Disclaimer: Todo lo reconocible de Harry Potter es de JotaKá.
Dedicado a MrsDarfoy que sigue siendo una morosa de reviews.
Anécdotas de un romance
Y de Yo.
Fue casi a finales de su último año en Hogwarts cuando Sirius recibió una carta de sus padres. Llevaba bastante tiempo sin saber de ellos así que le sorprendió ver aquel sobre con el sello de su familia grabado sobre el papel. Se trataba de una mera nota informativa acerca de sus intenciones de arreglarle un matrimonio con Rachel Feischberg, una chica alemana de familia pudiente que había llegado a Londres meses atrás.
Sirius, claramente, les envió una nota bastante explícita donde les comunicaba porque sitios podían meterse ese compromiso. Sin embargo, Remus pudo notar ese decaimiento en el humor del chico a pesar de cómo había manejado la situación, como si una parte de él hubiera esperado otro tipo de carta.
—¿Estás bien, Canuto? —le preguntó aquella noche, cuando James estaba ocupado llevando a Lily a una cita (por fin) y con Peter estudiando en la biblioteca dejándoles el cuarto solo para ellos.
—Sí, ¿por qué lo preguntas? —respondió Sirius sin dudarlo, aunque el hecho de que no mirase a Lupin a los ojos al contestar dejaba entrever la verdadera respuesta.
—No me mientas, Sirius —terció él—. Sé perfectamente cuando mientes, ¿recuerdas?
—No es nada —terminó diciendo el otro—. Simplemente he tenido la cabeza llena de tonterías.
—¿Es por la carta de tu familia?
Sirius parpadeó, clavando finalmente sus ojos en él y dedicándole una extraña sonrisa que de cualquier forma terminó revolucionando algo dentro de Lupin.
—Algo así —concedió—. Simplemente me estaba cuestionando qué hubiera pasado si yo hubiese sido como Regulus; el hijo perfecto y obediente que mis padres querían. ¿Mi vida se hubiera basado en seguir órdenes y contraer matrimonio con alguien que ni siquiera conocería? ¿Fingir ser feliz cuando todo es una pantomima?
—No puedes saber qué hubiera pasado porque tus decisiones te han hecho ser algo completamente diferente, Sirius —murmuró él con suavidad—. No te quedes en el qué hubiera pasado y céntrate en el presente.
Canuto asintió, pero no parecía del todo satisfecho con sus palabras; Remus suspiró, arrastrándose por la cama hasta estar completamente pegado a él en un abrazo que en otra ocasión podría haberse calificado de asfixiante. Pero en ese instante ambos sabían que ese contacto era lo que Sirius necesitaba.
—¿Quién va a querer a la oveja negra de los Black, Remus? —cuestionó él—. Cuando los tiempos oscuros lleguen y todo sea incierto, ¿quién podría querer estar a mi lado?
Y Remus sabía que eso nada tenía que ver con un problema familiar o una hipotética relación sentimental. Era simplemente Sirius Black al desnudo con sus preocupaciones, inseguridades y miedos. Era él asustado por la guerra próxima y todo lo que esa palabra conllevaba; muerte, sacrificios, sangre, desolación, soledad… Era él mostrándose sin la máscara de la indiferencia y el humor ante un lobo preocupado. El perro con las orejas agachadas buscando la calidez de unas palabras que no tardaron en llegar.
—Yo estaría a tu lado, Canuto. Yo querría a la oveja negra de los Black —murmuró con seguridad y tras unos segundos lo reafirmó—: Te quiero.
Y con la sonrisa de Sirius supo que le había entendido y ese «yo también te quiero, lunático» fue más que suficiente para saber que todo estaba bien.
Fin.
N/A: Gracias por leer y no olvides dejar un review :)
~Ali.