¿Septiembre de 2018? 2018 no existe, es una teoría conspirativa (?)

Muchas gracias a Martina por prácticamente hacerme de beta.


El tiempo vuela cuando lo único que se intenta es existir lo menos posible y esperar a que los días pasen.

Oculta tras múltiples libros o televisión, en su nido de sábanas y pañuelos descartables, es como Twilight logró que en un pestañeo ya fuera sábado otra vez. Una táctica que usaba desde potrilla cuando tenía demasiado tiempo libre entre el fin de clases y el inicio de actividades de verano. Omitiendo las gripes, claro está, esas participaban en los recesos de invierno.

Siete días después, el dolor corporal ya era casi nulo, los moretones se deshincharon e incluso se veían un tanto más claros. No era un cambio drástico, seguían los efectos secundarios y la medicación diaria, pero sí menos trágico. Las maravillas de una buena alimentación y el descanso necesario.

Ahora solo quedaba el recuerdo distante cual noticia de periódico, las palabras de confort que a estas alturas sonaban vacías, y los "ah, cierto" que llegaban a la mente tan rápido como se iban. El pase del estado de alerta constante a las tardes pacíficas de lectura, y algunas prácticas de caligrafía para mejorar la motricidad fina. Las distracciones necesarias y entretenidas.

Lo cual, de alguna forma, llevaba a Twilight a su actividad actual de lavar los platos. Las anfitrionas de la casa le insistían que no necesitaba hacer nada. Pero ellas dejaban todo ordenado antes de irse temprano por la mañana. No le sentaba bien la idea de que hicieran todo por ella, más cuando ya no había excusas para tratarla como si se fuera a romper.

—¿Todavía sigues cantando la canción esa del shampoo? —le comentó divertida Sunset Shimmer mientras entraba a la cocina. Hace días que con Celestia eran víctimas de los tarareos y susurros constantes de canciones comerciales por parte de Twilight.

—No me la puedo quitar de la cabeza, ¡es que tiene un dragón morado! —se excusó, intentando reprimir un puchero. Últimamente se encontraba a si misma haciendo cosas de potrilla—. Me recuerda a Spike.

Esa última parte la susurró más que nada para sí misma, pero al parecer Sunset logró escucharla, porque paró en seco y volteó a mirarla.

— ¿Spike? —preguntó despacio, confundida—. Te refieres a... a tú cachorro, ¿verdad?

Twilight pestañeó, desconcertada.

—Eh, no. En Equestria es un bebé dragón.

Bueno, tenía algo de sentido, siendo que los dragones aquí al parecer eran criaturas mitológicas, o al menos habían vivido hace miles de años. Aún así le generaba curiosidad respecto a cómo funcionaba el portal. ¿Hacía que quien lo cruzara tomara la misma forma que su contraparte? ¿Utilizaría una serie de criterios? ¿Alguna especie de algoritmo? ¿O era una elección al azar?

—Espera, ¿él fue el dragón que casi prende fuego una habitación entera en el castillo de Canterlot? —Sunset Shimmer se apoyó contra la mesada, con interés repentino. Twilight no tenía muchas ganas de hablar de nada que pudiera terminar en cómo es que había llegado hasta aquí. Sin embargo, si no contestaba iba a generar más preguntas, y solo se trataba de algo anecdótico.

—En realidad apenas incendió una mesa por accidente y los rumores escalaron, como siempre. —Twilight se encogió de hombros, pasando la esponja por el último par de platos que quedaban. Mientras, pensaba en alguna forma de desviar la conversación—. Pero, ¿cómo sabes eso? ¿Vivías cerca del castillo?

...Y de paso intentaba averiguar un poco más sobre la pelirroja. Hasta el momento, para lo único que la escuchó nombrar algo relacionado con Equestria, fue para hacer comparaciones. Twilight aún tenía la curiosidad de saber cómo es que sabía del portal. ¿Tal vez era de la nobleza? No, no, eso no garantizaba nada.

Cerró el grifo y se dispuso a secarse las manos con un repasador mientras esperaba una respuesta. La cual, por alguna razón, tardó un par de segundos en llegar.

—...Fui a la Escuela de Celestia —dijo al fin—. Digo, es casi lo mismo ¿no?

A Twilight casi se le cae el repasador de las manos. Al menos era tela y no algo de vidrio.

¿Por qué no pensó en eso?

—¿De verdad? —Sunset solo asintió con una indiferencia que hacía un buen contraste a la curiosidad de Twilight—. ¿Cómo es que nunca nos cruzamos?

