Los personajes de Shingeki No Kyojin no me pertenecen (si lo fueran, serian un desma#$ xD), son propiedad de Hajime Isayama.

Se supone que debería adelantar capítulos de mis otros fanfics... pero no, a don chingón se le ocurre hacer más :v llevo 3 días escribiendo éste y no por falta de ideas, son tantas que se alargó más de lo que esperaba, así que lo divideré en capítulos, serán 3 (o eso espero), por lo pronto los dejo con el primero, que lo disfruten :3 (para quienes leen mis otros fanfics, los seguiré actualizando tranquis xD sólo denme algo de tiempo que la universidad apenas y me deja escribir ¬¬)

Datos extra: En esta historia Mikasa tiene 25 años y Eren 23 al igual que Armin.


-Así que tú eres la famosa "Muerte blanca", es un placer para mi conocerla- le dijo un hombre sentado tras su escritorio, se encontraban en una oscura habitación solo iluminada por una pequeña bombilla que apenas y daba algo de luz, el rostro de aquel hombre no era visible, las sombras ocultaban su identidad, pero eso no le importaba en lo absoluto, sabía lo que aquel hombre le pediría.

-Déjese de tonterías y vayamos al grano- sentenció con firmeza y frialdad la azabache, Mikasa era su verdadero nombre, hubo un corto periodo de tiempo en el que reinó el silencio, sin embargo, se fue con la risa de aquel hombre que ocultaba su identidad.

-Tu reputación te precede, sabes muy bien el motivo por el que te he llamado…quiero que mates a una persona- le dijo con suma tranquilidad.

-Eso lo sé desde antes de venir, después de todo, no estoy aquí para contarle chistes, ¿cierto?- le dijo Mikasa con total seriedad, estaba comenzando a impacientarse, nuevamente aquel hombre comenzó a reír ante la fría expresión de la chica.

-No, pero deberías ser comediante… como sea, éste es tu objetivo- le dijo mientras le colocaba una foto en el escritorio, ella la tomó y la observó con cuidado, era un chico de tez un poco morena, con ojos color esmeralda y cabello marrón.

-Su nombre es Eren Jaeger, es hijo del famoso doctor e inventor Grisha Jaeger, la razón por la que lo deseo muerto es porque posee un dispositivo que…-

-No me interesa- le respondió la chica sin dejarlo terminar.

-¿Cómo dice?- le preguntó aquel hombre con cierta sorpresa, había tratado con muchos otros asesinos, pero nunca con alguien como ella.

-No me interesan sus motivos, yo sólo estoy aquí para eliminar a quien me diga, es una de mis reglas, y otra, es que quiero la mitad del dinero como anticipo y el resto una vez hecho el trabajo- le dijo la chica levantándose de su asiento guardando la foto de su objetivo.

-Me gusta esa actitud suya, de acuerdo tendrá lo que pide, pero antes de eso déjeme facilitarle un poco las cosas, el joven Jaeger se encuentra en una mansión a las afueras de la ciudad, está fuertemente vigilado las 24 horas del día, pero afortunadamente tenemos un contacto infiltrado, al parecer están contratando guardaespaldas, seguro que puede hacerse pasar por uno sin problema- le dijo a la chica mientras ella dejaba un papel sobre la mesa y se daba la vuelta para caminar hacia la puerta.

-Espero el depósito en esa cuenta, cuando lo hayan hecho iré tras él, yo les avisaré cuando haya terminado el trabajo- finalizó la azabache antes de salir.

3 Días después…

Aquel desconocido con quien trató había cumplido, ahora le tocaba a ella cumplir con su parte, comenzó a prepararse, lo primero fue crearse un perfil falso como guardaespaldas profesional, tenía ciertos contactos que le facilitaron el documento sin problemas, y tan pronto como todo estuvo listo partió hacia aquel lugar. Al llegar a la mansión pudo notar que estaba totalmente vigilada, tal y como se lo habían comentado, llegó hasta un portón y en uno de los lados había una pequeña oficina, dentro se encontraba un guardia.

