Hola a todos! volví! siiiiii muy pronto, lo sé, resulta que por razones ajenas a mi voluntad me queda un buen tiempo para escribir y pues que les digo... Me encanta hacerlo.

Esta historia es autobiográfica, el 90% de los hechos narrados a continuación son reales, obviamente añadiendo y quitando algunas cosillas, espero lo disfruten y como siempre, espero sus reviews y que la disfruten.

DISCLAIMER: Los personajes descritos a continuación pertenecen a la obra "Sakura Card Captors" de las maravillosas CLAMP, la historia es por completo mía.

CAPÍTULO 1

CORAZÓN ROTO

Las lágrimas caían por sus mejillas de una manera exagerada, a pesar de llevar en la misma situación un muy buen rato no era posible detenerlas, era tan grande el dolor que sentía en ese momento no se sentía en control de sus emociones.

Era consciente de las miradas que le lanzaban quienes pasaban frente a ella pues se encontraba en una banca de un parque conocido de la ciudad de Tokio. Repasaba una y otra vez las escenas que tanto dolor le producían y todo lo que enmarcaba aquella relación.

FLASH BACK

Era un hermoso día de verano, a pesar de no haber hablado con él desde hacía unos días por fin la había llamado esa mañana para citarla en un pequeño restaurante de la ciudad.

Los últimos días había sentido que algo andaba mal, su relación siempre había sido muy cercana y ella se sentía profundamente enamorada de aquel joven de ojos grisáceos y cabello platinado que a pesar de ser reservado, con ella era dulce y la llenaba de atenciones desde que se conocieron.

Pero ese día era diferente, su voz había sonado seria y cortante, pero aún así la hermosa muchacha de ojos verdes se preparó de la mejor manera usando una bella falda rosa y una blusa blanca, su cabello castaño atado en una coleta y un maquillaje suave. Había llamado a sus mejores amigas para contarles sobre sus planes y emprendió su viaje a la ciudad de Tokio siendo que ella se encontraba en la pequeña ciudad de Tomoeda.

Al bajar de la estación él no estaba allí como siempre esperándola. Solo le envió un mensaje a su celular indicándole que irían al pequeño restaurante cercano al banco donde él trabajaba como vicepresidente.

Tomó un taxi y llegó al lugar, él aún no había llegado así que lo esperó en la entrada con total expectativa y esa dulce sonrisa que siempre adornada su hermoso rostro.

Pasaron 15 minutos y por fin lo vió llegar en un traje hecho a la medida de los que solía usar diariamente y le daba un toque de elegancia y sofisticación y es que el joven Yue Tsukishiro era brillante para las finanzas y muy guapo, tenía admiradoras por doquier y había conocido a Sakura gracias a su hermano Yukito quien era amigo cercano de la castaña.

- Hola Sakura. – dijo parcamente – Entremos por favor.

Ella asintió y lo siguió al interior del lugar.

- Cómo has estado?

- Bien… Estaba un poco preocupada porque no me habías llamado o escrito los últimos días.

- Si… Pero, mira Sakura, no quiero darle vueltas al asunto. Te he citado en este lugar porque necesito aclarar ciertas cosas.

- Claro, dime.

El rostro de él se había tornado tan serio como siempre era con los demás lo cual la extrañó, ella siempre había sido la excepción, inclusive cuando la había llevado a su oficina y sus compañeras veían el trato que tenía para con la jovencita. Pero ahora era diferente.

- Me resulta un poco difícil decirte esto pero… Es necesario. Creo que durante este tiempo tú has estado algo confundida.

- ¿Confundida? A qué te refieres?

- Yo…. Solo te veo como una amiga y creo que tú has confundido las cosas pensando que mis sentimientos por ti son mas fuertes de lo que en realidad son. Yo no te quiero de la misma manera Sakura.

En ese momento ella dejó de escuchar, solo sentía como se le iba el aire y todo a su alrededor se volvió difuso. Él intentó tomar su mano, gesto que ella rechazó automáticamente.

- Confundida?... De verdad piensas que esto es solo una confusión?

- Si, creo que confundiste mi amabilidad con otra cosa.

Ella no deseaba escuchar más y sonrió de nuevo tratando de que sus lágrimas no salieran y poner en evidencia el dolor que la embargaba.

- Discúlpame Yue, pero debo irme.

Para él no fue oculta aquella sonrisa rota que le había dedicado, ella tenía la cualidad de ser transparente y generosa y sabía que intentaba con todas sus fuerzas no manifestar su tristeza ante él para que no se sintiera mal.

