La Aprendiz — II
Hay una ley que ciertamente jamás debe romperse y es interferir con el futuro que espera a cumplirse. Pero, siempre hay excepciones a esta ley. Y las excepciones son pagadas con precios altos.
Sin embargo, aún conscientes del futuro, hay algo que podemos hacer y es confiar. Confiar en que el futuro no es estático y siempre puede cambiar, aún cuando nuestro corazón vea la dificultad en ello. Yo confío en que el mañana que mis sueños ven no es el que se cumplirá, ya que los encuentros con personas nuevas todos los días es lo que lo hace posible. Aunque, mi corazón está lleno de dudas. No sé si la persona que debe venir es la que podrá cambiar el futuro que veo. Confío en ello y también desconfío porque tengo miedo del dolor que traerá para la persona que más amo, porque esto puede traer mucha más destrucción de la que ya he visto y de la que vendrá.
Me pregunto si hacer esto es lo correcto, tomar una decisión por cuenta propia sin medir consecuencias. Pero, si no hago nada será aún peor. Me pregunto si soy egoísta por mis acciones aún cuando no espero que sean comprendidas el día de mañana.
A través del espejo invoco entonces a la única persona que sé puede ayudarme. Debo intentarlo, salvar a esas personas aunque no pueda decirle a nadie lo que he visto sucederá.
—Este es un llamado inesperado —dice el hombre con gafas al otro lado del espejo.
—Sí que lo es —respondo, hablando en su idioma. Él sonríe y me regala una sonrisa corta.
—Supongo que esta no es una llamada de cortesía, Alteza, ¿O sí?
—No. Necesito de su ayuda, Kimihiro Watanuki-sama. Recuerdo haber escuchado de otro país que usted es un mago que concede deseos, ¿No es así?
—Así es. Lo que usted ve detrás de mí Alteza, es la tienda de deseos. Aunque, para poder concederlos requiero de un pago que sea equivalente al deseo pedido.
—Lo entiendo —respondí con una sonrisa leve. Estaba un poco convencida, se veía demasiado joven, aunque algo en la mirada de él reflejaba una madurez impresionante además de una tristeza. Al ver la imagen del chico, sentí que veía un retrato de mi abuela con un mago de otra dimensión, aunque este era mucho mayor que Kimihiro Watanuki.
—¿Alteza? ¿Se encuentra bien? —pregunta él con el ceño fruncido. Asentí un poco avergonzada.
—Perdóneme, Kimihiro Watanuki-sama. Es sólo que últimamente estoy distraída. Mi país está siendo víctima de unas extrañas criaturas poderosas. Aún con la barrera que rodea al reino, es difícil combatirlos a todos. Mi esposo, el rey, ha regresado muy lastimado y temo que si la situación sigue así, él morirá.
Él asiente y se vuelve a mí, sonriendo.
—Lo entiendo. Dígame, ¿Cuál es su deseo?
/4
—¡Hotaru-chan! —me llama Madoka con voz nasal—. ¡Espera!
—¿Qué sucede?
—¿No vendrás a la celebración de final de semestre?
—No puedo, tengo trabajo —respondí—. Lo lamento mucho.
—Pff. No hay de otra supongo.
Todos están muy emocionados por el término del semestre, excepto yo. Eso significa que estaré bajo la potestad de ese sujeto con gafas durante un mes. Ahora que ya sé cómo utilizar un poco mis poderes, no dudo ni un segundo en que seguirá intentando que haga uso de ellos.
—Lo lamento —repetí una vez más, esta vez dando una leve reverencia. Madoka no dijo nada, sólo se encogió de hombros. Estaba segura de que Saki-chan vendría a buscarme por la misma razón y prefería no ser parte del interrogatorio una vez más. Así que me dirigí a la tienda, preguntándome qué inusual tarea recibiría el día de hoy. El idiota estaría con el club de arquería, por ello iba sola a casa. No había podido ver a Eren, lo cual me deprimió un poco dado a que no lo vería hasta después de las vacaciones de verano.
No hay de otra, supongo.
