Capítulo I: Malvado oculto

Era una mañana fresca en la ciudad de Wunderville. Los primeros rayos de sol hacían sentir a sus habitantes un poco de calidez ante la fresca brisa. Una joven pelirroja disfrutaba del clima mientras corría en el gran parque que estaba cercano a su campus.

Corría tranquilamente mientras disfrutaba de los sonidos de la naturaleza, cosa que la relajaba enormemente ante el estrés de su carrera médica. La chica disfrutaba de todo con calma, hasta que una voz comenzó a resonar en sus pensamientos. Una voz ajena a su conciencia, una que conocía muy bien.

- ¿Ya te despertaste? ¿O aun estás dormida?

- ¿Zick? Apenas son las siete de la mañana. ¿Soy tan indispensable para ti que no puedes esperar a una hora más decente para hablar?

- ¿Por qué te quejas? Si ya estabas despierta, entonces no hay ningún problema. ¡Yo sí que tengo uno! Tengo que entregar una investigación de cinco cuartillas para la clase de las diez y la imprenta aun no abre.

- ¡Ah que molesto te has vuelto con tu telepatía desde que recuperaste tu Dom! ¡Yo te lo advertí desde anoche! Lo hubieras impreso en mi cuarto.

- Sabes muy bien que yo no sé usar las impresoras. Además me serivrá de pretexto para verte.

- ¡Bien, bien tú ganas! En cuanto termine de correr búscame en mi cuarto y te ayudare, será mi caridad del día. Puedes combatir monstruos, pero no imprimir un ensayo. -Elena noto que la gente a su alrededor la veía extraño por los gestos que iba haciendo.

- ¿Qué ocurre? Ya no pensaste nada.

- Por tu culpa la gente cree que estoy loca. ¡Ya verás cuando...! – Elena se detuvo en seco al ver a alguien conocido sentado en una banca frente a ella.

- Hola Elena, ¿Cómo has estado?

- ¿Charlie? ¿Pero qué haces hasta aquí? ¿Sabe mamá que viniste?

- No, pero debes guardar el secreto.

- ¿Charlie Schuster? ¿Eres tú?

- Algo así, me alegro de ver que has estado bien. Cómo te imaginarás, no vine a saludar. ¡Estamos en una situación de emergencia!

- ¿Qué? ¿Qué ocurre esta vez?

- Hay un ser que está perturbando el orden natural en las energías del mundo, parece ser muy poderoso. Y ahora lo siento cerca de ti. Tú y Zick deben detenerlo antes de que se vuelva un peligro mayor.

- Pero ¿cómo es? ¿Dónde lo encuentro? – Cuando Elena parpadeo, noto que el "holograma" había desaparecido y todos la veían extraño de nuevo por hablarle a una banca vacía. - ¡Este par hará que me encierren en un manicomio!


Elena corrió a toda prisa hacia su dormitorio, fuera de él ya se encontraba Zick con su mochila, Bombolo le abría la puerta.

-Creí que tardarías más en el parque. Como ya no dijiste nada, pensé en adelantarme.

- Zick, tenemos un problema, y al parecer es grande. -Los tres entraron al dormitorio y cerraron la puerta.

- ¿De qué hablas? ¿Viste a algún monstruo?

- No, pero vino Charlie. Charlie Schuster.

- Esto se pone serio. Si el vino debe ser grave.

- Dice que hay cerca de nosotros un ser, cuya energía negativa es muy grande y poderosa. Pero ya no dijo nada más. Solo que teníamos que detenerlo antes de que saliera de control.

- ¿Pero no te dio más pistas?

- Zick el solo me dejo eso, no su dirección y localización GPS.

- Lo que se me ocurre es utilizar mi alergia, podemos ir por los alrededores y…

- Y usarte como sabueso, entiendo. Creo que en este punto es lo más factible. Bien lleva tu manual y yo llevare el mío. También llevare algunos dombox por si se necesitan.

- Creo que estas pensado muy optimista.

- Y a ti te falta serlo. ¡Vamos vayamos por los alrededores! ¡Será como en los viejos tiempos! ¿Vienes Bombolo?

- Por supuesto, no me lo perdería por nada. Ver como sacas a pasear a tu novio como perro.

- ¡Que él no es mi novio!

- Bien quédate y avísanos si pasa algo. – Dijo el domador secamente. Estaba comenzando a hartarse de las aclaraciones de la chica.

- No puedo esperar a que su adolescencia termine. -Dijo Elena con molestia en su voz y cerrando la puerta.


Los caminaron durante un rato por los alrededores de su campus, sin ninguna señal sobre nada sospechoso. La alergia de Zick nunca había estado más tranquila. Los primeros rayos del atardecer comenzaron a aparecer. Los chicos llegaron al parque y rendidos, se sentaron en la primera banca que encontraron.

- ¡Estoy exhausta! Y no tenemos ninguna señal de nada anormal. Excepto por el viejito que vimos paseando en ropa interior.

- Ni me hagas recordarlo, era lo que te decía sobre ser demasiado optimista. Tal vez todo lo alucinaste.

- Mi sexto sentido jamás ha estado más cuerdo, gracias. Iré a comprar un helado. ¿quieres?

- Paso, sólo necesito descansar.

- Bien compraré uno rápido tengo que alistarme para dar mis clases con los guardianes, tal vez este por ahí.

- ¡Ah es verdad, tienes que irte a la escuela con tu noviecito Thaur! – La voz del domador nunca había sonado más sarcástica.

- ¡Ya deten tus celos! Por cierto que debo llamarle quedemos en irnos juntos.