Tomó el pequeño bolso que traía consigo y salió del lugar rápidamente.

- Sakura, Sakura, espera por favor. ¿Para dónde vas?

- Tengo algo que hacer, adiós Yue.

Tomó un taxi aunque esta vez no tenía un rumbo definido, al subir al vehículo le pidió al hombre que condujera pues le era imposible retener por más tiempo sus lágrimas y cubría su boca con las manos para acallar los sollozos. Apagó su teléfono pues no quería ser molestada o preocupar a sus seres queridos.

El taxista pasó un rato conduciendo sin rumbo fijo.

- Señorita, discúlpeme, pero desea que la lleve a algún lugar específico?

- Si, lléveme por favor al parque Ueno.

En ese momento recordó que ese fue el primer lugar donde se había visto con Yue hace unos meses atrás, la recibió con unos chocolates finos y pasaron un día increíble hablando sobre sus anécdotas, gustos y temores. Fueron a comer a un bello restaurante y caminaron rumbo a la estación de trenes observando la luna y riendo. Un encuentro simplemente mágico.

Al llegar al lugar se sentó en una pequeña banca siendo invadida por las imágenes de todo lo que había pasado al lado de Yue.

FIN FLASHBACK

- Cuándo pasó esto?... Estoy… Estaba segura de que sentía lo mismo que yo. Pensaba la chica de ojos verdes bajo la mirada curiosa de los transeúntes, tenía su mirada perdida entre los árboles, los niños jugaban y el mundo seguía girando a su alrededor, todo era ajeno a ella en ese momento.

Hacía un rato había encendido su teléfono de nuevo, pues recordaba que su hermano la estaría llamando y si no lograba localizarla podría preocuparse. Efectivamente la había llamado pero también recibía incesantes mensajes de Yue.

Preguntaba por su paradero, por cómo estaba, le manifestaba su preocupación. Ella simplemente los miraba pero no respondía, no se sentía con fuerza para hablar con él, solo repasaba en su mente cada momento desde que lo conoció y lo que la había llevado a esa situación.

La tarde había transcurrido lenta. No se sentía preparada para regresar a casa, no aún y menos con el aspecto que tenía, necesitaba calmarse que sus lágrimas dejaran de salir de manera automática y mucho más evitar que su hermano sospechara y Yue pudiera tener problemas. Lo quería, en verdad lo quería, tanto que no estaba dispuesta a permitir que él cargara con la responsabilidad. Tal vez era tal y como él lo decía, todo era completamente su culpa, ella y su estúpido romanticismo que la había llevado a malinterpretar las cosas.

- Si debe ser eso, Yue no tiene la culpa, él siempre ha sido muy amable y yo… Yo solo me comporté como una niñita, pero aún así… No puedo hablar con él, no me siento capaz.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una mano que se extendía hacia ella.

- Disculpa, no quisiera interrumpir, pero te sientes bien?

- Eh?

Al levantar su mirada se encontró con unos bellos ojos color ámbar y una sonrisa tímida pero sincera. Aún así no deseaba hablar con nadie.

- Si, estoy bien. – Dijo de forma tajante y tomó el pañuelo, no lo había pensado mucho pero debía verse horrible-

- Bueno… Pues, se que es atrevido de mi parte, pero… Creo que sea lo que sea que esté pasando, no vale la pena si te hace llorar.

- Si, tienes razón, es muy atrevido de tu parte, no me conoces, no te conozco y te agradecería que me dejes sola. Ah y gracias por el pañuelo.

- Perdón, no quise importunar, con permiso.

Vio como aquel joven se alejaba de ella, sabía que había sido muy agresiva pero en realidad no estaba de humor y mucho menos para hombres.

El sol se ocultaba entre las copas de los árboles del parque, cerró sus ojos sintiendo el cálido viento que jugueteaba con su cabello hasta que una mano se posó sobre la suya.

- Sabía que estarías aquí.

- Yue… Yo…

- Me tenías muy preocupado Sakura, por qué no contestaste mis mensajes?

- Perdón, pero en realidad no quiero hablar contigo.

Él suspiró antes de empezar a hablar – Mira, eres muy joven aun, apenas tienes 19 años y tal vez nuestra cercanía… Todo se prestó para que pensaras algo que no existía. No lo tomes a mal. Pero si quieres seguimos siendo amigos.

Cada palabra dicha por aquel hombre le hería en lo más profundo de su ser ¿en serio había sido un error todo lo que habían vivido en eso, cada uno de sus mensajes, los detalles que había tenido con ella?

