Aviso: Spin Off del fic Life Unexpected. Todos los personajes y lo que reconozcan pertenece a JK Rowling.


5.

You lift me up and I am found
You lift me up before I hit the ground
You lift me up when I'm down, down, down
You lift me up before I hit the ground.

Durante tres días había llovido sin parar. Día y noche. Como si el ambiente no fuera ya lo suficientemente lúgubre. Aquella mañana parecía que las nubes finalmente habían decidido dar tregua y aminorar su descarga, aunque eso no significaba que sol tuviera ganas de salir.

El clima nunca había sido un problema importante para él, se sentía cómodo en cualquier ambiente, sin embargo, esas últimas setenta y dos horas de frío y neblina parecían estar poniendo su paciencia al límite. Estaba harto de tanta maldita lluvia, cargaba un humor pésimo y al parecer lo único que ese maldito país sabía hacer era darle razones para ponerse peor.

Sirius gruñó y se quitó el abrigo de la cabeza, sacudiéndola para que el agua corriera por su cabello, haciéndolo parecerse más a un perro. Se abrigó debajo de aquel árbol, esperando que la lluvia terminara de emanar y que todas esas personas se marcharan para poder acercarse.

Odiaba los funerales, como todo el mundo por supuesto, pero él se lo tomaba muy en serio. Nunca iba, a ninguno, ni su madre con todos sus castigos lo había obligado jamás, le parecía la tradición más estúpida e innecesaria de todas, le había hecho jurar a James que él nunca tendría uno.

Y sin embargo, ahí estaba, de pie en aquel cementerio que estaba seguro se había llenado más durante esos últimos años.

No debía estar ahí, se había acordado que solo Lily la acompañaría porque Ojoloco no quería atraer la atención a un funeral con tantos miembros de la Orden, además que era lógico suponer que Mar prefería su privacidad. Claro, a él todo eso no podía importarle menos.

Al principio había pensado en hacer caso y mantenerse al margen, pero no podía concentrarse en nada, no sabiendo que ella estaba en ese lugar. Así que al final había conseguido que Remus lo cubriera un rato para poder ir a verla, aunque fuera por un momento.

Se había parado a una distancia prudencial de la multitud que había identificado sobre la cima de una colina y que ahora empezaba a dispersarse. No le costó nada reconocer a la dueña del cabello rojo que estaba sentada en un banco junto a otra figura que tenía la mirada fija en las cinco lápidas que tenían enfrente.

El corazón se le cayó al estómago al verla y esa sensación amarga a la que empezaba acostumbrarse volvió a cubrirle todo el pecho. Quiso salir corriendo hacia ella para envolverla en sus brazos y llevársela de ese lugar, esconderla de todo aquello que estaba viviendo. Saber que no podía hacerlo lo estaba enloqueciendo de frustración.

Había pasado una semana desde que habían encontrado la marca tenebrosa sobre su casa, durante los tres días siguientes Sirius no se había separado de Mar bajo ninguna circunstancia. Había mandado a la mierda misiones y guardias, no había tenido cabeza para nada que no fuera asegurarse que la chica no iba a cometer una estupidez impulsiva.

No tenía idea de si había hecho un buen trabajo, pero sabía que tenía que cuidarla.

De repente la mirada verde de Lily se encontró con la suya, sorprendiéndose al verlo ahí. Sirius movió la cabeza, en forma de saludo, y ella respondió de igual forma antes de dedicarle una mirada interrogativa, haciéndolo subir una ceja, como si no fuera obvio lo que estaba haciendo ahí.

La pelirroja le puso los ojos en blanco antes de volverse hacia su amiga y susurrarle algo. Marlene solo asintió, con una expresión indescifrable que a él le ponía los pelos de punta. Lily le pasó una mano por el cabello de manera cariñosa antes de levantarse y empezar a caminar hacia el chico.

—Hola. —Lo saludó la chica cuando llegó junto a él, llevaba la cabeza tapada pero algunas gotas de agua le caían por el cabello pelirrojo— Pensé que estarías en Escocia.

—Cambio de planes. —Se limitó a responderle él con un encogimiento de hombros— Iré cuando termine aquí.

Ella asintió y le desvío la mirada, con esa expresión fúnebre que tenía siempre que hablaba con él. No tenía idea de que demonios le pasaba a esa chica, nunca habían sido exactamente amigos pero tampoco se habían llevado mal, aún no lo hacían… Y sin embargo, cada vez que hablaban Lily lo miraba como si le doliera hacerlo.

