"Entrada del diario de Axel 340 – Tengo que hablar bajo. He encontrado un escondite en la terminal espacial. No es un cinco estrellas, pero se está bien. He echado una bolsa con lo más necesario y me he encontrado algunas cosas por el camino. He ido con cuidado para no cruzarme con nadie. Hay demasiada gente con armas en Sevastopol. Disparan a todo lo que se mueve. Yo también voy armado, pero no soy un puto loco. Aquí por lo menos estoy aislado y cerca de la terminal: así, si llega alguna nave, estoy el primero".

Axel, 8 de diciembre de 2137

MARCUS =

Te dije que acabaría mal. No me escuchaste e hiciste lo que te vino en gana. Tú sabes cómo es esto, los chicos están en pleno frenesí de la primera cacería y la quieren...

No puedo, ¡no! no puedo ayudarte, han escuchado de ella, sí por mí, ¿habrías sido capaz de ocultarles algo como esto por mucho tiempo? Claro... Mira, ya no está en mis manos ¿vale? Déjalo, te hará bien.

No eras capaz de ver el problema de manera objetiva, ahora tienes la oportunidad de observarlo desde fuera, sólo relájate y disfruta, que ellos hagan el resto. Vlad no... mira... ¿me quieres esc...? Vlad... escúchame ¿quieres? ¡Por una vez en tu puta vida! ... Vale, me largo. No quiero saber nada. A ver cómo te las arreglas con cinco de ellos. Yo no voy a meter las manos...

Lo dejé en la enorme sala que se incendiaba. Aún así lo quería. Fuese quien fuese el cabrón, era mi hermano, pero tenía qué aprender. Kim, Thai y los demás eran jóvenes, estaban que se querían comer el mundo y nada, ni siquiera el hermano mayor los detendría, menos por la última presa que quedaba el el hábitat.

Vlad no era una reina, ni siquiera un pretoriano y no tenía la capacidad de controlarlos tan completamente como madre lo hubiera podido hacer, si todavía estuviera viva, claro. Tal vez le quebraran algunos huesos, le dejaran algunos moretones, le rompieran una que otra costilla, le golpearan fuerte en esa dura cabeza que tenía... se lo merecía ¿no? Yo le había advertido ya muchas veces, yo... ¡ARGH...! Lo que uno hace por los hermanos.

Yo sabía lo que quería la hija de puta, a dónde se dirigía, así que la esperé cerca de la salida, en donde se suponía que saldría. Llegó antes que yo, sacaba una nueva de esas pieles que los humanos usan para cubrir su cuerpo desnudo y también la cabeza. Entonces me vió, lo supo de inmediato. La sujeté con fuerza y me la llevé a nuestro nido provisional.

La arrastraba de las patas traseras, dejando que se golpeara en todas y cada una de las esquinas de la red de conductos por donde la arrastré, si llegaba con vida o no, me la pelaba. Lo único que quería era evitarle a mi hermano la paliza que le pondrían los otros cinco por no dejarles cazar a esta humana.

Acerqué mi cabeza a la suya, aún vivía, la jodida. La fijé a la pared con saliva. La mayoría de los huevos habían eclosionado pero todavía quedaban algunos, ahora era simple cuestión de tiempo para que sucediera...

RIPLEY =

— ¡Demasiado cerca...! Dema... ¡Demaciado cerca...! — susurró para sí casi sin aliento

Le había pasado por encima un vagón del tránsito de la estación. Seguramente el desacople de la órbita había hecho estragos en todos los sistemas de la Sevastopol y éste sólo era el resultado. Temblando y como pudo, se levantó para seguir su camino.

Había despertado unos minutos antes en un nido provisional de las criaturas, esos cabrones anidaban en cualquier parte que les venía en gana. Tuvo un sueño horrible en el que se asfixiaba, pero por suerte no se le había pegado a la cara ninguna de esas extrañas y desagradables arañas, o al menos eso era lo que creía.

Se dió cuenta de que su mochila había desaparecido, quizás en alguna esquina de la red de conductos por los que esa criatura la había arrastrado, sin embargo, aún conservaba el lanzallamas y la pistola.

