Los personajes le pertenecen a Hajime Isayama, pero la historia es completamente mía.


"Sé que te sientes sólo. Atrapado en el mar. Las cadenas de tus pies, más pesadas. Ahora quieren las llaves de tu casa y las garras de tus pies. Creo que es un telón para mí, y suena como..." – Curtains – Arcane Roots


Capítulo 9. Confesiones.

Annie permaneció sentada en el suelo junto con Eren. No sabía cómo se sentía en esos momentos, pero era una sensación reconfortante. Ambos estaban en completo silencio y estaban en paz en esos momentos, había comodidad con la presencia del otro aun cuando ninguno dijera palabra.

Pero así como si se tratara de un recuerdo ajeno, los gritos de Marco regresaron a su memoria, y el dolor y el arrepentimiento la regresaron de vuelta a esa cruel realidad en la que ambos vivían.

Inhaló, sintiendo la ansiedad recorrer toda su espina dorsal, provocándole un escalofrío.

¿Qué era lo que estaba haciendo? Había matado a tantas personas, a tantos soldados, a alguien que había sido tan especial para todo el escuadrón 104, y ellos, en un momento de desesperación le habían arrebatado la vida de la forma más cruel posible, dejándolo con la sensación de la traición y la confusión. Siendo abandonado por las últimas personas que él creería capaz. Arrebatándole los sueños.

No, no merecía esa calma que estaba sintiendo en esos momentos con Eren, no merecía algo remotamente parecido al amor ni al cariño, mucho menos a la compasión que él le estaba brindando. No merecía nada más allá que una muerte más cruel que la que había sufrido Marco.

— Hay algo que debo decirte. —musitó ella, su semblante había cambiado tan abruptamente que la sonrisa de Eren se desvaneció y frunció el ceño.

— ¿Qué pasa? —preguntó él, desconcertado.

Estaban bien, en esos momentos estaban bien. Él había visto la sonrisa de Annie nuevamente, más de una vez y lo único que sabía en esos momentos era que de cierta manera quería preservarla así siempre.
Quería que en esa cabaña, sólo se tratara de ellos dos, que no existieran titanes, que no existiera ni Mare ni Erdia, nada. Solo dos personas disfrutando la compañía del otro. Dos amigos. Pero nuevamente la vida misma le demostraba que él nunca disfrutaría de esa calidez ni sencillez.

No sabía por qué pero estaba relajado siempre cuando estaba con ella, no se sentía abrumado o desesperado como regularmente le sucedía desde hacía algunos años ya. Era una sensación tan reconfortante que en esos momentos se preguntaba cómo había soportado vivir miserable durante tanto tiempo y se había acostumbrado a ello.

Nunca se habría imaginado que la persona con la que más cómodo se sentiría, sería la misma Annie.

No lo cuestionaba ni lo mandaba, no le inducía un odio que no quería sentir. No lo obligaba a nada más allá de ser él mismo y aprender a luchar correctamente.

Estaba muy cómodo, tanto que no quería regresar a los días de entrenamiento cargados de estrés y ordenes de las cuales estaba harto.

Y aun cuando se encontraban tranquilos y cómodos, de momento a otro su semblante se aseveró tanto que se angustió.

— ¿Recuerdas a Marco? —preguntó ella. Abrazó más sus piernas y las aprisionaba con su mano, apretando demasiado fuerte su muñeca.

— M-marco... Sí. ¿Qué pasa con él?

Annie sintió sus ojos llenarse, deseaba con todas sus fuerzas no decirle. La muerte de Marco había sido una de las cosas más horribles que había hecho en su vida, y la única de la cual se arrepentía genuinamente. Pero eso no cambiaba el hecho de que había contribuido con su muerte. Lo había dejado desahuciado por el miedo. Eren no la perdonaría, no esta vez.

Y seguramente nunca le perdonaría todo lo que le había hecho.

Pero tenía que confesarlo, ya no solo por respeto a Marco si no por respeto a Eren. Ella no merecía todo el buen trato, no merecía la comida, no merecía la calidez que él le proporcionaba. No merecía nada y de una buena vez esperaba que Eren finalmente la odiara, como mereció desde siempre.

