Hey, sister's soul's! okya
Drabble. Puedo ver una huella de PaddyAndKyuubi aquí.
Disclaimer: Harry Potter no me pertenece, el summary de esta historia tampoco (le pertenece a Disney), está inspirado en algo que me dijeron, así que básicamente sólo escribí el fic... okay. This is perfect. Thanks.
Summary: «Cual fuego de Infierno me quema el corazón. Impuro deseo, maldita tentación».
Advertencias: Slash (relación hombre x hombre) implícito. ¿? Ni idea qué más.
Espero que les guste x3
Hellfire
Harry bufó, apartándose. Aquel maldito Slytherin iba a matarlo de un jodido susto. O peor, iba a obligarlo a matarlo, a convertirse en un asesino (cosa que no quería. Bueno, a veces sí. Por ejemplo esa).
No fue capaz de avanzar ni dos pasos cuando sus manos estuvieron inmovilizadas sobre su cabeza. Su varita cayó, rodando sobre el suelo de piedra con un sonido que parecía gritar en el silencio de la noche.
—¿Tratando de huir, Potter?
Harry conectó sus ojos con los de Tom Riddle, dispuesto a maldecirlo sin varita –con lo que no era nada bueno, pero santa mierda, su vida corría peligro–, e incapaz de moverse en cuanto sus ojos estuvieron atrapados en los del Prefecto.
Y todo lo que lo había arrastrado hasta ahí –el viaje nocturno hasta las cocinas, la pequeña aventura persiguiendo a la gata de Filch sin que el animalejo se diera cuenta– pareció perder sentido. Pareció perder sentido porque, joder, Tom Riddle lo estaba quemando.
Su mirada ardía como el fuego maldito. Y él, Harry Potter, fue una víctima más de las llamas.
—Qué bueno que hayas reconsiderado tus opciones —rió Riddle, jocoso—. Eres extrañamente pacífico, una vez que guardas silencio.
Harry abrió la boca para decir algo, o probablemente escupirle, pero todo quedó en la nada cuando la respiración de Tom estuvo sobre la suya. No se tocaban, de ninguna manera. Y aún así podía sentir su aliento. Miel, dulce, té. ¿Un tentempié de medianoche?
Tom sonrió.
—¿Sabes, Potter? He querido divertirme contigo desde hace mucho, mucho tiempo.
Potter frunció el ceño. Pero esos ojos... no podía no obedecerlos. Si el fuego se apagaba, ¿qué sería de él?
Tom susurró contra sus labios, nunca tocándolos, nunca probándolos.
—¿Me seguirás, Harry Potter? ¿Me serás leal? Júralo. Por tu magia.
—Lo juro —susurró Potter, aborreciéndose a sí mismo, pero dejándose llevar por el fuego infernal de esa mirada.
Y luego preguntaban por qué el Señor Oscuro tenía tantos seguidores.