Buenas sexys lectores les hago entrega de un capitulo mas de este fanfic, espero lo disfruten.
Lamento tardar un poco, pero de repente me atoro en algunas partes.
Sin mas que decir los dejo con el capitulo.
Una semana antes...
-¿¡Como que Leah ha muerto!?- el líder de los Kazuno decía aquello, haciendo que su resonante voz llegará a oídos de todos los presentes en la habitación.
Ahí estaba Sarah, la hija mayor, con lágrimas fingidas escapando de sus ojos al dar la terrible noticia de la muerte de su hermana menor. Su padre estaba en una negación total, posteriormente lo observo sentarse de mala gana y sujetar con estrés su frente y masajearla.
-El frente de las tres familias fue demasiado para ella... Cayó ante la espada de Nishikino- explicaba con voz dolosa la mayor de Kazuno a su padre, quién sin irrupción le permitió continuar. - Mi frente trato de enfrentarlos, pero... Ya era tarde, los guerreros de las tres familias terminaron de retirarse y todo lo que quedó de los hombres de Leah fueron cadáveres calcinados... Y Leah, quedó irreconocible junto al resto- terminaba de explicar la chica.
El silencio prevaleció entre todos un largo rato que impaciento a la joven Kazuno, quién aún dejaba derramar aquellas falsas lágrimas. Pudo ver la expresión seria de su padre, una expresión que escondía por orgullo el dolor que le había causado la muerte de su hija menor.
"-Que imbécil... Se lo trago-" pensó la hija mayor de Kazuno mientras su padre tomaba un profundo respiro y continuaba hablando.
-Bien, hemos tenido un desafortunado desenlace para Leah y para la familia en su totalidad. Tendremos que mejorar muchos aspectos en las nuevas agrupaciones que estarán a tu cargo para el entrenamiento, Sarah- la mencionada sonrió en su interior, había recuperado lo que quería, eso la hacía sumamente feliz y le importaba poco la "muerte" de su hermana, provocada por ella. -Sin embargo, comenzaré a encargarme personalmente de este asunto, tú sigues demostrando ser una incompetente y no toleraré más bajas por tu ineptitud y la de Leah- sentenció el hombre, a lo que Sarah se sobresaltó y miro a su padre con gran sorpresa. Aquello no lo esperó.
-Pero... Padre- trato de refutar, sin embargo, el hombre rápidamente la hizo callar.
-Tu deber era defender la vida de tu superior, Leah era tu superior, y fracasaste en ello también- comenzó diciendo el hombre. - Tu no tomarás el cargo de nada que no sea entrenamiento, no hasta que demuestres ser competente y no vuelvas a estropear los resultados, si te lo preguntas... Si, esto es un castigo por no ser capaz de evitar la muerte de tu hermana. Todo queda a mi cargo a partir de ahora- sentenció el hombre, dejando a Sarah completamente sorprendida.
Tras lo último que dijo el hombre, le ordenó en una seña con su mano a que se retirara del lugar; cosa que la chica hizo, haciendo prevalecer su faceta dolida. Continúo caminando con su fiel guerrero a su lado hasta llegar a la cocina de la casa, donde seguramente no habría nadie, pues todos los sirvientes estarían ayudando a los heridos recién llegados. Tras cerrar la puerta, la faceta se terminó.
-¡Maldito infeliz! ¿Cómo se atreve a decir que no soy apta? - grito soltando un manotazo a las vasijas que había en una de las mesas. -Yo merecía todo en primer lugar, por culpa de ese imbécil Toujou escapó, ¡fue él no yo! Y ahora... Por culpa de Leah seguiré en las mismas condiciones...- cada palabra la escupía con total impotencia, siendo escuchada por su fiel guerrero Tamaki, quién simplemente observaba en silencio el arranque de ira de su líder.
-Ese arranque de frustración y enojo no la llevarán a nada mi señora- el joven castaño le dijo a Sarah quien lo miro llena de ira.
-¡Y tú imbécil, no dices nada para ayudar!- la joven Kazuno arremetía contra el joven que simplemente le sonrió.
- ¿Quién le ha dicho a usted, mi señora, que no he pensado en algo? - dijo el chico a lo que Sarah le miro con seriedad.
Sarah podía ver una sonrisa sincera y maliciosa en el joven castaño, no estaba segura de escuchar que es lo que tenía en mente, pero si eso le ayudaba a recobrar el ansiado poder que anhelaba, estaría dispuesta.
Con completa seriedad y tragando un poco pesado, le pregunto al joven por lo que pensaba en ese momento. -Si tienes algo que decir dilo... Quiero opciones- dijo la joven Kazuno.
El chico solo sonrió y se encaminó hasta una de las vasijas de té que estaban aún humeantes en las pequeñas fogatas, tomó una y sirvió un poco de té en un pequeño vaso, Sarah no entendía nada de lo que el chico hacía.