—Digamos que... era una niña bastante aburrida que se la pasaba con la nariz enterrada en los libros. —La pelirroja se encogió de hombros, dándose la vuelta para volver a su tarea inicial de abrir y cerrar las alacenas.

Bueno, definitivamente eso no se lo esperaba.

—¿...Sería un nivel de coincidencia muy raro si te digo que yo hacía lo mismo? —Twilight arqueó una ceja, con una sonrisa que era tanto nerviosa como algo divertida. Una pequeña, porque aún poseía restricciones en el costado izquierdo del rostro.

Y porque esbozar una de verdad, de esas naturales que se hacen para una foto, requería mucho más esfuerzo.

¿Hacías? ¿En tiempo pasado? ¿Estás segura? —La pelirroja la volteó a ver con los brazos y una sonrisa socarrona que hizo que Twilight considerara tirarle el repasador en vez de doblarlo y ponerlo sobre la mesada.

Optó por hacer lo segundo y simplemente le frunció el ceño.

—Ey, de alguna forma tengo que pasar el tiempo.

—O bien podrías acompañarme al supermercado...

Twilight la miró confundida.

—Digo, creo que no saliste en la semana y tal vez querías tomar aire. —Hubo una pausa en la que ninguna de las dos dijo nada, y la pelirroja se pasó una mano por el cuello, con cierto nerviosismo—. Y tal vez me da flojera ir sola...

Salir. Afuera.

Twilight apenas y fue al balcón en una o dos ocasiones, pero no se le ocurrió moverse más allá de eso. Se sentía más segura adentro, con mantitas, cuatro paredes y nadie que hiciera preguntas innecesarias como en el hospital.

Eso no significaba que no pudiera probar. Ya estaba a medio aburrirse en la casa, ya casi se le curaba la gripe, y ya había hecho su "duelo" por llamarlo de alguna forma. Era hora de salir a enfrentarse al mundo real. De a poco. Pasitos de bebé. Así, lentos, torpes y temblorosos hasta que se sintiera con la confianza suficiente otra vez.

Twilight tenía ganas de salir, solo para probar. Acompañada, claro está. Sola de seguro no llegaba ni a pasar la entrada.

—Sí, bueno. —Ayudaba a hacer las compras para la casa, hacía algo distinto y además tomaba algo de aire. ¿Qué tan malo podía ser? —Cuando quieras, vamos.

Sunset se le quedó mirando, algo divertida.

—¿...En pantuflas?

Twilight miró hacia abajo. Uh, oh.

—Ven, te presto ropa.


Usar calzas era como ponerse una especie de segunda piel un tanto más gruesa, aunque sí se sentían algo ajustadas, pero solo al principio. Eso, sumado a un buzo largo a la mitad de la pierna, hacían un atuendo no solo práctico y calentito, sino también cómodo cual pijama. En Equestria usaba prendas de vestir en eventos formales, mayoritariamente vestidos, o alguna prenda de refuerzo en invierno. No es que resultara molesto de por sí, pero siempre quitárselas al final del día le significaba un alivio.

En este caso, o mejor dicho cuerpo, le ocurría lo contrario. Y la verdad es que podría acostumbrarse a este tipo de cosas, ¡el buzo tenía bolsillos!

A lo que sí le iba a costar acostumbrarse era a los ascensores y la sensación de que te arrastraban hacia abajo, con esa succión sutil que provocaba mareo. Sunset le aseguró que era cuestión de eso, nada más que acostumbrarse, y que variaba de aparato a aparato. Twilight tenía sus dudas.

Pero al minuto ya estaban cruzando la puerta de entrada del edificio, así que prefirió centrarse en llenar los pulmones de aire y del olor fresco del pasto recién cortado, observando los alrededores mientras caminaban a la acera.

El edificio tenía un frente verde en la entrada que seguía hasta atrás, cual pequeño jardín, delimitado por un muro bajo que enmarcaba su perímetro. Al igual que el de al lado, y el par que estaban en la cuadra de enfrente. Variaban en diseño, tamaño y alturas, pero todos parecían seguir ese mismo patrón en cuanto a los espacios.

Y, a decir verdad, era bonito. Twilight había estado en varias partes de la ciudad, y existían lugares donde incluso los edificios más nuevos no tenían ni una maceta en la ventana, todos grises y cuadrados. Aquí había árboles y se escuchaba más el ruido de los pájaros que el de los autos. La gente iba y venía con tranquilidad, el clima se sentía agradable, ni muy frío ni muy caluroso. Era bonito, definitivamente.