Las calles estaban bastante desiertas, lo cual no me molestaba. En realidad podría hablar conmigo misma sin necesidad de asustar a los transeúntes. La cerca de la tienda comenzó a dibujarse frente a mí, sabía que era cuestión de segundos para que ese sujeto comenzara con sus extravagantes solicitudes.
—Pff… ¡A esforzarse, Hotaru-chan!
Los ánimos que acababa de darme eran tan falsos como las vacaciones que me esperaban. Maru y Moro salieron a recibirme con su usual "bienvenida," aunque anunciaron con anticipación que Watanuki estaba ocupado en el cuarto de tesoros.
—¿Está buscando algo? —pregunté confundida. No podía ser posible luego de toda la minuciosa limpieza que hice la semana anterior. Si ese sujeto está desordenando aunque sea un poco, juro que voy a golpearlo. Si insiste que aprenda a usar mis poderes, entonces no tendré más remedio que escucharlo. Aún me sentía mal después de la visita al Mundo del Sueño. Watanuki ya no había insistido en el asunto de mis poderes, por ello decidí retomar el asunto por cuenta propia, pero el resultado fue el mismo: no hay poder en absoluto. Me pregunto si es verdad lo que tanto aclamaba o si sólo fue una ilusión.
Maru y Moro no me siguieron, supongo que pensaron que me dirigía a mi habitación. En realidad quería asegurarme de que Watanuki no necesitara de mi ayuda. Ese sujeto suele hacer cosas inesperadas en los momentos menos indicados. A medida me acercaba al almacén de tesoros, escuché su voz, aunque me dio la impresión que no era el único allí dentro. Mis dudas se disipaban a medida llegué a la puerta, donde él estaba frente a un espejo que resplandecía, hablándole como si fuera lo más normal del mundo.
—No importa… —esa voz no le pertenecía. ¡¿El espejo le estaba hablando?!
—Lamento informar que no puedo ser la persona que recolecte los objetos en su país. Pero, conozco de alguien que sí puede hacerlo.
Oh-oh. ¿Qué está tramando ese sujeto? La persona al otro lado del espejo respondió algo que no logré comprender bien. Quería acercarme más, pero el ser atrapada me preocupaba aún más. De alguna forma esperaba que él dijera "escuchar esta conversación tiene un precio" y ya tenía suficiente pagando el precio por los recuerdos de Yagami-san y los kamaitachi—. Ah, has llegado —Watanuki se volvió a mi, mirándome con esa típica sonrisa ganadora. Sentí que me ardían las mejillas de la vergüenza, ese sujeto descarado al menos pudo haber sido más sutil.
—P-perdón.
—No te preocupes. Estaba esperándote. Por favor, ven.
¿Eh? ¿Qué es esto? Algo me dice que hay un asunto del cual aún no me entero…
—S-sí —respondí insegura. Caminé hacia el sujeto de cuatro ojos, volviéndome hacia el espejo con curiosidad. Desde el otro lado, una hermosa mujer de cabello largo nos miraba con una sonrisa honesta. Era preciosa, me recordaba mucho a hermosos retratos que había visto antes en libros.
—Hotaru-chan, te presento a su Alteza, la Reina Lilith.
¡Vaya que era toda una reina! Me incliné levemente para darle mis saludos, a lo que ella respondió de igual forma.
—Es un gusto —respondí, sonriéndole.
—Alteza, ella es Hotaru, mi esposa.
Un minuto… ¡¿Qué acaba de decir?!
—¡¿Eh?!
—¡Vaya! No tenía idea que estaba casado, Watanuki-sama.
—¡¿Qué?!
—En realidad fue algo repentino. ¿Acaso ella no es hermosa?
—Mucho. Les doy mis más sinceras felicitaciones, en realidad son una hermosa pareja…
¡¿QUÉ. DEMONIOS. ESTÁ. SUCEDIENDO?!
—Muchas gracias, Alteza. Hotaru-chan será quien irá en mi lugar a Oricus. Espero que no haya ningún problema por ello.
