Hola, hola... Como dije en mi otra historia, tenia pensando un Pansy con algún Weasley, aunque la verdad aun no se quien sera el afortunado xD ¿Alguna sugerencia? Soy toda oídos jeje... y bueno, también intento cambiar un poco mi forma de narrar, espero que lo este logrando. Díganmelo ... ¿si? jeje
Y bueno, como todos sabemos... los personajes no me pertenecen a mi, si no a JK Rowling, en cuanto a mi, a mi solo me pertenece la trama. Espero que les guste... ¡Saludos!
Prologo
-Yo le dije que era imposible que Potter fuera mi compañero debido a nuestra historia pasada, quiero decir, nos llevamos cordialmente pero hasta ahí, no es como si fuera ser mi amigo después de todo y estos idiotas del ministerio poniéndomelo de compañero cuando Ronald Weasley puede hacerlo mejor. ¿Me estas escuchando? – hizo una mueca, Pansy Parkinson tenía la mirada perdida y era más claro que el agua que no le había prestado la mínima atención. -¡Pansy te estoy hablando!
-Lo siento, ¿decías algo?- se rio nerviosa al mirarlo con el rostro completamente rojo.
-¿Es enserio?- negó con decepción- ¿Qué demonios te sucede? Últimamente estas muy extraña, conmigo en especial.
-No podemos seguir haciendo esto Draco.
Se removió sobre la cama hasta recargar su espalda desnuda sobre el respaldo.
-¿Qué quieres decir con eso?- la miro atentamente, estudiando su rostro.
-Sabes lo que quiero decir- lo imito- pero si necesitas escucharlo…
-No. No puedes hacer esto.
-Draco, te vas a casar. ¿Qué esperabas? ¿Qué fuera tu amante toda la vida?
-¡Sí!- le dedico una mirada decepcionada.
-Como siempre-negó- solo piensas en lo que tú quieres, pero nunca lo que yo quiero- se inclinó sobre el otro lado de la cama tomando sus bragas y sujetador. – Jamás vas a cambiar ¿Cierto?
No dijo nada conforme ella lo miraba sobre su hombro, la amaba, aunque jamás se lo hubiera dicho, pero no podía romper ese compromiso, era su única salida para su familia de no quedar en la ruina y ella lo sabía.
-Pansy, sabes que no puedo deshacer este compromiso. ¡Lo sabes!
-Lo se… - asintió fijando su vista sobre la pared- es hora de dejarte ir.
-Sabes mejor que yo que no eres capaz de aguantar un día sin mí- le dijo con la voz burlona y la abrazo con posesividad por detrás, no podía dejarlo, simplemente no podía.- por favor, deja estas niñerías y vuelve a la cama- le beso el hombro.
-No quiero ser tu amante Draco- intento con todas sus fuerzas que las lágrimas no salieran de sus ojos castaños- quiero ser tu esposa y si eso no va hacer posible- se atraganto- no quiero entonces tener nada que ver contigo.
Se levantó de la cama y con su varita se vistió lo más rápido posible. Creyó que se lo impediría, como una estúpida y tonta esperanzada, pero jamás dijo nada.
-Te amo Draco, siempre lo he hecho- dicho esto, salió del cuarto dejando a Draco con la mirada atónita conforme la vio salir, lo había dejado.
-No… regresara, lo sé- se dijo con la certeza de que lo haría, y si no, él la convencería, al fin y al cabo sabia como hacerlo. –Regresara…
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Suspiro preguntándose si había sido buena idea la decisión que tomo mientras subía las escaleras de su departamento en Londres Muggle. Una sonrisa nostálgica apareció en su rostro al recordar porque compro ese piso. Otra estúpida decisión tomada pensando en Draco, aunque la mejor decisión, amaba ese lugar… hasta ahora.
-¡Tu!- Ron Weasley estaba de pie frente a ella sobre las escaleras. Miro detrás de el para ver un montón de cajas, una puerta abierta. Justo enfrente de su departamento.
-Debes estar bromeando-susurro más para sí misma, pero la había escuchado perfectamente.
-Esto es increíble, de todos los lugares que busque tenía que dar a vivir enfrente de la peor de las serpientes ¡Mentira!- se corrigió – la segunda.
Pansy rodo los ojos ignorándolo, se tropezó con las cajas esparcidas sobre el pasillo y patio una de ellas con molestia.
-Hey, esas son mis cosas- recrimino Ron acercándose e inspeccionando que todo estuviera a salvo.
-Tus cosas son una porquería, al igual que tu Comadreja.- bufo cruzando sus brazos sin quitarle la vista de encima.
Ron gruño una serie de insultos incomprensibles a los oídos de Pansy quien encaro una ceja divertida.