-¿Qué se le ofrece?- le preguntó con algo de rudeza el imponente guardia, pero eso no asustaba a la chica en absoluto, más grandes habían caído ante sus habilidades.

-He venido por el puesto de guardaespaldas- se limitó a responder, el guardia rió ante su respuesta pero ella ni siquiera se inmutó.

-De acuerdo, llamaré al jefe de seguridad, espero que dures…- le dijo con un tono burlón mientras sacaba una radio.

Esperó fuera durante unos minutos hasta que pudo ver a un joven rubio dirigirse hacia ella, él estaba vestido de traje negro con lentes oscuros, al llegar junto a ella se quitó los lentes dejando ver sus penetrantes ojos azules.

-Hola, supongo que tú eres quien desea el puesto de guardaespaldas, mi nombre es Armin Arlert, Jefe de seguridad de la mansión Jaeger, ¿Cuál es tu nombre?- le dijo siendo respetuoso pero a la vez serio.

-Mikasa Ackerman- se limitó a responder con la fría expresión de siempre.

-Bien Mikasa, no tenemos mucho tiempo así que sígueme- dijo mientras daba la orden de abrir el gran portón, ella le siguió, mientras caminaban la chica observaba cada lugar en los que había vigilancia, tratando de memorizar cada detalle de la gran mansión. Llegaron a lo que parecía ser el campo de entrenamiento de las fuerzas de seguridad.

-Bien, prepárate, quiero ver tus habilidades y si estas en la condición óptima que necesitamos- le dijo mientras se cruzaba de brazos.

-De acuerdo- le respondió con serenidad.

Armin se dedicó a observarla en las pruebas físicas, de combate cuerpo a cuerpo, velocidad de reacción, manejo de las armas, etc. Resultó con la excelencia en cada una de las pruebas, algo que llamó mucho la atención del rubio, después de culminar con todo la acompañó hasta el portón.

-Eres bienvenida, con lo que he visto es suficiente, empiezas mañana mismo, el uniforme es de traje igual al que tengo, ven temprano ya que te entregaremos el equipo necesario, serás la escolta principal de Eren, ahora si me disculpas debo regresar a mis pendientes- le dijo mientras se retiraba de la entrada donde se encontraba el portón.

-Parece que esto será más sencillo de lo que pensé- se dijo para sus adentros echándole un último vistazo a la gran mansión antes de partir, ese mismo día compró el traje que le habían encargado y se fue a su casa, el dinero no le faltaba, vivía muy bien gracias a lo que hacía, cenó y después se dedicó a hacer un plano de la mansión para poder comenzar a estructurar sus posibles rutas de escape después de completar el trabajo, estaba decidida a no tardarse demasiado en su misión.

Al día siguiente…

Había llegado temprano tal y como le pidieron, eran las 6 de la mañana y ya estaba dentro de la gran mansión, Armin le dio su equipo para comunicarse y su arma que todo el personal de seguridad debía portar además de un pequeño recorrido por la mansión.

-Bien Mikasa, es todo por mi parte, si tienes alguna pregunta puedes hacerla ahora- le dijo mientras se detenían frente a una gran puerta de madera.

-No tengo ninguna- respondió sin mucho interés, se le hacía extraño que durante todo ese tiempo y el recorrido no hubiera visto a su objetivo ni una vez.

-Bien, pues ahora te dejo con él- después abrió la puerta y ahí se encontraba el castaño, estaba ejercitándose haciendo lagartijas, al notar su presencia el chico se puso de pie para recibirlos, sin embargo, la única prenda de ropa que tenía era un bóxer.

-Armin, buen día… ¿es ella?- preguntó el joven de ojos esmeralda con un ligero rubor.