— Y-yo... yo... —su voz estaba entrecortada, su labio inferior temblaba y las lágrimas, por más que quisiera evitarlas, ya estaban cayendo incontrolablemente. Nunca le había costado tanto decir algo como en esos momentos. — Yo...

Eren no decía nada. Simplemente se estaba imaginando lo peor, sus ojos estaban abiertos cual platos observando a Annie con temor, no solo por el hecho de que la estaba viendo llorar por primera vez en toda su vida, de verdad, no víctima del pánico. Estaba llorando y cada lágrima que caía era de dolor, lo sabía.

La segunda razón era porque en esos momentos se estaba imaginando lo peor, lo más horrible.

— Yo...

— ¿¡Tú qué?! —presionó, impaciente. Sus ojos al igual que los de ella ya estaban llenos de lágrimas. Ya no necesitaba saber de qué se trataba. Lo había adivinado desde que ella lo mencionó.

— Yo fui parte responsable por la muerte de Marco. —dijo, de golpe. Comenzó a presionar con las uñas su muñeca, dejando marcas rojizas que pronto comenzaron a sangrar.

— ¿Qué? —preguntó él, con voz fría su mirada estaba desencajada y no miraba hacia ningún lado. — ¿Ma- mataste a… Marco?

Le había dolido. Cuando Jean simplemente mencionó que Marco estaba muerto y que nadie había visto sus últimos momentos; Eren estaba dolido.

Sabía que Marco era capaz de luchar contra un titán, sabía que no había forma de que él simplemente muriese sin que nadie se enterase.

Pero, había una razón, y parecía ser que dentro de ello estaba Annie.

— Sí… Y-yo...

— ¿Por qué?

— Reiner y Bertholdt hablaron de más y...

— No quiero saber cómo pasó... —la cortó él, llorando al igual que ella. Se levantó y se acercó hasta donde estaba Annie, la miró desde arriba, sus lágrimas caían directamente hasta el suelo de madera. — Quiero saber por qué tú... ¿Por qué de todos tú me tenías que traicionar así?

Annie no respondió nada, las lágrimas seguían cayendo de sus cansados ojos. Bajó la mirada temerosa y sólo eso bastó para que Eren se impacientara.

Rápidamente la tomó de ambos brazos presionando con sus dedos la piel y la tiró de espaldas contra el suelo, posicionándose arriba de ella e impidiéndole alguna forma de escape. Ella no puso ninguna resistencia.

La ira nuevamente brotó de él, se sentía exactamente igual que cuando la confrontó por primera vez en su forma de titan. Él, rugiendo desesperado intentando entender y ella, callada y distante, completamente indiferente a la situación.

— ¿Por qué de todos tenías que ser tú? —preguntó y se acercó más. Annie no lo miraba. Su atención estaba dirigida a la pequeña rejilla del sótano, estaba callada pero seguía llorando.

Eren presionó con más fuerza en sus hombros, pellizcando su carne, ella no hizo nada, como si no estuviera sintiendo.

— ¿Sabes lo mucho que desee que cuando todos llegaron para ser parte de la legión de reconocimiento tú también aparecieras? ¿Sabes lo mucho que desee que pelearas junto a mí, junto a todos? —dijo, las lágrimas estaban cayendo en la mejilla de Annie y se deslizaban hacia el suelo, ella no respondía nada.

— Fui un estúpido, ¿verdad? ¿Cómo la perra egoísta del escuadrón 104 iba a luchar por causas ajenas que no le brindaran algún beneficio? Eh, Annie. —dijo y sonrió irónico, pero al no ver respuesta simplemente la ira se apoderó completamente de él. — ¿¡Por qué tenías que hacerme esto!? Yo te defendí, yo estaba dispuesto a que la corte me sentenciara a muerte con tal de que no te pusieran a prueba, yo-

— Cállate de una puta vez. —dijo ella en voz baja. Ni siquiera lo había volteado a ver.

