Disclaimer: The story doesn't belong to us, the characters are property of S. Meyer and the plot belongs to KitsuShel. We just translate with her permission.

Disclaimer: La historia no nos pertenece, los personajes son de S. Meyer y la trama de KitsuShel, solo nos adjudicamos la traducción.


Parachute

By: KitsuShel

Traducción: luzalejatb

Beta: Yanina Barboza


Calling All Angels: POV Esme

I need a sign to let me know you're here
All of these lines are being crossed over the atmosphere
I need to know that things are gonna look up

'Cause I feel us drowning in a sea spilled from a cup
When there is no place safe and no safe place to put my head
When you feel the world shake from the words that are said

And I'm calling all angels
I'm calling all you angels

...

Calling All Angels by Train

.

.

22 de junio de 1984

Este había sido el día más largo del mundo. Me estiré y me crujió la espalda cuando me levanté de mi pequeño cubículo en Mann & Perkins Designs. Había trabajado aquí durante los últimos dos años, ayudando a pagar nuestras cuentas mientras que mi esposo terminaba la escuela de medicina. Apenas podíamos vernos por nuestros horarios y las cosas estaban tensas por el momento, pero algún día, con suerte más temprano que tarde, miraríamos hacia atrás y sabríamos que todo valió la pena.

Agarré mi bolso y corrí hacia mi pequeño automóvil, esperando llegar a casa antes que Carlisle y comenzar a hacer la cena. El tráfico en Kennedy era poco, así que llegué a casa en veinte minutos, lo que era una buena media hora antes de que Car estuviera en casa. Mientras luchaba con las llaves de nuestro apartamento de dos habitaciones, pude escuchar el sonido del teléfono sonando. Justo cuando la puerta se abrió, el contestador automático inició.

¡Hola! ¡Has contactado a Esme y Carlisle! No estamos aquí para contestar, ¡pero deje un mensaje y lo llamaremos!

—Hola, señora Platt. Soy Georgiana del hospital Rockford Memorial. Estamos tratando de contactarla...

—¿Aló? —respondí sin aliento, apagando la máquina y levantando el teléfono.

—¡Oh! —chilló una voz sorprendida—. Hola, estoy intentando contactar a Esme Platt, ¿está disponible?

—Yo soy... quiero decir, esa soy yo. Soy Esme Platt, bueno, Esme Cullen ahora que estoy casada. —Tomando una respiración profunda, intenté calmar mis nervios. Carlisle estaba en Northwestern, no en Rockford, a casi dos horas de distancia. No había nada de qué preocuparse—. Lo siento, estoy divagando. ¿Cómo puedo ayudarla, señora?

La mujer del otro lado de la línea se rio entre dientes.

—Está todo bien, señorita Platt, perdón, señora Cullen —suspiró y el humor rápidamente se apagó—. Lo siento mucho, querida, pero la llamo para informarle que el señor y la señora Masen murieron en un accidente ayer por la noche. Usted estaba como la pariente más cercana de la señora Masen y nos tomó un tiempo encontrarla.

La confusión me inundó de inmediato. Nunca había oído hablar de alguien llamado Masen. Cuando le dije eso a Georgiana, la mujer estaba igual de confundida.

—Lo siento mucho, señora Cullen, pero usted está en la lista como hija de Elizabeth Masen.

De repente, la respiración dejó mis pulmones y colapsé de rodillas.

—Lo era —comencé, luego tuve que parar para tragar el nudo en mi garganta—. ¿Su apellido de soltera era Parker?

—¡Vaya, sí lo era! ¿La conoce después de todo?

—Sí —respondí en un susurro—. Ella es la madre biológica que me dio en adopción. Nunca la conocí, así que no sé por qué me catalogaría como su pariente más cercano.

—Oh, Dios mío —murmuró la mujer—. Esto complica las cosas —suspiró.

—¿Por qué? ¿Qué cosas se complican? —La confusión no era una emoción con la que yo estuviera en buenos términos.