-Buen día Eren, sí ella es quien será tu guardaespaldas, los dejaré para que se conozcan, tengo cosas que hacer- y dicho esto Armin salió de la habitación.

-Hola, mucho gusto- le dijo el chico extendiéndole su mano, ella solo lo miró sin decir ni una palabra.

-Oh ya veo, eres de esas personas que casi no les gusta hablar, mmm al menos, ¿podrías decirme tu nombre?- le decía retirando su mano y llevándosela a la nuca el joven.

-Mikasa- le respondió secamente la azabache.

-Bueno Mikasa, es un gusto conocerte, cómo ya sabrás yo soy Eren, mi amigo Armin me ha hablado de tus sorprendentes habilidades y quiero pedirte un favor…- dijo el castaño mirándola directamente a los ojos con determinación.

-¿Qué quieres?- preguntó la chica un poco extrañada.

-¡Quiero que me enseñes todo lo que sabes sobre defensa personal!- exclamó el chico con entusiasmo.

-Es un completo estúpido, si supiera que pienso acabar con su vida- pensó la azabache.

-No- le respondió la chica con total indiferencia.

-¡Oh vamos!, tú eres una profesional en esto, quiero aprender a pelear para que no vuelva a pasar lo…- se detuvo en seco, ni siquiera pudo completar la oración, Mikasa pudo notar el cambio de expresión en su rostro, de estar animado pasó a un estado melancólico en instantes.

-¿Para que no pase qué cosa?- le preguntó la chica fingiendo interés, era imposible que sintiera siquiera lástima por el chico cuando no la había tenido por ninguna de sus víctimas.

-Nada… en fin, ¿Me enseñarás?- le insistió secándose unas cuantas lágrimas que se habían escapado de sus ojos.

-Ya te dije, No- fue la respuesta que le dio la azabache aguantando las ganas de golpearlo.

-Jeje, de acuerdo, por hoy no te insistiré más, pero lo haré todos los días hasta que aceptes- sentenció Eren sonriendo nuevamente.

-Idiota- pensó Mikasa, después de su pequeña conversación el chico se vistió y fue al comedor para desayunar, la chica lo seguía y mientras lo hacía observaba con mucha atención los alrededores, debía conocer todo el perímetro para que llegado el momento escapara sin problemas. El castaño tomó asiento y las sirvientas le dieron su desayuno, 2 huevos estrellados, 1 pan tostado, una manzana y jugo de naranja, por su parte la azabache se quedó parada a su lado.

-Mikasa, ¿Quieres comer algo?- le preguntó señalando su plato.

-No- le respondió, ella no había desayunado nada y, aunque ciertamente tenía hambre, no le iba a aceptar nada.

-Estoy seguro que no has comido nada, por favor acepta por lo menos la manzana- insistió el castaño regalándole una sonrisa.

-No tengo hambre- recalcó en un tono un poco molesto, él lo percibió y dejó de insistirle, simplemente se dedicó a comer en silencio.

-Hasta que por fin cerró la boca- pensó la chica, Eren terminó su desayuno y se levantó de la mesa, decidió salir fuera de la mansión, siempre le había gustado dar un paseo matutino por el jardín, llevaba puesto una camisa negra ajustada, pantaloncillos cortos de color café claro y tenis converse.

-Sabes, me gusta mucho dar este tipo de paseos, ver la naturaleza y a los pajarillos, considero que perdemos mucho tiempo…distrayéndonos en cosas que no valen la pena, queremos ver maravillas fuera de este mundo pero no somos capaces de apreciar las que nos rodean- decía el castaño con la mirada al cielo.

Las palabras del chico lograron hacer reflexionar un poco a la azabache, tenía sentido sí, pero desde hace mucho su vida solo eran las sombras, le era imposible apreciar algo bueno en un mundo que a sus ojos estaba tan podrido.

El día transcurrió sin problemas, Eren intentaba de alguna manera lograr entablar una conversación con Mikasa pero por más que lo intentaba no lo conseguía, y sin darse cuenta, de intento tras intento, el atardecer llegó.