-El líder a sentenciado que no tendrás control de nada hasta que te revindiques en tus acciones para con la familia Kazuno y que el tendrá el control de todo- comenzaba diciendo el joven mientras ponía en frente el pequeño vaso con té humeante. -El líder no podría estar al mando si se enferma ¿Verdad? Y mucho menos si muere...- dijo el joven aquellas peligrosas palabras mientras volteaba el paso y dejaba caer el contenido de el al suelo.
-Estas... ¿Estás diciéndome que envenene a mi padre? - pregunto Sarah al joven que simplemente sonrió.
-Nadie desconfiaría de una buena taza de té verde, lo suficientemente amargo para ocultar el sabor de una pizca de coral de fuego...- dijo el joven mientras de su bolsillo sacaba una pequeña tela, esta estaba recubierta por más tela, como si se tratara de algo muy peligroso en el interior, cuando por fin pudo ver el contenido, Sarah aprecio diminutos trozos secos de un hongo color rojo.
-Esa cosa es muy peligrosa...- Sarah miro al chico quien volvió a guardar aquello con la debida precaución y posterior a ello se cruzó de brazos.
-Al menos ahora tienes una opción, mi señora. La decisión que tomes, yo la seguiré fielmente- dijo Tamaki, el joven castaño, a lo que Sarah se puso seria nuevamente.
¿Sería capaz de hacer semejante cosa por el poder? Su padre había sido muy injusto, le dio lo suyo a Leah, mato a sus más fieles guerreros y amigos que tenía, la humilló y por otra parte le quitó lo que por derecho le pertenecía, para Sarah él debía pagar. Satou Kazuno era un hombre fuerte y jovial, un hombre que presumía de una longevidad como la mayoría de los miembros de la familia... Esperar a que el muriese para poder tomar ella el poder no le parecía una opción, incluso él podría tener más hijos, ¿Y si nacía un varón? Todo por lo que habría luchado sería en vano y sería degradada a una simple mujer que ofrecer en matrimonio para una alianza estúpida... Y el hijo varón sería el futuro dueño de todo... eso Sarah no lo permitiría.
-¿Que va a hacerle?- pregunto Sarah a lo que el joven volvió a sonreír con malicia.
-Dolores de estómago, mareos, nada fuera de lo normal, en menos de dos semanas habrá destruido todo su interior y morirá... El tiempo justo para culpar a una enfermedad o una infección- dijo el chico a lo que Sarah lo pensó un par de segundos.
Estaba loca por el poder, de eso no tenía duda, todos esos días al amanecer, entrenando duramente por el bien de la familia, por ser lo que su padre deseaba a pesar de no haber nacido varón, no los echaría a la basura. Todo su esfuerzo, sudor y lágrimas habían sido para ser una guerrera digna de los Kazuno, alguien a quien el nombre de la familia le quedara pequeño o como mínimo justo.
Si ese hombre no apreciaba su esfuerzo y lo duro que había sido para ella, entonces ella no tendría razón de apreciar a su padre y ninguna de sus razones, Sarah comenzó a considerar a ese hombre como un obstáculo que le impediría su glorioso destino, así como Leah lo había sido... Y sin escrúpulos algunos mató a Leah, su hermana... No los tendría tampoco para quitar del camino a su padre.
-Bien... Entonces hagámoslo- confirmo Sarah al chico castaño quién simplemente asintió complacido.
-conseguiré más coral de fuego para usted mi señora, pronto podrá saborear el poder de todo y con su braveza y numeroso ejército al que todos temen... Las tres familias van a sucumbir- afirmó el chico, engrandeciendo el ego de Sarah quien se sintió tan poderosa en ese momento, que simplemente no pudo evitar reírse a la par del joven.
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Después del rescate de Ruby y que Chika la escolta hasta el interior de la casa Nishikino, la peli naranja recibió instrucciones por parte de su líder, Kanan.
La peli azul le pidió que se ocupara de ir a sus aposentos y encargarse de cierta persona, cuyo nombre no podía mencionar en tierra de las tres familias. Por ello, Chika atendió de inmediato aquel asunto, pues ahora que Kanan ya se había aclarado con su amada, seguramente pasaría más tiempo en la casa Nishikino solo para estar con ella.
-Ya tiene algo de tiempo que no me tocaba cuidar de esa chica...- Chika dijo aquello mientras soltaba un suspiro.
Debido a que no se habían presentado por ahí ni ella ni su mejor amiga y líder, no estaba segura de quién sería la persona que estaría al cuidado de cierta peli vino. Por lo que se encontraba algo ansiosa.
Su llegada fue pronta y al exterior pudo divisar un par de carretas en el interior de los dominios de Matsura, aquellas carretas con una discreta bandera de una flor de cerezo solo le indicaban una cosa, Sakurauchi Riko sería la mujer dentro de aquellos calabozos, cuidando a su prisionera.