¿Podía confrontarlo? ¿Podía pedirle disculpas después de todo lo que había hecho? No, no podía. Había hecho demasiado daño, había destrozado el alma de aquel pobre chico. Lo había notado desde que vio esa mirada llena de coraje y ese brillo deseoso de justicia, justicia que él brindara.

Había una razón por la cual se había ofrecido a entrenarlo, no se trataba simplemente de que estuviera halagada de que aquel idiota la imitara de una forma tan pobre, estaba decidida a que él aprendiera a pelear, a que no muriera con tanta facilidad como le esperaba. Nunca se esperó que aquel chico resultara ser justo lo que le permitiría volver a ver a su padre, y no importaba si se había encariñado, su padre era su prioridad y haría cualquier cosa para regresar.

Los ojos de Eren se abrieron cual platos ante la sorpresa, ella lo miró finalmente, estaba molesta, conocía ese semblante demasiado bien.

— Nunca vas a madurar Eren, no importa qué. Siempre cegado por la ira, siempre creyendo que alguien que hace una mala acción ya es una persona mala... Sí, soy una traidora, una perra egoísta, una asesina, pero nunca, nunca hice nada porque lo quisiera... Tú no tienes ni idea de lo que nos hicieron a Reiner, Bertholdt y a mí... ¡Ninguno de nosotros hizo lo que hizo porque lo quisiera!

— ¡Tenían que tener una salida! —gritó, más frustrado. Se iba a levantar pero Annie lo tomó de ambas muñecas, forzándolo a permanecer ahí.

— Sigues hablando desde la ignorancia. —replicó, severa. Había dejado de llorar. — No sabes lo que es que te entrenen desde que eres un niño pequeño, que te intenten meter ideales que no te interesan, que te separen de tus seres queridos "por una causa heroica" que intenten dañarte y manipularte... No sabes nada, Eren. Y aun después de todo sigues creyendo que eres el bueno.

Tomó a Eren de las muñecas y lo aventó directamente hacia el armario, su espalda golpeó la puerta con un ruido sordo, él solo soltó un quejido de dolor.

Annie se levantó de golpe y dio media vuelta, dirigiéndose hacia la puerta, pero Eren la tomó de la muñeca, impidiendo que saliera.

— No puedes salir. —exclamó, ella forcejeó a la par con él. — Sabes que si te encuentran-

— ¿¡Qué!? Me van a matar, ¿no lo dijiste? Soy una perra egoísta y traidora. Merezco la muerte, merezco que me quiten la oportunidad de volver a ver a mi padre. ¿No lo entiendes verdad? Él es la única persona en este mundo podrido que siempre va a estar conmigo, que siempre va a entenderme.

Eren se detuvo en ese momento, miró atentamente a Annie la cual continuaba forcejeando. Tenía los ojos rojos y las mejillas rosadas. Estaba conteniendo el llanto y lo miraba con demasiada ira. Con demasiado odio contenido. Sus ojos estabantan inyectados que sabía en esos momentos que ella ya no estaba pensando con claridad.

No tenía la fuerza de siempre dado que estaba ligeramente aturdida por el alcohol, pero seguía forcejando tanto como podía.

— Yo te entiendo Annie. —replicó, sin soltarla, pero había dejado de forcejear. Su voz se mantuvo serena y eso de cierta manera alertó a la rubia — Lo hago...

— No... No lo haces... —gruñó, intentando soltarse. Su fuerza iba disminuyendo poco a poco.

— Sí, lo hago... Tal vez no como esperas pero siempre he querido entenderte. Siempre quise saber cuál era tu motivación para luchar y para llegar al punto de matar... —musitó, soltándola finalmente. Aseveró su rostro y la miró a los ojos. — Y acabas de decírmela.

Annie abrió los ojos cuan platos. Le había dicho sin pensar cual era razón para haber hecho todo lo que hizo sin que él siquiera le preguntara. Comenzó a sudar frío, presa de la desesperación.

De todo el mundo, la última persona a la que debía decirle aquello era probablemente Eren. Sabía cómo era y sabía cómo pensaba. Ella le había hecho tanto daño que estaba segura que Eren se lo regresaría.