Al despertar y mirar a su alrededor vió más cuerpos con el pecho destrozado y recordó a Ricardo por un doloroso instante, entonces se prometio que no terminaría de igual forma, no como una incubadora.

Echo de nuevo a correr, había estado más cerca de morir en esta última parte, que en todos esos pasillos y estrechos conductos que recorrió junto a la bestia por toda la Sevastopol. Ahora sí que se sentía exhausta, pero no podía dejar de seguir avanzando, estaba segura de que si se detenía, no volvería a levantarse, entonces sí que moriría junto con todos los desaparecidos, toda esa gente olvidada en una estación abandonada en el culo del universo. Se detuvo al ver un enorme hueco de mantenimiento y trató de pasar por un costado, pero cayó dentro sin poder remediarlo.

— ¡Vamos Ripley! — se dió ánimos — esto no es nada, ¡no es nada joder! ¡Puedes hacerlo!

Subió las escaleras y se detuvo a escuchar, iba a asomar la cabeza cuando un vagón sin frenos pasó de nuevo a pocos centímetros de su cabeza. La fuerza de la ráfaga de aire la arrojó de nuevo al fondo del hueco. Cuando se levantó de nuevo los miembros le temblaban y estuvo a punto de caer otra vez, si no fuera porque se sostuvo en la escalera.

Después de salir de las vías y atravesar entera un conducto plagado de abrazacaras llegó al hueco del ascensor, solo para encontrarse con que también estaban en mal estado. Sin tiempo para darse un respiro, logró salir antes de que el último en el que se encontraba cayera al vacío.

— ¿Verlaine? ¿Verlaine? ¿Estás ahí? Por favor, dime... — gritó a punto de caerse de cansancio.

Sentía que moriría de pié allí mismo si la Torrenz se había ido, pero para su gran alivio, Verlaine respondió del otro lado de la línea.

— ¡Ripley! ¡Creía que te había perdido! ¡Estamos siendo arrastrados por Sevastopol! ¡La fuerza gravitacional ha torcido la plataforma y no podemos separarnos de la estación!

— ¡Dime qué tengo qué hacer!— gritó Ripley en respuesta

— Sal de la esclusa y dirígete a la plataforma de mantenimiento. Hay cargas explosivas en el desacople de emergencia. ¡Deprisa! ¡Sevastopol está cayendo rápido!

— ¡No os... fallaré!

Amanda sentía que su cuerpo colapsaría de un momento a otro, estaba más que cansada y no tenia ni un chute para meterse en la vena. Salió de la esclusa como le había indicado Verlaine y montó al primer ascensor que vió. El camino era largo, según el mapa y se preguntaba si resistiría caminar tanto. Entonces vió el riel y la canasta para transportar al personal de mantenimiento ¡Buff! Menos mal.

— ¡Estoy aquí Verlaine! — dijo al llegar

— Habrá dos mecanismos de activación que desbloquean el desacople manual. Después de que las hayas activado las dos, explota las cargas del desacople de emergencia... ¿Ripley, me oyes?

— Activo y luego exploto, lo tengo.

Ya faltaba poco, debía hacer un último esfuerzo y luego podría mandar la estación con todo y Aliens a tomar por culo.

Botoncito, tarjeta. Botoncito y tarjeta. Luego, en el centro de la plataforma un panel con cuatro activadores, no había visto mucho este tipo de dispositivo, pero no era complicado. Leyó las instrucciones para meter los comandos en el orden correcto y luego atornilló los mangos para levantar los activadores. Ya no había vuelta atrás, al apretar el botón rojo las cargas explotarían y la Torrenz quedaría liberada.

Para evitar salir volando por el impulso de la explosión, Amanda se giró y enganchó su traje a la plataforma, de manera que cuando la explosión ocurriera, ella quedaría sujeta a la nave de Verlaine. Después podría solicitar que le abrieran la escotilla para poder entrar y entonces fin del juego.

Sin embargo, cuando se giró, no pudo evitar ver a la gran sombra que se acercaba a ella, junto con otras a los costados de la plataforma. Ripley no podía creerlo ¡¿Esas cosas podían vivir en el espacio!? ¡Debía explotar las cargas ya! Esperó a que se acercaran los hijos de puta, de esta manera saldrían disparados en todas direcciones cuando las cargas explotaran, en vez de ser empujados por la onda de choque hacia la Torrenz.

