Buenas tardes lectores, subí la historia hace 5 minutos y la borré porque no me acorde de escribirles nada:

Ante todo, muchas gracias por seguir leyendo.

No he publicado nada porque la inspiración se me fue y de repente en 3 días la escribí y la corregí, espero que les guste.

Eso no quita que en un futuro no la modifique pero aún así espero que les guste, sin ustedes seguramente no lo hubiera escrito.

-Señorita Kassandra, ¿Puedo ser el siguiente?

Todos sonrieron ante el tono tímido y respetuoso de Kija, siempre tan educado y comedido, pero se sorprendieron al observar en su rostro un ligero signo de rubor.
La cara de Kassandra cambió a una de total confusión, su entrecejo se frunció hasta casi tocar sus delicadas cejas y su rostro se tornó preocupado.

-Kija, antes de que te deje verlo, tengo que avisarte, no he sido capaz de ver tu futuro ni adivinar ningún aspecto de él, no noto nada en ti, aun estando tan cerca de mí, debería ser capaz de poder hacerlo, pero no puedo.

El grupo de felices hambrientos se miró entre sí con confusión y un poco de preocupación por su compañero de tal forma que no sabían que decir en ese momento, hasta que Yona tomó la palabra con preocupación.

-¿Podría significar que va a…?
-No, tranquila, eso no significa que vaya a fallecer pero siendo sincera, no sé qué puede significar y no me había pasado antes- todos contuvieron la respiración sin saber que decir- aun así ¿Te arriesgarás? No puedo decirte si será bueno o malo, lo siento.
-Por supuesto que quiero señorita- respondió con una de sus brillantes sonrisas y con su ligero rubor- ninguno de mis compañeros lo sabía realmente hasta que decidieron dar un paso adelante, yo no seré más cobarde que ellos, confío en que sea lo que sea estará bien.

Kija se colocó delante del resto de sus compañeros, se puso en posición y le sonrió cálidamente a Kassandra provocando en esta un ligero sonrojo que le pareció encantador.
Observó fijamente al espejo, esperando que la bruma lo envolviera, como si esta quisiera construir una atmósfera de intimidad solo para él, la temperatura se volvía cómoda y la sensación agradable.

La imagen empezó a variar, ondulándose hasta que comenzó a verse nítida. Ahí podía ver como se encontraba al lado de la princesa tan pequeña como siempre, sentados tranquilamente en unas escaleras muy elegantes de un edificio que identificó como el castillo Hiryuu, ambos vestidos con unas ropas muy finas, él con una casaca y un pantalón de lino blanco, sin su característica capa y la princesa llevaba un sencillo kimono rojo ajustado que dejaba entrever una notoria barriga de embarazo.

-Princesa, ella aún no ha vuelto- Kija se sujetó las rodillas pegándolas a su pecho, como queriendo protegerse de aquello que lo atormentaba, tal como hacía a veces cuando era un niño que quería aislarse de todo.
-Confía en ella Kija, si dijo que volvería a ti, lo hará en el momento adecuado- Yona le dedicó una gran sonrisa consoladora, para intentar transmitirle toda la confianza que podía mientras colocaba uno de sus brazos alrededor de los hombros de él.
-Confío en ella princesa, pero quizás debería hacer algo para encontrarla, ¿No debería, al menos, ir a buscarla? Esta espera me está volviendo loco.
-Kija, mírame a los ojos- cogió delicadamente la barbilla de su compañero solo para que la mirara a los ojos- si algo me ha enseñado mi primer embarazo- añadió poniendo su otra mano en su abultado vientre- es que las cosas más importantes y preciosas de la vida a veces hacen esperar, escúchame bien, ella sabe el momento en que debe llegar, he dado las indicaciones a los guardias de que, cuando la vean, la dejen pasar directamente y la lleven hasta ti, en el momento en que venga a buscarte la tendrás en frente y entenderás que cada segundo de espera ha valido la pena.