E inquietante.

Todo resultaba inquietante, por alguna razón. Más que nada la calma, como si estuviera planeada de manera tal que cuando Twilight bajara la guardia, algo le pudiera atacar. Qué cosa, no tenía la más mínima idea. Algo. Con eso bastaba para que la necesidad imperiosa de mirar hacia atrás cada dos segundos se hiciera presente. No le estaba haciendo caso, pero la presión en la nuca no era poca.

No es que algo malo fuera a ocurrir, necesariamente. No, no, ¿por qué? ¿Con qué fin? No tenía nada más que perder, ¿por qué perdería algo? Bueno, algo más. ¿Qué más? En serio, ¿qué más? Si lo único que la salvó fue la pena y algo de instinto de supervivencia y la poca lógica que le quedaba junto con la desesperación para-

"Basta, basta, basta. No va a pasar nada. Tranquila, respira hondo..."

En alguna parte, a sus espaldas, se escuchó la bocina de un auto. Y Twilight dio un respingo, asustada por un mili segundo, tal como si fuera la primera vez que escuchaba una.

Quizás hubiera sido mejor quedarse.

—¿...Estás bien? —Había cierta preocupación en el tono de Sunset, que hizo que Twilight quisiera esconderse en el arbusto más cercano y no salir más.

Por Celestia, qué vergüenza, asustándose cual potrilla por todo.

Twilight asintió, inhalando profundo y exhalando despacio. De repente el ojo le palpitaba.

Por un momento, le dio la sensación de que Sunset iba a decir algo más que el "ok" que le respondió por lo bajo, pero en vez de eso siguieron caminando. Y Twilight miró por detrás del hombro un segundo, nada más para ver cuánto habían avanzado y tal vez también para cerciorarse que nadie les estuviera siguiendo.

Iban ya por la segunda cuadra de tres. De tres. Solo eran tres, podía caminar tres. Tenía que.

Por suerte, Sunset empezó a hablarle del clima del momento, los árboles y las alergias que traían. Una conversación de lo más trivial, sin embargo Twilight hizo lo posible por enfocarse en eso por sobre la idea de ataques imaginarios producto de una imaginación activa. Puras tonterías. Tonterías tontas, ilógicas e infundadas.

Y funcionó, en su mayor parte.


Twilight no recordaba ningún mercado en Equestria con tanta cantidad de productos como este. El Mercado Central de Canterlot podía ser lo más parecido, incluso el edificio era más grande que este, pero eran puestos con vendedores particulares, cada uno con su especialidad. Encontrabas todo tipo de cosas, o podías contratar servicios, reparaciones, lo que fuere. Fuera de eso, las tiendas más "pequeñas" se dedicaban a un rubro específico en su mayoría.

Aquí nada más había góndolas altas con infinidad de productos y variedades de todos los tipos y colores, a ambos lados del pasillo central, que tenía carteles en cada corredor indicando una sección específica y qué cosas se podían encontrar allí. Todo en algún tipo de paquete con un diseño elaborado, enlatado, o con logos de una misma compañía en más de una ocasión.

—Aún me impresiona el nivel masivo de producción que tienen las cosas —murmuró Twilight mientras volvían a la primera sección por la que ingresaron, con frutas, verduras y neveras de todo lo que necesitara del frío para mantenerse. Pararon en una góndola baja en el medio, con variedad de pastas supuestamente frescas. Incluso las que decían ser de producción más... artesanal, tenían envases bastante elaborados.

Sunset solo se encogió de hombros ante el comentario.

—La tecnología acá es bastante más avanzada. -Eh, ¿te gustan los ravioles? Perdón, estoy pensando en la cena-. —Twilight asintió con rapidez—. Volviendo al tema, supongo también es porque hay más población aquí.

La ex-unicornio frunció el ceño, siguiendo a la pelirroja al otro lado de la góndola, donde se exponía todo tipo y variedad de quesos. E intentó que el morbo no la superara y no mirar hacia atrás, donde había una pared entera con nada más que carnes. El solo pensarlo le daba escalofríos.

El desarrollo tecnológico era mucho más fuerte de este lado, eso seguro, nada más en cuanto a medios de transporte ya se notaba. Sin embargo, la otra parte...

—¿No debería haber la misma cantidad de habitantes, si todos tienen su respectiva contraparte en cada universo?