Había guardado muy dentro de sus memorias a su padre. Lo había vuelto su única prioridad, su única motivación. No importaba el daño que él pudiese hacerle, ella sabía perfectamente que él nunca la rechazaría, que siempre estaría de su lado.

Recordaba perfectamente el día que se marchó, su padre no le besó la frente ni le dio un abrazo como la madre de Reiner a éste. No, su padre simplemente le dedicó una mirada severa y una frase que marcaría por siempre a aquella niña. "Espero tu regreso" dijo, y se dio media vuelta sin observar como su hija de 10 años se marchaba a una misión sin posible retorno.
Confiaba en ella, confiaba en ella lo suficiente para saber que regresaría y ella simplemente no le podía fallar.

— Tú... Si alguno de ustedes toca a mi padre... Te lo juro, sin pensarlo... Te mato.

Eren se acercó a ella en silencio, pensativo de lo que estaba a punto de confesar. Dio un largo suspiro y la observó más serio que antes. — ¿De verdad crees que después de ver a mi madre ser devorada y de... devorar a mi propio padre yo haría algo así? Annie... Entiéndelo. Quiere comprenderte. Nunca usaría lo que me digas en tu contra... Mucho menos a tu padre.

— ¿Hiciste qué? —preguntó, casi perturbada. Se detuvo y observó a Eren con horror.

— Yo... Mi padre me inyectó el suero y lo devoré... No estaba consiente. —explicó, no le agradaba en lo absoluto recordar algo tan horrible. Siempre sentía nauseas de si quiera recordarlo.

Se acercó a Annie en silencio y la observó un momento más del que era necesario. Ella no apartó la vista.

Finalmente lo comprendía. Aquella pregunta que lo persiguió durante años desde que descubrió su traición.

Finalmente había un motivo, pero no estaba seguro de si realmente el padre de Annie era una razón suficiente fuerte. Si aquella pequeña rubia no estaba escondiendo algo más.

Se calmó, intentando sonar lo más tranquilo posible. No podía permitir que sus emociones se interpusieran y Annie ya estaba lo suficientemente alterada como para intentar escapar, aun cuando la tormenta seguía cayendo con fuerza.

— De verdad quiero que comprendas que siempre he querido entenderte. Sin importar qué. —musitó, poniendo una mano en el hombro de Annie, tocó su piel fría, ella no apartó la vista. — Pero... Lo de Marco...

— No tienes que entenderlo, es algo que hice y que no puedo cambiar. —musitó tomando la muñeca de Eren y apartando su mano de ella. — No tienes razones para creerme y yo no tengo razones para decirte, pero lo de Marco... Fue horrible.

— ¿Qué fue lo que pasó? —preguntó, estaba intentando parecer lo más calmado posible. Por primera vez estaba dispuesto a escuchar una versión distinta, la versión de Annie. Confiaba en ella.

Sabía que Annie no iba a revelar suficiente información, pero esperaba que al menos le explicara lo que pasó. Pero ahí estaba, su labio estaba temblando nuevamente, abrazaba su cuerpo delgado, intentando calmarse, sin lograrlo.

No era siquiera capaz de imaginar qué tan horrible había sido para lograr quebrarla, muy en el fondo no deseaba saber los últimos momentos de Marco.

— Es... —los ojos de Annie nuevamente se llenaron de lágrimas de tan solo recordarlo, en ningún momento se atrevió a mirar a Eren a los ojos. — Marco escuchó a Reiner y a Bertholdt hablando...

Continuó sin que Eren dijera palabra, las lágrimas ya estaban bajando dolorosas por su mejilla: — Parece que los interceptó... Y Reiner lo atacó... Era demasiado arriesgado que lo supiera.
» — Yo los escuché, así que me acerqué, cuando llegué, Reiner tenía a Marco en el suelo y él me pidió ayuda... Reiner me explicó y me obligó a que le quitara el equipo de maniobras... Y aunque me negué... Él...

— ¿Qué fue lo que hizo? —preguntó Eren, tenía la voz más severa que antes.