En ese momento todos miraron en dirección a Yona hasta que esta se sonrojó de tal manera que parecía querer competir con el color de su cabello, miró a su alrededor sin comprender el por qué del escrutinio de sus compañeros.

- ¿Qu-qué ocurre?
-¡Vas a ser una madre increíble!- Zeno saltó alegre, envolviéndola en un gran abrazo de oso en el que incluyó con intención a Hak, para él, no había duda de quien sería el afortunado padre y estaba deseando ver la cara de la pareja cuando les tocara colocarse frente al espejo, se iba a divertir de lo lindo.

Kija se giró contento, les sonrió enternecido desde su posición pensando lo mismo que Zeno y se giró para seguir observando su futuro con una sonrisa, tal parecía que las cosas irían bien y llegarían a estar por lo menos en el castillo Hiryuu junto a su familia, ahora quedaba averiguar a quien quería ir a buscar su yo del futuro, por quién estaba esperando.

-¡Princesa Yona!, no me puedo creer que haya podido ser tan despistado- sin dejar tiempo a réplica la cogió en volandas con sumo cuidado y la llevó hasta un banco cercano- no pueden sentarte en las escaleras de esa manera ¡Y menos aún es tu estado!
-¡Kija!- Yona sonrió con la boca abierta, divertida por haber cambiado la expresión abatida de la cara de su compañero gracias a su incesante afán de protección, el cual había aumentado hace unos meses, cuando les dio la noticia a su familia- estoy embarazada, no enferma, todos saben que no puedo quedarme quieta mucho tiempo sin importar mi estado.
-Lo sé demasiado bien, todos los dragones hemos estado detrás de ti intentando que no les pase nada a ti ni a tu bebe- añadió colocándola en el bando con delicadeza- pero no puedes negar que debes reposar, solo te quedan unos pocos meses.
-De acuerdo- Yona cambió su gesto de repente, de uno de fastidio a sorpresa seguida de una de alegría- lo haré, reposaré todo lo que quieras si te giras en este mismo instante e intentas no desmayarte de la impresión- añadió con una ligera risa.
-¿Cómo?- confundido, Kija giró sobre si mismo para abrir los ojos de forma desmesurada, delante de él estaba nada más y nada menos que Kassandra, más linda que nunca, ataviada con un ligero vestido negro, decorado con numerosos pañuelos de colores se mi transparentes acabados en cuentas y resaltando cada centímetro de su cuerpo.
-Hola Kija- le dedicó una dulce sonrisa de oreja a oreja, demostrando muchos sentimientos con ese simple gesto- te he echado de menos, siento haber tardado tant…

No pudo continuar la frase, Kija había llegado en un momento a su lado enjaulándola en un enorme abrazo transmitiéndole todo o que había sentido en esos años de ausencia y espera en un segundo.

-No pidas perdón Kassandra, ha valido la pena cada instante de espera- se separó un poco de ella para poder ver su cara, que estaba sonrojada hasta la médula.
-No te preocupes Kija, he vuelto para quedarme, ya he dado todas mis predicciones y mi espejo ha ido a otra persona, a partir de ahora me quedaré aquí, donde quiero estar… contigo- lo miraba con ojos soñadores, brillantes y tranquilos, reconociendo en los ojos de Kija aquello que no había encontrado en ningún otro lugar… Su hogar.

El grupo de felices hambrientos miraban a Kassandra, la cual parecía tan sorprendida de aparecer en el futuro de Kija como ellos, dirigió su mirada al dragón blanco, el cuál la miraba con el rostro muy sonrojado, es cierto que no se habían besado ni nada parecido pero en sus ojos se veía más que una simple conversación entre conocidos, era evidente que, por cómo se miraban, había algo más entre ellos, había comprensión, reconocimiento, dulzura y quizás un reflejo de algo más profundo.