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En el interior de aquellas celdas, se encontraba una chica con ropas sucias, tenía sus manos amordazadas y un par de golpes que se hacían evidentes gracias a la tonalidad morada en ellos y en otros más, gracias a la sangre seca en ellos.
Fuera de la celda, ahí estaba la heredera de Sakurauchi, con un evidente fastidio en su rostro, pues para ella no era justo estar ahí en lugar de Kanan, parecía una subordinada más y eso le parecía inaceptable. Por supuesto, mientras Kanan permanecía haciendo cosas importantes en la casa de las tres familias, ella tenía que estar ahí cuidando a una simple prisionera de la familia Kousaka.
-Esto es una basura ¿Hasta cuándo me tendrán aquí cuidándote? - Riko hablo a la prisionera, quién simplemente frunció el ceño al darse cuenta que la chica le hablaba a ella.
-Puedes largarte entonces- fue la única respuesta de aquella joven de apellido Kousaka, Yukiho.
La peli vino simplemente soltó un suspiro más con fastidio y soltó una patada a los metálicos barrotes en un intento de apaciguar su irritado estado de ánimo. Aquella acción hizo sobresaltar a la más joven.
-Si Yazawa no te deseara con vida, ya te habría arrancado esa lengua tan impertinente y habría cortado tu cuello- soltó sin más, a lo que la joven Yukiho dejó salir una débil risa que solo hizo irritar más a la joven Sakurauchi.
-Si estuviéramos mano a mano no serías más que un calentamiento para mí... Ridícula- aclaro la joven Yukiho sin miedo a recibir otra golpiza por parte de Riko, pues para ella, la mayor era muy deficiente. Tsubasa le había enseñado muy bien.
Riko gruño ante el atrevimiento de Yukiho, por lo que la haría tragar sus palabras. Caminó rápidamente a la entrada de la celda, dispuesta a abrirla y soltar a Yukiho para mostrarle su error, sin embargo, antes de si quiera intentar abrir, apareció la líder de su armada, You, la joven peli gris traía en sus manos un poco de agua y comida para la prisionera.
-¿Qué crees que haces Riko-chan?- You hablo rápido al notar las intenciones de su líder quien la miro con enojo.
-¡Le voy a demostrar a esa idiota que no puede retarme!- dijo completamente vencida por la irritación, a lo que You se acercó hasta ella.
Una vez cerca, You coloco su mano sobre la de Riko y sutilmente la hizo retirarla de aquella puerta que le daría acceso a Yukiho.
-Deja de actuar así Riko-chan- dijo la peli gris a su líder mientras ella era quien entraba a la celda de la joven Kousaka y le dejaba a la mano tanto agua, como comida. -La última vez que actuaste así, Tsushima-san salió herida- soltó aquello sin cuidado de hacer sentir mal a su líder. Pues francamente se había cansado de ser sutil con ella.
Riko se sobresaltó por lo dicho por su compañera y amiga... Era la primera vez que You le hablaba de esa manera, lo cual la hizo sentir dolida y más irritada, pues You había soltado algo muy cierto que dañaba su ego.
You por su parte, ni si quiera la miro a la cara, simplemente paso de largo de ella y dejo todo en su lugar. Sin embargo, sintió un ligero tirón en su brazo que la hizo volver, la joven peli gris ni si quiera tuvo tiempo de reaccionar debidamente. Cuando se percató, Riko la había sujetado de las muñecas y la empujaba contra la pared, acorralándola de una forma que la joven Watanabe no esperó.
-¿Estás molesta por qué no te he prestado atención últimamente?... Que desconsiderada soy ¿Verdad? - diciendo aquello, se acercaba seductoramente a la peli gris quien aún no reaccionaba. Ahí estaba Riko, intentando tener un momento íntimo con ella, a pesar de que estaba intentando acercarse a esa peli naranja, Chika Takami... Su líder deseaba deshacerse de su estrés a través de ella, planeaba seguir usándola y engañándola como lo había estado haciendo un largo tiempo que desconocía... Con la heredera de Tsushima.
Aún dolía aquello, el hecho de que Riko la estuviera engañando de esa forma. Y también sentía coraje, pues la líder aún creía que podía seguir haciéndolo, aunque ella no supiera que You y Yoshiko la habían descubierto ya...
-No... Espera- la peli gris hablo, poniendo sus manos contra los hombros de Riko, estaba a nada de separarla.
-¿Que pasa You-chan? Sé que te gusta de esta forma... No deberías negarte- La joven Sakurauchi insistió, acercando su rostro al cuello de la peli gris, quién sentía flaquear su voluntad.
"-la odio... ¿Por qué me hizo esto? ¿¡Por qué nos hizo esto!?- "
Repentinamente apareció en su mente la imagen de esa peli azul, llorando con el corazón roto, completamente decaída por la traición que surgió para ambas... Ver a Yoshiko de esa forma, le dolió...
