Yuuri no sabía que esperar, el decano le había informado que su nuevo compañero de cuarto llegaría esa tarde.

Y simplemente no podía estar más nervioso.

No tenía ni la más mínima idea de quién llegaría a ocupar el lugar que Phichit fue obligado a desocupar.

Había sido tan inesperado, que aún no podía creerlo.

Una semana antes, el decano llegó a interrumpir una ardua sesión de estudios que Yuuri había obligado a Phichit a tener, ya que su entonces roommate, estaba teniendo serios problemas con su clase de Fisiología.

─Katsuki, Chulanont, he sido encargado de informarles que a partir de la próxima semana ya no compartirán departamento. ─ Dijo el regordete señor Mills, con una expresión apenada, listo para salir corriendo en cualquier momento.

─ ¡¿QUÉ?! ─ Yuuri y Phichit preguntaron al mismo tiempo completamente atónitos.

─ Debe de estar bromeando ─ saltó Phichit totalmente confundido.

─ Pero... ¿De que habla señor Mills? ¿Hicimos algo mal? ─preguntó Yuuri consternado. Realmente Phichit y él no eran alumnos modelo, pero aun así no eran los típicos miembros de fraternidades que gastaban sus días bebiendo mucho y estudiando poco. Si sus calificaciones alguna vez flaqueaban era por el arduo entrenamiento al que ambos eran sometidos.

─ De verdad lo siento mucho, muchachos. Este asunto está fuera de mis manos... ─dijo apenado el señor Mills mientras secaba con un pañuelo que siempre cargaba, las gotas de sudor que escurrían por su frente debido al nerviosismo, ─ Pero no se preocupen, el señor Chulanont solo se mudará al departamento de enfrente, ... ─

─ ¡¿Por qué soy yo el que tiene que cambiarse?! ¡Ese no es un departamento es un cuarto para chatarra! ─ El tailandés interrumpió al decano, el cual dio un salto sorprendido por los abruptos gritos de Phichit.

─ Son políticas de la escuela señor Chulanont, espero que comprendan mi posición ─ el señor Mills se veía sumamente nervioso por el asunto, los jóvenes estuvieron discutiendo por más de una hora con el hombre y aun así no pudieron conseguir nada.

Phichit se mudaría a un departamento que era la mitad del suyo y Yuuri tendría que compartir su departamento con un desconocido.

El tailandés se mudó en dos días y a pesar de que al principio estuvo molesto, se alegró al saber que al menos no compartiría el reducido lugar con nadie.

─ Si algo sucede y el tipo no te cae bien siempre puedes venir a dormir con nosotros ─ le había dicho el moreno a Yuuri, mientras cargaba la jaula de sus hámsteres al departamento donde a partir de ese momento viviría.

Yuuri simplemente suspiró mientras ayudaba a su amigo a cargar las numerosas cajas que le pertenecían.

Los muchachos estaban bastante sorprendidos ante el drástico cambio y las acciones de la escuela, pues en cuanto el decano se enteró de que la antigua habitación del tailandés estaba vacía, mando a pintarla y limpiarla, para hacerla parecer como si nunca hubiera sido ocupada.

El departamento también sufrió cambios, el lavabo que llevaba roto desde que Yuuri y Phichit se habían mudado, fue remplazado en una tarde, junto con el escusado, la regadera, la estufa, el refrigerador, los muebles de la pequeña sala-comedor, e incluso la puerta de entrada, la cual cambio de ser madera vieja, a duro y moderno metal.

Yuuri cada vez estaba más nervioso ante la situación.

El señor Mills definitivamente actuaba muy raro y sospechoso, cuando el japonés trataba de hacerlo hablar del tema, simplemente lo evadía y cambiaba drásticamente la conversación, asegurándole que todo estaría bien y que su nuevo compañero sería de su agrado.

Una tarde antes de que el nuevo inquilino llegara, el señor Mills sentó a Yuuri en la nueva y moderna mesa del comedor con la excusa de querer aclararle unos puntos al joven.