—La señora Masen estaba embarazada de nueve meses. Los médicos pudieron salvar la vida del bebé, pero desafortunadamente sus dos padres no lo lograron. Como usted es el único pariente más cercano, necesitábamos contactarla para informarle sobre el futuro del bebé.

—¿Yo? ¿Cómo puedo decidir sobre su futuro? No sé nada de él.

La ansiedad comenzó a arrastrarse por mi espina dorsal. ¿Estaban locas estas personas? Este niño no era mi responsabilidad.

—Bueno, normalmente no hablamos tan abiertamente por teléfono sobre este tipo de asuntos, pero sé que está muy lejos y esto la sorprendió, señora Cullen. Sus opciones son bastante simples. Puede optar por tomar la custodia del bebé o firmar para renunciar a sus derechos. De cualquier forma, necesitamos que venga al hospital.

Mi corazón comenzó a doler por este pequeño niño que acababa de perder a toda su familia de un solo golpe.

—¿Qué le sucederá si firmo?

—Lo pondrán en Servicios para Niños y estará en un centro de adopción hasta que se pueda arreglar una adopción.

Me dejé caer en el sofá, pasándome una mano por el cabello.

—Tendré que hablar de esto con mi esposo cuando llegue a casa, pero ya que mañana es sábado, podremos pasar mañana. ¿Está bien? ¿Puedo darle nuestra decisión entonces?

—Por supuesto, señora Cullen. Sé que esta no es una decisión que pueda tomar a la ligera.

—Está bien, estaré allí mañana.

—Que tenga una buena tarde, señora.

—Gracias, adiós.

Extendí la mano y colgué el teléfono, sentándome en la mesa junto al sofá.

—Entonces, ¿a dónde vamos mañana, Es?

Mirando hacia la puerta, mi apuesto esposo estaba de pie junto a ella, luciendo exhausto, pero feliz de verme como siempre. La culpa inmediatamente me atormentó por todos lados. Me sentía mal por ese niño pequeño, mi hermano, pero no había forma de que pudiéramos cuidar un bebé en este momento. Al darse cuenta de mi angustia, Carlisle rápidamente se acercó y se sentó a mi lado, tomándome en sus brazos.

—Oh, Essy —murmuró—. ¿Qué ocurre, nena?

Mientras abría mi corazón, compartiendo todos los detalles de la llamada telefónica, él escuchaba atentamente y con paciencia.

—¿Qué quieres hacer, amor? —respondió suavemente—. Es tu elección y te apoyaré en lo que elijas.

Puse los ojos en blanco y me alejé molesta.

—No, Car. Esta es nuestra decisión. Somos una sociedad; no puedo hacer esa clase de elección sin tu opinión.

Él sonrió tristemente y suavemente colocó un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—Essy, sería difícil, pero encontraríamos una manera de manejarlo. Honestamente, estaría bien con cualquier decisión que tomes. Si quieres traerlo a casa con nosotros, lo amaré como si fuera mío. Si eliges renunciar a sus derechos, sostendré tu mano.

Parpadeé para contener las lágrimas y acuné su rostro.

—¿Por qué siempre tienes que ser tan perfecto?

Él me besó suavemente.

—Es porque lo sacas de mí, mi amor. Es fácil ser todo para ti.

Descansé mi frente contra la suya, la agonía destrozó mi alma.

—No podemos —susurré con voz entrecortada—. No hay... no hay suficiente tiempo. Entre mi trabajo y tu universidad, ya estamos fuera de límites. Un bebé sería desastroso.

Cuando me eché a llorar, me abrazó y acarició mi espalda para consolarme.

—Ssh, está bien, nena. Todo estará bien.

—Entonces, ¿por qué me siento tan mal?

Su pecho se movió mientras reía levemente.

—Tienes uno de los corazones más grandes y compasivos con los que me he encontrado, Esme. Es una de las cosas que me hizo enamorarme de ti. No serías tú si esto no estuviera haciendo que tu corazón duela. Es una elección difícil, pero como dije, estaré a tu lado.

