos por igual, un peso más sobre Lynn, tragando nerviosamente al ver mejor la energía tan negativa en los ojos de la chica.

–Y-y-o… ver-r-ras, él estaba-

–Evelyn, por favor, detente. –El ruego de Dwight pasó completamente desapercibida por la chica.

¿Dónde?

–E-estábamos en esa base, y entonces hubo explosiones, disparos, ¡t-t-tod-do! Me dijo que escapara al b-bosque, y-y-y que me alcanzaría l-luego, p-p-pero n-nu-n-nca llegó…

Y por unos eternos segundos, lo único que llegó fue un intenso silencio entre chica y patriarca; mantener el silencio en el ambiente era lo único que el resto podía hacer.

–Tú… maldito... ¡bastardo! –Exclamó repentinamente la chica, presionando a Lynn contra la pared.

El resto inmediatamente saltó en sorpresa, armas y puños preparados en todos.

–¡Ten cuidado con papá!

–¡Tranquila, chica!

–¡Evelyn, por el amor de dios!

Evelyn ignoró toda voz que llegaba como su mundo alrededor. Era solo ella, Lynn, y su ira.

–¡Acabo de perder todo en una sola noche por tu culpa!

–¡P-P-PERO Y-YO NO SAB-

–¡De no ser por ti, Zachary seguiría vivo, MALDITO COBARDE DESGRACIADO!

–¡Ya basta! –Ordenó Andrew, sosteniéndola y controlándola desde atrás.

Pero bajo el fuerte agarre y el tenso ambiente, algunas palabras quedaron atascadas en la cabeza de Lynn.

"¿Seguiría vivo?"

No era posible que… no, no podía serlo…

–¿Z-Zac… e-e-stá-… e-está…

–¡¿Está qué?! –Exclamo ella con todo lo que aún tuviera dentro. –Vamos, ¡DILO!

El corazón de Lynn ya estaba a pocos latidos de estallar a pedazos, su aceleración aumentando mientras más cerca se hacía el rostro de Evelyn.

–Yo-…y-yo-… yo-…

Sin una sola respuesta recibida, la castaña soltó a Lynn para dejarlo resbalar al suelo. Evelyn no miró atrás al dirigirse por la abertura del cuarto, ignorando toda seria mirada dirigida a ella.

Pero no era como si no pudiera tolerarlo.

No, claro que no; ella ya había soportado lo suficiente.

–Eres un cobarde, ¿lo sabes? –Respondió, deteniéndose a tan poco de salir. –Un. Miserable. Cobarde.

Y así, Evelyn Richards desapareció de la vista de todos, manteniendo sus

Y así, Evelyn Richards desapareció de la vista de todos.

Luego de esto, Hurst supuso que no la verían en unas buenas horas.

Los Loud no tenían problema en dejarla ir… al menos por un buen rato.

Ronnie Anne… la verdad, no tenía ni la menor idea de lo que fuera que hubiera pasado.

Pero Lynn L. Loud, tirado incómodamente en el suelo… no podía reaccionar.

Quería pensar otra cosa, decir algo, soltar su lengua para una sola palabra, al menos una diferente; pero la única palabra atrapada en su cabeza, rondando y atormentando todo rincón de su mente, le hacía todo imposible.

"Cobarde."

No podía callarlo, no importa cuanto intentara.

"Cobarde."

No porque no tuviera la suficiente fuerza para hacerlo… bueno, tal vez no del todo.

Pero claro que no, había una sola cosa deteniéndolo.

La verdad.

"Cobarde."

Y la verdad no era algo qué podía intentar negar tan fácilmente no importa que tanto luchara contra ello, más porque cada caótico recuerdo de estos largos días no podía no dejaba de recordárselo.

Esta era la verdad: su verdad.

"Cobarde"

Era… un cobarde.

–Así que… así fue como acabamos aquí.

