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Flores y Tú
Epilogo
—Tulipanes—

Son amigos de nuevo. Se llevan bastante bien.

(Aunque a veces Eren no puede evitar mirarle fijamente. La forma en que el cabello le cae sobre la frente, la forma en que sus pestañas despliegan sobre sus mejillas mientras duerme, la forma en la que rueda los ojos cuando Eren hace algo que considera estúpido)

(Eren aún piensa en Levi como alguien hermoso)

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Pero entonces un día sucede.

Sobre el mostrador de la floristería hay una rosa roja. Te amo. Mikasa está con él y como si quisiera mofarse, le acerca ambrosia. Tu amor es correspondido. Eren frunce el ceño y le pide que no sea ridícula.

Sin embargo, cuando al día siguiente son tulipanes rojos y amarillos con los tallos entrelazados y atados con una cinta, Eren piensa que probablemente el ridículo sea él por seguir pensando en cosas que no debería.

Una declaración de amor; créame. Hay sol en su sonrisa.

Eren se avergüenza, no sabe qué hacer con el ramo. No puede simplemente deshacerse de él, no cuando parecen ser ofrecidos con seriedad. Mira a Mikasa quien barre el local, sabe que es ella quien está ayudando a la persona tras estos ramos, pero así como sabe eso, sabe que no obtendrá respuestas.

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Y, entonces, un nuevo día hay un solo narciso. El sol siempre brilla cuando estoy contigo. Eren se apena de solo verlo. Eren piensa en Levi, porque Levi se ha vuelto hábil en el lenguaje de las flores, pero también piensa en que todo ese tiempo las cosas con él no se han encaminado hacia esa dirección. Levi no parece interesado. No hay forma de que fuese él quien le diera tales… flores adoradas.

Incluso si Eren quiere que lo haga.

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A continuación vienen las camelias rojas y blancas, atadas de la misma forma que los tulipanes. Eres una llama en mi corazón. Eres adorable. Mikasa se ríe cuando le da el ramo, le dice que no es ella quien se lo ofrece, pero a su vez, sin ser clara y de modo que Eren no sepa si habla en serio o no, insinúa que podría ser Levi.

Su casa, de pronto, comienza a llenarse de muchas flores de las que ya tenía.

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Claveles rojos. Me partes el corazón. Lirio de los valles. Haces mi vida completa. Primavera. No puedo vivir sin ti.

Eren ya no puede, de verdad que no.

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Al final es un día cualquiera, de una semana cualquiera cuando Levi viene al local y empieza a husmear entre los cubos de flores de Eren. Se detiene en las flores blancas con seis pétalos con un redondo y amarillo centro. Toma una del grupo y sin dudarlo demasiado se la da a Eren, quien se entretenía sirviendo el té.

Quiéreme.

Eren no quiere creerlo al principio.

(No ha querido creerlo todo éste tiempo).

—Pensé que sería una forma de comunicarme contigo.

—¿Quieres decir que tu…?

—¿Quién más?

Eren no parece comprenderlo al principio. Tal vez es su estado de shock. Pero, al instante de que lo entiende, el color sube por todo su cuerpo y cubre su rostro.

—Yo… Espera… quiero decir, no sabía, pero quería — aprieta las manos en su mandil, Levi se acerca un paso a la vez. —Yo-no, sí… Es decir — toma aire, se tranquiliza —. Quería que fueras tú.

Levi sonríe. Hay un tulipán en su mano. Eren, quien es más alto, se inclina ante el tacto de Levi. Le da un beso suave, nada más un roce de labios. Permanecen así durante un largo rato. Levi coloca una mano en la cadera de Eren, Eren tiene que recordar no dejar caer la tetera que aún sostiene en sus manos.

—Stephanotis y peonía — Mikasa aparece como un fantasma, sin hacer ruido alguno. Quiere que Eren sea feliz y, sí está es su felicidad, ella estará bien con eso —. Significa que les deseo a ambos un matrimonio feliz.

A Eren se le cae la tetera. Le grita a Mikasa como le hubiera gritado a su madre de haber sido ella. Hay un intercambio silencioso de miradas entre Mikasa y Levi.

Levi le da las gracias por haberle ayudado.

Mikasa suspira, Eren lo merece, piensa. Y ella no luchará contra esa felicidad.

(Además no se queja en lo absoluto si aún puede ofrecer ese ramo de camelias rojas que ha puesto en la habitación de Eren ésta mañana).

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*Tulipán: Declaración de amor.

*Camelia roja: pasión y deseo sexual UvU)r