¡Hola!

Hacía tiempo que quería escribir algo así, espero que os guste.

Todos los personajes le pertenecen al fallecido genio Michael Ende, menos Jane y Nicole, entre otros personajes de Fantasía, quienes pertenecen únicamente a las películas.

Pues como dije, este es un crossower entre el libro y las películas, fundidos en uno. Así que recomiendo encarecidamente ver Neverending Stor para comprender el fanfiction y no perderse, además del canon del libro por supuesto. La primera película no es tan importante. :V


— MUNDOS QUE ENTRECHOCAN —

1


Atreyu acababa de llegar de una cacería de búfalos púrpuras sobre su caballo Artax, junto con el resto de cazadores y cazadoras a través del Mar de Hierba. Y ni tiempo tuvo de descansar cuando el anciano jefe le había llamado a su tienda. El chico, quien ya contaba con catorce años, notó como el cansancio en su cuerpo fue cambiado totalmente por sorpresa al ver el ÁURYN en manos del anciano.

Atreyu —le había reconocido el anciano ciego nada más había ingresado en la tienda—. El Esplendor que una vez fue tuyo vuelve a ti, es un deseo expreso de nuestra señora, La de los Ojos Dorados.

El chico, momentáneamente mudo, tomó el ÁURYN de manos del anciano y no dudó en colocárselo al cuello. En seguida el guerrero adolescente notó como un escalofrío recorría la horrenda cicatriz que lucía en su costado, oculta por las gruesas pieles, ya preparadas para el invierno que estaba próximo. Y como siempre que sucedía eso, como un fogonazo llegó a su mente el recuerdo de su amigo de otro mundo. El verdadero dueño de la Alhaja.

¿Y qué ha pasado con Bastian? —preguntó, enmascarando a la perfección su preocupación.

La Emperatriz Infantil no le habría devuelto el ÁURYN a él si Bastian hubiera estado en condiciones de llevarlo.

El joven Guardián de piel pálida estuvo aquí, acompañado por una niña de piel pálida que lucía la Marca de la Emperatriz y que aseguraba ser la hermana de otra sangre del Guardián. Ellos quisieron esperar a tu llegada, pero no tenían ese tiempo, así que tuvieron que combatir solos la amenaza.

El rostro de Atreyu se endureció.

¿Amenaza, cuál amenaza? —ya habría tiempo más tarde para preguntar sobre esa niña con la Marca de la Emperatriz Infantil.

La barrera entre Fantasía y el mundo del Guardián ha sido rota, Atreyu, joven héroe elegido por La de los Ojos Dorados.

Los ojos brillantes del chico Piel Verde se abrieron enormes.

¿Cómo dice? —se esforzó mucho en no levantar la voz.

El Libro cayó en manos de la maldad. Un enemigo cobarde proveniente del mundo del Guardián. Un grupo de corazones negros que se hacen llamar los Inadaptados. Atacaron Fantasía con sus malas intenciones y su odio hacía nuestro Guardián, que lograron pasar las páginas del Libro y hacer mella en nuestro mundo —explicó el anciano ciego, Atreyu escuchaba en tensión. Se moría por preguntar si Bastian estaba bien o si por el contrario el ataque le había dejado mella. Normalmente los Guardianes eran severamente heridos cuando algo así sucedía y recordando lo que a Bastian le había pasado cuatro años atrás por causa de Xayide y la Nada, bueno... De nuevo un escalofrío recorrió su cicatriz—. Él y la Niña de la Marca defendieron nuestro mundo, vencieron la batalla. Hubiera sido buena tu ayuda, héroe escogido por la Emperatriz, pero no indispensable, hasta ahora: Fantasía es vulnerable a la oscuridad del mundo del Guardián ahora. Es orden de La de los Ojos Dorados que vuelvas a portar el ÁURYN y partir lo más rápido posible hacía la Montaña Errante. El Viejo de la Montaña te dará la información que necesitas para tu nueva misión.

Una Orden... —susurró Atreyu, momentáneamente impresionado por el peso de esas dos palabras que hasta entonces la Emperatriz nunca había usado hacía él, ni hacía nadie.