—En absoluto. Ya lo había hablado con Hypnos con anterioridad, sobre recibir ayuda de afuera. Aunque el no estaba totalmente convencido, dejó el asunto en mis manos. Seguramente los Ancianos querrán saber sobre su esposa, pero tenga la certeza de que ella estará en buenas manos. Yo personalmente me haré cargo de que la esposa del mago esté segura durante la búsqueda de los objetos que necesita, Kimihiro Watanuki-sama.
—Se lo agradezco muchísimo, Alteza. Mi esposa llegará tan pronto sea posible.
—Esperaré con ansias. Agradezco muchísimo toda la ayuda.
La imagen de la hermosa reina se desvanece y mientras yo sigo viendo a Watanuki-san atontada. ¿Por qué? ¿Qué necesidad había de decir que yo era su esposa? ¿Qué clase de mala broma está jugando?
—Oye, Hotaru.
—¡¿Qué demonios fue eso?! ¡¿Sabes que está muy mal mentir?! ¡¿Por qué dijiste eso?!
—Porque era necesario. Además, la misión nueva que tengo para ti es…
—¡No estoy dispuesta a ir! ¡Ni siquiera tenía idea de que tenía que salir del país! ¡¿Tienes idea de lo difícil que es salir de viaje sin aviso previo?! —grité furiosa. Watanuki no dejó de reírse, estaba demasiado entretenido como para ponerme atención—. ¡Oye, tonto!
—¿Qué sucede? ¿Has terminado ya de hacer rabietas?
—¡Estas no son rabietas cualquiera! ¡Vas a enviarme fuera del país y ni siquiera estaba enterada!
—Pues, en realidad estás equivocada —respondió él cruzándose de brazos—. No voy a enviarte fuera del país. Te enviaré a otra dimensión.
Esto es demasiado.
—¡¿QUÉ?!
—¿Qué de qué? Recuerda que estás pagando el precio por el deseo de…
—¡Ya lo sé! ¡No tienes por qué repetirlo siempre!
—Pero…
—¡¿Cómo que iré a otra dimensión?! ¡Yo ni siquiera tengo el poder de viajar a otras dimensiones! —alto, ¿Cómo iría a otra dimensión si ni siquiera existen otras dimensiones?—. Espera, ¿Qué es "otra dimensión"?
—Cielos, no puedo creer que estés preguntándome eso.
—¿Por qué no? —salté molesta. Watanuki se encogió de hombros, negando con su cabeza.
—Porque el término no es tan complejo de comprender.
—Por favor, ¿Estás diciéndome que existen otros mundos? —solté divertida. Él se detuvo a asentir, mirándome con una ceja alzada.
—Desde luego que para una incrédula como tú, eso sonará como algo descabellado.
Bueno, sí, suena descabellado, pero no porque sea una incrédula… posiblemente sí tenga algo que ver, pero no pienso admitirlo frente a este sujeto.
—Yo no soy incrédula. Además, ese no es el punto de nuestra discusión. ¡¿Cómo piensas enviarme a otro país sin mi permiso?
—En realidad es otra dimen…
—¡No te pases de listo! —grité exasperada. Watanuki sólo se echó a reír, mirándome con diversión—. ¡Oye!
—De acuerdo. Tenemos que prepararnos. No hay mucho tiempo disponible. ¡Maru! ¡Moro!
Merezco al menos una explicación razonable, ¿Qué clase de tarea tengo que realizar? ¿Por qué rayos este sujeto acaba de decir que soy su esposa si ni siquiera tenemos una relación de jefe-empleadora normal? Seguí a Watanuki-san con esperanza de una explicación razonable antes de soltar una rabieta, pero sus pasos eran mucho más rápidos que los míos. Maru y Moro comenzaron a corretear por el pasillo, sabía que se dirigían a la sala. Prometo que mataré a ese sujeto tan pronto pueda.
—¡Oye! —grité furiosa. El de las gafas no se movió ni un centímetro. Al no ver respuesta, me acerqué a él, intentando no sacar mi furia repentina—. Oye.
—¿Qué sucede?
—Pudiste haberme dicho con anticipación que tomarías decisiones por mí. Esto no era parte del trato cuando accedí a pagar convirtiéndome en asistente.