-¡Apartarte!- exclamó con fuerza mientras soltaba un fuerte empujón a Riko, alejándola por completo y provocando que la líder cayera sentada por la fuerza. Ambas se miraban ahora sorprendidas.
-¿Qué te pasa? Creí que te gustaba, creí que me amabas...- Riko dijo aquello, aún estaba confundida por la reacción de su "amante"
You la observó un breve momento, por poco esa chica la hacía doblegarse, pero pensó en Yoshiko... En lo que ambas habían sentido aquella vez que descubrieron la verdad... No podía traicionar ese sentimiento.
Antes de que You pudiera decir algo, ambas fueron irrumpidas por alguien ingresando al lugar, la joven que entraba se quedó estática un par de segundos, mirando como Riko aún permanecía sentada en el suelo y You aún estaba arrinconada contra el muro de hace un momento.
-Takami-san...- Riko llamo por su apellido a la intrusa, no espero que la joven peli naranja apareciera en ese preciso momento, logrando ponerse nerviosa.
You observó detenidamente a la joven, mano derecha de Matsura... La forma sorprendida y ruborizada en la que miraba a Riko y el cómo esta última se había puesto nerviosa ante su presencia le hizo pensar algo que la hizo enojar aún más...
-Lo siento, creo que interrumpí algo, solo vine a petición de Kanan-chan pero... No sabía que ustedes estaban aquí...- Chika se disculpó al mirar la posible situación incómoda en la que se había metido, pues ella al saber que Riko y You habían tenido algo antes, seguramente estarían discutiendo o algo parecido.
-No... Takami-san, no te preocupes por eso, nosotras dos no estábamos haciendo nada en especial... ¿Verdad? - aquello lo dijo Riko, dirigiéndose a la líder de su armada, quien bajo la mirada.
"-¿Cómo puedes tener ese cinismo Riko-chan-? A pesar de que estoy aquí y de lo que intentaste hacer conmigo... A pesar de que esa chica es tu nuevo objetivo... Ahora lo entiendo... Yo y Tsushima... Tenemos el mismo valor para ti...-" los pensamientos de You no le permitieron reaccionar de la forma más apropiada, pues simplemente sacudió la cabeza y sin decir nada más, salió del lugar.
Chika solo observó como la joven peli gris dejaba el lugar a sus espaldas, dándole privacidad a ella y a la líder de Sakurauchi, quien aún no se levantaba. Se sintió incómoda, no sabía que era lo que había ocurrido, pero por alguna razón pensó en qué tenía que ver con su relación de esas dos.
-Lo siento Takami-san... You-chan es algo efusiva- rompió con el silencio la líder, poniéndose por fin de pie y comenzó a sacudir sus ropas.
-Creo que aún no toma con madures su separación- Chika respondió, completamente ajena a lo que realmente había sucedido.
-No te preocupes por eso- Riko contesto sin más, comenzando a acercarse a Chika, con una sonrisa que haría suspirar a cualquiera, al menos eso pensó Chika.
-Lamento irrumpir, supongo que debí preguntar primero si podía entrar- Chika se rió un poco nerviosa mientras rascaba su nuca.
-No deberías, estás en tu casa- Riko le contesto mientras llegaba hasta ella y sujetaba con delicadeza una de las manos de la peli naranja, cosa que puso aún más nerviosa a Chika y un tenue sonrojo aparecía en sus mejillas. -¿Puedo llamarte Chika-chan?- pregunto la peli vino a la joven que desvío avergonzada su vista.
-Cla... Claro que puedes, después de todo... Estamos intentando ser más cercanas- Chika dijo aquello aún tímida, a lo que a Riko le pareció sumamente adorable.
Se sentía bien, que aquella joven cooperara la alegraba, después de todo tenía un gran interés en ella, quería saber más, tenerla cerca, por qué las palabras de ánimo que Chika le dio cuando se sentía terrible aquella vez, la reconfortaron como nunca nadie lo había hecho, quizá había encontrado lo que tanto había estado buscando.
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You permanecía afuera, sentada en una de las carretas, su mirada estaba clavada en el suelo, mientras un par de lágrimas caían de sus ojos. A pesar de todo, aún quería a Riko, aquellos sentimientos no desaparecerían de la noche a la mañana, de eso estaba muy consiente, pero aun así... No significaba que no doliera.
Riko tenía a muchas personas en su vida, You solo la tenía a ella y a su padre, quién casi nunca estaba presente, debido a las constantes exploraciones y batallas a las que el ejército de Sakurauchi se enfrentaba.
-Es horrible estar sola...- dejo salir aquello en un suspiro mientras limpiaba una última lágrima de su rostro.
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Ruby permanecía sentada en su habitación, el viaje había sido largo y durante todo el trayecto estuvo bastante nerviosa, pensando en cómo estaría pasándola Leah, casi eran descubiertas por Kanan, cosa que no sucedió y ahora, tenía una gran incógnita que relacionaba a la más joven de Kazuno... ¿Qué haría con ella?