-De verdad no sabías que…
-No Kija- Kassandra se acercó a él con poca decisión, hasta que le cogió las manos dulcemente, pareciendo perdida en el tacto de la garra del dragón y empezó a hablar como si le hablara a ellas, sin atreverse a levantar su rostro- las adivinas no podemos predecir nuestro futuro.
-¿Por qué no?- A Hak no le gustó acabar con el íntimo ambiente de la pareja pero tenía mucha curiosidad- sería genial poder conocer tu propio futuro.
-Justo por eso, es demasiado peligroso -el grupo la miró extrañado- Si las adivinas pudiéramos ver nuestro futuro podríamos cambiarlo a nuestro antojo o incluso sin querer, además de ser un buen seguro- al ver la mirada confusa de sus acompañantes prosiguió- si lo piensan de esta manera, las adivinas seríamos un gran objetivo para el ejército, una adivina que consigue predecir si una batalla será ganada o perdida, o qué heredero al trono es mejor para el reino, seríamos un objetivo demasiado valioso, pero de esta forma, el destino de esa batalla o reino nos involucraría demasiado como para no poder verlo y así no nos podrían tener como objetivo ni esclavas.
-Entiendo, ¿Quieren que los dejemos a solas para que puedan hablar?- Habló Jae-ha- seguramente tendrán muchas cosas que decirse después de lo que acaban de descubrir.

Kassandra levantó poco a poco su mirada, contactando directamente con la de Kija, transmitiéndole miles de emociones.

-Creo que lo mejor sería ver si el espejo quiere mostrar algo más- acarició sus manos un poco más, como si el solo tacto la impresionara- después podemos hablar un poco a solas si quieres.

Kija asintió con determinación y se permitió perderse un momento en los ojos de Kassandra antes de que esta lo soltara y se colocara al lado del espejo, sonriéndole desde su posición con ojos soñadores. Él se limitó a volver a mirar como la bruma lo volvía a envolver mientras se centraba en intentar ignorar la falta de calidez que dejo Kassandra después de que soltara sus manos.
La imagen volvió a cambiar lentamente ante sus ojos, así que se preparó para lo que pudiera venir, ahora más esperanzado. La imagen cambió y se veía así mismo junto a Kassandra en el jardín de palacio, con muchísimos niños alrededor de sus pies, jugando enérgicamente entre ellos con la alegría dibujada en sus rostros infantiles.
Kassandra le sostuvo la mano mirando a los pequeños con cariño, pero él se la soltó para rodearle los hombros con su brazo de forma protectora mientras ponía su otra mano en el vientre abultado de su compañera.
-Cada vez hay más niños, a este ritmo el palacio quedará sin habitaciones para alojarlos a todos- Kassandra sonrió imaginando la situación.
-Eso es cierto, nosotros vamos a por el 4º al igual que Kija , Shin-ha por el tercero, Yoon a por el segundo y la reina Yona a por el tercero también, así que en realidad como sigamos así me parece que les tocará compartir habitación.

De repente Kassandra se alejó abruptamente de su marido, le cogió de la mano y lo condujo hasta donde veía a su hija pequeña, Ayane jugando animadamente con un pequeño objeto, demasiado conocido para ella como para pasarlo desapercibido.

-Kija, ¿No te suena de algo el juguete de Ayane?- Kija se acercó de inmediato a su hija, envolviéndola en un delicado abrazo paternal, fijándose bien, su juguete por supuesto que le sonaba, era un pequeño espejo que la pequeña no dejaba de mirar con curiosidad, como si no pudiera apartar la vista, hasta que giró la cabeza abruptamente.

-¡Key, agarra a Yuki!- De inmediato, el hijo de Jae-ha sujetó por el hombro a la hija de Yona, que estaba a punto de caer al tropezarse con una piedra que se encontraba en su camino.

