¡Hola! Sé que no debería seguir subiendo cosas, pero aquí me hallo con un nuevo fic (ya terminado) que he escrito como regalo a mi bella alma gemela y dramamate:

MrsDarfoy

*aplausos imaginarios*

La pareja, como ya sabréis, es Wolfstar que es una de nuestras OTP's extremas. Aunque también se mencionará el Jily y habrá apariciones de mi BROTP JamesxSirius.

Es un conjunto de drabbles, viñetas y OS que no están necesariamente conectados entre sí y en los que no hay casi nada de drama. Algunos no están recomendados para menores de dieciocho años xD

Actualizaré cada cuatro días.


Disclaimer: Harry Potter es de JotaKá.


Querida Majo, no sé que es esto, posiblemente tú tampoco lo sepas, también cabe la posibilidad de que lo vaya atrasando como todos mis fic. No me juzgues por mi forma de escribir, es mi primera vez con el Wolfstar de forma extensa(? Cualquier critica me la puedes hacer llegar por un mensaje y acompañado de una cabeza de paloma :)

P.D: Will you marry me?

*anillo**novia**corazón negro**cabeza de paloma*


-Anécdotas de un romance-

M de Magia.

Un Sirius Black de nueve años, que había crecido en una de las más poderosas del mundo mágico, creía que le faltaban pocas cosas que descubrir de todas las que la magia podía hacer. Pero cuando entró en Hogwarts eso cambió completamente.

En su primer año, después de ser enviado a Gryffindor, Sirius conoció a James Potter, Remus Lupin y Peter Pettigrew. Rápidamente se estableció entre ellos una hermandad que perduraría más allá de las paredes del colegio y que le enseñaría a Sirius que hay muchos tipos de magia en el mundo aparte de la que sale de una varita. A finales de ese año, Sirius aprendió el valor de la verdadera amistad y la magia que rodeaba a esta (y no olvidemos que también descubrió que se podía cabrear más a sus padres; un Black en Gryffindor, ¡quién lo diría!)

Con la llegada del segundo año, también lo hicieron las primeras bromas y gamberradas de los que terminaron siendo los Merodeadores. Por los pasillos se empezaron a resonar sus pasillos y los profesores empezaron a ficharlos cuando algo sucedía en Hogwarts. Ese año Sirius descubrió la magia de las bromas (y, aunque fuera de mala persona, también descubrió la magia de meterse con Severus Snape).

Cuando estaba en tercero, descubrió que Remus Lupin, uno de sus mejores amigos, era un hombre lobo; y ese descubrimiento unió muchas piezas que estaban sueltas en el puzle que Lupin era para Sirius. Su insana curiosidad también lo llevó a escapar de Hogwarts para seguir a Remus hasta el sitio donde iba cada luna llena a transformarse. En una noche de octubre, Sirius descubrió fascinado la magia de la licantropía (y, también, descubrió la maldición y el dolor que Remus cargaba con él desde que era un niño).

Su cuarto año fue uno de descubrimientos: descubrió su capacidad de ligar, de meterle la lengua hasta la campanilla a las chicas y de que solo con una sonrisa podía conseguir muchas cosas (golosinas gratis en Honeydukes, por ejemplo). También descubrió que a partir de las tres de la madrugada Filch se quedaba medio dormido en el quinto piso, lo que dejaba la biblioteca sin vigilancia. En una de aquellas noches que se pasó metido en la Sección Prohibida descubrió un libro sobre animagia que se llevó, investigó y finalmente utilizó. A finales de su cuarto año, Sirius Black había ligado, había besado y había correteado en forma de perro con sus amigos. (También, aquel año, Lunático pasó a tener tres compañeros inseparables durante sus noches de luna llena: Cornamenta, Canuto y Colagusano).

Posiblemente el quinto año en Hogwarts fuese el mejor de todos. El más divertido, el más emocionante y el más inolvidable. Aquel curso Sirius descubrió cuatro cosas muy importantes:

La primera de todas fue que había un objeto muggle llamado gramófono, en el que ponías unas discos muy grandes llamadas vinilos y que producía música (a mediados de octubre ya era normal escuchar a The Rolling Stones y The Beatles en la habitación de los Merodeadores).

La segunda cosa fue descubrir que, con los hechizos adecuados, se podía hacer una buena conversión de la vieja moto muggle del padre de James a una motocicleta voladora (y aunque aprender a controlarla resultó en un brazo roto y muchos hematomas, al final podía ir a donde quisiera).

Su tercer descubrimiento fue sobre Remus Lupin, del que se había burlado muchas veces por ser, en su opinión, el merodeador menos merodeador («hasta Peter hace más travesuras que tú, Lunático» le dijo una vez), pero que ese año le demostró que podía ser el más granuja de ellos cuando, por cosas de la vida (Sirius le rompió su libro favorito), decidió que enviarles cartas de amor (firmadas bajo el nombre del joven Black) a todas las chicas que cursaban cuarto, quinto y sexto año era una buena forma de amagarle el mes (y la vida) a Canuto.

Y la última, pero no menos importante, también involucrada a Remus Lupin, más concretamente al chico que, bajo esas ropas grandes y esa apariencia descuidada, escondía un cuerpo que para Sirius resultaba demasiado apetecible, demasiado perfecto, demasiado Lupin. Y él estaba deseando probarlo, sentirlo, atacarlo.

Fue por ello que ese año Sirius aprendió la magia de ser paciente y de desear en secreto, porque lo suyo con Remus era demasiado bonito para destrozarlo por un simple calentón o así lo consideraba él. (¡Ah!, y también aprendió la maravillosa magia de encargarse de sí mismo todas las noches después de que Remus saliese del baño con el agua corriéndole por el pecho lleno de cicatrices y sus facciones completamente relajadas).

Y finalmente, en su último año en Hogwarts, cuando el rumor de una guerra próxima nublaba los días y el ambiente se oscurecía, Sirius Black descubrió la magia del amor (sí, así de cursi como suena). Descubrió cómo se sentían los labios de Remus sobre los suyos y las manos de este sobre su cuerpo en un toque demasiado sexual para su salud mental; aprendió los puntos débiles de Lupin y delineó cada parte de él hasta que se supo cada recoveco de memoria. Y cada noche (al menos en las que conseguían dejar a James y a Peter fuera de la habitación), Sirius se encargó de recordarle a Remus lo perfecto que él era a ojos de Black.

Aquel año, cuando el nombre de Voldemort comenzó a ser conocido y la guerra ya no era un rumor en los pasillos, Sirius descubrió que había una magia más poderosa que todas las que había conocido y que besar los labios de Remus Lupin como si fuera la última vez era la mayor magia que jamás experimentó.

Porque estar con Remus para Sirius era como un estallido de magia.

La magia más poderosa del universo y de la que nunca se cansaría.


¡Y ya está! ¿Qué os ha parecido?

Siento mucho si hay alguna falta de ortografía y todo eso, pero no he tenido tiempo para revisar nada. También es la primera vez que escribo todo narración sin diálogos, así que mis disculpas si se os ha hecho pesado :)

¿Me merezco un review?

Besos y abrazos,

AliciaBlackM.

PD: ¡REVIEWS y GO!