Bien sabía que no podía quedarse en esa cueva para siempre, y en un par de días tenía que volver, lo había prometido.
Realmente se había metido en un aprieto que, por su inexperiencia, le estaba costando mucho darle solución. ¿Qué pensaría su hermana Dia? Seguro estaría con sentimientos encontrados, pues si bien le halagaría aquella dulzura, nobleza y compasión... Seguro también la reprendería por malgastarlo en alguien como Leah, una enemiga inminente de su familia. ¿Y su tío? Seguro la llamaría traidora, al igual que su madre.
Todo eso y algo peor atormentaban la mente de Ruby.
-¡Ruby!- la voz agitada de su hermana y el abrir de la puerta de su habitación, hicieron que aquella tormenta de negativos pensamientos parara y se giró rápidamente para encontrarse con unos ojos turquesa iguales a los suyos.
-Onne-chan...- fue lo único que pudo decir al ver a Dia ahí de pie.
Pensó que sería regañada por tal impertinencia que había cometido, seguro Día estuvo preocupada y desesperada por encontrarla, seguro le causó problemas. Merecía aquel regaño según su punto de vista.
Sin embargo, tan rápido como la Kurosawa pelinegra llegó hasta ella, la rodeo con sus brazos, dándole un cálido abrazo, cosa que reconforto a la pelirroja.
-Estábamos muy preocupadas por ti, me alegro que estés de vuelta y a salvo- Dijo Dia a su hermana, quién devolvió el afectuoso abrazo, sintiéndose de la misma manera que su hermana, feliz de que la pelinegra esté bien.
Hanamaru que entró después de Dia también se acercó a unirse al abrazo sorprendiendo a la más joven de las hermanas.
-Maru-chan... Lamento haberlas preocupado- Ruby dijo aquello a lo que la joven castaña simplemente negó y la estrujó un poco más.
-Lo importante, es que estás de vuelta... Dia-san y yo nos pondríamos muy tristes si algo te sucede- Dijo aquello mientras lentamente se separaba de ella y le dedicaba una sonrisa.
Ruby se sintió alegre de ser recibida así, sin embargo, noto algo extraño entre su hermana y la castaña, ambas al tener contacto visual desviaban la mirada de inmediato, con vergüenza y unas mejillas sonrojadas...
Por un momento olvidó el problema con Leah, mirando como probablemente, su hermana mayor había quitado de sus manos a la persona que quería.
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Presente
Dos chicas luchaban cuerpo a cuerpo en los calabozos de la casa Nishikino, su enfrentamiento era bastante veloz y fluido. Ambas sudaban en gran manera, combatiendo sin dejarse vencer, la joven pelirroja parecía más fresca a pesar de todo, mientras la joven rubia se notaba algo cansada ya.
La rubia se movía hábilmente, de un lado a otro, esquivando gran variedad de ataques por parte de la más alta, y está última cuidaba su distancia. Sin embargo, llegó un momento en el que la rubia se descuidó, cosa que aprovecho la pelirroja para soltar una patada que hizo caer a la chica más joven, dando por terminado el enfrentamiento.
-Esto ha dolido Nishikino-san- la más baja se quejó de ese último ataque mientras se sobaba las piernas, lugar donde había sido pateada.
-Me sorprende lo mucho que has progresado en una semana- halago Maki a la más joven mientras pasaba su brazo por su frente, retirando algo de su sudor. - Me has dado problemas para vencerte esta vez, creo que ya es hora de que vayamos comenzando con las catanas de madera- finalizo la pelirroja.
Arisa estaba contenta por lo que Maki acababa de decirle, una semana esforzándose arduamente había dado frutos por fin, aún que, por otro lado, se sintió algo mal de usar a aquel hombre para practicar, desde ayer el rubio encadenado y su hijo habían sido usados para eso, el día de hoy Maki quería evaluar por su propia cuenta los avances, además de que aquellos rubios ya no podían si quiera mantenerse en pie.
Fuera lo que Maki les hacía después de que ella se iba, los había dejado bastante demacrados a ambos.
-Me alegro mucho de que este satisfecha de mi desempeño Nishikino-san- ignorando el tema de los rubios, Arisa agradeció a Maki.
-Bueno, por ahora es todo, ya practicamos un par de horas y necesitas descansar, además... Tengo que encargarme de esos dos, ya no volverás a verlos- dijo Maki señalando a los dos rubios cabizbajos y encadenados al fondo de los calabozos.
Arisa no quiso indagar más, no era su asunto, y como la pelinegra le había dicho ese único día que les hizo compañía, ese hombre había hecho algo muy malo, así que no importaba ya. Finalmente, Arisa se despidió de Maki y abandonó el lugar orgullosa de su progreso.