Kija y Kassandra compartieron una mirada de comprensión, el espejo que sujetaba la pequeña niña en sus delicadas manos era una versión más pequeña del espejo que, hace años, unió sus vidas.
Kassandra caminó lentamente hasta su pequeña, pero dirigiendo su mirada a su esposo.

-Parece que nuestra tercera hija ha heredado mi capacidad.
-No me lo puedo creer, ¿Sabías que iba a ser adivina como tú?- Kija soltó a su hija y la envolvió en sus cálidos brazos, como si no pudiera soportar estar cerca de ella y no tocarla.
-Yo no conocí a mis padres, así que no sabía si este don se heredaba o no, no tenía ni idea- miró a sus hijos, jugando y divirtiéndose en el jardín con el resto de niños- al menos ella tendrá dos hermanos mayores que la cuidarán si se mete en los líos en los que me metía yo cuando conseguí el espejo.
-Jajajaj- Kija estalló en carcajadas, ganándose una mirada desconcertada de su mujer- ¿Has visto la cantidad de niños y niñas que hay en este jardín? Me parece a mi que tendrá muchas manos que la cuiden y la levanten cuando sea necesario, aparte de nosotros, que la cuidamos con el alma y el resto de tíos y tías, realmente compadezco a cualquiera que le intente hacer daño de alguna manera.

Ambos levantaron la cabeza, encontrándose con Yoon y Jae-ha, que los miraban con una interrogación en su rostro.

-Parejita, ¿Cómo están?- interrogó Jae-ha con una sonrisa, Kija señaló el nuevo "juguete" de su hija, Jae-ha lo observó detenidamente, identificando en un momento el objeto- jeje me parece que los niños van a hacer muchas más travesuras ahora, esto se volverá será interesante ¿No creen?
-Me da miedo pensarlo- continuó Yoon, siendo interrumpido inmediatamente por Kassandra.
-Le enseñaré como usarlo bien y a hacer un buen uso, al contrario de lo que le parece ahora, no es un juguete.
-Tranquila mujer- Yoon le sonrió- si se parece a su madre seguro que hará un buen uso de él, y como dijiste hace años, no puede ver su propio futuro así que creo que las travesuras estarán un poco limitadas, más bien creo que puede asegurarse de que ninguno de sus hermanos ni primos se haga daño.
-Exactamente- Kija asintió feliz.
-Bien, ahora ¡¿Quién quiere comer?!- Gritó Yoon a los niños.
-¡Yo mamá!- incluyeron todos con una sonrisa de oreja a ojera, incluidos los adultos.
-¡No soy sus madres!- exclamó a los niños, ganándose unas sonrisas traviesas, les encantaba hacer travesuras y jugarretas a sus mayores y Yoon era un buen objetivo, solo hacía falta llamarlo mamá para hacerle rabiar.

La imagen concluyó ahí, el espejo no le mostró más a pesar de las ganas que tenía Kija, le hubiera gustado ver más, cuando se casaron, cuando se enteró de que sería padre, como formaría su propia familia… aunque si lo pensaba bien, bastante privilegio tenía al poder ver mas que esa ese pequeño fragmento, la mayoría de las personas no poseían siquiera ese privilegio.
Miró a Kassandra con emoción, cuando la conoció y la vio por primera vez después de perseguir a Ao se quedó prendado de ella, su tono aceitunado de piel, su cabello oscuro y sus precioso cuerpo, pero no pensaba que fuera a convertirse en la madre de sus hijos ¡Menos aún de tantos! Al pensar que su vida sería corta no se había parado a pensar en la cantidad de hijos que quería tener y cuando la princesa Yona lo encontró ni siquiera se planteaba la idea de tener hijos pero se alegraba muchísimo de tener una familia tan grande y unida.
Giró la cabeza con emoción para encontrarse con sus compañeros pero no esperaba la cara de estupefacción de sus hermanos y meno aún la palidez en el rostro de Yona, la pobre parecía que iba a desmayarse en cualquier momento.