— No soy una víctima... —dijo ella, mirándolo finalmente a los ojos. — Soy tan culpable o más que ellos... No necesito que te compadezcas.

Eren simplemente asintió.

— Yo... Yo le quité el equipo de maniobras mientras él me suplicaba que no lo hiciera...

Eren palideció, imaginándose la escena. Tuvo que llevar su mano a su cabeza.

En esos momentos en verdad estaba intentando ser compasivo, comprenderla. Pero lo que le estaba contando era tan horrible que incluso sintió el impulso de vomitar.

— ¿Por qué lo hiciste?

El labio de Annie temblaba, toda ella estaba temblando. Incluso sentía que sus piernas estaban a punto de dormirse. Estaba perdiendo el equilibrio y podría jurar que su respiración se estaba acelerando.

— Porque... Reiner me obligó... Me cuestionó por salvar la vida de Connie y... Él... —Annie finalmente se dejó caer, sus rodillas golpearon fuertemente el suelo, ella abrazó sus brazos y los estrujó, se sentía tan débil que creía que ahí mismo moriría. — Él me dijo que mi padre esperaba a que yo regresara... Entré en pánico y lo hice.

Eren bajó con ella. Annie mantenía la cabeza agachada y estaba temblando con más rapidez. Estaba presionando sus brazos con demasiada fuerza y su respiración iba en aumento, cada vez más errática y descontrolada.

De momento a otro comenzó a quejarse, a chillar con más fuerza, a decir frases sin sentido. Eren vio horrorizado como Annie perdía el control, por primera vez.

— Yo solo quiero ver a mi papá. —musitó con los ojos rojos y las lágrimas cayendo sin cesar.

— Annie... —musitó Eren y acercó su mano al brazo de Annie pero esta lo apartó bruscamente.

Estaba horrorizado. No solo por lo que ella había hecho, sino por lo mucho que le afectaba. Estaba destrozada, estaba completamente rota. Eren no podía entender como una persona que cuando la conoció le pareció tan desinteresada, tan aburrida por la vida, tan sencilla, pudiera cargar con tanto o más dolor que él. Ambos eran víctimas de un mundo maldito. De un mundo cruel, de un destino desalentador.

Y ahora la veía ahí, en completo estado de shock, quejándose y gimoteando, le dolió el pecho de imaginar el dolor tan terrible que estaba sintiendo.

Siempre los había llamado traidores, siempre los cuestionó y los insultó, y aunque no sabía las razones de Reiner o Bertholdt para hacer lo que habían hecho, sí que sabía y entendía perfectamente las de Annie.

Entendía que algo más fuerte que ellos los había obligado a hacer todo lo que habían hecho. Entendía que probablemente no tenían salida.

No lo sabía con exactitud puesto que Annie no daba detalles y toda la información que tenía, eran suposiciones.

Era su padre. Todas esas vidas tomadas, toda la falsedad y la imagen que tuvo que dar, había sido por una sola persona, y se trataba de aquel hombre que le había enseñado los movimientos que lo habían maravillado tanto. Él era la causa de todo lo que estaba sufriendo Annie.

¿Era acaso un sacrificio de su parte? ¿O lo tenían bajo amenaza? No lo sabía y tenía la sensación de que ni Annie tenía idea en esos momentos.

Se acercó más y la tomó por los hombros de nuevo, no le dijo nada, tan solo la abrazó en silencio, ella al principio quiso apartarse pero finalmente cedió abrazando a Eren y aferrándose a su regazo mientras dejaba salir los gritos de dolor.

No podía más, simplemente había llegado a un punto donde no soportaba más. Era fuerte, demasiado fuerte. Había fingido indiferencia por demasiado tiempo, había pretendido que era algo "qué tenía que hacer" pero estaba harta de mentirse a sí misma, de simplemente seguir fingiendo. No quería eso nunca más.

No podía seguir cargando con tantas vidas, nunca creyó que la gente de los muros fuera la raza maldita, nunca los detestó, aun cuando su padre se lo inculcó desde pequeña al igual que sus "compañeros" esos que detestaba tanto.