— Tranquila, Ripley — se dijo — deja que se acerquen... deja...

En un ataque de pánico apretó el botón rojo y todo se puso de cabeza. Amanda daba vuelta tras vuelta hasta que la cuerda a la que estaba amarrada se tensó y la jaló en dirección a la nave con una fuerza tal que perdió el conocimiento al instante.

VLAD =

La mujer había desaparecido sin dejar rastro, Marcus me lo había advertido, pero no había visto a Thai y los demás merodear tan cerca de nosotros. Yo sabía que la querían, todos ellos, y es que era la última presa que quedaba en esta armatoste, todos las demás ya eran sacos putrefactos en el nido que había construido provisionalmente. Sus huéspedes, mis hermanos y hermanas ya habían nacido y se alimentaban de sus anfitriones.

No los dejaría, ni muerto permitiría que me robaran a la única presa interesante en este sitio de mierda. La busqué por todas partes sin resultado, para cuando deduje en donde se encontraba, ella ya había escapado destruyendo varios huevos a su paso.

Marcus estaba enfadado conmigo, era el único que sabía lo que yo había estado haciendo y para encontrarla ya había organizado a los chicos en parejas para empezar a buscarla. Marcus me preguntó si estaba contento, sólo le respondí que no se metiera en mis asuntos y acto seguido fui a buscarla yo mismo, con él pisándome los talones.

Ellos no la conocían, no sabían de lo que era capaz, así que eso me daba la ventaja, aunque no mucha: la mayor parte del hábitat estaba incendiándose y no había mucho lugar hacia donde desplazarse. No importaba, yo sabía hacia dónde se dirigía y lo que quería hacer. La vi caminando fuera de la estación, en dirección al pequeño armatoste y la seguí.

Para mí sorpresa, Myrra, Damon, Thai, Kim y Cole ya estaban allí, esperando, observando cómo trabajaba sobre una plataforma, sin ella darse cuenta. En seguida lo adiviné por la postura de mi pequeña hermana, que ella era quien los dirigía y que no se moverían de su sitio a menos que ella se los indicase.

Desde que nació siempre había mostrado las cualidades de un líder, pero por su tamaño, nunca pensé que lograría madurar lo suficientemente rápido para competir con las otras de nuestras hermanas. Ahora percibía en ella las feromonas que con el tiempo le permitirían controlar a toda la colonia; ella sería nuestra próxima reina sin lugar a dudas... pero todavía no.

Myrra quería a mí humana y de un momento a otro ordenaría a los otros echársele encima para despedazarla. No podía permitirlo. Con Marcus gritando a mis espaldas que no lo hiciera, corrí por debajo de la plataforma en el momento justo en que una explosión de baja intensidad la partió en dos, enviando a todos mis hermanos de regreso al hábitat que había sido nuestro hogar y a la humana y a mí hacia el pequeño armatoste.

Mientras nos alejábamos pude observar con horror como eran consumidos por las llamas y arrastrados hacia una gigantesca bola gaseosa. La explosión resultante fue tan grande que me encegueció por unos momentos. Estos humanos habían destruido todo lo que amaba: mi hogar, mis hermanos, mi futuro... ¡pagarían cara su insolencia! No podía ver a mi humana por ningún lado, pero sabía en donde la encontraría, si la encontraba... ¡No! La conocía, esta humana había hecho cosas asombrosas y esta vez también la libraría.

Entré a la nave y me cobré con creces todo lo que me habían hecho: los maté, maté a sus únicos dos tripulantes con una saña y una furia que no había experimentado desde la muerte de mí querido Dominic y entonces la esperé. Tarde o temprano aparecería para reunirse con sus congéneres..

RIPLEY =

Despertó todavía en la exclusa trasera de la nave. Aún no podía creer todo lo que había pasado para estar aquí, por fin. Toda esa lucha, todo lo que había tenido qué hacer había valido la pena. Era una lástima que hubiese perdido a tantos amigos allá: Samuels, Taylor, Axel, Ricardo... ¡pero ya lo pagarían esos hijos de puta de Wayland Yutani, claro que sí!