–Rayos. –Admiró Ronnie Anne, sentada en la esquina del cuarto con Lincoln, mientras el resto hablaba con Lynn o pensaba en futuros planes. –Supongo que eso explica la actividad policial en la ciudad, y… bueno, de hecho, todo.

–Tal vez, aunque… la verdad, parecía algo raro.

–¿A qué te refieres?

–Me refiero a que todos parecían estar alejándose de las estaciones en vez de ir a ellas, o si quiera buscarnos. –Pensó él mientras Ronnie revisaba su móvil por al menos algo de información. –La verdad, no lo entiendo: luego de todo eso, ¿por qué no nos siguieron hasta aquí?... ¿Ronnie?...

La chica había tenido toda su vista atascada en la pantalla del teléfono como para no haber notado al peliblanco, al menos hasta que volviera a llamar su atención.

–Ronnie, ¿qué sucede?

–Linc… creo que tengo una respuesta, y no es nada linda.

Lincoln no entendió nada hasta recibir en sus manos el móvil, teniendo en frente demasiada información de la que hubiera querido obtener.

Grayson HQ, base primaria de toda clase de operación en el país, aquel gran rascacielos finamente iluminado y soportado por diferentes bases rectangulares abajo, la gran joya de la propia compañía, había caído.

La vista del peliblanco fue redirigida a las grabaciones noticieras de hace tan solo unos minutos.

"¡No es nada bueno, Mark!" –Exclamaba el reportero entre todo el ruido del publico afuera y los servicios de emergencia llegando a todo volumen. "No hemos recibido más información desde que ingresaron a la fuerza hace una hora; tenemos reportes de heridos y secuestrados en el edificio, y tampoco hemos tenido noticia-… Mark, un momento, ¡creo que tenemos algo arriba! ¡¿Podemos enfocarlo desde arriba?!"

Y si, el reportero estaba en lo correcto.

Dos figuras acababan de asomarse por la terraza de arriba, una agarrando fuertemente a la otra al guiarla, y asegurándose de que no fuera a ningún lado; no llegaría lejos con una bolsa tapando su vista, o la punta de un arma puesta sobre su cabeza.

Luego de las filtraciones del día pasado, todos podían desafortunadamente identificar a James Holloway, ahora el viejo reconocido Jay Hendricks al público, como el hostil armado que tanta desgracia había traído en tan solo dos días.

La desgracia estaría a punto de caer sobre su femenina víctima, luchando por seguir su paso; tan pronto terminara de moverse, Jay ahorraría los problemas de la mujer al sacarle su bolsa-

E introducir a Rita Loud a todo el país entero.

–¡¿Mama?!

Lincoln apenas podía creer lo que veía, todo era tan irreal.

Creía que jamas podría sacar la vista de su madre, a punta de arma en su cabeza, a merced de un lunático armado mirando fijamente a la cámara y sacando su comunicador. Si quería dejar algo claro a la prensa, lo haría lo más directamente posible.

"¡QUIERO A LYNN LOUD, AHORA!"

Tan directo que, hasta petrificado y con su corazón dejando de palpitar, Lincoln Loud no necesitaría escucharlo de nuevo.

.

.

.

...

"Y… aquí… vamos."

¿Qué mejor que un buen último reto para el final? Con las cosas a ya tan pronto terminar, era obvio que faltaría un último obstáculo por delante, pero ¿podrán todos superarla?

La verdad, ademas de ello, no tengo mucho a decir por esta otra vez, pero solo por eso no se me puede olvidar agradecer a Franco RC, J0nas Nagera, y a Andres888 por seguir esta historia; se espera que estén disfrutando de todo hasta el momento.

También vuelvo a agradecer a Andres888 y a TheFadedOne por añadir esta historia a sus favoritos; se aprecia mucho el apoyo de todos por igual.

Sin más a decir, es que mejor saltemos de una a los comentarios.

.