Era increíblemente molesto y quiso hacer un comentario pero se contuvo. Aún estaba agradecido con ella por haberle permitido quedarse con Marlene en su pequeño departamento en Londres y por haberla cuidado cuando tuvo que marcharse.

— ¿Qué tal estuvo todo? —Le preguntó al final, decidido a llevar la fiesta en paz.

—Como siempre son estas cosas. —Respondió Lily con un suspiro pesado y triste— Deprimentes.

—Le dije que no tenía que hacerlo. —Bufó él, fastidiado— Era innecesario…

—Es su familia. —Le cortó ella, atreviéndose a encontrar con su mirada— Claro que tenía que hacerlo.

Sirius chasqueó con la lengua y esbozó una mueca de incomprensión. Sí, eran su familia y ellos sabían lo mucho que significaban para Marlene, no era necesario una ceremonia que solo recordaba lo que había pasado.

Volvió a posar su mirada en ella y relajó su expresión, la chica seguía en la misma posición en la que Lily la había dejado.

— ¿Cómo está? —Quiso saber, susurrando como si Mar pudiera escucharlos.

Lily suspiró con pesadez y por un momento sus ojos se cristalizaron pero bajo la mirada antes de que fuera muy obvio.

—Ella está… Bien, aunque al mismo tiempo no. —Respondió con una mueca amarga— Digo, está mal, obviamente, pero se está manteniendo fuerte. No se como demonios lo hace.

Esbozó una sonrisa sincera al escucharla decir eso, sintiendo como el pecho se le llenaba de algo parecido al orgullo, como siempre le pasaba cuando algo le recordaba lo increíble que Marlene podía llegar a ser.

—Estará bien, eventualmente. —Siguió diciendo Lily— Ella es así, podrá con esto.

—Lo se. —Concordó Sirius, suspirando— Aunque espero que sea rápido.

Por toda respuesta la pelirroja subió las cejas, dándole a entender que ella estaba deseando lo mismo.

Entonces algo lo hizo pensar que posiblemente Lily necesitaba que Mar estuviera bien tanto como él. La necesitaban para seguir adelante, para mantenerse de pie.

—Deberías ir a hablar con ella. —Sugirió la chica, como quien no quiere la cosa.

— ¿Crees que quiera? —Preguntó él con escepticismo.

—No. —Sonrió Lily con tristeza— Pero lo necesita.

Sirius no respondió, no sabía que tan cierto era eso… Pero sabía que él sí lo necesitaba.

—Anda, yo espero aquí. —Le dijo Lily, parándose debajo del árbol.

Él asintió y suspiró con fuerza antes de empezar a caminar hacia aquella colina.

Mar lo había visto llegar incluso antes de que Lily lo hiciera, siempre era así, él y esa fuerza magnética que parecía atraerla y envolverla incluso en los momentos más críticos de su vida.

No se había esperado que se apareciera ahí, sabía que no le gustaban ese tipo de cosas y en verdad no podía culparlo, de no estar directamente afectada ella tampoco habría asistido. No estaba muy segura de que lo había empujado a aparecerse y aunque una parte de ella se sentía algo incómoda, había otra que estaba aliviada.

Sabía que la cordura que aún mantenía y que no le había permitido desmoronarse se la debía en gran parte a él, y a Lily claro. A ellos, que a pesar de todo, no la habían abandonado durante esos primeros días. A veces se sorprendía de estar ahí, manteniéndose a pesar de todo, siempre se había considerado una persona fuerte pero en ese momento, se había sorprendido hasta a ella misma.

Por tres días había pensado que no lo lograría, que tanta culpa y tristeza iban a comérsela viva y que al final no quedaría nada de ella. Habían sido tres días de oscuridad y dolor, de llorar sin parar hasta pensar que se había quedado seca y sorprendiéndose al ver que no era así. No había dormido nada y no había comido más de lo que Sirius y Lily la habían obligado y al final lo había terminado vomitando.

La verdad era que no recordaba mucho, se había sentido tan perdida y fuera de si que los días solo habían pasado frente a sus ojos, como si todo el mundo siguiera pero ella no se diera cuenta, como si no formara parte de eso. Había estado segura de que se iba a ahogar en un pozo de depresión y miseria del que nadie iba a lograr sacarla… Pero al final, logró salirse sola.