Una vez que Maki se quedó sola con ambos sujetos, comenzó a caminar hacia ellos, al abrir la celda, pudo notar como el joven comenzó a temblar de miedo e hizo lo posible por arrinconarse lo más posible, mientras el rubio adulto solo levanto un poco la cabeza para mirarla.
-Mírate nada más niño... Mi sola presencia hace que tiembles y estés a punto de orinarte- dijo la pelirroja al chico quien simplemente ocultó su rostro. Posteriormente miro al adulto. - Y tu Blois... El gran, fuerte y poderoso Blois que ya no puede ni mantenerse en pie porque una mujer le dio un par de golpes... Que patético- dijo de forma burlesca mientras los miraba detenidamente a ambos.
Maki se acercó hasta el chico y lo obligó a ser expuesto a su padre, el hombre vio con dolor a su único hijo, se lamentaba profundamente el cómo había sido torturado esa infernal semana, el joven tenía múltiples golpes en todo su cuerpo, heridas hechas con algún punzo cortante, y lo que más aterro al padre, fue un ligero prolapso rectal que se podía apreciar a simple vista, eso a que cada día, la heredera de Nishikino usaba un objeto más grueso, y la violencia con la que lo hacía había tenido aquello como consecuencia, era horrible.
-¿Qué te parece mi logro? Nunca pensé que algo como eso podría sucederle, a decir verdad, ayer quise darle el mejor día a tu hijo, pero ese asqueroso olor que hiede de él, simplemente mata la pasión de cualquiera- volvió a hablar dejando salir una ligera risa, la cual cesó en el momento que vio al hombre desviar la mirada.
Entonces de acercó hasta él y tirando de su cabello lo obligó a mirar.
-¡Dije que mires, bastardo!- le grito con frialdad, para después hablar más bajo. - Mira bien lo que le hiciste a tu hijo, piensa en todas las veces que disfrutaste mirándome a mí... ¿Que sientes Blois? ¿Sigues estando orgulloso? Dímelo...-
El hombre trato de emitir sonido, sin embargo, solo podía expresar un par de balbuceos, mientras dejaba caer un par de lágrimas.
- ¿Lloras?... Parece que es lo único que puedes hacer ahora... Ambos me han aburrido ya, así que, ya es hora- dijo aquello la pelirroja y de forma amenazante, desenvaino su catana.
El hombre se alteró al ver cómo la chica se aproximaba a su hijo, sabía que Maki lo mataría primero, por qué eso lo haría sufrir... Así que nuevamente, comenzó a balbucear algo incomprensible para la pelirroja, quién lo miro seriamente.
-Parece que no quieres que lo mate... Creo que... Le daré una última oportunidad, así que juguemos- Maki sonrió de forma inquietante y camino hasta Blois.
Acto seguido, se inclinó frente a él, quedando a la altura de la cadera del hombre y sacó de sus ropas su fiel cuchilla, el hombre se alarmó al sentir como la pelirroja sujetó con brusquedad sus testículos y una vez como ella lo deseo, comenzó a cortar la piel, mutilando una vez más al hombre quien soltaba dificultosos alaridos de dolor.
La sangre goteo de sus manos, ferrosa y cálida sangre que brotaba del tejido que recién había cortado y ahora sostenía en sus manos. El hombre casi pierde la conciencia por el terrible dolor, pero la pelirroja volvió a tirar de su cabello, haciéndolo reaccionar.
-Mira esto atentamente...- le dijo dedicándole una sonrisa y sin más, comenzó a caminar hacia el chico, el cual la miro aterrado. - Te dejaré ir, es una promesa, sin embargo, debes ganarte tu libertad- comenzó explicando mientras ponía frente al chico, ambos testículos amputados de su padre. - Si eres capaz de comerlos por completo podrás irte... Pero si escupes o vomitas un solo trozo de carne, date por muerto- aquellas siniestras palabras no pudieron aterrar y asquear más al chico quien miraba petrificado la carne amputada de su padre.
-...N..n...no puedo... Hacerlo...- la voz del rubio salió temblorosa y llena de miedo, lo cual satisfacía aún más a Maki.
- La oferta caduca en 10 segundos...- amenazó la heredera de Nishikino.
Y comenzó a contar, cada segundo pronunciado por la chica ponía más nervioso al rubio, quién en un desesperado y valiente impulso arrebató el sangriento trozo y lo introdujo todo en su boca, con intención de pasarlo en un trago, sin embargo, le fue imposible, por lo que comenzó a masticar rápidamente, comenzando a sentir las contracciones estomacales, amenazando con hacerle devolver lo que estaba intentando ingerir.
Maki pudo ver cómo el joven hizo un gran esfuerzo y tragó una parte, por un momento pensó que el chico sería capaz, sin embargo, dejó caer uno de los óvalos blanquizcos y seguido de él, él joven devolvió todo su contenido gástrico, llegando incluso a manchar un poco los pies de su verdugo.
