Capítulo 36


Nota: este capítulo tampoco fue veteado. Releí el anterior y descubrí mil errores muy vergonzosos. Espero en algún momento tener tiempo de arreglarlos. Me disculpo de antemano por los horrores que encontrarán en este nuevo capítulo.


Fue Eren, finalmente, el que se despertó por sí mismo. Quiso darle una sorpresa a Levi y abrazarlo por detrás de la silla, pero no había ruido que se le escapara al hombre y apenas puso un pie en el suelo, él se volteó a darle los buenos días. De todos modos, Eren continuó con su plan, se acercó, lo abrazó y lo saludó con un beso.

—¿Se despertó meloso el bello durmiente?

—Yo soy miel pura las 24hs del día —contestó el muchacho, sentándose junto a él—. ¿A qué hora te levantaste?

—A las 8, como siempre.

—Guauuu… yo hubiera seguido hasta la una por lo menos.

—Ya me doy cuenta. ¿Qué te lo impide?

Eren alzó los hombros y los labios.

—No sé… saber que vos estabas levantado. Supongo que ya desayunaste, ¿no?

—Sí, pero podés hacerte mate si querés. Lo que no hay esta vez es pastafrola ni nada de eso, no tuve tiempo.

—No, claro, claro, está bien… —Eren se desperezó y se puso de pie para dirigirse a la cocina, pero un pensamiento lo detuvo—. Pero vos en realidad estás por almorzar, ¿no?

—Algo así. Suelo comer tipo una.

—Mmm… ¿no querés que cocine yo, así mientras seguís trabajando?

—Depende.

—¿De qué?

—¿Me vas a intoxicar o algo?

Eren le arrojó un repasador a la cara.

—Con esa actitud —prosiguió Levi—, la hipótesis de la intoxicación sigue siendo la más probable.

A pesar de todo, Eren se dispuso a cocinar. Encontró un bonito delantal y se esforzó por recordar alguna receta de su madre. Durante la primera media hora, trabajó ligero, tarareando bajito una canción de Britney Spears. Sin embargo, el pequeño aroma a quemado que surgió luego puso a Levi en sobre aviso.

—¿Qué es ese olor?

Al final, Levi tuvo que intervenir al menos cuatro veces, torciendo la receta, explicándole procedimientos a Eren y dándole recomendaciones, o de lo contrario no hubiera habido un resultado comestible. El chico estaba apenadísimo, pero lo cierto es que en todo el proceso se divirtieron bastante y durante el almuerzo no podían evitar reírse al recordar todos los errores absurdos que había cometido.

—¿Cómo iba a saber que tus hornallas son el mismísimo infierno? ¡Yo lo había puesto en mínimo!

—Pero el fuego se ve, Eren, vos veías perfectamente que esa llama casi llegaba al borde de la sartén…

—Esa hornalla y yo no somos amigos, es una traicionera.

—Eso parece…

Para limpiar la mesa y lavar los platos, Eren fue mucho más efectivo. Levi pudo desentenderse y enfocarse realmente en sus documentos. Después, el muchacho volvió a agarrar su libro y se despatarró en el sillón. Ocasionalmente, se levantaba, le dejaba una hilera de besos en el cuello y se volvía a su lugar. Levi temblaba ligeramente pero no decía nada, como un gatito rebelde que sin embargo se deja hacer. Compartieron así, en silencio y concentrados, varias horas.

Hacia las seis de la tarde, Levi decidió preparar té y hacer tostadas. Tenía que poner la mente en blanco al menos por un momento. Eren estaba recostado todo a lo largo del sofá, con el libro en la cara, como si se hubiera quedado dormido.

—¿Querés que te ponga el agua para el mate? Voy a merendar.

—Mmmmdale.

Eren se incorporó apenas y lo contempló moverse junto a la bacha, con los ojos adormilados. Levi era diligente, tenía el cuerpo muy recto y nadie podría haber adivinado que venía de una maratón de horas extra. Por otro lado, ninguna de sus pequeñas caricias parecía haberlo distraído. De pronto, se le cruzó una idea.

—Che, Levi... ¿vos no serás asexual o demisexual o una de esas cosas?

Levi contestó sin apartar la vista de su té en hebras.

—No tengo ni puta idea de qué hablás.

Eren se bamboleó un poco en el lugar, sentándose en el sillón.

—Son personas que no sienten atracción sexual. Capaz se enamoran y todo pero no les pinta coger en general.

—Nunca había escuchado esas palabras.