Hablaría, sí señor. Cantaría como ave hasta que a todos y cada uno de los responsables los encerraran de por vida en la peor colonia penitenciaria, en el puto culo del universo si era preciso. Pero primero, a descansar.

Estaba segura de que después de toda esta mierda dormiría un año en el congelador, además se moría de hambre y Verlaine no la dejaría tranquila hasta que le contase todo lo ocurrido, aunque primero debía encontrarla.

— ¿Verlaine? — llamó, pero nadie contestó en los altavoces

¡Qué extraño! Estaba segura de que la recibiría por lo menos ella o su navegante, del cual no recordaba el nombre, ya que no se podía dejar sola la cubierta de vuelo. ¡Joder! estaba tan cansada y se sentía casi sin fuerzas, que decidió pedirle ayuda a Verlaine para poder quitarse la escafandra y el casco.

— ¿Verlaine? ¿Estás...?

¡No podía creerlo! ¡Simplemente...! Al apretar el botón de la compuerta que llevaba a la cubierta de vuelo un alien, enorme y gris salió a encontrarse con ella. Lo único que podía distinguir eran los dientes blanquísimos, casi translúcidos de la enorme bestia que la miraba con odio.

Trató de retroceder para alejarse, pero tropezó y cayó de espaldas al suelo. ¿Es que la pesadilla nunca terminaría? Ya había costado la vida a cientos de habitantes en Sevastopol y ahora... ¿tendría que destruir la Torrenz también?

La criatura había salido por la puerta que conducía a la cubierta de vuelo, así que podía dar por sentado que, tanto capitana como navegante estaban muertos; descuartizados por la criatura que tenía enfrente. A ella no le pasaría lo mismo, estaba aterrada, sí, pero su mente trazó un plan para eliminar a la bestia antes de que ella la eliminase también.

Era una medida desesperada. Se levantó y mientras miraba el botón de emergencia, se despidió mentalmente de todo lo que conocía. Al final, Marlow había tenido razón: no podía dejar que éste organismo viviera o toda vida en el universo peligraría.

Amanda dejó que el alien se acercara hasta que no pudiera tener la oportunidad de escapar y presionó el botón. Ambos salieron despedidos fuera de la nave. No vió a la criatura por ningún lado, pero era más que obvio, ¿no? ¡por fin la había eliminado! Ya nadie estaba en peligro, la bestia viajaría eternamente por el espacio y...

"Y yo también, junto con ella..."

Le quedaba media hora de oxígeno en el traje, más que suficiente para echarse una siesta reparadora y después... después sólo esperar a que le llegara la muerte... sacudió la cabeza decidida a no pensar más en eso. Sólo cerró los ojos e imaginó a su madre: su cara, su voz... comenzó a tararear de nuevo la canción que le ayudaba a conciliar el sueño después de una pesadilla, e imaginó a su madre junto a su cama, con los brazos alrededor de su pequeño cuerpo.

"Eres mi estrella de la suerte, tú... eres mi... estrella de la suerte..."

— Señor, hay una lectura en verde allá afuera.

— Enciende las luces ¿qué dicen los escáneres?

— Los signos vitales son débiles, pero aún está con vida

— Listo un equipo de rescate. Vea si podemos establecer la comunicación.

— Encendiendo audio capitán

... es mi estrella de... la suerte... tú eres mi... estrella de la suerte...*

— Señor, creo que tiene el logo de la Weyland Yutani en su traje

— ¡Equipo de rescate listo, señor!

— Bien sargento, tráigame a esa superviviente con vida. Tenemos qué saber qué diablos pasó con la Sevastopol y sus habitantes ¿me entendió?

— ¡Señor, sí señor!

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Nota de la autora: Hombre, un gustazo recorrer juntos la Sevastopol. Me gustaría que me dejasen en los comentarios si lo disfrutásteis tanto como yo, que es lo que más importante para mí. Un abrazo enorme a todos vosotros y sobre todo agradeceros como siempre que gastéis un poquito de vuestro tiempo aquí, en mi humilde sección o portal o muro, o lo que sea. Cuidaos, saludos para todos, paz _