The Leyend of zelda no me pertenece.
Historia iniciada por un regalo a una vieja amiga, pero ahora por diferentes circunstancias, es un regalo para ustedes y sobretodo para mi xD ame escribir esta historia.
One Life
Capítulo Final: Nuevo inicio.
Era difícil ver la imagen frente a él, ya saben, si bien había pasado unas dos semanas desde la guerra, no era tiempo suficiente y aun todo era un gran caos en la ciudadela. Primero el ganar la guerra si bien trajo paz, trajo una paz con sabor amargo. La muerte del Rey Dorphan, la apresurada coronación de Mipha en el reino Zora, al igual que el entierro de muchos soldados en batalla. La inminente destrucción de edificios a todos lados.
Eran lo único que dejaban las luchas como estas.
Algunas cosas habían mejorado, los monstruos habían sido espantados de este reino y las Gerudo restantes, fueron tomadas prisioneras por Urbosa quien se encargaría de estas.
Revali quien había tenido graves heridas, se encargó de que la mayora de Orni ayudaran a la restauración de la ciudadela, junto con los Goron dirigidos por Daruk. Este general fue quien menos bajas obtuvo y quien estaba más comprometido a la causa.
Impa también ayudaba en lo que podía, aunque la pérdida de su mano izquierda, provocaba que esta sirviera para tareas sencillas y dirigir a los grupos de trabajo. Su usual liderazgo era uno de los que más había permanecido y quien ayudaba a encaminar a todos en la dirección correcta.
—¿No deberías estar con Zelda?—cuestiono Lana desde la enfermería del castillo.
Ese era el lugar más concurrido esas semanas, había muchos heridos de batallas y pocas manos ayudar. Malon fue de las primeras en presentarse voluntaria para ayudar, seguida de Colin quien solía pasar pequeños recipientes.
En el lugar también estaba Enma, quien era una gran asistente de Lana y quien tenía varios primeros auxilios.
La niña si bien era Gerudo, se había ganado cariño entre sus pacientes por que los trataba con gran destreza y amabilidad, poco común en ella.
Apretó los labios sin querer contestar la pregunta, no es como si hubiera mucho que responder.
—Mi hermana está metida siempre en reuniones, no tiene tiempo para verlo—señalo Enma cambiando un vendaje.
Fria y cruel en sus palabras, pero totalmente sinceras.
Link sintió ganas de vomitar al ver la herida roja, hinchada y con un poco de pus. En su lugar Enma saludo amablemente a la chica Orni, y procedió a tratar esa mala herida.
Quién lo diría.
La princesa Gerudo tenía un gran talento natural para la medicina, algo que no hubiera descubierto de no haber pasado por todo esto.
Pero aquí estaba.
Sería un gran medico con los años. Un medico que necesitaban con urgencia, alguien que pudiera sanar las heridas de la guerra y diera confianza a sus pacientes.
—Ya veo…bueno Zelda es la legitima heredera al trono, ahora que todo acabo ocuparemos una guía—explico Lana con sensatez.
Todos lo daban por hecho.
Frunció un poco el ceño.
Se levantó de mal humor y salió por la puerta con las manos metidas en su usual pantalón café, habiéndose quitado sus trajes de héroe de no ser necesarios. Eran bastante molestas, aunque también parecían naturales.
Eso de ser una rencarnación era confuso.
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Enma miro por donde salió Link con una sonrisa divertida.
—Eres un pequeño monstruo del mal—indico Lana con una ceja arriba.
Esta se encogió de hombros.
Sin duda era un cambio de 180 grados que la primera vez que la conoció. Ahora sonreía más a menudo, tenía un gran trato a todos sus pacientes y una sonrisa madura digna de cualquier médico. Además el haberla visto hace unas horas abrazada con Zelda, le indico que todo estaria bien.
Solo ocupaban tiempo.
—Viene de familia—hablo antes de terminar de vendar a la chica, esta sonrió amablemente y ella fue atender al siguiente paciente.
Lana sonrió orgullosa de tener una buena asistente, cuando esto acabara se prometió enseñarle un poco de magia. Para que cuando fuera un gran médico, supiera también defenderse entre otros usos.