No podía escucharlo mas – Esto… Yue, debo irme, y no… no te preocupes, solo dame tiempo – Ella tomó su camino para salir del parque sintiendo como nuevamente la anegaban las lágrimas pero no permitiría que él la viera así, no quería que se sintiera culpable.

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- Ya llegué – dijo la ojiverde al ingresar a su casa.

- Que bueno que llegaste monstruo te estaba…. – Las palabras de Touya Kinomoto se detuvieron al ver el estado en que venía su hermana. La veía sonreir pero sus ojos la delataban: había estado llorando. Puso su mano en la frente de ella y notó que estaba ardiendo en fiebre.

- Hermano discúlpame pero estoy algo indispuesta, iré a dormir.

Él la observó con rostro de preocupación. ¿Qué le había pasado a su dulce hermana? Y peor aún ¿quién era el culpable?.

Rápidamente tomó el teléfono – Tomoyo? Si, habla Touya… Dime por favor… Sakura estuvo contigo el día de hoy?

- Hola Touya, no… Sakura estuvo haciendo algunas diligencias en la ciudad, traté de comunicarme con ella pero no me contesto. ¿Ya llegó?

- Si, pero no me gusta nada… Creo que algo le pasó y es obvio que no me lo dirá a mi. Se que ahora es tarde para que vengan, pero mañana será posible?

- Claro Touya, gracias por llamarme.

- A ti, te lo encargo mucho.

Terminaron la llamada pero él no dejaba de estar preocupado por su hermanita, sabía que podía ser un ogro y en muchas ocasiones no tenía tacto para tratarla, pero si era cierto que la quería muchísimo y deseaba protegerla. Solo quería enterarse de quién había sido el desgraciado que la estaba haciendo llorar.

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Al llegar, cambió su ropa y se acostó, se sentía muy cansada y con un terrible dolor de cabeza, su corazón estaba roto y no tenía deseos de nada, pero el sonido de la puerta llamó su atención.

- Siga.

- Sakura – era touya de nuevo – Tienes fiebre, es posible que pescaras un resfriado y debes comer algo antes de tomar medicamentos. Mira, traje esto para ti.

- Gracias hermano.

Ella se sentó y empezó a comer, tomó los medicamentos y se recostó de nuevo.

Su hermano se puso de rodillas ante ella. – Monstruo, se que no soy precisamente la persona más adecuada para que confíes en mi y me digas lo que sucede. Lo único que puedo decirte, es que sea lo que sea… Pasará, nada es para siempre aunque a veces pensamos que lo es. Sabes que estaré para cuidarte siempre. – le sonrió con ternura para después salir de su habitación.

Sakura se recostó de nuevo. Solo quería dormir, dormir y olvidar la pesadilla que estaba viviendo.

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- Hola Touya, soy Tomoyo, llamaba para saber cómo sigue Sakura.

- Pues no muy bien la verdad, no se lo que le pasa, no parece un resfriado pero tiene mucha fiebre, dice que le duele la cabeza y no ha querido levantarse de la cama, apenas si ha comido un poco. Me preocupa mucho.

- En ese caso, vamos para allá, le llevaré algunas cosas a ver si se anima a comer y no te preocupes, si tienes alguna diligencia que hacer estaremos con ella todo el día.

- Muchas gracias, si, debo ir a trabajar en una hora.

- Perfecto, salimos para allá

Tomoyo Daidouji, una joven estudiante universitaria y una de las mejores amigas de Sakura se caracterizaba por ser una joven de hermosa apariencia con cabello largo y negro como la noche y unos hermosos ojos violáceos que hacían juego con su pálida piel de porcelana. Era además elegante y sofisticada pero a su vez sencilla y amable. Hija de una reconocida empresaria japonesa con quien no compartía mucho tiempo por sus muchas ocupaciones, era el motivo por el que su amistad con Sakura era tan estrecha.

Pasó por el parque pingüino para encontrarse con su otra amiga Meiling Li, una joven de nacionalidad China, pero que había vivido en Tomoeda desde su infancia cuando su familia se había mudado allí. Al igual que Tomoyo, estudiaba en la universidad, las tres jóvenes estaban en la misma universidad pero en carreras distintas y Sakura ya estaba en tercer año de su carrera, mientras las anteriores en primer año, pues a pesar de tener la misma edad Sakura había sido adelantada dos años y había terminado sus estudios de preparatoria a los 15 años. Meiling era también de hermosa apariencia cabello negro y largo, blanca y sus ojos como rubíes, pero a diferencia de Tomoyo y Sakura, era impulsiva, con carácter fuerte y decidido, sin duda una amiga muy leal que luchaba con quien fuera por defender a sus seres queridos. Entre las tres eran el complemento perfecto.

