Disclaimer: Shingeki no Kyojin no me pertenece. Los debidos derechos a la llama malvada… Digo, a Hajime Isayama.


Alemania, 1945.

La absurda guerra en la que no había querido participar ya había terminado, pero no sin antes llevarse todo lo que Annie Leonhardt amaba.

Su padre había muerto luego de que ella consiguiera entrar a la Fuerza Aérea de la Unión Soviética inspirada –y presionada- por él, y a ella solo llegó una de las medallas de condecoración de él y una carta notificándole su deceso. El cuerpo de su padre quedó en las trincheras, o quizás fue explotado, masacrado... nunca lo sabría. Aquella carta no decía nada más.

Ahora estaba ahí, en el país enemigo, siendo participe de la rendición de estos, vestida como si en verdad los hombres que eran los superiores de su ejercito la consideraran parte importante de este, y no una pieza a desechar una vez que todo acabara. Simplemente estaba ahí parada como un adorno, como muestra de un progreso que en Rusia todavía no se daba.

Lo bueno de ese asunto era que le permitirían quedarse como parte del control ejercido por la Unión Soviética sobre Alemania, para evitar que sus soldados se alzaran en armas de nuevo y causaran un desastre mayor… y esa era la única cosa que no permitiría.

Bertholdt Hoover no había muerto por nada. Su sacrificio por la paz y la traición a su país que pesó en su corazón no iban a ser tirados a la basura mientras Annie respirara.

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Nota: ¡Holaaa! Vuelvo otra vez, ahora con una ¿serie de drabbles? dedicado a una de mis OTP's y de paso debutando en el fandom de Shingeki no Kyojin. Hace tiempo que quería hacerlo, pero no se había dado la oportunidad hasta ahora. Iniciar con el BeruAnie es genial para mi, incluso aunque esto es un AU, ya vendrán más adelante los one-shots ambientados en su mundo.

La actualización vendrá en unos días, espero que no se alargue... entonces, hasta entonces [?].