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El caminar fuera de la enfermería, era un raro recordatorio de lo que sucedía en el mundo. La ciudadela estaba destruida, pero los habitantes que siempre vivieron en ella y sobrevivieron a la lucha, se estaban levantando con nuevos ánimos. Toda su vida viviendo con esclavitud, ahora les dejaba un poco más de libertad. Sabía que aún había algunos vándalos aprovechándose de los débiles.
Pero había patrullas constantes para la ayuda.
Camino para ayudar a una chica que había tirado algunas frutas, sus ojos se abrieron sorprendidos al ver el rostro familiar.
—¡Link!—exclamo Ilia con felicidad al verle.
Se sintió algo incómodo cuando esta lo vio con tanto brillo, pero diferente a uno de sus usuales abrazos, lo dejo pasar con varias bolsas en su mano.
Le ayudo con una, esta asintió agradecida.
No habían hablado nunca de sentimientos, aunque él había notado que Ilia comenzaba a tenerlos por él, nunca hizo ningún movimiento. Se situaron solo en ser buenos amigos, ella a veces casi como una madre. Pero contrario a las burlas de todo, la chica nunca quiso arriesgar esa amistad.
Se preguntó si ahora se alejó por sus recientes sentimientos por Zelda.
Lo cual le preocupo.
¿Todos sabían sobre ellos?
La idea de ser muy obvio era molesta, no era algo que le gustara.
—Tengo una tarea muy difícil, ser niñera de esos niños es complicado—exclamo con pesar.
Asintió a su amiga de infancia.
Ambos comenzaron la caminata por el muy destruido lugar, mientras Ilia comentaba historia de ambos de niños, Link no pudo evitar sonreír algo melancólico por aquellos días lejanos.
Donde la única preocupación de ambos, era jugar un poco más en la tarde. No cuando la tiranía cayó sobre ellos, llevando a sus padres y sus sueños infantiles, se transformaron en la desesperación de adultos.
Todos habían luchado a su forma.
Para dar un mejor futuro a todos.
Pero esta libertad seria solo disfrutada por los niños que vendrían, los que vivieron la guerra, jamás volverían a ser los mismos.
Cuando llegaron a una carpa a las afueras, no espero lo que vio. Sabía que no estuvo muy atentos a ellos después de la batalla, pero era que como héroe, estuvo muy solicitado en los altos mandos y apenas hasta ese día lo soltaron.
Matt con ropas limpias estaba en la hamaca colgante, solo tenía unos pantalones y un gran cantidad de vendajes en su cintura y estómago. Por otra parte Lyon tenía su mano izquierda vendada, de tal forma que mostraba los dedos que faltaban y unas puntadas en su otro brazo, bueno por todo su cuerpo.
Su hermana sin embargo, estaba sentada tranquilamente con el cabello suelto y su único ojo, viéndolo fijamente con tranquilidad.
—Espero trajeran algo de licor—gruño esta con el entrecejo fruncido.
Su dolor interno fue aplacado por el dolor de ver a su hermana así, pero cuando esta lo vio de mala forma, fue una forma de expresar que no quería su lastima.
Linkle era muy fuerte.
Mucho más que él en ocasiones.
Suspiro un poco antes de dejar los comestibles en una de las cajas, comprendiendo porque Ilia decía que sus niños eran tan difíciles.
Esos tres juntos, podrían ser un gran dolor de cabeza.
Esos tres heridos juntos y en recuperación.
Se sorprendía que no se hubiera vuelto loca hasta el momento.
Él ya lo hubiera hecho.
—No tires tanto de las vendas—
—Aún tengo un ojo para ver qué mal lo haces—
—Esa es mi mano buena—
El aura amable de Ilia cambio a una molesta, que hizo callar a los tres, luego dio media vuelta saliendo de la carpa muy enojada, diciendo que buscaría a Lana para que le cambiara de enfermos.
Bueno si se parecían bastante.
Ella ya había tirado la toalla por ellos, pero conociendo a Ilia, vendría en una hora nuevamente para revisarles. Ojala enviara a Lana, la bruja los hechizaría con tal que se quedaran quietos y pudiera tratarlos.
—Esa chica ocupa mejorar su carácter si quiere tener novio—hablo Matt divertido.
Gano un golpe del hombro de parte de Linkle.
Este se quejó, pero fue ignorado por los demás.
Como de costumbre.
—Vaya veo que el héroe por fin se dignó a visitarnos—exclamo Lyon con falsa burla, pero sin sentirlo realmente.
Les lanzo una mirada arrepentida, antes de tomar asiento al lado de este.