─ Señor Katsuki, me han informado que su compañero de cuarto llega mañana ─ comenzó el regordete señor mientras nerviosamente tamborileaba los dedos sobre el cristal de la mesa, ─ Necesito que me prometa que en cuanto llegue lo mantendrá en secreto ─

Ante las palabras el japonés se tensó, ¿Por qué habría de mantener en secreto la llegada de su nuevo compañero? ¿Quién era el tipo que vendría?

─ En cuanto lo vea aparecer lo entenderá, de todas formas, si tiene algún problema no dude en consultarme ─ le dijo el señor Mills al ver su confusión, tratando de hacer sentir mejor al muchacho.

Yuuri se limitó a asentir, su estómago estaba revuelto debido al nerviosismo que sentía en esos momentos, ¿Acaso su nuevo compañero de cuarto sería alguien famoso? ¿O tal vez se trataba del hijo de algún político? ¿O de un mafioso?

Dejando que su imaginación volará lejos, Yuuri dejo de poner atención al decano, el cual en cuanto terminó de darle instrucciones, que Yuuri no logró comprender, se levantó listo para salir.

─ Recuerde, nadie puede saber Katsuki ─ fue lo único que le dijo antes de salir como un espía del pequeño departamento.

Yuuri pasó la noche en vela pensando en el misterioso compañero de cuarto que tendría, mientras miraba fijamente la pared de su habitación la cual, estaba tapizada con posters y fotos de su ídolo Viktor Nikiforov.

Por un momento tuvo la loca idea de que tal vez alguien del calibre de Viktor llegaría, se rio de si mismo por tan ridícula idea y se dispuso a dormir, rogando porque su nuevo compañero fuera al menos alguien amable.

Despertó exaltado al día siguiente debido al escándalo que ocurría detrás de la puerta de su habitación, creyendo que su misterioso compañero al fin había llegado, acomodó sus rebeldes cabellos, se quitó su viejo pantalón de pijama y se vistió rápidamente con lo primero que encontró.

Al abrir la puerta se encontró con lo que menos esperaba.

Al menos diez personas entraban y salían cargando grandes cajas y costosas maletas, siendo dirigidos por una joven de cabellos rubios y ojos aguamarina, la cual soltaba órdenes con un raro acento que Yuuri no pudo reconocer.

En cuanto la muchacha notó su presencia le dedico una enorme sonrisa y le extendió una mano.

─ Señor Katsuki un gusto, mi nombre es Ina ─ Yuuri correspondió el apretón de manos y antes de que pudiera preguntar nada el celular de la chica comenzó a sonar incontrolablemente, ─ Discúlpeme ─ le dijo con una apenada sonrisa al tiempo que dejaba a un muy confundido Yuuri en medio del departamento.

Yuuri no entendía lo que estaba pasando.

Ninguna de las personas que cargaba las cajas, lucia como un estudiante de universidad y ninguna le prestaba la mínima atención, así que no queriendo estorbar en su camino el japonés regresó a su habitación con la intención de esconderse hasta que hubiera algo de paz.

Después de un par de horas, en las que Yuuri se dedicó a hablar con Phichit por Whatsapp, un insistente toqueteo a su puerta lo hizo sobresaltarse.

El señor Mills lo esperaba del otro lado, le informó que su nuevo compañero de cuarto llegaría esa tarde así que estuviera preparado, el japonés no entendió muy bien a lo que se refería así que simplemente asintió.

Cuando el decano salió, la paz de nuevo reinó en el departamento, Yuuri quiso ir a curiosear dentro de la habitación de su compañero, pero se contuvo. Tenía tan mala suerte que seguramente si entraba sería descubierto por el nuevo inquilino y esa definitivamente no era la primera impresión que quería dar.

Se dispuso a darse un baño aún no acostumbrado a la nueva y moderna regadera que incluía chorros de hidromasaje y sauna. Cuando salió quiso preparar algo para comer, no sabía si a su nuevo compañero de cuarto le agradaría su comida, aun así, preparó suficiente para dos y si a su nuevo roommate no le gustaba lo que había preparado simplemente se lo llevaría a Phichit.

Por un segundo quiso preparar katsudon, pero debido a que se encontraba a mitad de temporada y no había ganado nada, se conformó con ensalada verde y pollo asado.