—Veamos… ¿Quién quería huir de los kamaitachi? —preguntó con una sonrisa chueca. ¡Odio cuando saca eso!—. Es precisamente porque pediste que los kamaitachi se fueran como terminaste acá. Además, un buen jefe como yo no se encuentra hoy en día.
—Además de dictador, orgulloso —susurré.
—Este dictador te enviará al país de Oricus, el cual está localizado en otra dimensión. Tranquila, no es como si te mandara al séptimo cielo o a algún círculo del infierno. Además, ya viste a la Reina. Es una mujer muy agradable.
—¿Era necesario decirle que soy tú esposa? —solté sarcástica. Él se encogió de hombros, asintiendo levemente.
—Si no fuera necesario, jamás se lo habría dicho. Ya sé que Hotaru-chan está muy enamorada de ese sujeto que conoció bajo la lluvia, así que para evitarte algún problema, si él llegara a enterarse, puedes decirle que hable conmigo. Personalmente le explicaré los motivos de esta mentira.
—¿Qué quieres decir con eso? —pregunté, casi fulminándolo con la mirada.
—Nada de importancia por ahora. Ya que irás a otro mundo, hay que vestirte conforme al rol que interpretarás. Si eres la esposa de un gran mago como yo, no puedo enviarte con el uniforme de tú escuela o con la ropa que usualmente usas.
¡Ese sujeto!
—¿Qué hay de malo con mi ropa? —pregunté, cruzándome de brazos para evitar golpearlo.
—Nada. Excepto que irás a otro mundo.
Aún sigo intentando encontrar el propósito de eso. ¿Por qué tengo que ir yo? No es justo.
—Ni siquiera tengo idea de lo que debo hacer —dije, intentando un nuevo movimiento—. No puedo usar magia, no creo que sea de mucha ayuda.
Watanuki por fin se volvió a verme, mirándome divertido y extrañado al mismo tiempo.
—Eso no es problema. Sólo tienes que ir a recoger unos objetos a ese país y eso es todo —respondió, sonriendo.
—Si es tan sencillo, ¿Por qué no vas tú?
El rostro del chico cambió totalmente, ya no había rastro de la mirada jocosa de hace algunos segundos atrás. Se miraba un poco decepcionado, distraído.
—Debo cumplir el deseo de la reina Lilith. Es por ello que confío en ti para ayudarme en el segundo deseo que ella ha solicitado. Además, yo…
—Tú… —continué, viendo el rostro triste de Watanuki. Él no respondió nada más, sólo se volvió a mi para verme con cierta melancolía—. ¿Watanuki… san?
—No es nada.
—¿Es por la persona que estás esperando? —pregunté, incapaz de detenerme. Él abrió sus ojos, sorprendido. ¿Eso significaba que realmente había acertado?—. No tienes por qué responderme, lo lamento.
—No, está bien. Al fin y al cabo, parece que estás descubriendo ciertas cosas.
—No, descuida. No tienes por qué decirme nada. Lo siento.
Aunque en realidad sí tenía curiosidad, no me gustaría incomodar a alguien con mis preguntas. Así que prefiero mejor que se quede así el asunto. Watanuki sonrió, volviéndose a verme.
—Gracias.
*inserte aquí las quejas diarias de Glasses-chan cada que actualiza* Sólo me resta decir, ¡Mil gracias por leer! :D
Respondiendo a los reviews:
James Birdsong: Thanks for reading my friend! ^^
inary. go: Gracias por leer inary :D Es siempre un gusto leerte. Hotaru ciertamente no odia a Wata, pero chocan porque son bastante similares respecto a su caracter. Las palabras mágicas de Hotaru fueron una pequeña broma xD Esperemos pronto nos muestre cuales son sus verdaderos poderes ;)
clampyue: ¡Hola! Es la primera vez que te leo por acá y te agradezco mucho por leer esta historia xD Jajaja, que hayas terminado leyendo esta historia no es coincidencia, es hitsuzen (ok, ya). Prometo leer tú historia pronto, ya me dejaste picada ;)
Y como siempre, agradezco a Eri y Daiana que comentan desde Face. ¡Espero anden bien chicas! :D ¡Un abrazo y saludos!