Todos tenían heridas de batalla que jamás olvidarían.
Incluso su propio cuerpo estaba lleno de heridas nuevas, cicatrices que vería dentro de unos años y recordaría nuevamente el fatídico día que las creo.
Todos ellos.
—Pero ganamos—susurro Matt por bajo.
Una leve sonrisa amarga se pintó en el rostro de todos.
Una forma de ganar amarga.
Si bien sabían que gente moriría, habían perdido a tantos, tantos rostros que jamás verían por los pasillos de la resistencia, o por las calles. Miradas sonrientes que se apagaron, parte del corazón de sus seres queridos que murió.
El silencio los hizo pensar a todos en su futuro incierto y tenebroso.
Hasta que alguien lo rompió…
—Bueno Link aún no tiene a la chica—exclamo el pelirrojo, ganando un golpe de parte de este rubio.
La herida se volvió abrir.
Aun así no le dolió en lo absoluto a Link, parecía satisfecho de ver la sangre.
Ilia entro con un grito a la tienda, antes de correr a llamar a Lana.
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Sus ropas eran limpias, no vestidos lujosos o ropas de Gerudo, eran unas ropas sencillas de aldeano, más similar al de un chico que de una chica, a pesar que Impa casi la obligo a usar un antiguo vestido de su madre, ella se había negado sin soportar ver tanto adorno. Pero no importaba, desde una de las ventanas del castillo, que milagrosamente había sobrevivido pudo observar al reino. Si bien todo se veía destruido, una parte de ella no lo veía así.
Veía un futuro brillante para su reino.
Uno de paz.
Algo que jamás había imaginado, era diferente ahora.
Había cambiado tanto su vida desde que estuvo aquí hace unos meses, como otra de las Gerudo, donde había pensado que el mundo siempre seria oscuro. Ahora en cambio, veía dolor y cansancio, pero sabía que pasaría, que se levantarían.
Algo cambio.
La tiranía se había ido.
Había esperanza.
Ya con ella fuera de la vista, ahora faltaba trabajar todos juntos para levantar este reino y que fuera el mejor de todos. Para que en las próximas historias que se contaran, hablaran sobre como este reino se levantó de sus cenizas.
Su vista se fijó al claro de Hyrule, donde en medio de este, si bien no a simple vista, estaba el sello que detendría al mal renacer pronto.
Su expresión se puso seria.
—Princesa Zelda—hablo una voz a su espalda.
Su rostro se giró para ver a Impa, la mujer que aún seguía viéndose tan fiera como en antaño, aunque la pérdida de su brazo era cubierta por una tela, aun le dolía verle.
Sentía que una parte de ella se culpaba por que todo se diera, aunque otra sabía que en medio de esta guerra, no todos saldrían ilesos.
Esto era normal.
Pero verlo tan de cerca le provocaba suspirar nostálgica.
Ojala todo hubiera sido más fácil.
Puede que fuera por sus anteriores luchas, que el comprobar que una mujer tan poderosa hubiera perdido tanto, que en una guerra nunca se puede esperar nada bueno.
—¿Está segura de su decisión?—pregunto con duda en sus ojos.
Sonrió de medio lado con ambas manos tras su espalda mientras comenzaba a caminar. Impa fielmente la siguió, probablemente recordando a su madre y también los momentos que tuvieron juntas.
En cambio ella pensaba en las reuniones con los líderes, bueno, el rey Dorphan había muerto, así que con mucho pesar en su alma Mipha tomo su lugar. Aun así la Zora si bien algo tímida, sería una digna líder y alguien que seguirían en su raza.
Lo había visto en las reuniones.
El pueblo Zora no caería, Mipha y Sidon no lo dejarían.
Al igual que Hyrule, sus lideres no estaban dispuestos a dejarlo caer.
—Por supuesto, mañana se hará el anuncio oficial y de esa forma la monarquía se acabara en Hyrule—indico Zelda con tranquilidad.
Impa parecía gemir en contra, pero se contenía.
Al igual que ella los lideres estaban sorprendidos por su nueva resolución. Su idea no era del todo nueva, aun así cuando estos expusieron su coronación, ella se negó tranquilamente. La idea de una monarquía ahora no tenía sentido, las razas habían sobrevivido bien durante todo el tiempo de la tiranía. En su lugar propuso una especie de economía compartida, donde la ciudadela seria el punto de unión de todas las razas para poder comerciar. Pero en sus propios terrenos, ellos tendrían su control absoluto sin estar impuestos ante otros.