—Son medio nuevas pero supongo que siempre hubo gente así. Cuando piensan en la persona que les gusta, si les gusta alguien, flashean con darle la mano o ir al cine, pero nada más. No se la imaginan pidiendo más en una cama, digamos.

—Ya veo.

Levi colocó todo en una bandeja y se dirigió hacia el sofá. Dejó todo en la mesita ratona y se sentó junto a Eren.

—Y como hace como un mes y medio que nos conocemos y no me avanzás… no sé, quizás me estás engañando con eso de la paciencia, por ahí no es que en el futuro sí vas a tener ganas de coger sino que me vas a dejar esperando toda la vida.

—No es mi idea.

—Sí, pero por ahí sos asexual y no lo sabés.

—No creo.

—¿Por qué no? ¿Me vas a decir que sí fantaseás con cogerme?

Levi alzó las cejas y dirigió su mirada hacia el suelo. Estaba muy quieto y se dio un buen susto cuando Eren se inclinó sobre él con un salto.

—¡Sí tenés fantasías conmigo! ¡Ya mismo me las tenés que contar!

—Las fantasías son cosas privadas.

—Levi, hace un mes y medio que no tengo sexo, por lo menos dame el consuelo de escuchar tu fantasía.

—No lo digas como si no hiciéramos nada.

—Chupártela y besarnos de vez en cuando cuenta como nada para mí.

—Herís mis sentimientos.

—Vos herís mi culo no dándole lo que necesita.

—Bueno, bueno… calma.

—Contame algo, dale, no me calmo una mierda.

En la medida en que la ansiedad de Eren subía, Levi tuvo que desistir de sus intentos de tomar su té. Dejó todo sobre la bandeja y escondió sus palmas juntas entre los muslos.

—Está bien… ya que hablás de tu culo… es una parte de tu cuerpo en la que pienso bastante seguido.

—¿Ah, sí? Me lo han dicho otras veces.

—Por favor, no quiero saber qué te dijeron.

—Cierto, cierto, perdón. Seguí contándome la fantasía… la última que tuviste por ejemplo.

El hombre tragó fuerte. La situación era incómoda pero no tenía muy en claro cómo escapar de ella. Además, la expresión de entusiasmo de Eren lo conmovía. Tenía ganas de complacerlo, aunque no estaba seguro de que esta fuera la manera.

—Bueno… esta fue hace unos días, creo. En la fantasía, los dos estamos recién bañados y demás, muy limpios.

—Me imaginaba, sí. Seguís siendo Levi dentro de la fantasía.

—Claro. Entonces, con el presupuesto de que estás limpio… y en shorts…

—¿Shorts?

—Sí… no sé… tengo un fetiche con verte en shorts, ¿está bien?

—Lo tendré en cuenta de ahora en más.

—Así que… meto las manos dentro del short y te aprieto… las nalgas, digamos. Me gusta acariciarte ahí. Y… bueno, es mi imaginación así que la ropa se sale fácil, con una presión de la mano… y vos apoyás los codos en la cama y te contoneás… me mostrás todo…

—Uhhh… yo podría hacer eso…

—Sé que lo harías. Así que me inclino un poco y, separándote con las manos, acaricio todo a lo largo con mi lengua… hasta que… la introduzco… bueno, ya sabés dónde.

—Ahhh me encantan los besos negros, los amo, voy a estar esperando ansioso el día que lleves esto a la práctica.

—¿No te da asco?

—¿Cómo me va a dar asco? Aparte… estamos los dos bañados, ¿no habías dicho eso?

—Sí, es verdad… así que hago eso un rato y después… paso los dedos… suave… me gusta imaginarte estremeciéndote… temblando… pidiéndome que vaya más rápido…

—Sí… sí quiero que vayas más rápido…

—Pero en cambio, yo elijo ir despacio. Tu culo se ve precioso y quiero verlo bien, verlo todo lo que pueda.

Notó que Eren se había recostado en el sofá y que llevaba una mano a su entrepierna. Desvió la vista, concentrándose en la taza de té frente a él y la mesa que estaba más allá.

—Así que mientras vos gemís… yo me aparto y tan solo te miro. Con un dedo recorro poco a poco tu raja una y otra vez, hasta que de pronto me detengo en tu entrada, que todavía está llena de saliva.

—Estoy chorreando.

—Sí, estás chorreando.

—Por favor, metémelo, Levi. Meteme por lo menos un dedo.