Sunset se quedó viendo dos marcas de queso rallado, como contemplando algo más que el simple hecho de cuál de las dos elegir.

—Yo no tengo contraparte —dijo al fin—. Así que supongo no es una regla tan estricta.

Twilight se olvidó de cómo pestañear durante un segundo.

—Ah, ¿no?

—No, cuando llegué aquí me tomaron las huellas dactilares y muestra de ADN para ver si daban con alguien registrado en el sistema. —Tomó un sobre de queso de paquete azul y comenzó a dirigirse en dirección a la sección de cajas, Twilight rápidamente siguiéndole detrás, aún algo sorprendida—. Hasta donde sé, soy la única Sunset Shimmer en el país.

Otra vez, se encogió de hombros, como si no pudiera importarle menos.

Y allí acabó la conversación. Entre neveras con refrescos y más góndolas con cosas dulces que separaban cada una de las cajas mientras esperaban su turno para pagar.

Twilight no pudo evitar sentirse ignorada, en cierta forma. Los temas relacionados con Equestria siempre se trataban de pequeñas comparaciones, de lo que se hacía y debía hacer acá en contraste con lo de allá, como decía Sunset. Entendía que a esta altura no compartiera su entusiasmo, pero ¡eran universos paralelos! ¿Cuántas veces se podía presentar una experiencia así?

—Ey, ¿crees que a Flurry le guste uno de estos?

Twilight giró la vista hacia su izquierda, donde Sunset miraba una fila de mordillos para bebé con forma de elefante convenientemente colocados en una punta. ¿Por qué tantas cosas? A este paso si miraba al techo seguro encontraría más productos en venta.

—Si Flurry es un bebé, no veo por qué no. Es lindo.

Sunset se volteó rápido en su dirección, una expresión de confusión en el rostro, como si en vez de hablarle a Twilight su pregunta estuviera dirigida a... ¿la nada? ¿El aire? Ella la miró más confundida aún.

—¡Oh! Eh, en realidad estaba-No importa. Eh, sí, ya empezó a agarrar cosas. La veo el lunes, así que quería llevarle algo, pero tengo que preguntar primero porque como es la primer nieta en la familia- —Sunset paró en seco, mirando fijo a Twilight por un momento—. No sabes de quien hablo, ¿verdad?

La ex-unicornio pestañeó, otra vez sin entender demasiado el porqué de la pregunta.

—¿...De una bebé llamada Flurry? —ofreció.

Fue entonces cuando Sunset pareció darse cuenta de algo, Twilight no estaba muy segura de qué, pero no fue hasta que avanzaron un paso en la fila que volvió a hablar.

—Tú tienes hermanos, ¿no?

—Tengo uno mayor y Spike es como un hermanito menor para mí, ¿por qué?

—Bueno...

Momento.

Hermano. Bebé. Primera nieta. Boda del otro lado del portal...

No era muy difícil atar los cabos.

¿Shining tiene una hija?

El señor que estaba delante de ellas en la fila se dio la vuelta a mirarla de mala gana, y Twilight se encogió en sí misma con vergüenza de haber elevado la voz más de lo que debería. Sunset ni le prestó atención, asintiendo con una pequeña sonrisa.

—Ajá, de cinco meses. Es un amor.

Una hija. Su hermano tenía una hija aquí.

¿O sea que ahora era tía? Bueno, tía interdimensional para ser exacta. Igual no podía imaginarse como tal, tampoco podía imaginarse a su hermano con un bebé en brazos. ¿Cómo se veían los bebés humanos de cinco meses, de todas formas? Había visto varios, pero todos le parecían personitas miniatura por igual.

Sin embargo ese detalle no era el más importante, en sí.

Tocó su turno. Sunset le pidió que dejara sobre la cinta mágica que se movía sola el paquete de papel higiénico que inconscientemente estuvo abrazando todo este tiempo. Solo compraron cinco cosas, así que una vez todo pagado, Twilight hizo la pregunta relevante que definiría unas cuantas cosas.

—Sunset, ¿sabes por casualidad quién es la madre de la niña?

La pelirroja se cargó la bolsa de tela al hombro, por más que Twilight hubiera querido llevar algo ella, para no sentirse inútil, o al menos para mantener las manos ocupadas en el camino de vuelta.

—La esposa de Shining, Cadance, se casaron hace como dos años, creo.

—Y, uh, es... ¿es buena? —preguntó por lo bajo. No era la mejor pregunta que podía hacer, pero necesitaba quitarse la duda.