La rebelión se había basado en la comunicación de los lideres durante estos años, así pensaba hacer que siguieran. Comento que podrían poner a uno como regulador, pero aun así entre ellos una mayoría de tres votos (Impa, Revali, Daruk, Mipha y Urbosa) lograría convencer en la toma de decisiones.
No parecían muy seguros.
Aun así ella anuncio que era el único mandato que tomaría con su poder real. Después de eso ella no tomaría ningún puesto dentro de este nuevo régimen.
Tenía otros planes.
—¿También se negó aceptar dinero? ¿A dónde ira?—cuestionaba Impa algo temerosa.
Sonrió mientras seguía caminando.
Antes de voltearse con una sonrisa tranquilizadora.
—Estaré bien Impa, ya tengo un nuevo destino que seguir—expreso siguiendo su camino.
La mujer Sheikah suspiro derrotada.
Aunque Impa en sus adentros, casi podía ver a la madre de Zelda caminar en lugar de su hija. La mujer tendría una mirada igual de decidida y no mostraría signos de cambiar de opinión.
Porque al igual que su madre.
Zelda era una princesa.
Con sangre real.
Que no se va atrás ante sus decisiones.
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La noche comenzó a caer y mucho aún faltaba por construir mucho, no por nada las reparaciones básicas durarían algunos meses. Algunas fogatas comenzaron a encenderse y él decidió buscar un lugar donde dormir, estaba pensando en ir a la tienda con sus amigos, cuando se detuvo al verle. En medio de la entrada de la ciudadela, estaba Zelda viendo tranquilamente a la distancia.
¿No tendría frio?
Comenzó su caminata en dirección de la chica, a quien no había visto mucho estos días, más que de reojo y una leve sonrisa compartida.
Se posiciono al lado de esta, quien si bien parecía que no lo notaba, estaba seguro que percibió su presencia. La vio de reojo notando sus cabellos cortos moverse un poco por la brisa nocturna, pero aun así siguió su mirada que parecía ida a la distancia.
No sabía que estaba viendo.
Así que decidió permanecer en silencio a su lado.
—Al norte, atravesando las montañas nevadas…esta la frontera con la ciudad de Erde—hablo Zelda de pronto con las manos tras su espalda.
¿Erde?
Link apretó los labios recordando lo oído por esa tierra, llena de criaturas mágicas, seres místicos y poderosos magos. Era el hogar de Lana de nacimiento, donde se había entrenado y donde ella admitía estaba la biblioteca más grande del mundo.
La giro a ver con una ceja arriba.
—Partiré mañana de viaje, voy a ir a Erde a buscar una forma de romper la maldición que nos tiene sujetos—expreso Zelda con tranquilidad.
Silencio mientras procesaba sus palabras.
Asintió comprendiéndola.
Era normal en ella buscar un nuevo propósito de vida, además recordaba sus lágrimas sobre la tumba de su padre, ese enojo y la forma de sentirse impotente. Ahora tenía un nuevo destino, una guía, una meta que alcanzar.
Eso provocaría que las almas de los tres pudieran descansar finalmente.
—Aunque no sé cuánto tiempo tarde en eso o si será posible—hablo esta ahora con gran pesar.
La vio intrigado.
—¿Enma?—
—Hable con mi hermana primero, ella no pareció muy alegre de separarnos de nuevo, pero esta comento que se entrenaría muy duro con Lana para ser una médico-mago, así que esto no era un adiós definitivo si no un hasta pronto, además Urbosa me prometió cuidarla y Riju parece haber hecho amigas con ella—
—¿Malon?—
—Bueno es una lástima despedirme de Malon y Colin, pero estoy segura que ellos iniciaran una nueva vida aquí—
—…—
—También sé que Matt y Linkle estarán bien, ambos están en algo…no sé qué pero hay algo, me temo que Linkle no pueda luchar un tiempo por sus heridas y hasta que se acostumbre de nuevo. Lyon será una gran mano derecha de Impa algún día—
—…—
—Me duele dejarlos a todos, pero volveré algún día…estoy segura que mi padre y madre me guiaran en este viaje—
Un silencio reino a ambos, el lugar comenzó a enfriar y las nubes dejaban de cubrir el cielo estrellado. Link estaba meditando en las palabras de la chica, cuando esta por fin volteo a verlo con ambas manos en su espalda aun apretadas.