La respiración del chico era sumamente agitada, sudaba y sus ojos lagrimeaban, aún sentía las contracciones que le daban malestar, pero eso era el menor de sus problemas, pues al levantar la vista, la mirada seria de la pelirroja estaba sobre él con catana en mano...
-Po...Por... Por favor…- tartamudeo el rubio, rogando por su vida, para que la heredera de Nishikino lo dejara ir, era su última esperanza.
-Lastima...- una simple palabra, tan fría y directa, una palabra que fue la última que escuchó aquel joven.
En un limpio y rápido movimiento, Maki golpeó con su catana al rubio, cortando de un solo tajo su cabeza, el repentino ataque provoco que la sangre llegara incluso a salpicar el rostro de la asesina, dándole fin al sufrimiento de aquel chico.
Los alaridos del hombre adulto se hicieron presentes, vio cada momento, cada detalle del asesinato de su primogénito al que amaba y cuido con tanto esmero...
Se removió como pudo, sin mucho éxito, sus piernas parecían inservibles ya.
-El mundo no pierde nada el día de hoy... Solo pierde a un cobarde y a su inútil hijo, tu asquerosa sangre no es digna de prevalecer una generación más- Maki le hablo al hombre mientras se acercaba de manera amenazadora, con su ensangrentada catana en mano.
El hombre se removió con las últimas fuerzas que le quedaban, tratando de pronunciar algo entendible, misión casi imposible debido a la falta de su lengua, pero lo intentaría... No por enmendarse, por supuesto que no, por qué pese a lo sucedido no se arrepentía ni un poco de lo que él y los doce siervos le habían hecho a Maki... Pero si él debía pagar, entonces el resto también pagarían, todos los implicados morirían...
Maki aún caminaba amenazante hacia él, haciendo caso omiso a lo que el hombre balbuceaba, no fue hasta que logró entender algo de lo que la hizo detenerse de golpe y dejar caer su catana. El hombre entonces se percató de que había podido trasmitir un poco el mensaje, la cara de la pelirroja lo decía todo.
-No... Lo que acabas de decir no puede ser verdad... No, no, no, ¡NO!- el rostro de Maki comenzaba a denotar la ira que había nacido de golpe así como sus ojos, desenfrenadamente, comenzaron a derramar lágrimas, unas lágrimas que cargaban un inmenso dolor, el peor de los dolores que había experimentado hasta ese momento...
Cegada por la ira arremetió contra el hombre, tomando de vuelta su peligroso cuchillo y enterrándolo en el estómago del rubio que soltó un gemido de dolor.
-¿Quien? ¿¡QUIEN LO HIZO!?- Le grito con toda su rabia y dolor contenido.
El hombre dando un pesado respiro intento balbucear algo que se pareciera al nombre del culpable, Maki al escucharlo, lo entendió.
-Ese maldito... No.…¡NO!- Soltó un nuevo grito, con la misma carga de ira y dolor.
Tiro con fuerza hacia arriba, cortando el torso del hombre, provocando que se abriera y sus viseras cayeran al suelo, empapando sus ropas de sangre, sin embargo, poco le importó, pues entre aquella ola de sentimientos simplemente comenzó a apuñalar una y otra vez el cuerpo del hombre, entre feroces gruñidos mezclados con llanto.
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Nico merodeaba fuera de las celdas, a pesar de no haber vuelto a acompañar a Maki y Arisa en los calabozos, siempre estuvo alerta, merodeando por los alrededores, preocupada por lo que pudiera suceder ahí abajo, aquella noche no fue la excepción, todo parecía tranquilo desde que Arisa se había marchado.
-Supongo que me he preocupado de más... - susurro para sí misma.
Miró hacia la entrada de los calabozos, notando la tranquilidad del lugar. Definitivamente se iría, ya no tenía caso estar ahí, de hecho, se preguntó a si misma si algún día de los que anduvo merodeando tenía caso si quiera...
Estuvo por irse cuando un tenue grito llegó a sus oídos, curiosa lo siguió y parecía provenir de aquel lugar en el que Maki tenía a esos hombres. Cuando llegó hasta la puerta, pudo reconocer aquella voz, gritando en el interior, su corazón comenzó a latir con fuerza y se preocupó de golpe.
-Maki...- susurro y de inmediato se adentró.
Corrió un largo pasillo de tierra que llevaba hasta aquellos sonidos desgarradores que provenían sin duda alguna de la heredera de Nishikino. Rápidamente preparo su catana para ayudar a la pelirroja, pero cuando cruzó aquella puerta y vio la situación, se quedó helada.
Nico jamás había visto una escena igual, era terrorífico y nauseabundo. Viseras regadas por todo el suelo, un poderoso olor a sangre e infección mezclados con la tierra, el desafortunado hombre encadenado estaba muerto ya, con un rostro irreconocible, y aún con eso, una alterada Maki arremetía una y otra vez contra él...
-Maki...- dejo salir de sus labios, aún impactada por la saña con la que había hecho aquel desastre la pelirroja.
