Muchas gracias por sus comentarios, me alegra saber que el capítulo anterior les ha gustado y han aceptado el distanciamiento por los que los tuve que atravesar. Era necesario.

Quiero agradecer a RenBellatrix, artipinck94, Fernii Bowie y a Parejachyca, por haber comentado el capítulo anterior. Son grandiosos por todo su apoyo.

Espero de todo corazón que disfruten de este epílogo.


Epílogo

Su paso por Bristol fue maravilloso. Hermione apreció totalmente su tiempo en la universidad en aquella pequeña ciudad, todo era más simple, la quietud que poseía aquel lugar la había dejado enamorada, nada que ver con Londres.

Amaba Bristol, por todo eso pero aun mas, porque en Bristol no había tanto trauma por el fútbol. Si, adoró no tener que toparse con jugadores ni con entrenadores. Todo fue estudio y dedicación a su carrera. No era de extrañar que se graduara nuevamente con el mejor promedio de su generación. Y esto le abrió las puertas para trabajar en una de las mejores compañías de publicidad del país. Aquella mañana, su vuelo arribava a la ciudad de Manchester, donde se encontraba su futuro empleo.

Extrañaría totalmente Bristol, pues en Manchester había fútbol por donde volteara.

Pero a su llegada supo ignorar ese trauma que tenía la ciudad con ese deporte. Prefería centrarse en sus asuntos, y no le daba importancia al hecho de que volvía a rodearse de fútbol.

En cuatro años había vuelvo a ser ella misma, sin odiarse, sin tenerse rencor. Viviendo para el estudio, para lo que amaba hacer. Dejó atrás tantos prejuicios, recordaba el regalo de cumpleaños que se había dado ella misma el año pasado: un precioso tatuaje en su antebrazo, era una hermosa rosa roja que cubría en su totalidad la horrenda palabra que antes se veía. Ese tatuaje la hacía sentir fuerte, ruda y porqué no decirlo; sexy.

Todo fue dicha los primeros meses, era buena en su deber. Cero distracciones, hasta que los contrataron para llevar la publicidad del Manchester United, en un principio Hermione se mostró indiferente, era un trabajo más. Hasta que se dio cuenta, que el mentado Manchester United era un equipo de fútbol.

—Queremos que la atención recaiga en nuestros nuevos jugadores —les comentaba el publicista del equipo en aquella junta donde los habían convocado —, estamos renovando el uniforme y pronto renovaremos el estadio, así que queremos algo tremendo de su parte.

No podía mentir, aquel clima laboral no era de su total agrado. Pero ante todo era una profesional, y lo haría de la mejor manera, como siempre. Pudo con ese tipo de trabajo, demostró que era excelente en lo que hacía, pero el destino se empeñaba en burlarse de ella.

—¡Granger! ¿Escuchaste lo que dije? —su jefe la miraba esperando su reacción. Le había dado una instrucción pero no se había podido mover para llevarla a cabo. Lentamente Hermione asintió dándole a entender que lo había escuchado —¿Entonces porque no te diriges al estudio de fotografía? Creevey está por terminar la sesión, estarás a cargo de la edición, te necesito ahí.

Caminaba en modo automático, si por ella fuera no estaría caminando hacía el estudio de fotografía, pero era su trabajo, y había decidido no huir, se había repetido tantas veces que eso no era vida.

Llegó al estudio, vio a Creevey con su cámara tomando miles de fotos y dándole indicaciones a su modelo de ese día. Era un jugador del Manchester, era uno de los nuevos elementos del equipo, se decía que sería la nueva sensación pues era todo un profesional con el balón, y ella lo sabía de antemano. Era Draco Malfoy el que posaba para la cámara.

Se acercó en silencio sin interrumpir el trabajo de su compañero. Miraba a Draco y debía admitir que se había puesto muy guapo con el paso de los años, pero seguía sin dejar de lado su sonrisa arrogante. Rodó los ojos al mirarlo actuar tan altanero ante la cámara. Había cosas que no cambiarían.

—Hermione qué bueno que llegaste, ya tengo las primeras fotos en la red, puedes irlas escogiendo.

La castaña asintió y fue a sentarse en el escritorio que había, sacó su laptop y comenzó a trabajar. Estuvieron un rato más tomando más fotografías, mientras ella elegía las fotos para comenzar con el proceso de edición.

—Hermione Granger, mira donde te vengo a encontrar —su tiempo de paz no duró ni media hora, levantó la vista para encontrarse con Draco. Éste le sonreía, pero ya no era la sonrisa que utilizó frente a la cámara, era un sonrisa verdadera.

—Malfoy, qué coincidencia.

—Lo mismo digo, creo que te agradará saber de mi representante —su sonrisa boba no abandonaba su rostro y ella comenzaba a incomodarse, sentía que se estaba burlando.

—¿Y qué es tan gracioso, Malfoy? —ciertamente, odiaba esa sonrisa —, trabajo con muchos representantes, no dudes de mi capacidad.

—¡Oh claro que no lo dudo! Pero en serio, esto será épico.

Llegó Creevey para hacerlos cambiar totalmente de tema, al poco rato, Draco se fue pero les indicó que tendrían que dirigirse ahora con su representante porque él estaría ocupado con los entrenamientos del equipo. Se fue, no sin antes brindarle un último vistazo a Hermione. La incomodidad la invadió totalmente.

Ahora tendría que lidiar con el representante, y no le daba muy buena espina.

•••

Después de haber ganado el campeonato con la preparatoria, Lucius sintió que era tiempo de buscar algo más. Mejores expectativas lo rodeaban. Por lo que buscó entrenar en alguna universidad, lo hizo por dos años, y le encantó. Tuvo que viajar por toda inglaterra para los partidos, conoció todo lo que era estar fuera de Londres, lo que era vivir únicamente para entrenar.

