Veintiocho días después...

—Frutillita, soy Morita, ven de inmediato con ellos, tengo que mostrarte algo, y también trae a Pastelito y Cremita, quiero que también lo sepan.— le dijo con el irremplazable tono amistoso, feliz y tranquilo de siempre.

Fueron en el instante a su biblioteca, y cuando Frutillita entró, lo primero que vio fue...

—¿Una foto del señor Caralarga?, ¿él vendrá de nuevo?.— fue lo primero que dijo al abrir la puerta y ser esa foto lo primero que vio, porque Morita estaba sonrientemente sosteniéndola a la altura de su cara.

—Sí.

Bajó la foto e imprevistamente, vio a sus otros amigos detrás de Morita.

—¿Ustedes lo sabían, Pastelito de Manzana?.— le preguntó con impresión.

—Sí, Morita nos lo dijo antes y nos reunió antes de llamarte.

Y los últimos tres días pasaron rápidamente, hasta que llegaron las dos con veinte minutos del soleado día Miércoles diez de Noviembre, que fue la hora exacta en que el señor Caralarga y Mavis llegaron al restaurante. Como en la vez anterior, el camarógrafo entró de espaldas grabando a Mavis, quien entró diciendo exactamente lo mismo y con los mismos modos de su primera entrada en ese día, e incluso hacía el mismo "recorrido" que hizo en su primera entrada, hasta quedarse parada en el mismo lado de la barra y con su camarógrafo enfocándola desde la misma perspectiva que antes, pocos pasos detrás de ella entró el señor Caralarga, y esta vez, fue él a quien Frutillita recibió primero y con la misma alegría y sonrisa que a Mavis, exactamente la misma con que lo hubiera recibido si lo hubiera atendido primero.

—Buenas tardes, señor inspector, o debo llamarlo, mi amigo, el señor Caralarga.

—Buenas tardes, señorita Frutillita, amiga mía.— le devolvió el saludo con los mismos modos y alegría con que se los hubiera devuelto si lo hubiera atendido desde el primer momento en esa vez.

Ahora que Mavis terminó lo que decía, fue entonces a saludar a Frutillita.

—Bienvenidos usted y su camarógrafo a mi restaurante, señorita Mavis, o debo decir, mis amigos.

—Buenas tardes, señorita Frutillita, amiga nuestra.— la saludaron juntos.

Se besó en ambas mejillas con Mavis y también besó en la cabeza al camarógrafo, al cual le acercó su mejilla derecha y éste le dio un dulce beso también.

—¿Me atiende, señorita?.

—Sí, ¿qué necesita?.

—Vengo a hacer la inspección de salubridad.

—Adelante, pase usted.

—Gracias.

Empezó a hacer la inspección mientras igual que antes, los cocineros les ofrecieron nuevamente del puré de patatas, cosa que Mavis y su camarógrafo aceptaron con gusto, así que les dieron la probada en las mismas cucharas de ese momento y sintieron que el sabor es exactamente el mismo de ese día. También, ella entrevistó a los cocineros haciéndoles las mismas preguntas y ellos contestaron lo mismo. Una vez que el inspector terminó, se paró detrás de la barra y pidió el puré, así que con todo placer le sirvieron en el mismo plato y con la misma cuchara, él agradeció y comió hasta terminar.

—El resultado de la inspección fue perfectamente positivo, así que el restaurante está posibilitado para seguir funcionando como siempre y recibe una calificación de "A".— dijo el inspector sintiéndose contento de no deber clausurarlo, y en ese caso, sintiéndose igual de contento como se hubiera sentido en esa vez si lo hubiera calificado bien, dejando a todos igualmente contentos como se hubieran sentido por esa positiva causa.

Sacó la calificación y la pegó en la puerta, a lo que todos los sonrientes amigos reaccionaron con los aplausos que hubieran dado en esa vez.

—Y ahí lo tienen, señores televidentes, otro restaurante calificado positivamente. Soy Mavis Macedonia, transmitiendo en vivo y en directo desde el restaurante de la hermosa, alegre, positiva, agradable, linda y amistosa ciudad de Tutti Frutti. Nos vemos en la próxima.— dijo por última vez para terminar el reportaje, y esta vez, conservando todo lo grabado sin ocurrírsele deshacerlo.

El camarógrafo apagó la cámara, habiendo grabado por pocos instantes y con un enfoque cercano la calificación antes de volver a enfocar a Mavis.

—Señorita Mavis, ¿cómo es que hizo y dijo todo lo mismo de la vez anterior y cómo es que su camarógrafo hizo los enfoques desde las mismas perspectivas?.— le preguntó Frutillita.

—Una vez que borramos lo grabado, le dije que quería que repitiéramos toda la entrada de las mismas maneras, así que de inmediato nos pusimos a ensayar y así estuvimos por diez días, hasta que cuando faltaban tres días para éste, empezamos a retocar lo ensayado durante esos días, y entonces por eso es que hicimos todo exactamente igual, para que fuese perfecto como lo hubiera sido en ese día.

—Y en el caso de lo último que dijo ahora que el señor Caralarga puso la calificación, ¿fue ensayado?.

—Sí, incluido eso.

—Bueno, muy bien.

Y así, se despidieron de los tres con alegría y ellos se fueron. Desde que el señor Caralarga hizo ese cambio, así fue cómo siempre se dio el aviso anticipado de las inspecciones y nunca jamás se produjo ese percance otra vez. Durante sus días de descanso, él, Mavis y el camarógrafo siempre siguieron visitando el café de Frutillita y todos los recibieron con los mismos sentimientos positivos que quedaron forjados entre todos, Pastelito de Manzana creó otras trenzas iguales y mejores a las anteriores y éstas nunca se descompusieron, y entonces así, todos convivieron eternamente con la alegría, amistad y demás valores y sentimientos positivos apoderados de sus mentes, corazones y espíritus y todos vivieron total, amistosa y amorosamente felices por siempre y para siempre.

FIN