-Princesa, ¿Se encuentra bien?- Todos la miraron con detenimiento, la pobre parecía en shock hasta que Hak le zarandeó ligeramente del hombro despertándola así de su ensoñación.
-¿T-tercero?-Yona despertó del todo- esos niños son muy pequeños ¡El mayor no parece que tenga más de 7 años! ¿Cómo voy a dar a luz a 3 niños tan rápido?
-Bueno, se lo explico- Jae-ha tomó la palabra- cuando una pareja se quiere, hay momentos en los que la sangre se altera y entonces…

Jae-ha no pudo continuar puesto que Hak le tapó la boca para que no continuara con su "explicación", no era adecuado y mucho menos delante de su princesa, ya se encargaría más tarde de hacerle pagar por su indiscreción.

-Jae-ha, por supuesto que se como se hacen los niños, conozco el proceso- todos la miraron estupefactos, ¿De verdad le habían enseñado eso en el castillo?- no me mal interpreten, yo quiero hijos, una familia grande y unida y no estoy descontenta con ese futuro, lo que me sorprende es la cantidad en tan poco tiempo, tendré mínimo 3 hijos, pero eso no significa que solo tenga tres, sino que puedo tener más.
-Seguro que lo hará genial princesa- Kija no pudo evitar intervenir, intentando reconfortarla y tranquilizarla, es normal que una chica tan joven se sorprenda ante la expectativa de dar a luz no una vez ¡Sino tres veces!
-Todos y cada uno de los bebés los tuviste a posta, piénsalo cuando te enseñaron en el castillo todo lo referente a este tema también te enseñaron métodos para controlar tu natalidad y te funcionan muy bien- Kassandra intervino, sorprendiendo a Yona, ¿Cómo era posible que ella lo supiera?- el espejo no solo muestra aspectos del futuro, sino también del pasado, cosas que él me deja observar, por eso lo sé, por cierto, ¡Hak! deja de pensar lo que estás pensando, que cuando te toque a ti te vas a arrepentir de todas tus maldiciones.

Todos miraron interrogantes a Hak, el cual se encontraba sorprendido ¿Acaso Kassandra leía el pensamiento en el momento o es que ha visto en el espejo lo que él iba a pensar? Todo eso era bastante extraño y espeluznante, él sólo estaba pensando en que clase de sujeto era capaz de someter a su princesa a semejante número de partos continuados, poniéndola en peligro cada vez que daba a luz.

-Kija, Kassandra, vamos a dejarlos a solas- añadió Zeno mientras arrastraba al resto del grupo a una zona apartada- seguro que tendrán muchas cosas que hablar entre ustedes, no nos alejaremos demasiado ¡Aprovechen!

Cuando el grupo se hubo ido, no supieron que hacer, si alejarse, acercarse, decir algo, ¿Qué decir en un caso cómo este?, por suerte, Kija fue el primero en dar el paso, se acercó a ella esta quedar en frente de ella y tomó la palabra después de soltar un gran suspiro.

-No tengo ni idea de por dónde empezar.

Se miraron a los ojos e inevitablemente empezaron a reír sin poder parar, descargando toda la tensión acumulada desde que vieron el espejo, tardaron unos largos segundos en poder parar, era tan sub realista la situación que no sabían qué más hacer.

