Hola gente, gracias por entrar en este fic, el cual será two-shot narrado en tercera persona, lo cual es raro en mí, ya que sólo tengo una historia escrita de esa forma.
Quiero agradecer a todas las personas que dedican un tiempo en leer mis historias, a las que dejan reviews, a las que me agregan como favorito o siguiendo, y a las personas que simplemente leen.
Disclaimer: Naruto y todos sus personajes son propiedad de Masashi Kishimoto. La historia es mía y la publico sin ánimos de lucro.
Situaciones problemáticas
Capítulo 1.- Problemático recibimiento.
El reloj marcaba las cuatro de la mañana y nada que aparecían por la puerta. Habían salido cerca de ocho de la noche y aún no regresaban. Ella no se caracterizaba por tener una gran paciencia, contar hasta diez y respirar hondo le costaba un mundo, sin embargo, por sus hermanos y su novio lo hacía, le costaba, pero lo hacía. Sabaku no Temari estaba sentada en un gran sillón cerca del ventanal de la sala principal; tenía su espalda apoyada en el respaldar y los brazos cruzados, su semblante era serio, y tenía los labios apretados. Ensimismada, no sintió cuando alguien se acercaba.
—Oneesan, deberías estar durmiendo —dijo el menor de sus hermanos, en su tono característico—, es bastante tarde.
—Gaara, no te escuché llegar —respondió la rubia, algo distraída—. ¿Qué haces despierto?
—Tenía sed —prosiguió inexpresivo, el Kazekage—fui a la cocina por un vaso de agua y vi la luz encendida del salón, ¿por qué no estás en tu habitación?
—Estoy esperando a ese par —acotó molesta, la de coletas—. Quiero saber en qué estado llegarán.
—Estás perdiendo tu tiempo, oneesan —señaló con mesura, el pelirrojo—, tú sabes que Kankuro es de los shinobis que no se irá del bar o del local nocturno hasta que lo cierren, a menos que haga un escándalo en éste y lo echen.
—No creo que tarden más de lo que han tardado — señaló con determinación, la mayor—, algo me dice que llegarán de un momento a otro.
—Veo mucha seguridad en tus palabras, Temari —prosiguió, el ex jinchuriki —. Al parecer le tienes mucha fe a Nara, aunque no creo que se venga sin Kankuro, no es de los shinobis que abandona a sus compañeros en una misión y aunque éste no sea el caso, no lo hará; sino, ya se estaría aquí, ¿no crees?
Gaara tenía razón, Shikamaru nunca abandonaría a un compañero en una misión, y aunque esto no se le parecía en nada, ya que sólo era una salida «entre hombres», como lo había denominado su odioso hermano mediano, tampoco lo dejaría solo. La rubia apretó su puño derecho enterrándose las uñas, estaba furibunda con la situación, no soportaba la idea de que su bohemio hermano haya convencido a su inocente novio para acompañarlo; sí, porque para ella, el estratega era inocente, ya que él no había sido el de la idea, sino el desgraciado de Kankuro, como decía ésta; y aunque el pelinegro, pudo haberse negado, nunca lo hubiese hecho, porque él siempre decía que sí a las peticiones de los hermanos de su novia. Nadie sabía exactamente por qué lo hacía, si era por quedar bien con ellos, por gusto, por respecto o simplemente porque valoraba mucho su vida.
—Maldición —acotó encolerizada, la rubia—, ¿a qué hora pensarán volver?
—Tranquila oneesan —habló con calma, el pelirrojo —, ya llegarán. Anda a acostarte, sino terminarás resfriada.
—¡No!, me quedaré aquí sentada —señaló cruzando los brazos, la kunoichi —. Ve a dormir, Gaara, no trasnoches por culpa de ese mal dueto.
El kazekage observaba detenidamente a su hermana mayor, siempre se comportaba de forma obstinada cuando algo le molestaba, era difícil hacerla cambiar de opinión, era demasiado terca. La rubia siempre se había caracterizado por tener un carácter indómito y altanero, el cual con los años, había menguado favorablemente para sus hermanos. Según el marionetista, Kamisama se había apiadado de ellos mandándole un novio a Temari; el estratega había caído como maná del cielo y los había librado de su mal carácter y de su lado violento.