El chico se encontraba en la sala, al parecer tendría visitas ya que tenía la mesa de centro llena de botanas, refresco y su consola de videojuegos conectada a su gran pantalla de plasma de 60 pulgadas, y así fue, al poco tiempo llegaron otros 3 chicos.

-¡Bienvenidos chicos!- exclamó el castaño saludando a los recién llegados, se trataba de sus amigos del colegio que por motivos de seguridad debió dejar.

-¿Qué tal viejo?, ha pasado un tiempo sin verte- le dijo Reiner, uno de los 3 chicos.

-Sí, casi 3 meses, ¿cómo han estado las cosas por allá?- preguntó con una sonrisa nostálgica el castaño.

-Aburridas, ya sabes, la escuela no es precisamente un lugar muy divertido- le dijo Connie cruzándose de brazos.

-Je, tú tan holgazán como siempre- bromeó el castaño, de pronto miraron al único de ellos que no había saludado ni nada.

-Oye Jean, ¿qué sucede?- le preguntó Connie pasando su mano frente a la vista del mencionado sin lograr captar su atención.

-Ya lo perdimos…- comentó Reiner mirando hacia otro lado y percatándose de la presencia de la chica, algo que no habían notado ya que ni siquiera habló o se movió durante ese tiempo, sólo le limitaba a observarlos.

-Oye Eren…- llamó el rubio con una sonrisa pícara a su amigo.

-¿Qué?- le preguntó volteando a verle.

-No sabía que estabas…muy bien acompañado- dijo mientras se recargaba en el brazo izquierdo del castaño.

-¡N…no, ella solo es mi guardaespaldas!- contestó ruborizado.

-Así que sólo es su guardaespaldas… entonces no habrá problema si la conquisto- pensó Jean imaginándose cosas en la cabeza, finalmente reaccionó y se acercó a la azabache arreglándose el cabello.

-Hola preciosa- le dijo en un tono seductor parándose al lado de la chica, Mikasa simplemente lo miró con frialdad.

-Sabes estaba pensando, que quizá después de salir de tu trabajo podríamos salir a cenar en algún lugar, el que tú eli- un fuerte puñetazo en la cara que lo tiró al suelo le impidió continuar su intento de conquista, propinado por la misma chica.

-Al parecer no le gustó la idea- comentó Connie con los ojos abiertos como platos.

-Viejo, ¿a qué chica le gustaría que un tipo con cara de caballo la invitara a salir?- decía Reiner entre risas, mientras tanto Jean se paraba nuevamente con la mano puesta en su nariz, al ver a la azabache decidió alejarse por el bien de su integridad física.

-Bueno dejando eso de lado… ¿Están listos para las retas hijos míos?- dijo Eren a los demás de forma retadora.

-¡Ja!, te voy a patear el trasero, ¡prende esa cosa!- exclamó Jean sentándose en el sofá de golpe tomando un control del Xbox.

Los chicos se acomodaron listos para jugar, las "retas" del día de hoy eran nada menos que de "Gears Of War 3", seleccionaron sus personajes y el juego comenzó, ganaba el que más muertes hiciera, pasaron un buen rato jugando, a tal punto que ni se dieron cuenta de cuando la noche llegó, Mikasa estaba realmente aburrida, no entendía cómo podían pasar tanto tiempo el algo que le parecía tan estúpido.

-Eres un jodido vicio Eren- dijo Jean dedicándole una mirada asesina al mencionado.

-No te preocupes Jean, sólo moriste unas 44 veces, 10 menos que la última vez- le contestó el castaño burlándose.

-¿Cómo demonios ganarte si eres un maldito genio?- comentó Connie.

-Eso es una desventaja para nosotros- agregó Reiner mientras los otros dos chicos asentían con la cabeza.