Li y Daidouji se dirigieron a casa de Sakura hablando sobre lo que podría haber sucedido.

- Pero no entiendo Meiling, será posible que sea algo relacionado con Yue? Me parece muy extraño, sabes que siempre fue un caballero y tan atento, tan detallista.

- Lo se Tommy, pero sabes que nunca me dio buena espina el tal Yue, tanta dulzura con ella, la forma como le escribía y la llamaba todo el tiempo. Pero aún así sabes que nunca estuve de acuerdo.

- Esperemos a llegar con Sakura antes de sacar conclusiones.

Ya se encontraban frente a la residencia Kinomoto y se apresuraron a entrar al mismo tiempo que Touya salía.

- Les encargo a Sakura, no ha salido de su habitación en toda la mañana y aún está enferma.

- No te preocupes Touya, no la dejaremos sola.

El joven salió sonriendo a las recién llegadas.

Sakura se encontraba encerrada en su habitación, en realidad no se sentía capaz de llorar más, le dolía mucho la cabeza, sus ojos y se sentía débil. Estaba frente a su computador repasando los diferentes mensajes que habían sido enviados por Yue, tratando de comprender en qué había fallado o qué había hecho mal o si era acaso cierto que ella había malentendido las cosas.

El sonido de la puerta llamó su atención.

- Touya puedes pasar.

- No es Touya… Somo Tomoyo y Meiling.

Suspiró pesadamente – pasen chicas.

- Hola Sak, venimos porque nos tenías muy preocupadas, no contestas el teléfono desde ayer y….

La castaña rompió en llanto nuevamente abrazada a sus amigas.

- Sak pero qué fue lo que pasó? – indagaba Meiling

La chica de ojos verdes solo lloraba mientras Tomoyo acariciaba su cabello y Meiling se veía realmente enfadada.

- Es por Yue no es así?

Sakura solo asintió.

- Lo sabía! Te lo dije Tomoyo, sabía que ese idiota tenía algo que ver

La joven china se paseaba por la habitación, se sentía impotente al ver a su querida amiga en esa condición por un tipo que ella sabía no valía la pena.

- Hagamos algo, iré a preparar algo de té para acompañar el delicioso pastel que hemos traído para ti y verás que te sentirás mejor – salió del cuarto dando un beso en la cabeza de su amiga y dejándola con Tomoyo.

Cuando por fin se calmó, su amiga amatista recogió su cabello y le ayudó a limpiarse la cara. Se notaba en su rostro la tristeza, pero el ver la sonrisa sincera de su querida amiga no pudo evitar sonreírle de vuelta.

- Soy deprimente no?

- Claro que no Sakura. Esperemos a Meiling y nos cuentas qué pasó te parece?

Ella asintió en respuesta y la joven china no tardó en llegar con el té ya preparado. Cuando se acomodaron empezaron a escuchar el relato de la castaña sobre lo sucedido el día anterior, todo lo dicho por Yue y lo sola que se había encontrado toda esa tarde en el parque, había olvidado el pequeño detalle del joven que amablemente se acercó a ella intentando confortarla.

- Tomoyo te lo dije, es un completo idiota! Cómo pudo hacerle eso a Sakura, decirle que se había confundido? Por favor! Nosotras somos testigos de todo lo que él le decía, los mensajes que le enviaba.

- Si, Meiling… Pero él no es un mal hombre… Todo fue mi culpa.

- Escúchame bien Sakura – decía Meiling- Nada de lo que pasó fue una confusión o producto de tu imaginación, simplemente él jugó con tus sentimientos y justificarlo no te ayudará en nada.

Tomoyo por su parte solo reflexionaba – Sak y no te volvió a llamar o a escribir?

- No, no volvió a hacerlo.

- Amiga, es muy extraño lo que está pasando y estoy de acuerdo con Meiling, es decir, nosotras fuimos testigos de todo lo que sucedió y… Creo que solo se está justificando. Es que ese cambio se produjo en muy poco tiempo, hace una semana ese hombre veía por tus ojos.

- Lo se… Lo se y me duele mucho, por qué tenía que suceder esto?

- No puedo darte una respuesta, lo que si debo decirte es que no debes culparte, tú no eres responsable, creíste en él, en sus palabras, en los supuestos sentimientos que tenía por ti.