Pronto, su relación con Draco mejoró. Se encontraba tan orgulloso de la manera en la que estaba logrando hacer una carrera en el fútbol. Extrañaba estar cerca de su hijo, después de todo lo ocurrido y de los años sin hablarse, se prometió asi mismo jamás volver a alejarse de Draco. Y qué mejor manera de hacerlo que convirtiéndose en su representante.

Ahora ambos vivían rodeados de todo lo que ser un jugador de primera división conllevaba. Más que un trabajo, era un sueño. Tuvo que dejar atrás al entrenador para volver a empezar. Cada momento, era una nueva aventura. La monotonía ya no existía.

Cuando llegaron a Manchester, hace seis meses, todo sus sueños se hicieron realidad.

Aquella tarde, Draco le hizo una llamada, su hijo se encontraba eufórico. Le dijo que se volvería loco, y que fuera inmediatamente a la agencia de publicidad. No le dijo nada mas, pero Lucius intuyó que había un verdadero problema en la agencia, y salió disparado hacía allá.

El gran edificio se alzaba ante él, se hacían llamar la mejor agencia de publicidad y en su primer día trabajando con su hijo ya habían cometido un error, y era grave, si no Draco no le hubiera pedido que se presentara de inmediato.

Antes de entrar, recibió un mensaje de texto de su hijo, le daba indicaciones de que cuando llegara pidiera hablar con el jefe de edición de su campaña. Al llegar a recepción, hizo que lo llevaran ante esta persona, sabrá dios qué metedura de pata habrán hecho.

La recepcionista le indicó que tendría que esperar un poco, ya que la jefa se encontraba en proceso de edición, y ella exigía que nadie la molestara en este proceso.

—Necesito encontrarme con esa tal jefa, Draco Malfoy me citó de urgencia con ella, al parecer el proceso de edición no le ha gustado a mi hijo —el estilo Malfoy no desaparecía, la recepcionista no tuvo elección y lo guió a la oficina de la jefa.

—Si gusta tomar asiento, la señorita Granger lo atenderá en un instante.

Sintió un fuerte pinchazo en el pecho, ¿había escuchado bien? ¿o su subconsciente lo estaba traicionando? Supo que no se había imaginado nada, cuando la jefa de edición entró a la oficina. Se puso de pie de inmediato, sintiendo como el oxígeno le era arrebatado en un instante.

No sabía si tendría que golpear a Draco por esto o agradecerle de por vida, al instante supo que no había ningún problema con la edición si era ella la que estaba a cargo. Todo fue un plan de su hijo.

—Hermione —la castaña se quedó de pie a una distancia prudente. No había duda que los años favorecían a los Malfoy. Si pensó que Draco se veía guapo, Lucius se miraba magnífico. La madurez lo hacía tan irresistible, se percató que no había dejado de entrenar pues los músculos aún seguían firmes y perfectos.

—Entrenador —dijo a modo de saludo, tratando de ya no admirar su cuerpo.

—Ya no Hermione, esa profesión la dejé hace tiempo —le dijo sonriendo.

Esto no debía pasar, se suponía que todo estaba superado, Lucius ya no debía de causar nada en ella, entonces ¿porqué las piernas le temblaban? ¿qué le sucedían a los latidos de su corazón? Parecía que habrían cobrado vida despues de todos esos años.

Lucius no podía dejar de sonreír y perderse en toda ella. Por dios, era toda una mujer hermosa y exitosa. Y ahí iba otra vez, todo su control desaparecía, toda su fuerza de voluntad se había evaporado, ¿sería posible? ¿después de tanto tiempo?

—¿Qué haces aquí? —se animó a preguntar Hermione. La voz le temblaba, delatando su nerviosismo.

—Primero que nada, recuérdame darle las gracias a mi hijo —dijo mientras se acercaba cada vez a la castaña.

—¿Por qué? —era inútil preguntar eso, ahora entendía la sonrisa de Draco y supo que él fue el causante de todo este encuentro. Sintió como lentamente su cuerpo cobraba vida a cada centímetro que Lucius se acercaba, supo que estaba volviendo a sentir. Quería llorar, quería gritar, pero más que nada quería dejar de temblar y así poder moverse hasta él. Pero Lucius fue más rápido y pronto lo tuvo justamente frente a ella.

Había olvidado lo alto que era, lo bien que olía, lo sencillo que era perderse en él. Había olvidado que una vez estuvo enamorada, pero al parecer su corazón no olvidaba.

—Porque me guió a ti —terminó por acabar la distancia que los separaba. Hermione lo recibió gustosa, y fue como si el tiempo se hubiera detenido, sus labios aún se recordaban y saborearon triunfantes el haberse reunido de nuevo. Lucius rodeó ese pequeño cuerpo con sus fuertes brazos, sabía que ya jamás la podría soltar.

Cada uno había formado un camino, uno en el que esperaban no volverse a encontrar. No planearon esto, ciertamente ellos nunca habían planeado nada. Fue el destino, el vicioso y aterrador destino.

Ya no había quien los detuviera.

Tuvieron que pasar cuatro años para que el entrenador ganara de nuevo.


¿Que les ha parecido? Yo amé totalmente al destino.

Espero ansiosa sus comentarios, también a todos aquellos que le dieron follow y agregaron el fic a sus favoritos, anímense a dejarme un comentario con sus opiniones. Siempre es importante saber que les pareció esta aventura.

GRACIAS TOTALES, ESTA HISTORIA NO HUBIERA SIDO ACABADA TAN RÁPIDO SIN TODOS SUS COMENTARIOS.

ESPERO QUE NOS LEAMOS DE NUEVO!