Nico se ganó una pelirroja enfrentándola, dándole la cara, y lo que vio provoco en la mayor un dolor en su interior.
Sus ropas, su rostro e incluso el cabello de la pelirroja goteaban sangre, algunos rastros limpios era debido a las lágrimas que salían sin parar, su respiración estaba agitada y descontrolada, la fuerza con la que su pecho se expandía al respirar denotaba lo alterada que estaba, no podía creerlo.
Maki la observo un par de segundos, antes de reaccionar, dejó caer el letal cuchillo con lo que realizó aquel gran desastre y miro sus manos, como si fuese un nuevo descubrimiento para ella, estás eran un desastre carmín también...
-Yo... Yo no pude...- dijo de forma entrecortada y tras dar dos temblorosos pasos, cayó de rodillas.
De encontrarla eufórica, ahora comenzaba a sollozar, Nico veía como Maki lloraba de una forma que no había visto nunca, lloraba de una forma desgarradora, dolida y un gran etcétera, era como si aquellos sentimientos pudieran contagiarla y el dolor también invadió a Nico.
Se acercó y se colocó a la altura de la menor, con cuidado quitó un par de cabellos goteantes de su rostro y acarició las mejillas de la pelirroja, como si intentara limpiar sus lágrimas, acto seguido y sin importarle ensuciar sus propias ropas, abrazo a Maki, sintiendo como está de inmediato correspondió el abrazo de una forma efusiva, y enterraba su rostro contra el pecho de Nico, dejando salir aquella noticia que la había roto nuevamente.
-Ma... Mamá... No murió por esa enfermedad- dijo entre sollozos aferrándose más a Nico, que acariciaba la espalda de Maki en un intento de calmarla.
-¿Maki-chan?-
- Hikasa... Él maldito de Hikasa la mato...-
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Gracias por leer, se viene un golpe doloroso pero justo 7u7
Los dejo con la respuesta a los reviews del capitulo anterior
Lilith Ayase: Me alegra que lo disfrutes, se que es complicado todo lo que sucede aquí, pero así tiene que ser xD Maki no quiere repetir la historia, aun se muestra como buena maestra. El capitulo anterior estuvo lleno de besos, y este... no estoy segura, ¿De sangre quizá? Muchas gracias por leer y dejar tu opinión, la aprecio mucho.
PD: Si no duele no sirve (? por eso escribo cosas tristes xD
Love live: Me alegra que te este gustando,me seguiré esforzando por que así siga siendo, de nada, Kanan y Mari ya necesitaban algo de amor. en fin, gracias por leer y comentar, lo aprecio muchísimo :3
J0oyfull: uffff a pesar de lo complicado que son sus sentimientos,no puede evitar intervenir por Maki. Muchas gracias por leer y comentar, lo aprecio mucho :3
Nicocchi17: La verdad pensé en que no pondría beso DiaMaru, pero me dije a mi misma, ya wn ya es hora ¿Para que lo quieres postergar? y pues miau. Eli quiere que Arisa aprenda de sus errores y que como ella dijo "Hacerse responsable de sus decisiones" gracias a eso descubrió que no todo en Maki esta mal también.
Sera interesante, si alguno de los aliados descubre a Nico... veremos que pasa para ese entonces 7u7
Muchas gracias por leer, aprecio muchísimo tu comentario :3
BigDragon500: Jajaja gracias, este capitulo trae un poco mas de sadismo xD gracias por comentar, lo aprecio mucho :3
SilentDrago: No te preocupes, igual el cap ahí estará esperándote uwu
Si, el chico lo merecía, supongo que al final escarmentó lo suficiente. Y Nico, pues seguirá pasándola mal, estamos a punto de llegar a una parte muy importante de la historia, y Nico y Maki tendrán mucho que ver, así como su relación. gracias por leer y comentar, aprecio mucho tu opinión :3
Itsukami: Ah la muerte esta presente para todas en este fic, hay malas y hay peores, hay quienes merecen morir y un largo etc, pero ya veremos que pasa. Gracias por comentar, lo aprecio muchísimo :3
Max Reading: Jajaja puro Fatality aquí. Kanan y Mari ya necesitaban concretarse, pero están en una situación difícil que aun no se hace tan evidente 7u7 por otra parte, pues Nishikino no es tan ajeno a todo lo que pasa, de hecho se acerca algo importante para la historia que lo involucra. Maki esta cambiando poco a poco, iniciamos con una Maki grosera, violenta con todos y demasiado incontrolable, Nico en su vida esta haciendo un cambio que actualmente se puede apreciar, al punto en que incluso Eli, quien la odiaba, pudo ver algo que nunca vio en ella. Espero sigas disfrutando de la historia y, en hora buena por ponerte al día tan rápido. aprecio todos y cada uno de tus comentarios, gracias por leer :`3
Nos leemos pronto.
Banzai!