Fue como despertar de un sueño y entender que aunque todo doliera y lo único que quisiera fuera rendirse, no podía hacerlo. Tenía que obligarse a levantarse, a seguir adelante, aunque fuera para organizar el funeral que su familia se merecía. Darles aquel adiós que se había adelantado demasiado.

Las fechas en las lápidas de mármol que tenía frente a ella no parecían reales. Se había dedicado toda la ceremonia a sacar cuentas en su mente, como para asegurarse de que no había error alguno, de que así de pocos eran los años que habían podido vivir las personas que más amaba en el mundo.

De que así de injusta era la vida.

—No esperaba que vinieras. —Le dijo a modo de saludo, cuando lo escuchó llegar.

—Yo tampoco. —Respondió él con sinceridad— Supongo que no podía no venir.

Mar no le respondió, cuando lo sintió sentarse a su lado en la banca tampoco dio señales de haberlo notado a pesar de que cada fibra de su cuerpo le rogaba que se arrojara sobre él para buscar el refugio que sus brazos le habían ofrecido unos días atrás y que ya empezaba a extrañar.

Sin embargo logró controlarse y solo moverse un milímetro más cerca, no queriendo volver a desmoronarse frente a él… Ni frente a nadie.

—Lily me dijo que estuvo deprimente.

—Es un funeral. —Le recordó ella con una sonrisa amarga e irónica— ¿Qué esperabas?

—Debiste poner una barra libre, eso habría atraído más gente.

La chica le puso los ojos en blanco pero no le dio mayor importancia a su estúpido comentario. Otros habrían pensado que era insensible, que lo era, pero ella lo conocía lo suficiente para saber que solo debía estar increíblemente nervioso.

—No tienes que hablar, Sirius. —Le informó, divertida— Tranquilo.

—Sabes que eso nunca es una opción. —Respondió él con un bufido— Pero tengo que admitir que te quedó… Bien. No tenía idea de que sabías organizar estas cosas.

—No lo se. —Dijo Marlene, agradecida por la charla insignificante— Lily me ayudó y una tía que llegó de Irlanda.

—No sabía que tenías familia ahí. —Comentó Sirius, confundido.

—Tenía años sin hablar con ellos. —Suspiró la chica pesadamente— Para ser honesta contigo, no reconocí a la mitad de las personas que estaban aquí…

Aquello era totalmente cierto, y no solo porque no estuviera prestando atención a nadie, sino porque la mayoría eran compañeros de sus padres y de sus hermanos mayores, además de familiares lejanos que nunca había visto o con los que no hablaba desde antes de empezar en Hogwarts.

Pensó dolorosamente que nunca se había preocupado por conocerlos porque para ella su familia siempre habían sido las cinco personas que vivían en su casa. Nadie más.

Sirius notó como su expresión se volvía más agria y eso le provocó a su corazón un salto desagradable. Nunca se había imaginado lo detestable que podía llegar a ser verla así de decaída, siento tan poco Marlene. Lo odiaba.

Suspiró con pesadez y sacudió la cabeza con desagrado a la vez que buscaba entre los bolsillos de su abrigo por una caja de cigarros que ya iba por la mitad.

— ¿Quieres? —Le ofreció, poniéndose uno en la boca y acercando la caja a ella.

Marlene volteó la cara para ver los cigarros y fue cuando Sirius vio su rostro por primera vez. Se le hizo un nudo en la garganta al ver las profundas y oscuras bolsas que tenía bajo los ojos, estaba seguro que su frente tenía unas líneas que no había visto antes y tenía los labios rotos.

Era doloroso y se tuvo que obligar a no desviar la mirada.

—No, gracias. —Respondió ella al final, aunque no lucía muy convencida.

— ¿Por qué? —Le preguntó con el ceño fruncido, extrañado— Debes necesitarlo.

—Créeme, lo hago. —Afirmó Marlene dejando de ver la caja y volviendo a mirar al frente— Pero ya no lo haré más.

Sirius subió una ceja, intrigado por esa nueva decisión, y siguió su mirada hasta darse cuenta de que su atención estaba puesta en una lápida en específico. Aquella que llevaba el nombre de Ophelia McKinnon.