Las tres chicas continuaron con su conversación. Toda la tarde compartieron intentando distraer a Sakura de lo sucedido.

Prepararon la cena entre risas y compartieron como hace un buen tiempo no lo hacían, la universidad absorbía todo su tiempo y debían aprovechar esta oportunidad.

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Dos semanas habían pasado desde aquel triste acontecimiento, Sakura miraba distraídamente por la venta mientras transcurría su clase de economía. Durante ese tiempo no había vuelto a ser la misma, repasaba en su mente una y otra vez lo vivido con Yue, este último, no volvió a comunicarse con ella de ninguna manera, parecía que se lo hubiese tragado la tierra.

- Bueno jóvenes, esto es todo por hoy, por favor no olviden la evaluación que tenemos pendiente para la próxima semana y el ensayo sobre la interacción de la economía entre oriente y occidente.

Se sentía perdida, y justo en ese tiempo que era periodo de evaluaciones. Recogía sus cosas lentamente hasta que sintió su móvil vibrando en su bolsillo.

- Sak te estamos esperando! Por qué no has llegado?

- Mei acabo de salir de clase… Estoy recogiendo mis cosas.

- Pero qué dices Sakura, si la clase terminó hace mas de 15 minutos, acabo de hablar con uno de tus compañeros.

- Cómo? Perdón! Al parecer ando mas distraída que de costumbre. Ya voy para allá

Salió corriendo el aula al encuentro con sus amigas, Tomoyo y Meiling se habían decidido por acompañar lo más posible a su amiga en este momento difícil.

Se acercó corriendo y agitando la mano buscando llamar la atención de ambas jóvenes, Tomoyo le sonreía ampliamente mientras Meilin rodaba los ojos mostrando su impaciencia por la tardanza de su amiga.

- Perdón chicas – hablaba totalmente agitada- creo que me distraje y perdí la noción del tiempo.

- Bueno siii pero vámonos ya! – decía Meiling- Saben que mas tarde el bar está a reventar! Y hoy tocan los chicos.

- Claro, vamos.

En ese momento un sonido llamó su atención, era un mensaje entrante al celular de Sakura.

"Hola preciosa, ya salí de mi reunión y te he extrañado mucho, en un momento paso a recogerte, estoy ansioso por estar a tu lado. Yue"

Su corazón dio un vuelco, empezó a latir con fuerza y se puso pálida de golpe deteniendo su andar.

- Sakura, Qué te paso? Te sientes bien? – preguntaba Tomoyo-

- Es… Es Yue… Un mensaje suyo.

Meiling tomó rápidamente el teléfono entre sus manos. – Tienes razón, habían quedado de verse o algo?

- No, no hablamos desde ese día. Creen que de pronto quiera arreglar las cosas?

Tomoyo miraba con preocupación la emoción de su amiga, temía que eso era algo fuera de lo normal y lo que estaba sucediendo la heriría mucho.

- Lo voy a llamar.

- No Sakura! Espera por favor.

- Pero por qué no? Debo contestarle algo no? Además… extraño mucho escucharlo.

- Bueno, pero pon el altavoz entonces – decía Meiling-

- Está bien.

Inició la llamada, timbró una, dos… hasta cinco veces hasta que entró la contestadora.

- Qué extraño –Dijeron el trío de amigas-

- Le intentaré de nuevo, de pronto está ocupado.

Nuevamente la llamada, timbró una, dos…

- Hola preciosa.

- Ho… Hola Yue… Soy yo, Sakura.

- Sakura… Kinomoto?

- Si, la misma.

- Ahhhh… Perdón pensé que era otra persona. Necesitas algo?

El rostro de confusión de la castaña era evidente, mientras sus amigas la miraban con preocupación.

- Eh… Bueno, eso quería saber yo, con el mensaje que me acabas de enviar… Pensé que…

- Mensaje? No se de qué hablas

- Si, era un mensaje donde decía pues… que nos veriamos.

- Oh – al fondo se escuchaba como musitaba maldiciones en voz baja – Perdón, pero es una confusión, no te estaba escribiendo a ti. Así que si no es más…

Ya ella no pudo contestar, se sintió sin fuerza en ese momento.

- Eres un maldito desgraciado – decía Meiling – Pagarás todo lo que le estás haciendo a mi amiga. Te lo juro.

Si, lo sé, empieza triste, pero en realidad así fue jejeje incluso lo de la confusión en el mensaje que luego comprenderán por qué.

Espero leer sus reviews, de verdad me alegran el corazón...

Besos y abrazos.

Ale-San