-Vamos valiente Griffyndor, di lo que estabas diciendo en mi cara- lo reto con una risa burlona, Ron suspiro antes de que su vista recorriera sus largas piernas.
-Apuesto a que a tu ex novia lesbiana le gustarían mis piernas-le dijo al percatarse, basto con esa burla para regresarlo a la tierra y recordarle por que odiaba a esa bruja aunque estuviera como quiera.
-Tal vez, aunque no fue suficiente para Draco Malfoy, quien te cambio por otra- la sonrisa se desvaneció de su cara, Ron sonrió victorioso.
-¡Ron, trae tu enorme trasero aquí!
No reconoció la voz y la verdad le importaba poco de quien se tratase, sus palabras la habían dejado desarmada.
-¡Ya voy!- grito hacia la puerta- hasta nunca Parkinson.
Lo vio entrar al departamento e invocar sus cosas a dentro antes de cerrar la puerta con fuerza.
-Maldito idiota- refunfuño entrando a su piso, suspiro una vez adentro y odiando el olor impregnado de Draco.
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-No van a creer quien vive aquí también.
-¿Quién?- George saco la cabeza del refrigerador con un pedazo de paz en la boca
-¡La maldita Pansy Parkinson!
-¿Quién es Pansy Parkinson?- Charlie levanto el rostro del libro que sujetaba en sus manos
-¡¿No sabes quién es Pansy Parkinson?!- los gemelos preguntaron sorprendidos.
-A veces hacen preguntas estúpidas, ¿Sabían eso?
-Es Fred y George, que esperabas-se burló Ron.
-Mira quien habla…
-El inteligente de los Weasley…
-¡Soy inteligente!- chillo sacando los artículos de Quidditch de una caja.
-Ni tú te lo crees- se rieron a todo pulmón
-¿Me dirán quien es o no?- se exaspero Charlie al no ser respondido
-Es la que quiso entregar a Harry- George le contesto arqueando una ceja
-Tú sabes, a Voldemort- respondió Fred al ver la cara confundido de su hermano
-Ah ya… escuche de ella pero no sé en realidad quien es.
-Bueno, ella es linda- sonrió George con morbosidad
-Su cabello es negro y…
-Sus ojos castaños…
-La piel blanca como la nieve…
Ron rodo los ojos, aunque un ligero sonrojo se colocó en sus mejillas al recordar sus piernas.
-¿Crees que sea tan suave como me la imagino?- le pregunto Fred con morbosidad a su hermano gemelo, recargándose sobre la isla de la cocina.
-Apuesto que sí.
-Sí, sí. Sabemos que es linda pero su actitud es un asco- gruño Ron
-Tal vez debería ir a saludarla- sugirió Charlie intrigado por conocerla- solo para ver si es tan linda como dicen- se encogió de hombros al ver la mirada de impresión de Ron.
-No creo que sea buena idea- negó Ron poniéndose de pie
-Sí, apuesto a que ni nos abrirá la puerta al vernos por el visor-se burlaron los gemelos
-Además ya es tarde.
-Cierto- acordó Charlie- tal vez me la tope al salir un día de estos.
-Lo que yo quiero es que no viva aquí- gruño Ron- la soporte años en el colegio, no quiero tener que soportarla de nuevo ¡Merlín sabe cuándo tiempo!- chillo derrotado.
Fred miro a George con una sonrisa, de esas en que un plan macabro se les había ocurrido, ambos se asintieron en acuerdo común.
-¡Tengo una idea!- exclamo Fred con una sonrisa maliciosa.
-Aquí vamos- murmuro Charlie, algo le decía que eso de vivir los cuatro juntos había sido una mala decisión, pero le encantaba ese lugar.
-Te va a gustar la idea- afirmo George
-¿De qué se trata esto?- cuestiono Ron intrigado
-Solo hay que fingir…
-Sí, fingir…
-¿Fingir que?- Charlie y Ron se miraron confundidos
-Que nos agrada, por su puesto…
-Aja, que queremos ser sus amigos…
-Pero yo no…- Ambos gemelos levantaron las manos deteniendo sus palabras
-Pero en realidad…
-Le haremos la vida imposible…
-Imagina cuanta diversión tendremos…
-Haciéndole bromas…
-De todo tipo…
-¡Hasta!- dijeron ambos
-¡Hacer que se vaya!- chillo Ron emocionado al entender su plan.
-¡Exacto!- ambos asintieron y Charlie solo negó con la cabeza, en desacuerdo.
-Conmigo no cuenten- alzo ambas manos abanicándolas sobre el aire.
-¡Te perderás toda la diversión!-exclamaron los gemelos al verlo perderse por el pasillo, una vez que lo perdieron de vista se encogieron de hombros y miraron a Ron.
-Yo si le entro- dijo decidido, con una mirada llena de convicción.
Ninguno sabía en lo que se metía, incluso Charlie.