—Nunca le gustó que lo hiciera. —Le contó Mar en un susurro casi inaudible— Es lo menos que puedo hacer por ella…

Él tragó saliva ruidosamente a la vez que desviaba la mirada y se quitaba el cigarro aún sin encender de la boca.

—Aunque sea así puedo tratar de hacerla sentir…

—Lo estaba. —Le cortó Sirius, sabiendo perfectamente a donde se dirigían sus pensamientos— Todos estaban orgullosos de ti, Marlene.

Ella hizo una mueca irónica que dejaba claro que pensaba lo contrario, lo que hizo a Sirius gruñir y poner los ojos en blanco. Como siempre, estaba siendo necia y negada a ver algo tan obvio.

— ¿Por qué crees que sacaba el álbum de fotos cada vez que iba a visitar? —Le preguntó con aire bromista, intentando bajarle tensión al ambiente— ¿Solo para ver lo adorable que lucías con tu vestido rosa y dos coletas?

—Maldita fotografía. —Murmuró ella con una sonrisa nostálgica y amarga— Lo sacaban porque les resultaba hilarante que te burlaras de mí.

—Porque sabían que lo hacía con todo el aprecio del mundo.

Mar rió por lo bajo, tratando de disfrazar el punzante dolor que le causaba pensar en ellos, recordarlos sabiendo que ya no los tenía. Durante esos últimos días los había mantenido alejados para poder actuar racionalmente, pero ahora los recuerdos empezaban a volver lentamente, a arrastrarse desde los huecos más ocultos de su mente para atormentarla.

Sabía que Sirius tenía razón, todos se habían sentido orgullosos de ella, cada uno a su manera particular, pero lo habían estado. Y eso solo lo empeoraba todo.

Era una tortura saber lo orgullosos que los había hecho y toda la confianza que habían depositado en ella… Para ver como al final los había depositado.

Como les había fallado.

Suspiró con fuerza, intentando mantener las lágrimas a raya, muy asqueada ya de si misma por todas las que había derramado, y pasó la mirada por los nombres de los miembros de su familia, deteniéndose nuevamente en las fechas para lastimarse intencionalmente.

Sintió que se le iba la vida al reparar en la última de las lápidas a su izquierda cuya fecha apenas pasaba los once años.

—Iba a ser Gryffindor, como nosotros… Como yo. —Susurró, sin dejar de ver la tumba de su hermano, necesitando sacárselo del pecho— Lo deseaba muchísimo e iba a hacerlo, yo se que sí.

En ese momento, Sirius tomó una gran bocanada de aire y con mucho esfuerzo, tomó cada parte de él que quería sentirse incómoda y la apartó lejos, porque aquello era algo demasiado grave y si Mar quería compartirlo pues él quería estar ahí para ayudarla, aunque fuera solo escuchando.

Sonrió con tristeza al leer el nombre de aquel pequeño mocoso que lo había odiado desde el día que se había atrevido a robarle a su hermana durante un día viaje a la playa.

Sirius siempre lo había encontrado insoportable y molesto, pero Marlene lo adoraba y al fin al acabo era solo un niño.

Un niño al que le habían quitado todo solo por el capricho de una enferma.

—Le prometí que lo llevaría al cine. Nunca lo hice. —Siguió reflexionando Mar con la voz llena de arrepentimiento— Le dije que después, cuando todo acabara…

Nunca se había podido imaginar que ese después nunca llegaría.

—Soy un fracaso. —Soltó la chica con rabia.

— ¿Qué demonios…? No es cierto.

—Pero por supuesto que es cierto. —Replicó de manera cortante, volteándose para encontrarse con sus ojos— Lo único que tenía que hacer era protegerlos y no lo hice, ¿eso que me hace?

—No te hace un fracaso. —Le dijo Sirius con hostilidad, manteniéndole la mirada— ¿Hasta cuando te lo voy a decir? Tú no provocaste esto.

—Pues tampoco ayudé a que no pasara. —Resopló ella, enojada pero agradecida, porque prefería discutir con él que volverse a deprimir— Pude hacer millones de cosas para evitarlo y no las hice, pude hacer que se marcharan, pude ponerle a la casa al menos un maldito hechizo, pude…

—Pero no lo hiciste. —Le cortó él con rotundidad— Y martirizarte por eso no va a regresar el tiempo. Así que ya basta.

—Claro, como es tan fácil. —Chasqueó la chica con ironía— ¿Por qué no se me había ocurrido antes?