AndresTHL: Bueno, me alegra ver que el titulo haya vivido a su nombre (titulo sacado luego de un pequeño incidente con la pantalla del teléfono… solo otra historia de hace tiempo).

Puede que la cosa se haya hecho trizas la última vez, pero hey, al menos aún quedaron escombros a pegar devuelta con cinta adhesiva, pegamento y chicle masticado para recuperar lo posible… ¿eh?... ¿no?... ehem, da igual.

Ahora solo toca ver si esta nueva prueba no termina haciendo todo polvo.

Hasta entonces, me alegra que te haya gustado el capítulo anterior y la forma como intenté llevarla, y espero que así también haya sido en esta ocasión.

Mucha suerte.

J0nas Nagera: Hey, me alegra ver que hayas podido adelantarte al final; se te extrañaba por aquí, jeje.

En fin, esta sin duda ha sido una larga y complicada travesía que, aunque haya sido seria en parte, también haya tenido sus momentos no tan serios; la verdad, con respecto a esto, no quería hacer tan seria la cosa, e intentar balancearme un poco con el estilo humorístico de la serie para no salirme tanto del "tema" (por falta de una mejor palabra) de la serie; pero claro, también intentando mantener la seriedad de la cosa con los eventos del ultimo capítulo.

Solo espero que haya mantenido bien ambos lados hasta ahora que las cosas se han puesto algo tensas, incluidas con sacrificios, separaciones y peligro a cada esquina.

Aunque no pueda decir mucho, solo diré que todo pronto cobrará sentido para Lynn, pero ¿estará él listo para lo que vendrá en esta larga noche por delante?

Mejor dicho, ¿lo estarán todos?

Eso estará por verse.

Hasta entonces, gracias por pasarte de nuevi

Hasta entonces, gracias por pasarte de nuevo y por tu tiempo aquí, de verdad se agradece mucho. Que tengas mucha suerte en el futuro, y cuídense muy bien por ahí.

¡Nos vemos!

Masteralan116:

"Exacto, pero no caeremos en la trampa."

-Todos, como una media hora antes del desastre y la trágica muerte de las empanadas.

Ah, el destino puede ser realmente cruel.

Tanta destrucción, tanta muerte, tantas traiciones, tanto odio… ¿seguro que la vida no es en verdad una novela escrita por George R.R. Martin? Porque, la verdad, así parece.

Claro, pueden que haya habido buenos momentos aquí y allá, pero no será lo suficiente para compensar tanta tragedia.

Puede que las cosas se hayan ido al lugar más profundo del infierno, pero mientras queden algunos restos a pegar con cinta adhesiva, todo bien… ¿no?... ¿verdad?

Ok, si, las cosas se ven mal para Lynn y toda su familia por igual, como también el resto, pero… hey, es como dice la canción:

"Siempre mira el lado brillante de la vida."

¿Cuál? Bueno, como… uh… que… ¿las empanadas están en un mejor lugar con los dioses culinarios?

Eh, estoy seguro que así es.

En fin, solo esperemos que la familia esté lista para lo que pronto viene por delante.

Hasta entonces, espero que hayas disfrutado de la lectura, y te deseo toda la mejor suerte del mundo para todos esos trabajos y estudios que tienes; has llegado muy lejos hasta aquí, y estoy completamente seguro que así seguirás.

(Y si, tenía un paquete de tapabocas guardado desde Dios sabe hace cuanto; sabía que sería útil para algo, jeje).

¡Mucha suerte, amigo mío!

...

.

Bien, supongo eso sería todo por el momento.

Una vez más gracias a todos por su paciencia y atención dadas a esta historia, aún en sus ultimas rondas a dar. Les deseo a todos un buen día y mucha suerte por delante, recuerden mantener la enfermedad alejada (a menos que me vea obligado a interrumpir a sus casas en medio de la noche y darles de comer todo tipo de jabón).

¡Mucha suerte, y hasta pronto!