—Portate bien, Eren, no seas impaciente… tengo que asegurarme de que no te duela, ¿no? Así que dibujo un círculo todo alrededor… y presiono un poquito en el medio, suave.

—Mmmm…

—Creo que no es suficiente, voy a sacar el dedo.

—¡No! ¿Por qué? —La decepción de Eren sonaba auténtica.

—Es que no está lo suficientemente húmedo. Me lo llevo a la boca y lo chupo. ¿No te parece mejor así?

—No sé, no sé, ¡tan solo hacelo rápido!

—Bueno, qué mocoso impaciente… ahí voy de nuevo… voy a meter uno…

—Sí, sí, hacelo…

—Ahí va… despacio… acaricio tu interior… estás tan blando, tan caliente, que creo que ya puedo meter otro. ¿Qué opinás?

—¡Que sí! ¡Hacelo!

—Poco a poco… y… entró el segundo. ¿Lo sentís?

—Sí, mierda, Levi, lo siento realmente…

—Ahora… entro y salgo, con los dos… me gusta oírte jadear, ¿sabés?

—Ah… así… ¿así como ahora? Ahh…

—En realidad, creo que sonás mejor así que en mi imaginación.

—Hay cosas que… ahh… hay cosas que es mejor vivirlas…

—Puede ser. ¿Estás listo para algo más… más grande?

—¡Sí!

Eren estaba masturbándose abiertamente y Levi ya no podía negárselo. Él también, lentamente, había empezado a excitarse. Pero se resistía. Tan solo se mantuvo quieto, sentado, con la vista hacia delante y las manos caídas entre las piernas. Siguió hablando sin siquiera voltearse.

—Entonces saco los dedos… tengo que abrirme el cierre del pantalón y el botón, pero no es tan fácil con estos dedos, me los dejaste empapados… parece que me los hubieras chupado…

—Es tu propia saliva, Levi.

—Ya sé, ya sé, pero me gusta la imagen, ¿está bien?

—Sí, sí, seguí, dale.

—Bueno, no me desvisto, solo me bajo un poco el pantalón y el bóxer para acercarte mi p… —Por un momento, pensó en las miles de veces que le había oído a Eren decir "pija" y se dio cuenta de que algo fallaría si decía "pene"—. Mi pija. La paso por tus cachetes. Ahora está pasando despacito por tu raja. ¿La sentís?

—Sí, la siento, puta madre Levi, metela de una vez, quiero sentirte.

—Ya va, ya va, saboreala de a poco… meto la puntita, ¿sí?

—¡No! ¡Metela toda! ¡Por favor!

—¿Estás seguro? ¿No te va a doler?

—No me va a doler un carajo, dale… ¡Por favor!

—Bueno… ahí va… estoy entrando.

—Ahh…

—Te agarro de la cadera y te atraigo hacia mí, así llego más adentro.

—Sí…

—Y ahora… empiezo a empujar. Como te tengo de la cadera, cuando entro completamente… es como si rebotara y eso me impulsa a volver a entrar, una y otra vez, cada vez más fuerte. ¿Así te gusta?

—¡Sí! ¡Así es como me gusta! ¡Más fuerte!

—Así que te doy y te doy… vos apretás la frazada en tus puños… Tenés la cara contra el colchón, estás rojo, babeándote todo… te ves hermoso. Me gustás mucho, Eren. ¿Querés más fuerte?

—Sí… ah… por favor, más…

—Por esta vez te doy el gusto. Tan fuerte como nunca te lo hayan hecho. Parece que vamos a romper la cama. ¿Me sentís, llegando hasta el fondo de vos? Ahí… cada vez más profundo… cada vez más…

—¡Ahhh…!

De reojo, Levi reconocía el semen desparramado por el vientre del muchacho. Había tenido la precaución de levantarse la remera, pero igual se le había mojado un borde. Estaba agitado y se cubría el rostro con el brazo izquierdo. Luego Levi se miró a sí mismo. La punta le había humedecido el pantalón. Pero pensaba que si esperaba, si lo dejaba pasar, la erección se iría sola. Era cuestión de aguardar a que la mancha se secara. En un pantalón negro no se iba a notar tanto. Lo lavaría más tarde.

—Le… Levi…

—¿Sí?

—No sos asexual.

—Me parecía.

—Pero es muy raro que eso de recién no te haya dado ganas de tocarte.

—Me dieron ganas.

—¿Y entonces?

—No quería perder la concentración. Me gustó escucharte.

—Ni siquiera volteaste a verme.

—Te di intimidad.