—Ve a tu habitación, Temari; sabrás muy bien cuando lleguen esos dos —continuó, el menor—. Conoces a Kankuro y sabes lo escandaloso que es, de seguro lo escucharás una cuadra antes que llegue a casa.
No alcanzó a terminar la frase el pelirrojo, cuando una voz familiar se empezó a escuchar desde afuera. No era necesario afinar el oído para escuchar lo que hablaba, el castaño parloteaba como si estuviese en plena feria.
—Nara, trata de mantenerte en pie —advertía con preocupación, el castaño—, estamos a unos metros de la puerta y las luces están encendida. Mi dulce hermana debe estar esperándonos con una sonrisa de oreja a oreja, pronto escucharemos su melodiosa voz.
Esa simple frase por parte de su hermano, hizo que rubia se crispara al instante. Rápidamente, ésta se puso de pie con la intención de abrir la puerta e ir golpearlos, pero Gaara le hizo una seña con su mano deteniéndola.
—Cálmate Temari —ordenó, el Kazakage, podía ver el aura maligna que emanaba de ésta—, déjalos que ingresen a la casa.
La mujer apretó los dientes y empuñó sus manos, la rabia la consumía, pero su hermano menor tenía razón, debía dejar que esos borrachos entraran. La chica cerró sus bellos ojos, e inhaló y exhaló aire con el fin de recuperar la cordura.
El sonido de la puerta no se hizo esperar; los ninjas ingresaron y arrastraron los pies hasta el salón.
—Vaya, no me esperaba este recibimiento tan concurrido—ironizó, el marionetista con falsa sonrisa, tratando de mantener el equilibrio —, pero si está toda la familia reunida.
—Deja de hablar estupideces, Kankuro —arremetió enfadada, la rubia —no te da vergüenza llegar en ese estado, eres el líder unidad antiterrorista, el guardaespaldas del Kazakage.
—Ya no me regañes hermanita —continuó, el castaño —, si sólo fuimos a relajarnos un rato, había que sacarse el estrés del cuerpo, y a todo esto, ¿por qué no regañas también a tu noviecito?
Ante los dichos de su hermano, la mujer desvió su mirada iracunda hacia susodicho, pero grande fue su sorpresa al ver que éste, estaba dormido de pie, tambaleándose de un lado a otro.
— ¡Despierta Naraaa! —gritó la mujer encolerizada, se podía ver la furia viva en sus ojos—. ¿Por qué terminaste en ese estado?
El estratega sólo reaccionó apretando sus ojos, pero continuó en su quinto sueño.
—Temari, la respuesta está a la vista— habló socarronamente, el marionetista—, salió a beber con su futuro cuñado, ¿qué tiene de malo? No le deberías ponerle tanto dramatismo al asunto.
—No te estoy preguntado a ti, imbécil—respondió furibunda, la dama, señalándolo con su dedo índice—, no eres su representante, ni nada por el estilo.
—Pero si el pobre no puede ni hablar—acotó sonriendo, Kankuro —, volvió a quedarse dormido. Lo traje de vuelta a la mansión, porque de repente cayó dormido sobre la mesa, botando una botella de sake llena, eso fue un gran desperdicio. Tuve que traerlo prácticamente a arrastras. El castaño comenzó a sacudir al moreno, tratando de despertarlo; sabía que si no hacía, podía ocurrir una desgracia, no quería morir en manos de su hermana, y tampoco quería una guerra con Konoha, si a su hermana se le ocurría desollar vivo a su embajador.
—Nara, vamos hombre despierta —decía, el castaño mientras lo sacudía bruscamente por el hombro.
A metro y medio, Temari y Gaara observaban la escena. La kunoichi apretaba fuertemente sus dientes y enterraba las uñas en las palmas de sus manos, no podía seguir conteniendo su rabia, lo último que esperaba escuchar, era que Shikamaru estaba dando lástima en un bar por lo borracho que estaba, y más aún, junto a su hermano, que tenía cierta fama de ebrio entre los shinobis de Suna, ella no quería esa fama para su novio. En cambio, el pelirrojo simplemente observaba con su típica cara de póker, su semblante no decía nada.
—¿Pasa algo, Kankuro? —musitaba con pereza, el pelinegro, restregando las manos por sus ojos —, todavía no amanece porque me estás despertando.
—¡No estás en tu cama para estar dando esa respuesta! —interrumpió la rubia con cara de poco amigos, acercándose al moreno.
La agresividad de esas palabras, hizo que el de coleta despertara de golpe, abriendo sus ojos rápidamente.
—Te-Temari… —balbuceó el estratega, percatándose de donde se encontraba —, por favor, mujer, no grites que no soporto el dolor de cabeza.
—A mí no me das órdenes, Shikamaru —respondió altiva, la rubia —, ese dolor es simplemente la causa de tu ingesta de alcohol.
—Mendokusai —susurró el moreno, tocándose las sienes.
—Cálmate, Temari —acotó con cautela, el marionetista—, déjalo que vaya a dormir y mañana lo interrogas, apenas puede hablar.
—Bueno, yo me retiro —prosiguió serio, el Kazekage—, es bastante tarde y quiero dormir un poco más, ya que es domingo.
—Gaara, ¿no vas a decir nada más? —preguntó confundida, la kunoichi.
—No, no es un problema que me concierne, oneesan —habló con prudencia, el pelirrojo —no es un asunto de estado, sino una rencilla personal entre tú y Shikamaru.
El kazekage se despidió y se retiró de la sala, rumbo a su habitación.
—Creo que yo también me voy a retirar— sonrió el castaño a la pareja, comenzando a salir de la sala.
—¡Para dónde vas, Kankuro! —miró inquisidoramente, la rubia a su hermano.
—Ya te dije que a dormir —respondió cabreado, el marionetista —,no seas tan obstinada, mujer. Sólo salimos a beber unos cuantos tragos y se nos pasó la mano, es decir, a Nara, ya que yo aún estoy en mis cinco sentidos.
—Problemática —pronunció con parsimonia, el moreno, captando la atención de la rubia —, deja que tu hermano vaya a dormir, el problema no es con él, sino conmigo; él no me obligó salir, ni tampoco a beber, así que déjalo que se retire. Solucionemos esto como personas civilizadas, Temari.
—Shikamaru… —musitó la kunoichi, algo sorprendida.
—Hasta que te salió el habla cuñadito, ya era hora —rió divertido, el castaño —, por favor, tranquiliza a mi hermana que yo no puedo, no tengo ese don. Hazla entender que sólo fue una inocente salida.
—Disculpa Kankuro, y anda a dormir —prosiguió, el estratega —la raíz del problema es que salí contigo, siendo éste mi primer día en Suna.
El marionetista al escuchar las palabras de Nara, no pudo aguantar la risa y miró divertido a su hermana, la cual bajó la cabeza sonrojada.
—Temari, ¿por qué no me dijiste que tenías planes con Nara? —habló socarronamente el castaño, mirando a su hermana—. Te dije que lo iba invitar a tomar unos tragos, porque vi que tenías más papeleo de lo acostumbrado.
La rubia se quedó como una estatua, mirando el suelo. No podía verle la cara a su hermano, la había descubierto y estaba avergonzada.
—¡Qué no te dé pena, Temari! —parloteó, Kankuro—, somos humanos y tenemos necesidades. Era épico ver a su hermana en ese estado, ahora ya le sabía una, y la usaría para defenderse en futuros ataques verbales contra ésta.
Shikamaru miró fijamente a su cuñado y éste entendió de inmediato.
—Me voy a dormir —se despidió, el marionetista—, que descansen y no hagan tanto ruido, ya que Gaara tiene el sueño muy liviano, y por favor, procuren estar temprano cada uno en su respectiva habitación, ya que mi hermanito es un muy tradicionalista y puede espantarse si es que ve a uno de ustedes saliendo temprano de la habitación del otro.
CONTINUARÁ…
Gracias por leer este fic. Esta historia en un comienzo estaba pensada como un one-shot, pero mi mente pervertida tergiversó la idea original.
Cualquier sugerencia, crítica, felicitación, entre otros; déjalo a través de un reviews, ya que me encantan. Saludos.