—No estoy diciendo que sea fácil. —Sirius se mordió la lengua para tragarse el idiota que casi deja salir— Pero es la verdad y es lo que tienes que hacer.

Mar entornó los ojos y no respondió. Sabía que era la verdad, no era estúpida, pero era imposible no pesar en todas las posibilidades, en todo lo que había podido hacer y no había hecho. Era fácil torturarse con eso, sobretodo cuando quería hacerlo.

—Debí haber estado en mi casa esa noche, no debí ir a hacer guardia, no debí…

—Y Bellatrix no debió hacer lo que hizo. —La interrumpió él con rotundidad— Es ella quien tiene la culpa de esto, no tú. ¿Qué tan difícil es entenderlo?

— ¿Y a quien crees que estaba buscando ella? —A Marlene se le quebró un poco la voz al decir eso— Debí haber estado ahí porque tal vez de haber estado entonces…

—Cállate. —Le espetó Sirius, tenso de repente— No digas esa mierda.

Sabía que era detestable y no pensaba decirlo en voz alta, pero a pesar de lamentar lo que había pasado y de sentirse horrible por todo… Sirius también se sentía aliviado, porque ella estaba viva. Respiraba tranquilo sabiendo que había decidido ir a hacer guardia esa noche.

Porque no importaba lo que ella quisiera creer, de no haber ido, lo único que habría cambiado sería el número de tumbas frente a ellos… Y no para menor.

—Esto no es tu culpa. —Repitió con amargura, desviando la mirada— Deja de culparte por los estúpidos errores de otro.

A Mar no le costó nada reconocer el doble sentido en sus palabras y entender a que se refería. Se volvió hacia él con el corazón en un puño, le dedicó una mirada significativa pero Sirius tenía la mirada atormentada puesta lejos de ella.

—No hagas eso. —Le pidió en un susurro— No te culpes por esto.

Sirius esbozó una mueca que pretendía ser una sonrisa pero salió como una mueca desagradable y grotesca.

—No creas que está obsesionada contigo solo porque eres bonita, Mar. —Dijo Sirius con la voz llena de odio.

Ella sabía que no, entendía que la raíz de toda esa obsesión enferma era su relación con él y sabía que si no la hubiera salvado esa noche en la villa muggle nada de eso habría pasado… Pero no lograba encontrar una fibra en todo su cuerpo que pudiera culparlo de algo, no podía y no quería que él lo hiciera.

—Esto no es tu culpa, Sirius. —Suspiró ella de manera testaruda— Y si no vas a dejar que yo me culpe entonces tú tampoco puedes hacerlo, ¿trato?

Sirius se volvió hacia ella con una ceja levantada, pero al ver que lo decía en serio relajó su expresión y soltó una risa por lo bajo, puso los ojos en blanco y se encogió de hombros.

—Bien. Trato.

Ella asintió y no se dijo más nada al respecto.

Era un trato que cumplirían a medias, porque iban a seguir culpándose hasta el final de los días, pero nunca hablarían de eso.

— ¿Qué vas a hacer ahora? —Le preguntó Sirius después de un momento de silencio, intentando cambiar el tema.

—Esa… Es una muy buena pregunta. —Respondió ella con una sonrisa fastidiada— No tengo idea en verdad. Bueno, esta tía que te dije me invitó a vivir con ella pero no se si…

— ¿Ah? —Saltó él de inmediato, viéndola extrañado— ¿Cómo…? ¿En Irlanda?

—Pues ahí es donde ella vive así que sí. —Dijo Mar como si aquello fuera obvio.

— ¿Y por que te vas a ir tan lejos? —Quiso saber él, confundido— ¿Cómo harás para ir y venir de las...?

Pero entonces calló al reparar en la expresión decaída y algo nerviosa que se había adueñado del rostro de la chica. Se puso alerta de inmediato, paladeando la dirección en la que se dirigían.

—Sirius, yo no…

—No me jodas, Marlene. —Bufó él, sorprendido y enfadado— ¿Qué vas a hacer? ¿Largarte a Irlanda y no volver nunca?

—Nunca dije que no volvería. —Se aclaró ella, atreviéndose a encontrarse con su mirada— Solo… Solo creo que sería mejor así, si me voy por un tiempo y…

— ¿Y que pasa con la Orden? —Quiso saber el chico, con voz demandante— Aún tenemos cosas que hacer aquí, no puedes solo irte y olvidarte de toda la mierda que hay aquí.