—Sos raro, Levi.

—Pero te gusto así.

Eren se sentó, volviendo a su lado. Lo miró con los labios estirados en una mueca a medio camino entre una sonrisa y un gesto de resignación.

—Sí, la verdad que sí. A veces sos un hijo de puta pero me gustás así.

—Podría haber tenido una fantasía perversa o algo así. Dentro de todo no soy tan malo, ¿o sí?

El chico lo abrazó pero Levi levantó los hombros en señal de incomodidad. Entonces Eren comprendió que tenía la mano derecha llena de semen y se rio.

—¡Tu única maldad es que sos demasiado ingenuo! Bueno, voy a lavarme antes de que te desmayes del asco.

—Tampoco me iba a desmayar…

—Bla bla bla… —Lo burló Eren, mientras se dirigía al baño.

Levi se quedó contemplándolo. Efectivamente… qué buen culo tenía ese muchacho. Sacudió la cabeza. Observó las tostadas que había hecho. Ya no tenía hambre. Este pequeño recreo había sido más intenso de lo que esperaba. Le dio unos sorbitos a su té, tratando de poner la mente en blanco.

—Uff… eso me gustó bastante —declaró Eren, regresando del baño—. ¿Y a vos? ¿Estás enojado porque te impedí trabajar durante 15 minutos?

—De hecho, fue media hora.

—Le ofrezco mis disculpas, señor esclavo del sistema.

—Poner apodos no es la mejor forma de pedir disculpas.

—Gracias por el consejo, maestro de las formalidades innecesarias.

Levi alzó las cejas con desgano.

—¿Vas a prepararte tu mate o no?

—Ahí va… bueno, pero no me respondiste.

—¿A qué?

—Ah… no importa. Igual, no te preocupes, que en un rato me voy.

—¿Tenés algo que hacer?

Eren sonrió, interpretando esa pregunta como una muestra de que Levi preferiría retenerlo, aunque no lo admitiera.

—Algo así. Cena familiar. Hay una especie de regla… los domingos a la noche siempre comemos juntos. Después en la semana mi viejo no está nunca… así que es medio como una despedida hasta el viernes, cuando empieza a actuar como miembro de la familia otra vez.

—¿Qué hacía tu viejo?

—Es médico. Obstetra, para ser más específico. Y es muuuuy obse con su trabajo. Siempre da turnos demás, se queda hasta cualquier hora… todas sus pacientes tienen su teléfono y lo llaman a cualquier hora para preguntarle lo que sea, desde el significado de una manchita en una teta hasta avisarle muy tranquilamente que se están desangrando… y bueno, los partos pueden ser a las tres de la mañana que él tiene que ir, obvio. Y si tiene una semana tranquila, entonces arma reuniones con colegas para discutir algún caso o se consigue algún congreso al cual ir en la loma del orto.

—No se ven mucho entonces.

—No. Así que si falto a la cena del domingo, mi mamá me mata.

—Parece que es tu mamá la que organiza todo en tu casa.

—Sí… mi vieja es una genia. También labura ella, es su secretaria la mayor parte del día. Pero está más en casa, por lo menos. Piensa más en la familia.

Suponiendo que Eren estaba sensibilizándose, Levi le acarició el cabello y lo rodeó con un brazo, atrayéndolo hacia su hombro. Se mantuvieron así un momento. Reflexionó que, aunque a Eren parecía no faltarle nada y su familia estaba entera, quizás sus experiencias fueran más similares de lo que podía pensarse: madres fuertes, padres ausentes, ser hijo único…

Siguió pensando en eso cuando estuvo solo. Completaba sus planillas de forma mecánica, releía los informes que había acabado en la tarde, pero Eren seguía dándole vueltas en la cabeza. Eren dormido, Eren riendo, Eren deseante, Eren resignado; Eren solo en casa, viendo la espalda de su padre. Tal vez, después de todo, tuvieran algo en común. Tal vez tuvieran algo que aprender el uno del otro


Notas de Autora: el capítulo seguía pero no iba a llegar a publicarlo si escribía todo lo que planeaba. Pero bueno, más o menos quedó, ¿ustedes qué opinan? Les agradezco mucho todos sus bellos mensajes, me disculpo por no haber tenido tiempo de contestar. Sigo sin querer escribir jaja y les agradezco sus comentarios comprensivos, pero bueno, mientras me dé la fuerza de voluntad, seguiré escribiendo aunque sea en contra de mí. Les dejo un fuerte abrazo.