-No sean niñitas- dijo Eren ante los comentarios de sus amigos.

-¡Demonios!- exclamó Connie parándose de golpe.

-¿Qué sucede?- preguntó Reiner al chico rapado.

-¿Qué hora es?- preguntó con desesperación.

-Son las 8:20, ¿por qué?- insistió Eren con curiosidad.

-Le dije a Sasha que la vería en el cine a las 8:35, ¡diablos!- el tiempo no era suficiente para que lograra llegar a la hora acordada.

-Oye tranquilo, puedo llevarte hasta el cine sin problemas- le dijo el rubio a Connie.

-¿En serio?, gracias hermano, pero tenemos que irnos ya- dijo el rapado apresurado, el tiempo corría y Sasha odiaba la impuntualidad, algo en lo que Connie tenía problemas.

-Pues bien, vámonos ya, Eren, gracias por invitarnos, nos la hemos pasado tan bien como siempre, esperamos que todo esto termine pronto- dijo Reiner despidiéndose del mencionado.

-Sí, gracias a ustedes por venir, estar encerrado no es algo que disfruto, espero verlos pronto nuevamente- dijo mientras se despedía de sus amigos.

Los 3 chicos finalmente partieron de la casa del castaño, posteriormente Eren limpió el desastre que quedó en la sala, cuando por fin terminó notó que Mikasa estaba sentada en una silla de brazos cruzados, con la misma expresión de todo el día.

-¿Recuerdas lo que dijiste en la mañana?... acerca de perder el tiempo en tonterías, pienso que eso hiciste durante las últimas… 3 horas- le dijo la azabache tranquilamente, el castaño la miró confuso, pero se alegraba que al menos se hubiera animado a hablarle.

-Sí, recuerdo lo que dije, pero pienso que te equivocas al pensar que he perdido mi tiempo- le respondió el chico con una sonrisa, algo que desconcertó a la chica.

-Tal vez realmente no estaba haciendo algo productivo, pero el convivir con ellos y divertirnos mientras jugamos, es algo que fortalece nuestros lazos de amistad, el compartir momentos con ellos es lo importante, por eso pienso que no es una pérdida de tiempo- le dijo sin quitarle la mirada de encima a la azabache, ante sus palabras ella se sorprendió ligeramente, pero no lo demostró físicamente.

-Como sea… es hora de irme- dicho esto se levantó y comenzó a caminar rumbo al cuarto donde guardaban las armas.

-Te veo mañana, buenas noches Mikasa- le dijo el castaño a la mencionada.

-Ajá- fue lo único que obtuvo como respuesta.

Dejó el arma que le habían dado en aquel cuarto y apagó el dispositivo por el que se comunicaba, salió de la mansión y se dirigió a su casa, fue un día bastante productivo para ella, la estructura de su plano tomaba forma, sin embargo, se llevaría quizás una semana para que el plano estuviera listo, esto debido a lo grande que era la mansión, era algo que le disgustaba pero tendría que hacerlo, nada podría salir mal en su plan, siempre y cuando siguiera las reglas que siempre había tenido las cuales eran: 1.- No involucrarse emocionalmente con el objetivo, 2.- No tardar más de semana y media en cumplir con el trabajo, 3.- No confíes en nadie, 4.-No importan los motivos de por qué quieren muerta a la persona y 5.- Siempre se cobra la mitad antes y la otra mitad después de terminar el trabajo.

Los días fueron trascurriendo, todo marchaba justo con lo planeado, incluso el hecho de que le ofrecieran quedarse en la mansión para que no viajara tan seguido facilitó las cosas. Eren seguía insistiendo en que ella le enseñara a luchar pero la respuesta seguía siendo la misma, él era demasiado amable con ella, algo que detestaba al principio pero que poco a poco le fue tomando menos importancia, sin darse cuenta incluso ya le aceptaba por lo menos un café en las mañanas, aunque se mantuviera en silencio mientras él comía.