—Sí, es súper buena onda. —Le contestó Sunset, extrañada—. ¿Por qué? ¿Allá no lo es?

—No, no. Investigación de campo, nada más.

Entonces de este lado del portal nada salió mal, estaban casados hace un tiempo y ya tenían una hija. El final ideal, todos felices.

Bueno, ¿quién dijo que del otro lado sería diferente? Quizá la gran amenaza de Canterlot fue Twilight queriendo "arruinar" la boda, o en realidad era al revés. La gran amenaza fue el final feliz de los novios.

Pero nada de eso explicaba el tema de las temporalidades. ¿Era el flujo temporal distinto? ¿O simplemente era igual y los hechos ocurrían a destiempo producto de variaciones en el ambiente sociocultural? ¿O es que uno ya estaba "destinado" a ciertas acciones? Pero de ser así, entonces si ella cayó aquí, ¿su contraparte no tendría que caer en otro universo, también?

Para colmo, el hecho de que Sunset al parecer no tuviera su respectiva versión cien por ciento humana daba paso a aún más preguntas y teorías. Como el manejo del equilibrio entre los dos mundos tanto en cuestiones de acciones marcadas (otra vez, ¿el "destino"?), como en el criterio utilizado para transformar a alguien de una especie a otra. ¿Tendría el portal una ley de proporción? Y si era así, ¿qué aspectos podría estar tomando en cuenta? ¿Alturas, anchuras, edades? ¿Qué pasaba con las extremidades extras como las alas o los cuernos? ¿Se sumaban en altura, o se "añadían" de alguna otra forma en la anatomía humana? ¿Y qué tal las-

—¿Te quedaste pensando?

—¿Eh? —Twilight volteó a ver a la pelirroja, en un movimiento que hasta ella misma sintió más brusco de lo necesario. Su cuerpo seguía dando respuestas automáticas en los momentos más inoportunos—. Oh, uh, algo así.

Estaban llegando a la esquina de la cuadra, Twilight se aseguró de imitar lo que Sunset Shimmer hacía y mirar a ambos lados antes de cruzar.

—Supongo que debe ser raro, enterarte que tu hermano tiene una hija y todo eso...

—Supongo que sí... —murmuró, aún con la cabeza metida en formas de conversión y supuestos paralelismos. Sunset la sacó por completo con el simple gesto de arquear una ceja—. O sea, en Equestria estaba a punto de casarse, así que es raro que aquí eso sea un pasado lejano.

No es que no fuera importante, o que su hermano no le preocupara más allá de donde fuere, pero pensar en cualquier cosa que se relacionara con la boda todavía le generaba un sabor amargo, malos recuerdos y una cadena de sentimientos horribles. Mejor hacer hipótesis incomprobables.

—Ah, ¿te fuiste antes?

Twilight frunció el ceño. Ella nunca se fue, no por voluntad propia como Sunset parecía implicar. ¿Habría sido eso lo que Sunset hizo? ¿Irse por decisión propia? ¿Se podía hacer eso?

De todas formas asintió, nada más para dar una respuesta.

—Tuvimos... tuvimos una discusión. —Y esperaba que eso fuera suficiente para satisfacer la curiosidad de la pelirroja. La cual estaba en todo su derecho de poseer, porque Twilight era quien estaba viviendo en su casa desde hace ocho días, no al revés. A veces se olvidaba de tal detalle.

Tal vez tenía que ver con lo cómoda que se sentía ahí, ¿no?

Prefirió no añadir nada más y voltear la vista al par de negocios por los que iban pasando, ya que a la ida no les prestó tanta atención. Eran tiendas pequeñas de servicios, una lavandería, una ferretería, una tienda de helados de la cual una persona salía con un cono enorme, con salsa y chispitas de colores... Quizá, cuando hiciera más calor podía preguntar para venir aquí. Le daba curiosidad el hecho de que decía que era elaboración propia, y el nombre estaba en italiano.

—Dime que no fue tu hermano el que te dejó esos moretones.

Twilight paró en seco, y esta vez sus gestos sí fueron a conciencia plena.

—¿Qué? No. —Le costó un momento, unos cuántos pestañeos, procesar lo que acaba de escuchar—. No, no. Para nada.

Y de entender cómo es que había atado los cabos para llegar a esa conclusión, hasta que llegó a la última de las palabras, y recordó el pequeño detalle de los moretones que tenía en la cara, los que se ocultaban bajo capas de ropa, y las razones por las que la mandaron a hacer un reposo obligatorio de al menos tres días.