Desde que se había convertido en el Héroe de la Emperatriz todo habían sido sugerencias, nunca una orden abierta, hasta ese momento. Entonces realmente temió por Bastian, su cicatriz comenzando a doler, pero lo disimuló.

La Emperatriz Infantil puede contar con mi fiel servicio, como siempre —sentenció haciandose ver lo más seguro de si mismo que podía y a ser posible también más maduro de solo catorce años, siendo plenamente consciente de que la Emperatriz escuchaba la conversación—. Es más, partiría ahora, pero mi montura no se encuentra en condiciones para tomar el camino.

Te suplico cautela, joven héroe —le advirtió el anciano antes de que Atreyu saliera de la tienda—. Quedate bajo el fuego del hogar al menos está noche, los héroes deben reponer fuerzas.

Atreyu nunca había sentido más pesado el ÁURYN rodeando su cuello como en los momentos en los que estaba obligado a no actuar. Pero sabía que el anciano ciego tenía razón. Lo único que conseguiría si no descansaba como era debido sería desmayarse a mitad de camino, como muy poco. La cacería de días había sido lo suficientemente extenuante.

El chico asintió a pesar de que el hombre no podía verle y fue solo cuando salió de la tienda que se permitió doblarse y rodear el costado que había sido herido hacía cuatro años.

Había sido un año entero sin ver a Bastian y su cicatriz ya comenzaba a resentirle por ello. Pero sabía que no le molestaría si su amigo se hubiera encontrado bien. Que le doliera así... sin duda no era buena señal.

Mañana, en cuanto despuntara el sol partiría hacía las Montañas Errantes, el deber le llamaba de nuevo.


El timbre que indicaba el final del recreo sacó a Nicole de su ensoñación y tuvo que levantar sus ojos marrones del libro.

A regañadientes y algo de pesar dejo La Historia Interminable de nuevo en la estantería.

La Niña de la Marca. Así era como la conocían ahora en ese mundo, se tiró de sus cortos cabellos rubios. Lo sentía como un título demasiado grande para ella, uno que sin duda no quería. ¡Los seres que le habían otorgado ese título ni tan siquiera deberían haber sido reales! solo un montón de nombres extraños escritos en papel y desde luego nunca debieron haber sido motivo de su preocupación.

Pero ahí se encontraba la Niña de la Marca, leyendo el Libro aun cuando la lectura no la llamaba realmente y, sobretodo, a espaldas de su hermanastro.

Aunque..., Atreyu ya se había puesto en camino. Ella no le conocía en persona, pero Bastian siempre le había hablado maravillas del héroe que actuaba en nombre de la Emperatriz, a todas luces el protagonista del Libro, aunque ella no sabía si confiar realmente en un crio tan solo un año mayor que ella... ¡¿Por qué demonios le importaba?! Lo que sea que le ocurriera a ese maldito mundo era cosa del Guardián y no suya, maldijo enteramente el día en el que Bastian le habló del ÁURYN y el colgante le llamó la atención, inclusó cuando creía que no era real.

— Vamos Nicole, llegaras tarde a clase —el señor Koreander la instó a marcharse de una vez.

La niña parpadeó un par de veces, para enfocarse. Esto de pertenecer a dos mundos en vez de uno era de lo más difícil para ella. Entendía que a Bastian le gustase, pues el chico era a todas luces un rarito de manual, pero ella era una chica de lo más normal... ¿Por qué se metería en todo este desaguisado? No lograba recordarlo.

— Ya me iba —murmuró entre dientes.

Ya pasaba la puerta hacía los pasillos cuando Koreander de nuevo la detuvó.

— ¿Cómo se encuentra tu hermano? —se preocupó el anciano.

— Hermanastro —corrigió Nicole con veneno en su voz. A pesar de todo aun estaba renuente a demostrar que Bastian era más que un dolor de trasero para ella—. Continúa enfermo.

El hombre simplemente asintió con rostro estoico. Se mordió la lengua de soltar uno de sus comentarios duros, pues sabía que el temperamento de la niña era tan duro como el suyo propio y solo serviría para estar a la gresca mucho tiempo y Nicole perdería sus clases.

La rubia de ojos marrones no se molestó a mirarle, simplemente se fue.