Desde siempre, odiaba a Reiner, odiaba a Bertholdt, odiaba a Pieck y más que nada odiaba a Zeke, que si bien él le enseñó cómo controlar sus memorias, nunca había dejado de presionarlos, de manipularlos sin darles ninguna explicación.

No sabía por qué pero en esos momentos sentía que la única persona en el mundo era Eren. Únicamente él, dándole todo su apoyo incondicionalmente.

Y al mismo tiempo toda esa compasión la estaba matando. Ella no merecía eso, ella no merecía que unos brazos tan cálidos la estuvieran abrazando, ella no merecía a Eren y nunca lo haría. Él era demasiado, era una luz en ese mundo cruel y aunque sabía que no debía, se estaba aferrando a él tanto que le dolía.

Sin preverlo, un sueño abrumador la atacó, ahora solo gimoteaba.

Eren observó cómo iba quedándose en silencio, estaba aferrada a él, su rostro se mantenía en su pecho y sus brazos agarrados a su espalda, los lloriqueos de Annie se convertían en silenciosos gimoteos, a la par que se quedaba dormida.

Cuidadosamente la cargó y la recostó en el catre, la iba a dejar ahí, pero ella, casi dormida, se aferró a su playera.

Eren no dijo nada, sabía que si se demoraba más comenzarían a buscarlo y no quería eso recordaba perfectamente las amenazas de Levi y las preguntas de Mikasa, llegaría un momento donde no confiarían en él y tampoco lo permitirían irse, además que arriesgaba su seguridad, pero tampoco deseaba dejarla sola, o al menos, más sola de lo que ya estaba.

Era una sensación extraña pero cada vez se le complicaba más irse, se le complicaba dejarla en esa cabaña sola, a su merced.

Así que con cuidado y mucha dificultad, se recostó con ella, dejando que usara su brazo como almohada y su pecho como algo reconfortante. Esperaba brindarle algo de calor.

Podía escuchar su respiración calmada que ocasionalmente era interrumpida por gimoteos leves. Agarraba con fuerza su playera, aun aferrada a él.

Eren de pronto comenzó a sentir cansancio. No como cuando acababa de entrenar y "dormía" quedando en realidad inconsciente. Sino sueño, algo que probablemente no sentía desde antes de haberse convertido en Titán, o más allá, desde que era un niño de 10 años el cual, terco como él mismo, permanecía despierto hasta que no podía más.

Inconscientemente, comenzó a cerrar los ojos, volvía a abrirlos y los cerraba de nuevo. No podía quedarse dormido ahí. Tenía que irse inmediatamente con los demás o comenzarían a buscarlo. Se estaba arriesgando demasiado si se quedaba con Annie.

De momento a otro, en todo lo que podía pensar era en lo jodidamente relajante que le estaba resultando el escuchar la respiración calmada y apacible de Annie, en verdad se había dormida.

Y sin siquiera preverlo, terminó dormido también.


Holaaaaa.

Esta vez no tardé tanto, ¿verdad? -le pegan igual- y ¿qué creen? No tengo el capítulo 10 como se suponía. Pero como dije en el capítulo pasado, éste lo tengo escrito prácticamente desde que comencé el fanfic. Es uno de los capítulos más importantes y más "fuertes" del fic ya que cuando estaba escribiendo el colapso de Annie sí llegué a sentir como tristeza, no lo sé. Pero esto fue en verdad triste.

Ahora, respecto al capítulo, ¿alguien se esperaba que Annie confesara lo de Marco? ¿O esperaban otra cosa? ¿Algo más romántico? Bueno, lo lamento. (? (Aunque de cierta manera se podría considerar romántico, supongo)

Espero ¿disfruten? Leyendo el capítulo, y espero sus reviews sobre lo que aconteció en éste. Cada vez hay menos y eso quieran o no duele jajaja.

Nos vemos pronto, no puedo asegurar fechas pero al menos espero regresar pronto.

Por cierto, actualicé mi perfil de fanfiction por si quieren saber un poco de mí.

Bye