-Parece que no estás preocupado por la predicción.
-¿Por qué iba a estarlo Kassandra? ¿Por qué voy a tener una familia después de pensar que no iba a poder? No me parece algo por lo que tenga que preocuparme.
-Porque esta familia la tendrás conmigo, una adivina vagante sin familia, abandonada a su suerte cuando era una niña y a la que no conoces de nada.
-Por ahora- Kija la interrumpió, colocó una mano en su rostro, maldiciendo por primera vez a su garra que le impedía tocarla con las dos manos como el querría, levantó para que lo mirara fijamente a los ojos, sin saber de dónde había sacado el valor de hablar con seguridad ante la que era una desconocida pero que se convertiría en su mujer- no me importa de donde provengas, si no tuviste familia te daré la mía, tan extensa como has visto en el espejo, sin contar con mi aldea.
-La vi en tus recuerdos pasados- Kassandra sonrió.
-Entonces sabrás que estarán tan encantados de tenerte como lo estaré yo, no me importa que seas adivina o que nuestra hija se pueda parecer tanto a su madre, no me importa para nada, porque sé que si en el futuro tu eres su madre la guiarás y cuidarás lo mejor posible y sé que si eres la madre de mis hijos es porque te amo hasta la médula- Kassandra se sonrojó profundamente, como queriendo competir con el cabello de la princesa Yona- no tendría hijos de ninguna otra manera.
-Kija- la adivina se quedó sin palabras- ¿Me esperarás?- preguntó con emoción.
-Eso no lo entendí, no me mal interpretes pero, ¿Por qué debo esperarte?
-Debo entregar todas mis predicciones- ante la mirada interrogante de Kija, continuó- cuando entregue todas mis predicciones el espejo desaparecerá, dejaré de conocer el futuro y volveré a ti Kija.
-Te acompañaré, no te dejaré sola- añadió Kija con prisas.
-¿Dejarías a Yona y a tu familia sola? No puedes hacer eso Kija- colocó sus manos en el pecho de Kija, sorprendiéndose ante su calidez- ellos te necesitan para conseguir ese futuro, sin ti ese futuro no será posible, no puedes hacer eso, ni yo tampoco puedo dejar que lo hagas, volveré en cuanto desaparezca el espejo, volveré a ti ¿M-me esperarás?- preguntó temerosa.
-Nada me impediría esperarte, escúchame bien Kassandra, a partir de ahora quiero que me consideres tu prometido, te esperaré todo lo que haga falta, aunque me desespere como me viste en el espejo, no dejaré de esperarte, solo te pido que por favor, me permitas contactar contigo de alguna forma, mediante cartas si es necesario, pero déjame saber que estás bien cuando tengas que ir y me avises cuando me necesites, sin importar qué ocurra quiero estar ahí para ti.
-Si, desde luego que si Kija- poco a poco se fueron acercando, cerrando poco a poco los ojos, apreciando cada sensación que poseían al encontrarse tan cerca el uno del otro, la calidez de sus cuerpos, lo terso de su piel al contacto con sus manos, el nudo en el estómago debido a los nervios de ese beso, la necesidad creciente al chocar sus alientos…
-¿Ya terminaron chicos?- Preguntó Zeno alegremente, frenando de inmediato al observar la escena que él, de forma muy oportuna, acababa de romper- lo siento, no he estado aquí, esto no ha pasado, le diré al resto que no han terminado- añadió dando lentos pasos hacia atrás, arrepintiéndose en el momento en que Jae-ha le pidió que le preguntara a Kija si habían terminado.

Ambos se separaron lentamente, conteniéndose de maldecir a su compañero por una interrupción tan poco oportuna, ambos deseando que ese beso hubiera concluido, probar por primera vez los labios de la persona con la que compartiría su vida.

-Zeno, no te preocupes, llama a los demás- añadió la adivina con una ligera sonrisa.
-Si- Kija se contuvo de hacer un puchero delante de Kassandra- sabemos que no fue con intención, diles que vengan.

Todo el grupo se reunió, con sonrisas en su cara excepto Zeno que se veía un poco abochornado y Jae-ha, que los miraba a sus rostros sonrojados con una mirada pícara.

-Bien- añadió Kassandra- ¿Quién es el siguiente?

Solo quedaban 3, Zeno, Yona y Hak ¿Quién daría un paso adelante esta vez?

Hasta aquí el capítulo, espero que les guste y si tienen comentarios, sugerencias… estoy encantada de leerlo, un saludo y muchos besos