Comió en silencio, a veces siendo interrumpido por los insistentes mensajes que Phichit le mandaba desde la pista de patinaje. Debido a que Yuuri quería estar presente para recibir a su nuevo compañero, tuvo que posponer su práctica de esa tarde, aun así, las horas pasaron y la misteriosa persona no apareció en todo el día.

Yuuri pasó su día acomodando algunas cosas y haciendo sus deberes atrasados, cuando el reloj marcó las diez de la noche se dio por vencido y se metió a su habitación, tal vez su compañero nunca llegaría y así él y Phichit disfrutarían todas las mejoras del departamento.

Estaba a punto de quedarse dormido cuando escuchó ruido fuera de su habitación, no sabía si era correcto salir a saludar, pues al parecer su compañero de cuarto no estaba solo.

Pudo distinguir la voz de Ina a través de la puerta de su habitación, la muchacha hablaba rápidamente en un idioma que Yuuri pudo distinguir como ruso.

Sin pensarlo mucho abrió la puerta, en el momento no le importó su desordenado cabello, no traer lentes y estar vestido en su viejo pantalón de pijama y una camiseta que Phichit le había regalado como broma hace unos años que decía "Daddy's Little Boy".

Sin embargo, cuando vio lo que lo esperaba en la pequeña sala-comedor, quedó pasmado.

Ina parecía estar regañando a un joven alto, de cabellos plateados, piel tan blanca que parecía porcelana y hermosos ojos color turquesa, de no ser porque no traía lentes y realmente no veía muy bien, pudo haber jurado que se trataba de Viktor Nikiforov.

─ Hola de nuevo señor Katsuki, este es su nuevo compañero de departamento, Viktor Nikiforov ─ dijo Ina señalando al joven que tenía al lado, el cual le dedico una enorme sonrisa y cuando estuvo a punto de hablar Yuuri entró de nuevo a su habitación tan rápido como pudo azotando la puerta tras él.

Simplemente no podría ser posible.

Seguramente se había quedado dormido observando el último poster que compró de Viktor, donde el ruso sonreía justo como lo acababa de ver, con una medalla de oro Olímpica rodeándole el cuello.

Eso era definitivamente. No había razón por la que Viktor Nikiforov se mudará a un minúsculo departamento en la universidad de Detroit y mucho menos que se convirtiera en el compañero de cuarto de Yuuri.

El japonés aun alterado, simplemente se metió a su cama y cerró los ojos. Tal vez cuando despertara se encontraría con su verdadero roommate, algún niño mimado hijo de alguien con mucho dinero que había sido castigado y obligado a vivir con Yuuri.

De ninguna forma Viktor Nikiforov estaría ahí afuera cuando despertara.

No supo cuánto tiempo pasó, pero no pudo conciliar el sueño.

Repentinamente las voces afuera de su habitación se apagaron, después de un rato más Yuuri abrió los ojos y se sentó en la cama dispuesto a salir de nuevo, tal vez todo se lo había imaginado, tal vez el pollo que había comido estaba malo y le había provocado alucinaciones.

Esta vez se puso sus lentes y salió de su habitación, no sin antes ponerse una sudadera roja con el escudo de la escuela estampado al frente, para así poder cubrir su vergonzosa camiseta.

Cuando salió de nuevo a la pequeña área común todo estaba en silencio, a pesar de que todas las luces estaban encendidas no parecía haber nadie más que él ahí.

A penas comenzaba a relajarse cuando repentinamente la puerta del baño se abrió y se escuchó un "Дерьмо, я забыл полотенце!" (¡Mierda, olvidé mi toalla!), Yuuri no entendió lo que la voz le decía, pero cuando la persona salió, quedó una vez más petrificado en medio de la sala-comedor.

Ahí estaba de nuevo él, desnudo, con el cabello completamente mojado haciendo que traviesas gotas de agua rodaran por su cara, cuello y torso, mirándolo expectante con una gran sonrisa, tan hermoso y perfecto como si hubiera saltado de uno de los posters de su habitación.

─ ¡Yuuri! No pude presentarme hace un rato. Soy Viktor Nikiforov y a partir de este momento seré tu compañero de habitación─ le dijo alegremente con un marcado acento ruso, dedicándole un guiño y una enorme sonrisa.

Yuuri estuvo seguro de que el grito de sorpresa que dio despertó a toda la unidad de departamentos.