—Dije Irlanda, no China. —Dijo Mar poniendo los ojos en blanco— Allá tampoco viven en paz precisamente y no, no voy a olvidarme de nada solo…

— ¿Solo que? ¿Nos vas a dejar que lidiemos con todo esto solos?

Sabía que estaba siendo injusto y que no la estaba dejando explicar nada, pero estaba enfadado… Y tenía miedo.

—No puedes solo irte y ya, aún tenemos que pelear, la Orden te necesita, esto no…

— ¿La Orden? ¿De verdad? —Mar soltó una risa llena de amargura— Pues creo que ya demostré lo valiosa que soy para la Orden, perdiendo a cinco personas en una sola noche…

—Otra vez con esa mierda. —Gruñó Sirius— No seas necia. No puedes irte, Marlene, tienes cosas que hacer aquí…

— ¡No, Sirius, no tengo nada que hacer aquí! —Exclamó ella, exasperada, empezando a subir el tono de su voz— ¡No tiene ningún sentido que me quede! ¡Aquí ya no tengo nada, no hay nadie, yo…! —Se le quebró la voz y tuvo que desviar la mirada al sentir el llanto empezando a aglomerarse en su garganta— Estoy sola. No tengo nada por que quedarme.

Él no respondió de inmediato, haciendo todo lo que podía para no sentirse ofendido por sus palabras y para no dejar que dolieran más de lo debido.

—Pues gracias por lo que me toca. —Soltó antes de poder detenerse.

—Idiota. Sabes de lo que hablo.

Sí, lo sabía, y en el fondo podía entenderla. Así como también sabía que era egoísta pedirle que se quedara por él, cuando todo lo que había pasado era su culpa, pero la idea de perderla era desequilibrante para Sirius.

No quería que le afectara tanto pero era imposible. Pensar en seguir luchando sin ella le provocaba un vacío en el estómago, era casi como imaginarse peleando sin James… No podía hacerlo. Sabía que no podía.

—No puedes irte, Mar. —Le susurró, permitiendo que la súplica se colara en su voz— Esto aún no se acaba, no puedes dejarla ganar.

—Pues yo siento que ya ganó. —Susurró Mar.

Una lágrima rebelde resbaló por su mejilla y ella se apresuró a secarla con la manga de su blusa, no queriendo que él la viera así de nuevo, no queriendo volver a estar así.

De repente lo sintió moviéndose más cerca hasta que sus costados estuvieron pegados, haciéndola mover automáticamente para acercarse más a su calor. La mano de Sirius buscó la suya y la tomó, Mar no pudo detener sus dedos que se entrelazaron con los de él.

—No ganará si no la dejas. Si te quedas y peleas. —Insistió él, hablándole tan de cerca que sentía su aliento en su mejilla— Se que todo luce como la mierda ahora pero vamos a ganar esto, yo lo se.

—Tanto tiempo con James te ha contagiado el optimismo ciego. —Respondió la chica con una sonrisa triste.

—Pues algo bueno se me tenía que pegar. —Suspiró antes de acercar su mano libre y quitarle un mechón de cabello del rostro, acariciándola un poco en el proceso. La obligó a mover el rostro para encontrar sus ojos— Se que puedes sentir que no es así, pero sí te necesitamos aquí… Lily te necesita.

—Lo único que he hecho por Lily esta semana es darle preocupaciones. —Susurró Mar— Ella estará mejor si solo me voy…

—No eres tan estúpida para creer eso. —La interrumpió él, torciendo los ojos— No estará mejor si te vas, pasará todo el maldito día preguntándose como estás y que estás haciendo y así no podrá concentrarse.

Mar sintió una incómoda, aunque no del todo desagradable, sensación cálida y cosquilluda subirle del estómago y expandirse por todo su pecho. No era la primera vez que la experimentaba pero estaba segura de que nunca iba acostumbrarse a sentirse así.

Ambos sabían que no estaba hablando solo de Lily.

—Y tú sabes que no dejaras de pensar en ella estando lejos. —Siguió diciendo el chico, esbozando una sonrisa divertida— No importa que pretendas lo contrario, sabes que te preocupas muchísimo.

—Solo porque la pobre no sabe cuidarse sola. —Atajó ella, empezando a sonreír también. Sentía que había pasado una eternidad desde la última vez que lo había hecho sinceramente.