Fue uno de esos momentos en los que su mente recordaba todo eso que había ocurrido con un "ah, cierto" que llegaba tan rápido como se iba.

—Perdón, perdón. Pregunta estúpida. —Sunset Shimmer parecía muchísimo más incómoda de lo que Twilight, pasando la vista de ella a otro lado cada dos segundos—. Haz de cuenta que no dije nada. Fue insensible.

—Está bien. Creo que entiendo la lógica de pensamiento que seguiste. —Y entre su mala pinta y una frase mal dicha se podía prestar a confusión, ¿no?— Pero eso fue hace un tiempo y, uh... me caí la semana pasada.

Una verdad tanto figurativa como literalmente, porque sí se tropezó con un escalón y tuvo un par de raspones, quizás algún moretón en la rodilla por el golpe contra el piso. En los primeros días.

Detalles que nadie tenía por qué saber. Ni siquiera ella misma.

—Ah. —Fue lo único que dijo Sunset, antes de que volvieran a tomar marcha. No fue hasta que pararon en otra esquina que volvió a emitir palabra—. Espera, ¿hace cuánto llegaste?

—Pues... alrededor de diez días antes de quedarme con ustedes, tal vez más.

Y ahora fue el turno de la pelirroja de quedársele mirando.

—¿Y estuviste dando vueltas por la ciudad? ¿Durante diez días? ¿Sola?

Cada vez sus ojos color cían se abrían más, como si Twilight estuviera hablando de alguna travesía por Equestria o algo similar.

—Ajá.

No lo era. En lo absoluto.

—Wow... Yo cuando llegué aquí di algunas vueltas. Supongo que es lo común, ¿no? Tratar de entender dónde estás. Y, uh, al rato los dueños de una cafetería me invitaron té y medialunas, porque no es común que una niña de esa edad ande sola. —Sunset hizo una pausa, y Twilight por un momento quiso preguntar qué tenía que ver una cosa con la otra, exactamente, pero se decidió por lo contrario—. Estuve como una hora mirando la taza porque no entendía que podía usar las manos.

—¿Verdad? Estoy tan acostumbrada a usar magia para todo que al principio hasta me llevaba las puertas por delante. —Ante eso, Sunset contuvo el reírse, pero ahora que lo decía en voz alta, a Twilight le sonaba más ridículo todavía—. Ahora... sigue siendo extraño, pero ya me acostumbré.

Ahora realizaba movimientos con las manos por acto reflejo, aunque no quería decir que no extrañara su magia, o su cuerpo original, o su mundo entero, porque la nostalgia se asomaba todos los días, por más nido de distracciones que construyera.

—La verdad es que me estoy acordando de todo esto nada más porque hablo contigo. Cinco años no parecen mucho, pero aun así son cinco años. Pasan muchas cosas en el medio.

Demasiadas. Twilight siquiera había planeado qué hacer en los dos años y medio que le quedaban por delante. Porque de eso se trataba, aplicar una fórmula a largo plazo, lo único que daba resultado al fin y al cabo. La improvisación estaba bien, siempre y cuando se pudiera especular qué ocurriría en vez de lanzarse al vacío. Bastaba con pensar dos segundo en las consecuencias de ciertos acontecimientos pasados para saber en qué resultaba eso.

Pero por ahora, los planes podían esperar. Esperar a que se sintiera mejor respecto a todo.

Mientras tanto, seguían caminando de vuelta al apartamento, en charlas desviadas del tema original pero más animadas. Twilight se estaba sintiendo menos intimidada con el afuera en sí, y la postura segura de Sunset le daba seguridad a ella. Porque, si Sunset estaba tranquila, por qué Twilight debería estar nerviosa, ¿o no?

Y así se vio cuando llegaron a la entrada del edificio, en el reflejo de los vidrios tintados. Una Twilight con una postura un tanto más relajada, pantalones azules, un sweater de esos grises que parecen cómodos y mullidos con camisa debajo, solo para mantener cierta formalidad, su característico cabello suelto y-

Y un rostro anonadado sin el más mínimo rasguño.


Ah~ Ah~ Ah~ Mucha espuma hace que mí pelo sea fuerte. Asi, sí sí sí, más fuerte que un dragón-gon-gon (8)

Próxima actualización: noviembre 2021 ahre no mentira. Igual los comentarios me dan motivación, sino parece que nadie lee nada :(