Zick estaba por demás ofendido, - ¡Con él no hace aclaraciones! – Pensó. Elena fue corriendo hacia un heladero y su carrito, hasta que alguien choco con ella por accidente.

-Lo siento – La guardiana se disculpó.

- No te disculpes fue mi… culpa. De haber visto que eras una chica tan linda jamás te hubiera tirado. – El chico extendió la mano y ayudo a Elena a incorporarse.

- Mmm, gracias. – Elena se sonrojo un poco ante el cumplido. -Zick vio desde lejos la escena que se desarrollaba desde su banca y su previa pequeña furia interna se encendió en él y aunmento más, casi tanto como una serie de incontrolables estornudos.

- De recompensa por mi torpeza, permite que te invite yo el helado.

- No es necesario además yo también te arroje.

- Déjalo así. De corredor a corredor. Buen día, ¿Podría darle a esta señorita una?...

- Paleta de vainilla.

- Una paleta de vainilla por favor. Aquí tiene, quédese con el cambio.

- Disculpa joven, pero faltan 10. – El heladero contaba las monedas.

- ¡Oh lo siento aquí tiene! – Elena se rio de la torpeza del chico. - Espero que con eso pueda pagar mi error. – El pelinegro sonrió a Elena.

- Sí, no tenías que hacerlo. Debo irme.

- Bueno que tengas linda noche, ojalá nos reencontremos pronto.

- Gracias fuiste muy amable. – Al irse el chico, Elena se percató de que Zick estaba en medio de un ataque. - ¿Zick estas bien? – Corrió a su lado.

- ¡No! ¡Achu! Gracias por notarlo.

- ¡Hace tanto que no te veía un ataque de estos!... – Dijo la pelirroja con nostalgía. - Espera… ¡Un ataque! ¿Sabes lo que significa!

- ¡Que encontramos a nuestro ser! – Dijeron ambos al unísono y Zick intercalándolo con estornudos.

- Sabes, comencé con ellos cuando te topaste con aquel tipo.

- ¿Tú crees que él sea nuestra creatura? Yo esperaba algo como un mugalak o algo así.

- No olvides que los monstruos pueden cambiar de forma. Creo que lo mejor es que lo sigamos.

- Bien, aunque él me inspiro confianza.

- Si lo note. Hasta dejaste que te invitara un helado – Dijo Zick con enfado.

Una sombra se comenzó a acercar hacia ellos, tomo la gorra del sueter de Elena y le cubrió el rostro con ella, asustando por completo a los dos chicos.

-¡Teddy!

- ¡Tadduja Thaur tenías que ser tú! – Elena luchaba por liberar su frente.

- ¡Lo siento pero no pude resistirme de liberar al mundo del pesar de tener que ver tu horrible rostro!

- ¡Horrible rostro al que intentaste besar en el cine!

- Todo fue por necesidad y sabes a lo que me refiero. – Teddy guiñó un ojo y la guardiana se atacó de la risa, Zick estaba por demás enloquecido ante ese último comentario.

- ¿Qué quieres decir con necesidad? – El domador ya tenía los ojos color rubí.

- Nada que te incumba Zick .

- ¡Pues gracias a tu tontería perdimos el rastro de lo que podía ser nuestro principal sospechoso señor madurez!

- ¿Sospechoso?

- Estamos bus…

- Estábamos buscando a un compañero que nos debe dinero, pero ya debemos irnos – Zick tomo a su amiga de la muñeca e intento llevársela consigo, pero Teddy hizo lo mismo con la mano contraria, detiendo su paso.

- Exacto, la maestra debe venir conmigo ¿Recuerdas? Encontrarás a su compañero más tarde.

- Elena tiene algo importante que revisar conmigo, luego te alcanza Teddy, yo puedo llevarla.

- ¡Tranquilos! Aunque odie decírlo, Thaur tiene razón iré con mi grupo y te veré más tarde, creo saber a dónde debemos ir, te veo en mi cuarto más tarde.

- ¡Perfecto, cómo quieras! – Zick se fue molesto de regreso al campus, mientras el rubio le dedicaba una sonrisa triunfante y la chica una de interrogación.

- ¿Sabes que ya habías terminado no? – Le dijo Elena molesta.

- Lo sé. – Teddy contesto con impotencia.


Zick caminaba furioso hacía su habitación, estaba claro que el rubio le había declarado la guerra y no podía con eso, después de todo, ¿Qué derecho tenía Teddy para creer eso? Él había dado su Dom, su todo por ella, ¿Él que había hecho?

Completamente acabado, abrió la puerta de su dormitorio y se tendió en su cama de golpe. Su compañero de cuarto estaba gritando frente a su computadora.

-¡Me asustaste y me hiciste perder la partida!

- ¡Oh lo siento, con lo importante que eso es para el mundo!

- ¿La doctora de nuevo?

- ¿Qué con la doctora? ¡Nadie menciono a la doctora! ¡Yo no se de que hablas Leonard!

- ¡Ah! Continua en negación entonces. – El chico suspiro de de decepción y se volvió a concentrar en su juego en línea. - ¡Listo chicos! … No era sólo mi compañero de cuarto, que sigue sin querer admitir sus sentimientos. ¡Sí ya lo conocen!

- ¡Lo que me faltaba, los nerd en línea debatiendo sobre mi vida amorosa! Mejor me concentraré en mis problemas de domador. – Zick tomó el manual del domador y comenzó a buscar creaturas que coincidieran con lo que sabía del ser oscuro, que, para su desgracia no era demasiado. Al anochecer comenzó con una lluvía torrencial. El agotamiento le ganó al joven domador, que ignoraba por completo que estaba siendo observado desde la ventana.

Continuará...