—Te amo, Car —le susurré, colocando mis labios contra su cuello.

—Yo también te amo, Es.

.

.

Carlisle me miró divertido mientras caminaba de un lado a otro en la sala de espera afuera de la UCI de Rockford.

—Es, cálmate. La trabajadora social estará aquí en breve —dijo con voz suave.

—Lo sé, lo sé —respondí con agitación—. Solo quiero que esto termine.

Una mujer afro estadounidense alta dobló la esquina y se dirigió directamente a nuestra dirección. Ella sonrió amablemente y nos tendió la mano.

—¿Señor y señora Cullen?, soy Elaine Smith, la trabajadora social aquí en Rockford Memorial.

Carlisle sonrió y le estrechó la mano, mientras mi mirada se deslizaba hacia las puertas corredizas que nos separaban de la UCI. Algo me llamaba de allí, como una cuerda invisible.

—¿Es? —llamó Carlisle, sacándome de mis pensamientos.

—Lo siento mucho, ¿sí?

La señora Smith sonrió.

—Solo preguntaba si habías tomado tu decisión.

—Sí, yo... —Mi voz se congeló en mi garganta y no pude continuar, todo mi cuerpo fue arrastrado hacia esa habitación con todos los bebés pequeños. Empecé a preguntarme si esto era algún tipo de señal.

Como si pudiera sentir mi dilema, la trabajadora social hizo un gesto hacia las puertas.

—¿Te gustaría conocerlo primero?

Una emoción desconocida se encendió en mi pecho y, durante una fracción de segundo, quise dar media vuelta y huir. Como si de alguna manera supiera que este era el momento que cambiaría mi vida. Miré a mi marido en busca de apoyo y él asintió. Nerviosamente jugando con mis dedos, seguí a la mujer a la habitación blanca y estéril.

Toqué su pequeña mano con mi dedo, antes de levantarlo suavemente de su pequeña cuna. Lo sostuve en mis brazos y nuestros ojos se conectaron.

Hay momentos que lees en los libros, cosas que crees que solo pasan en las películas, pero cuando mis ojos se posaron en ese pequeño de azul, mi mundo cambió su eje. Las lágrimas cayeron por mi rostro y supe, solo supe, que no podía alejarme de él.

Oí la alegre voz de mi esposo desde la puerta y levanté la vista, segura de que la maravilla y el asombro aún estaban en mi cara.

—¿Supongo que ya somos padres? —bromeó, caminando para mirar al niño en mis brazos. Extendió la mano y acarició suavemente la mejilla del bebé, lo que produjo un amplio bostezo—. Hola, hijo —murmuró, envolviendo un brazo alrededor de mi cintura.

—Hijo —repetí, probando la palabra en mi lengua. Nada se había sentido tan bien. Miré a Carlisle, mi corazón estaba listo para estallar de amor y alegría—. ¿Qué estaba pensando, Car? Podemos hacerlo, le daremos una buena vida.

Mi esposo, mi roca y mi más grande apoyo, simplemente sonrió y me besó en la frente.

—Sí, lo haremos, Esme.

—¿Cómo deberíamos llamarlo? —pregunté, principalmente a mí misma.

—Bueno, ¿por qué no lo nombramos en honor a su padre?

—Edward Anthony Masen Cullen —susurré—. Es un poco largo, pero creo que es perfecto para él.

Los ojos azules de Edward se cerraron lentamente, contento de quedarse dormido en mis brazos.

—Este es solo un nuevo comienzo, Esme.

Miré a mi esposo y sonreí, lágrimas de felicidad escaparon de mis ojos, y asentí.

—Un nuevo comienzo con nuestro angelito.


Y ahora sí este es el último outtake hasta el momento, así que llegó el final.

Queremos agradecerles muchos por el apoyo a esta historia, nos hizo muy felices poder compartirla con ustedes.

Gracias una vez más a las traductoras y betas que hicieron posible que estas historia llegara a ustedes, y a la autora que nos permitió traducirla.

¡Nos leemos en otras traducciones!