—Con más razón no puedes irte, ¿ves? Terminas dándome la razón.

Ella rió por lo bajo y sacudió la cabeza, sintiendo como ya su determinación había sido quebrada por esos malditos ojos grises de los cuales tendría que despedirse si decidía irse… Y sabía que no podría.

Se acercó a él para besarlo, tomándolo desprevenido al principio, aunque solo por un momento, porque después Sirius entreabrió los labios y empezó a responderle como solo él podía hacerlo.

Suspiró y se acercó más a ella, profundizando el beso para así hacerla entender cuanto necesitaba que se quedara, que se mantuviera fuerte y que siguiera adelante. Marlene por su parte lo besaba queriendo que entendiera cuanto le agradecía esa fortaleza que era capaz de darle cuando más lo necesitaba.

Se separaron un momento después con los labios hinchados y las respiraciones agitadas.

—No estás sola, Mar. Nunca vas a estarlo. —Le susurró Sirius viéndola a los ojos— Te lo juro.

A Marlene se le hizo un nudo en la garganta y sintió que iba a empezar a llorar de nuevo.

Asintió antes de recostar la cabeza de su hombro, no queriendo que viera lo brillante que se le habían puesto los ojos, aferrándose a esa promesa con todas sus fuerzas.

—Si gustas puedes vivir conmigo y con James. —Le ofreció él con un encogimiento de hombros— Hasta que todo se arregle al menos…

—Creo que será mejor que me quede con Lily por un tiempo, ahorrémosle a ambos el tener que encontrarse más de lo necesario.

Sirius chasqueó la lengua y gruñó fastidiado. Claro, él tenía que sufrir por culpa de ellos dos y cualquier problema ridículo que tuvieran.

—Estará bien. —Le dijo Mar, dándole un apretó en la mano— Ya lo resolveremos.

—Claro que sí… Siempre lo hacemos.

And if you let go I'll float towards the sun.
I'm stronger 'cause you fill me up.


¡Hola, mis amores!

Bueno, así llegamos al final de esta pequeña historia que fue más triste de lo que estoy acostumbrada a escribir, pero como ya sabrán era necesaria para el desarrollo de la trama en LU. Quiero disculparme por la calidad de esta última parte, la verdad es que no estoy nada contenta con el resultado, esperaba que me quedara mejor pero a veces la inspiración falla. Igual espero haberle dado un final más o menos decente.

Creo que con esto ya quedaron claras muchísimas cosas sobre la familia de Mar pero si aún tienen alguna duda háganmelas saber. El resto ya conocemos la historia, a Bellatrix la atrapan al final de la guerra y la meten a Azkaban, había pensado incluir el juicio en esta historia, ya que obviamente Mar asistió, pero prefiero dejar eso para verlo más adelante en LU al menos un poquito.

Eso es todo por ahora, espero que les haya gustado este pequeño fic que si bien no es de la pareja principal de LU, es de una que adoro y que se que algunos también disfrutan leyendo. Me encantaría saber que les pareció así que si pueden y quieren apreciaré todos sus reviews(L) ¡Los quiero mucho! Les mando un millón de besos y nos seguimos leyendo(:

Tanke 98: ¡HOLAA POR AQUÍ! Imagino que ya habrás olvidado lo que me dejaste en el capítulo anterior porque ya ha pasado un tiempo pero sí, por aquí todo bien, mi perro sigue bien jajaja, espero que tú también lo estés(: Creo que podemos decir pocas cosas son tan tristes como la muerte de Jack en Titanic, pero todo esto también fue bastante triste. Perder seres amados siempre es difícil, no importa bajo que circunstancia, y hacerlo en la forma que le pasó a Mar, que perdió a toda su familia en una noche pues tiene que ser lo más horrible que existe. Sin embargo ya vimos que ella logró sobreponerse a eso y que es un dolor que lleva por dentro, es un personaje extremadamente fuerte que aunque aún sufre por todo esto logra seguir adelante. Me alegra saber que mi intento de escribir drama salió decente jajajaja, ya lo dije pero no es mi fuerte y definitivamente no soy acostumbrada así que es bueno leer que cumplí las expectativas. Y nada, Honey, creo que eso es todo. Gracias por leerme por aquí y por dejarme tu review(L) Nos seguimos leyendo en LU, ¡te mando un abrazo enoooorme! Cuídate, bye(: