Escribí este para el 4to día de la semana de Maiko pero no puedo hacer todos los prompts así que sólo Thunder. Es mi versión del por qué sólo sabemos de la existencia de Izumi y no de otros hijos.

Disclaimer: sólo me pertenecen los cincuenta centavos en mi cartera.


"Mai… abre, por favor."- rogó Zuko.

"Déjame en paz."- fue lo único que recibió por respuesta.

Mai cerró sus ojos y apretó sus labios impidiendo que sus lágrimas cayeran por su rostro. Escuchó a Zuko golpear insistentemente, casi derrumbando la puerta, pero Mai no tenía ganas de hablar con nadie, ni siquiera con él.

"Te dije que me dejaras en paz." Le recordó Mai. Zuko se recargó en la puerta y suspiró; no recordaba haber hecho algo malo, apenas tuvo oportunidad para alcanzar a Mai durante la cena y no detectó algún malestar por parte de ella, al contrario, Mai había estado de buen humor los días anteriores a este.

"Mai, por favor, si pasa algo es mejor que lo hablemos."- murmuró cariñosamente- "ya no somos unos niños." No obtuvo respuesta, esperó unos segundos y volvió a golpear, pero nada. "Mai…"

"¡No!"- Lloró. Fue entonces cuando Zuko se percató de la gravedad de la situación, aunque no estaba seguro cuál era el problema. Mai lloraba y él tenía la culpa.

"Estaré aquí cuando decidas hablar."- Se sentó en el piso recargando su espalda en la puerta.

Apenas cesó el ruido y Mai dejó sus lágrimas caer; no entendía qué había de malo en ella y si era posible que jamás pudiera ser completamente feliz. Afuera comenzaba a llover, el vidrio se empapaba como sus ojos; se sentía como una tonta por permitirse romper en llanto, pero ya no le importaba. Entonces las gotas cayeron fuertes y rápidas como sus esperanzas. No se percató del tiempo, habían pasado horas, sólo regresó de sus pensamientos hasta que la lluvia se convirtió en una tormenta, entonces recordó que Zuko seguía ahí.

Un golpe a la puerta "Vamos, Mai…"

Un trueno estruendoso. Un dolor en el corazón.

Un no a la única cosa que había querido en la vida: formar una familia. En un principio la idea le aterraba tanto como a Zuko; el miedo de repetir patrones se apoderaba de ella cada que el tema salía en la conversación, pero al casarse con Zuko, su desasosiego desapareció. Después de un año, los dos decidieron que era el momento preciso para intentarlo, sin embargo, cuando nada ocurrió las preocupaciones reverdecieron. Katara les dijo que no tenían de que preocuparse, todo parecía estar bien con Mai, sólo era cuestión de esperar. Esto los había tranquilizado, pero los rumores sobre su incapacidad de concebir se propagaron.

Mai quería llorar hasta que no tuviera más lágrimas para desaparecer junto con la lluvia cuando dejara de caer, ahogarse en un grito como cuando un trueno golpea un árbol. La puerta finalmente se abrió, y un rayo iluminó la habitación. Zuko se había adentrado a ella con cautela.

"No sé qué sucede o si hice algo que te enojara, Mai."- Zuko se enfrentó con la chica, tumbada sobre la cama, el cabello despeinado y los ojos hinchados. Era desgarrador verla así. Corrió para abrazarla, pero antes de poder dar dos pasos Mai se levantó.

"Tenía un retraso… por un momento pensé qué…"- Zuko finalmente comprendió todo- "Lamento no poder darte una familia, Zuko."- Musitó Mai.

Zuko la rodeó con sus brazos "Ya eres mi familia." -Besó su frente- "Es sólo cuestión de tiempo. Además, amo intentar."- La besó.

Mai dejó escapar una sonrisa, después de todo ella también disfrutaba intentar.


Es corto, pero me gustó como terminó. Quisiera poder hacer más pero los finales me consumen. Quise que la historia no girara entorno al tema, si no que apareciera en ella.

Cualquier comentario es bienvenido.