Alzo una ceja curioso al ver la sonrisa de esta.
—¿Qué harás tu Link?—cuestiono la chica de forma curiosa.
La vio detenidamente, antes de bajar el rostro pensativo.
Toda su vida desde que sus padres murieron, fue para hacer un mundo mejor para su hermana, luego posteriormente para por fin darle final a esta batalla sin sentido y hacer un poco mejor el mundo para los demás.
Ahora su deber era preocuparse por la restauración de la ciudadela, además de acatar las órdenes que Impa pudiera darle.
No solo terminaron la guerra.
Había que reconstruir un reino.
Aun así al ver el rostro de Zelda expectante, no pudo más que suspirar con ambas manos en sus bolsillos.
—Acompañarte—indico como si fuera lo más obvio del mundo.
No tenía nada en contra de una unión mística con la chica, pero también quería hacer ese viaje, buscar la forma en que sus pasados pudieran por fin darle un final. Además estar al 100% al lado de esta sin temor de una muerte constante o secuestros, no sonaba nada mal.
Noto la sonrisa en el rostro de Zelda, como si hubiera sabido su respuesta antes que la diera.
Frunció el cejo, antes de imitar una sonrisa más débil.
Ambos giraron su rostro nuevamente a las montañas, donde su aventura continuaría un poco más. Su cuerpo se tensó cuando de pronto la mano de la chica tomo la suya con delicadeza, después de comprender lo que pasaba se relajó, apretando de regreso la mano de esta.
En su cintura la espada maestra brillaba intensamente, como si supiera que aún faltaba un camino por recorrer.
Probablemente los tres en su última aventura.
Que sin duda, seria toda una leyenda.
Fin
Vaya…la termine. El comentario siguiente fue escrito cuando termine la historia con todos los sentimientos ahí :3
Disfrutenlo.
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Que increíble.
No me malentiendan, según la historia había comenzado a publicarla hace unos meses, pero no fue hasta la última semana donde escribí 14 capítulos de golpe. Lo cual me sorprende ya que nunca lo había hecho de esa forma, pero me gusto. Generalmente duro tanto actualizando que cada actualización debo leerme la historia para recordar donde había quedado. Pero ahora pude escribirlo todo seguido.
Esto inicialmente era el regalo de cumpleaños de una amiga (aun lo es Eva :3 ), pero más que eso se transformó en un regalo para todos los que la leyeron. No es mi historia más comentada, ni con mayor favoritos, ni vistas…pero es una de las que más aprecio. El mundo de Zelda siempre me encanto y quería hacer un long-fic hace mucho, de una forma en que pudiera ser un Zelda. Aunque al final quedo algo completamente distinto.
Gracias por seguirme hasta aquí.
El final inicial que tenía en mente era muy similar a este (créanme escribí el final antes de comenzar esta serie por completo). Era uno donde Ganondorf moría en una batalla mucho menos épica, pero lo que mantuve siempre fue a Zelda y Link dispuestos a ir a buscar la cura de la maldición.
No tengo nada en el ciclo de rencarnación, pero si creo que en algún punto las almas deben agotarse de revivir tantas veces por una misma lucha. El bien y el mal siempre existirán, no entiendo por qué ellos deben ser los que vivan eso una y otra vez. Al menos eso pensé que estos personajes llegarían a concluir. En la vida real amo que existan cada vez más juegos de Zelda :3
Si se cuestionan no tengo ideas para una secuela (casi nunca las tengo), tal vez piense hacer uno o dos Omake de partes de la vida de los personajes que no tienen relación con la historia en sí, pero podrían verse como un después algunos años. Quien sabe cuando xD
Si Zelda y Link lograron romper la maldición, los dejo en su mente, si no lo hacen simplemente el circulo se repetirá una y otra vez como ya se viene dando.
Notas más largas que el capítulo.
Pero aun así.
GRACIAS POR TODO.
Nota:
Por si no lo saben en mi perfil tengo un link de mi página en Facebook donde publico mis actualizaciones y donde chateo con los chicos sobre temas de anime, manga, juegos, libros, series…etc por si alguno quiere comunicarse conmigo o visitar un rato para conocerme mejor.
Sayonara sexys lectores.